¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Los pitufos de Rita Barberá no son cosa de risa

Dos reflexiones -o dos recordatorios- sobre el presunto pitufeo que ha llevado hoy a la senadora y exalcaldesa de Valencia Rita Barberá a declarar en el Tribunal Supremo.

La primera, que, pese al nombre, no estamos ante un asunto menor. «Pitufeo» se le dice, según la Fundéu, “a ciertas operaciones financieras ilícitas que se efectúan en cantidades pequeñas para que no sean registradas o para no levantar sospechas”. La propia Fundéu, que recomienda el de «menudeo», dice que el término viene del inglés smurfing, y este formado a partir de smurf, nombre aplicado en esa lengua a los personajes de historietas conocidos en español como pitufos”. 

Los pitufos que en Valencia presuntamente blanqueaban dinero pitufeando eran docenas de concejales, asesores y personal administrativo del grupo del PP en el Ayuntamiento de Valencia que -según la investigación- transferían cada uno de ellos 1.000 euros al partido por vía bancaria y luego recibían la misma cantidad en metálico, en dos billetes de 500 euros, billetes procedentes de comisiones ilegales pagadas por empresas que se hacían allí con contratos publico. El pitufeo del equipo de Barberá, por tanto, era de pequeñas cantidades, sí, pero no por ello cosa de risa o de historieta: de lo investigado hasta ahora se deduce que estaríamos ante una trama organizada, una máquina de muchas piezas, de muchas personas, y algunos de ellos cargos electos, presuntamente dirigidas para delinquir. Poco dinero, pero muchos presuntos delincuentes.

La segunda reflexión -o recordatorio-: Barberá declara en el Supremo, y no en el Juzgado de Valencia donde lo hacen el resto de los presuntos pitufos, porque cuando perdió la Alcaldía, tras las elecciones de mayo de 2015, su partido, el PP, y su presidente y amigo, Mariano Rajoy, le buscaron a Rita un cómodo destino en Madrid, una mamandurria que además de un buen sueldo le proporcionara un cierto blindaje ante los diferentes frentes judiciales que ella tenía ya entonces abiertos: caso Nóos, Ritaleaks, etc.

Pese a ser senadora sin pasar por las urnas populares sino por decisión del PP y designación de Las Cortes Valencianas, Rajoy no le exigió a Barberá cuando fue imputada en el pitufeo que devolviera el escaño, cosa que sí hizo incluso el propio PP valenciano en el parlamento autonómico. Al presidente del PP y del Gobierno le bastó con que Barberá se diera nominalmente de baja en el partido para hacer que zanjaba el asunto y simular que ya había pedido responsabilidades. Con estos pasos camina Rajoy en la senda de la regeneración democrática.

 

Luzón, fiscal jefe anticorrupción… o no

Esta tarde da un nuevo paso el procedimiento por el que José Manuel Maza, a propuesta del Gobierno, será en unos días, a todos los efectos, el nuevo fiscal general del Estado: el Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se reúne en sesión extraordinaria para pronunciarse sobre la idoneidad para el cargo del que hasta ahora era magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Tras este trámite, le queda otro a Maza: comparecer en breve en el Congreso, en la Comisión de Justicia, para que los diputados examinen sus méritos.

Maza sustituye en la Fiscalía General a Consuelo Madrigal, que fue nombrada hace apenas dos años tras dimitir su antecesor, Eduardo Torres-Dulce, por varios encontronazos con el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Parecía que Madrigal, que cesó automáticamente hace apenas dos semanas, cuando hubo nuevo Gobierno, iba a ser propuesta de nuevo para el cargo. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, se lo insinuó incluso en una reunión, pero alguna discrepancia reciente y creciente de Madrigal con el nuevo Ejecutivo y con su presidente, Rajoy, echaron por tierra su candidatura. ¿Cuál era la discrepancia? Las personas idóneas para dos delicados nombramientos en puestos clave de la Fiscalía que el titular del cargo tiene que afrontar de inmediato: la jefatura de la Fiscalía Anticorrupción y la jefatura de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

Ambas fiscalías son piezas clave en varios sumarios relevantes, con políticos de diferentes signos en los encausados, sobre todo del PP, que se están instruyendo y acabarán juzgándose en los próximos meses, y ni el Gobierno ni Rajoy quieren perder influencia sobre esos órganos jurisdiccionales. Y en ambas hay que nombrar máximo repsonsable de inmediato. En la de la Audiencia Nacional -una instancia cada día menos dedicada a su tarea tradicional, la lucha contra el terrorismo, y más volcada en perseguir la delincuencia económica a gran escala- porque el titular, Javier Zaragoza, está pendiente de la renovación o no renovación en el cargo. En la Fiscalía Anticorrupción, que se ha llenado en los últimos años de fiscales jóvenes, técnicamente muy bien preparados y con muchas ganas de combatir caiga quien caiga la lacra de la corrupción que está asolando nuestra vida pública, porque su titular, Antonio Salinas, tiene ya 70 años y se jubila.

