‘Vértigo’, 60 años de una irresistible obsesión

Encuadres

Madeleine y Judy. A ambas las interpretó la misma actriz, Kim Novak. De hecho eran el mismo personaje en Vértigo y representaban una retorcida dualidad, la de la mujer real y la mujer soñada.

La trama creó también a un protagonista masculino con el que el público pudiera identificarse fácilmente. Vulnerable, íntegro, de apariencia normal y corriente, con marcadas limitaciones y debilidades. Y pocos actores más adecuados para este tipo de personaje, cercano, simpático pero atormentado, que James Stewart. Aquí un expolicía, Scottie, que padece acrofobia (miedo a las alturas) y que sin poderlo remediar también quedaba encadenado a una extraña fijación hacia una mujer, hacia Madeleine, la mujer soñada.

Vértigo 1958

( ©Sony / Universal )

Madeline era la esposa de un antiguo compañero de Scottie y que este mismo le había encargaba la misión de seguir, temiendo que estuviera poseída por el fantasma de una dama que se suicidó cien años atrás, Carlotta Valdes, la abuela de Madeleine. Este encargo como detective junto al trauma, por una muerte durante una persecución por los tejados en la escena inicial, nos sitúan en el ojo del huracán de Vértigo.

Hace 60 años, el 9 de mayo de 1958, tuvo lugar la primicia mundial en San Francisco, la ciudad escenario de la película y de una historia de amor empapada por un hálito de misterio y encantamiento. Dos horas que se desarrollan a ritmo pausado, más contemplativo que plagado de tensión, y una trama de suspense que nos revela su secreto bastante antes de que acabe, saboteando (aparentemente) el clímax final.

No es de extrañar que pueda generar rechazo, aburrimiento o hacernos cuestionar si es una película «sobrevalorada». De hecho, la relación de amor y odio tanto por parte del público como de la crítica se remonta desde su mismo estreno, prácticamente un fracaso.

A Hitchcock, el maestro del suspense, al menos en esta ocasión lo que menos le interesaba era el desarrollo y resolución de su intriga argumental. El misterio estaba en algo intemporal e intangible, en algo que flotaba en su atmósfera, entre sus personajes, y que conectaba con las obsesiones del director y su pasión por las rubias (gélidas por fuera, puro fuego por dentro) y con las del mismo espectador. Filias y perversiones inconfesables, atracciones fatales y el enamoramiento con alguien que no existe, con un ser hecho a la medida de nuestro ideal.

Los franceses de Cahiers du Cinéma la revalorizaron en los 60 con su política de cine de autor Y aunque permaneció años sin poderse exhibir en cines (hasta 1984) a causa de un conflicto con los derechos de autor, se reestrenó esta vez ante los aplausos de los cinéfilos. Actualmente está considerada como una de las mejores películas de toda la historia del cine.

Vértigo 1958

( ©Sony / Universal )

Puede que se la recuerde por esa archifamosa escena del beso, más de un minuto con la cámara girando en torno a los amantes, Madeline/Judy y Scottie, mientras los decorados van cambiando (al pasado y presente), o por las escenas cruciales que se suceden en lo alto del campanario de la misión de San Juan Bautista. Quizás por la imagen de un hombre cayendo al vacío, por el alarde técnico de utilizar la combinación de zoom más travelling hacia atrás para reproducir esa sensación de vértigo (acrofobia) ante el espectador o por el moño en forma de espiral de Madeleine.

Pero por muy estudiada que haya sido, todavía no se ha escrito el último capítulo ni el análisis definitivo (de ahí también su grandeza). Y si no prueben a verla intentando descifrar el sentido de los usos de los colores, el contraste entre los chillones verdes y rojos, o entre los tonos amarillos y mortecinos azules o grisáceos, o en el vestuario que lleva Madeleine a lo largo de la película.

El rojo vuelve a ser una vez más el color de la pasión, también el del miedo y la obsesión; el verde se corresponde en gran medida con el de la fantasía, el ensueño, la atracción de lo raro y misterioso (extraordinario el uso en la escena en la que Scottie ve por primera vez a Madeleine, en un restaurante).