Hace un par de meses, con Madrigal aún al frente de la Fiscalía General y sin certeza de investidura de Rajoy, se daba por muy probable que el sustituto de Salinas al frente de la Fiscalía Anticorrupción sería Alejandro Luzón, ahora teniente fiscal de la Secretaría Técnica de esa misma fiscalía y fiscal de gran prestigio que se ha desempeñado con eficacia en casos muy relevantes, desde el remoto de Luis Roldán a recientes como el de las tarjetas black. No renovada Madrigal y llegado Maza, ya hay dudas sobre el nombramiento. Como diría Rajoy, Luzón será el fiscal jefe anticorrupción… o no.

Aliados recientes de Susana Díaz buscan ahora una alternativa

Casi muda todo octubre y lo que va de noviembre, desde el golpe de mano liderado por ella misma para quitarle a Pedro Sánchez el mando del PSOE, Susana Díaz vino ayer a Madrid a una gira de televisiones (La Sexta, Telecinco)… y apenas dijo nada nuevo. Las principales preguntas que se le hacen a la presidenta andaluza no solo desde hace mes y medio sino desde hace ya dos años y medio, desde la caída de Alfredo Pérez Rubalcaba, -¿se postula para liderar el PSOE? ¿se presentará a las primarias para hacerlo? ¿ve compatible la secretaría general del partido con la presidencia de la Junta de Andalucía?- siguen por ahora sin respuesta.

¿Porque aún no está ella del todo decidida o por estrategia de gestión de los tiempos, aplazando cuanto pueda la convocatoria de las primarias y del Congreso del PSOE para ver si mientras tanto Pedro Sánchez desiste de presentarse o los militantes lo abandonan, a él o al partido? Los observadores están divididos. Y empiezan a estar divididos y disgregándose también -y esto es nuevo- algunos de los barones y de las viejas glorias del partido que ayudaron a Susana Díaz en el golpe de finales de septiembre. Ya no son una piña. Se apiñaron contra Sánchez, pero algunos se están ahora ‘desapiñando’ de Díaz y empezando a mirar ya hacia otro lado. Unos porque ven a la líder andaluza demasiado manchada en la operación contra Sánchez; otros porque les ha entrado la sospecha de que la fórmula del socialismo andaluz no es exportable al norte de Despeñaperros; otros porque se temen que, si toma el poder absoluto, Díaz acabará olvidándose de los mayores que la ayudaron, «como ya ha hecho con Manolo Chaves y con Pepe Griñán»…

Algunos de los ‘desapiñados’, además, no paran quietos. Van y vienen entre ellos, barajando nombres, unos muy conocidos y otros casi desconocidos. He escuchado tres de estos últimos recientemente, y di con dos de ellos. Ni confirman ni desmienten. Y me dicen: «No me cites, que el ‘aparato’ me mata».

El demoledor resumen de Mónica Oltra sobre la corrupción en el PP valenciano

El Gobierno de «las izquierdas» de la Generalitat Valenciana -PSOE con Compromís, y apoyo parlamentario de Podemos- parece que goza de buena salud, pese a los desgarros socialistas a nivel estatal, con el presidente valenciano, Ximo Puig, en el bando que decidió darle el Gobierno estatal a Mariano Rajoy. Eso al menos parecía esta mañana entre los asistentes a la conferencia que daba en Madrid la vicepresidenta valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra. No solo asistían muchos de los principales dirigentes de Compromís, sino también de los del PSPV-PSOE, con el propio Ximo Puig a la cabeza, y algunos de Podemos: valencianos… y madrileños como José Manuel López y Rita Matestre.

Oltra ha hablado bastante de Compromís, mucho del pacto con el PSV-PSOE y mucho también sobre la corrupción del PP valenciano -«un espejismo de Ferraris, ciudades imposibles, edificios sin alma, regatas de fuego fatuo o aeropuertos peatonales»-, explicada para público madrileño en estos términos:

«Permítanme que les ponga algunos ejemplos que probablemente desconozcan pero que explican qué había sucedido en mi tierra.

¿Sabían ustedes que dos presidentes de Les Corts han sido imputados por casos vinculados con la corrupción y que una de ellas tiene una petición fiscal de 11 años de prisión y 34 de inhabilitación?

¿Sabían que en un momento de la anterior legislatura una quinta parte del grupo parlamentario popular estuvo imputado?

¿Sabían que en esta última legislatura dimitieron por estar siendo investigados por distintos delitos diputados del grupo popular?

¿Sabían que llegó a darse la vergonzosa circunstancia de que un diputado que entró sustituyendo a otro que acababa de dimitir por su inminente imputación resultó a la vez imputado a las pocas semanas de haber tomado posesión de su escaño?

¿Saben que en la actualidad, el 8 de noviembre de 2016, uno de los dos diputados del Partido Popular por Castellón en el Congreso está imputado y otro en el parlamento valenciano ha abandonado el grupo popular y ha pasado al de no adscritos por su imputación por un presunto delito de blanqueo de capitales y financiación ilegal del PP y de blanqueo de capitales?

¿Saben que el año pasado, el delegado del gobierno en la Comunitat Valenciana en el ejercicio de sus funciones fue detenido y puesto a disposición judicial por la misma policía nacional a quien él mismo dirigía en el marco de una operación contra la corrupción que continúa en curso?

¿Saben que en este momento, 8 de noviembre, todos los concejales del grupo municipal popular del Ayuntamiento de Valencia que son miembros del PP están siendo investigados por presuntos delitos de financiación ilegal a su partido político y blanqueo de capitales? Me han oído bien, todos los concejales que pertenecen al Partido Popular del grupo municipal de Valencia. Insisto, no uno, ni dos, ni tres: todos.

¿Saben que hubo un momento en que los presidentes de las tres diputaciones provinciales estuvieron imputados o fueron condenados? Uno de ellos, por cierto, por delitos contra la salud pública, la figura delictiva por la que suelen condenar a los narcotraficantes.

¿Saben que los alcaldes y alcaldesas de Castellón, Valencia y Alicante fueron investigados o lo están siendo por delitos relacionados con la financiación ilegal del Partido Popular o delitos urbanísticos?

¿Saben que un vicepresidente del Gobierno Valenciano es un delincuente convicto según propia confesión en la trama valenciana de los trajes de Gürtel?

¿Saben ustedes que José Luis Olivas, vicepresidente de Bankia hasta llevarla a la ruina, había sido antes President de la Generalitat Valenciana?

¿Saben ustedes que un total de 12 consejeros han sido imputados, están a la espera de juicio, han sido condenados, han cumplido pena de prisión o la están cumpliendo en estos momentos por delitos relacionados con la corrupción? No sé si se calibra la magnitud de la cifra. 12 consellers, el equivalente a 12 ministros, durante 5 legislaturas. Salen a 2’5 consellers por legislatura. ¿Se imaginan el impacto de este hecho si se hubiera producido en el Gobierno del Estado?»

La sala escuchaba atentamente, en silencio. Puedes ver íntegra la intervención de Oltra en este enlace. Lo entrecomillado arriba, en el minuto 18 y siguientes.

El PSOE, mal entre jóvenes, urbanos, formados…

A perro flaco, todo pulgas. El Barómetro que ha publicado hoy el CIS añade más grietas si cabe al ya muy dañado edificio del PSOE. No sólo por los datos generales (le otorga al PSOE solo un 12,3% de voto directo, y un 17% de voto total calculado por el CIS, frente al 22,66% de voto real que lograron los socialistas en las elecciones generales de junio pasado), sino también por algunos detalles en la letra pequeña del estudio. Como estos:

-Bajísima fidelidad de sus votantes. Sólo el 55,1% de los que votaron al PSOE en junio volvería a hacerlo ahora. ¿Y el resto? Un 20,1% dice que no sabe todavía qué haría, un 12,3% asegura que no votaría y un 4,2% que se iría a Unidos Podemos. Entre los grandes partidos, el PSOE es con diferencia el que menos voto conserva. Al PP seguirían votándolo el 79,4% de los que lo hicieron en junio; a Unidos Podemos, el 76,4%; a Ciudadanos, el 65,7%.

-Menos apoyo entre los hombres. Mientras que en voto directo el PSOE logra apoyos de un 12,3% del total de los electores, entre los hombres baja al 11,1%.