Si con las imágenes no fuera suficiente, ahí está la no menos hipnótica, romántica, obsesiva y melancólica partitura compuesta por otro maestro, Bernard Herrmann, diseñada para clavarse en nuestro subconsciente. Vértigo, Hitchcock, Madeleine, Herrmann… Sea como sea, no hay escapatoria. No hay excusa para dejar de olvidar Vértigo, nos guste o nos desagrade, nos parezca «aburrida» o absorbente. Su fascinación sigue flotando dentro de los encuadres, en la música, en las interpretaciones de Novak y Stewart, o en el personaje de Midge (Barbara Bel Geddes), la resignada y eterna enamorada del protagonista.

 

Ocho curiosidades de ‘Vértigo’

Vértigo 1958

( ©Sony / Universal )

• La primera elección de Hitchcock para interpretar a Madeleine/Judy fue la actriz Vera Miles, pero se descartó al estar embarazada.

• Se dice que los autores de la novela en la que se basa, De entre los muertos, escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac, la escribieron pensando en Hitchcock después de conocer el interés del cineasta británico por adaptar otra de sus obras, Las diabólicas (y que acabó llevando al cine, también magistralmente, el francés Henry-Georges Clouzot en 1955).

• En el referencial libro de entrevistas de Truffaut El cine según Hitchcock, el director apuntó a James Stewart, protagonista de tres películas anteriores suyas (La soga, La ventana indiscreta y El hombre que sabía demasiado), como una de las causas del fracaso comercial de la película en su estreno. Stewart tenía 49 años y Novak 24 durante el rodaje. ¿Quién iba a creerse su romance? «Los estudios no supieron vender la película».

• Además de las características connotaciones de voyeurismo y eróticas de las películas de Hitchcock, este también señaló que contenía elementos de necrofilia porque, en el fondo, se trataba de la historia de un individuo atraído sexualmente por… una muerta.

• El director contó con sus colaboradores habituales: Edith Head en el diseño de vestuario, Robert Burks como director de fotografía o Saul Bass en el diseño de los títulos de crédito (y en la que fue su primera colaboración en una película de Hitchcock).

• El invento del famoso plano de zoom con travelling hacia atrás de la cámara (el llamado «travelling compensado» o «retrozoom»), para provocar la sensación de vértigo, se le atribuye a Irmin Roberts, un operador de cámara de la segunda unidad. Costó 19.000 dólares de la época y solo aparecen, y muy brevemente, en un par de secuencias. El recurso se utilizaría después en películas tan conocidas como Tiburón, Uno de los nuestros o El señor de los anillos.

• En el Festival de San Sebastián de 1958 obtuvo la Concha de Plata al mejor director (junto con Mario Monicelli por Rufufú) y el premio al mejor actor para James Stewart (exaequo con Kirk Douglas por Los vikingos). En los Óscar solo obtendría dos nominaciones, a los mejores decorados y sonido.

• Durante su reestreno en cines, en 1984, se descubrió que se había llegado a rodar una escena final añadida, para evitar problemas con la censura, y en la que el personaje de Barbara Bel Geddes escuchaba por la radio, en su apartamento, que la policía europea iba tras la pista del «villano» de la película. Quedaba claro que su crimen no quedaría sin castigo. También ofrecía el colofón final a esa relación de imperturbable amistad, condenada a no materializarse en relación de pareja, entre el personaje de James Stewart y el de ella.

Escena del beso

 

5 comentarios

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    Hichcock está muy devaluado actualmente y sin presencia en la sociedad o en las televisiones. es un recuerdo glorioso amado por la generacion de los años 70 y anteriores.

    09 mayo 2018 | 11:16

  2. Dice ser ip

    Alfred Hitchcock estuvo muy sobrevalorado hizo 4 películas buenas y 20 regulares tirando a malas.

    09 mayo 2018 | 19:19

  3. Dice ser Lola

    Yo también creo que el director está sobrevalorado, aunque por supuesto esto es una opinión muy personal, Vértigo está bien, pero no es una película para repetir, sin embargo no sé cuántas veces he visto los 39 escalones.

    10 mayo 2018 | 09:31

  4. In Hungary the years 1950- 60 the list of foreign languages taught in schools was, to put it diplomatically, disproportional: the Russian era … It is masterful and compelling to this day I still hear the voice of his quack at the fair Caribbean, and I still feel the vertigo of that first reading of Blacamán.

    10 mayo 2018 | 11:30

  5. Dice ser cartelmovies

    yo vi esa pelicula , muy buena la reseña si hicieron la de psicosis seria muy bueno gracias

    11 mayo 2018 | 04:34

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