-Flaquea entre los jóvenes. Recuerda: voto directo sobre total población, 12,3%. Pues bien: el porcentaje baja bastante entre los encuestados de 18 a 24 años (al 10,1%) y entre los de 25 a 34 años (al 10,3%), y muchísimo en el tramo siguiente de edad, de 35 a 44 años, en el que sólo lograría el 7,4%.

-Abandonado en las grandes ciudades. En las de 400.001 a un millón de habitantes, solo el 8,9% declara voto directo al PSOE; y en las de más de un millón, aún menos: el 6,9%.

-Mal entre estudiantes y titulados superiores. En el primer grupo, sólo el 6,9% de apoyos directos; y en el segundo, el 7,8%. Muy lejos en ambos casos del 12,3% de voto directo general.

-Y peor entre profesionales y cuadros medios. Logra en esos colectivos sólo un 5,4% de apoyos.

Las entrevistas del estudio las hizo el CIS del 1 al 10 de octubre, con el PSOE abierto en canal por su crisis interna, ya que el mismo día 1 se celebró el bochornoso Comité Federal en el que cayó el secretario general, Pedro Sánchez, y tomó el poder interno el bando rebelde, con Susana Díaz a la cabeza. Lo que ha venido después -el divorcio entre la élite del partido y sus bases, a las que no se les ha dado voz; el empeoramiento de la fractura interna; la abstención para que Rajoy gobierne, la gestora que no convoca el preceptivo Congreso del partido…- auguran que el PSOE no solo no se ha recuperado sino que incluso puede estar aún cayendo.

Rajoy, ante un circo de tres pistas

Una idea y la contraria. Que remodelación pequeña, que mediana, que grande. A pocas horas de que Rajoy anuncie su nuevo Gobierno, hay más especulaciones que certezas. «Ni idea, ya sabes cómo es. Nadie sabe nada de nada», me dice un ministrable que aparece en muchas quinielas.

Las certezas -o casi certezas-, que será un Gobierno “dialogante”, obligado Rajoy porque se encuentra en minoría parlamentaria y necesita ministros con cintura y capacidad de interlocución con los otros partidos. Y también la certeza de que no estaríamos ante una simple remodelación de Gobierno, sino ante «un circo de tres pistas» -en expresión de otro ministrable- que hay que coordinar y sincronizar: la pista del Gobierno, que es la que se despeja hoy; y las pistas del partido -que en pocos meses tiene que afrontar su Congreso- y del equipo parlamentario, que pueden despejarse en parte hoy y en parte en breve.
Algún jugador de estas dos últimas pistas circenses -partido y grupo parlamentario del PP- pueden pasar a la primera, y eso explicaría que Rajoy se haya tomado cinco días desde la investidura para encajar las piezas.

Por lo demás, las especulaciones más repetidas son:

-Que habrá un Ministerio de Administraciones Públicas autónomo, no con Hacienda, para afrontar desde la política y no solo desde la financiación el debate territorial y especialmente el asunto Cataluña.

-Que dejan el Ejecutivo casi seguro Fernández Díaz y probable Margallo.

-Que es muy probable que Cospedal entre, para Interior, Defensa o Justicia.

-Que al presidente se le ocurrirá alguna fórmula para que la jefa de Cospedal no sea Soraya Sáenz de Santamaría y así evitar choques entre sus dos actuales segundas, que no se llevan ni medio bien.

-Que el ministro más joven podría ser Pablo Casado.

-Que si se confirma lo de Cospedal, secretaria general del PP, y Casado, vicesecretario general, ya tenemos la segunda pista circense necesitada de cambios.

-Que hay otra pugna en el área económica, con De Guindos y Montoro disputándose la supremacía y la dirección de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que ahora lleva Rajoy en persona.

-Y que suenan mucho como posibles ministros tres ‘monclovitas’ hoy en la segunda fila: Jorge Moragas, José Luis Ayllón y Álvaro Nadal.

Las izquierdas en plural y la derecha en singular

La expresión «las izquierdas» está empezando a sustituir en nuestro lenguaje cotidiano a la tradicional de «la izquierda».

¿Hay más de una izquierda? Pues sí, hay unas cuantas. Hay varias izquierdas de ámbito territorial no estatal y autónomas, desde Compromís a Anova, y hay otras también territoriales y asociadas a fuerzas de ámbito estatal: mareas, confluencias, etc.

Incluso en las organizaciones de ámbito estatal, ninguna es monolítica, homogénea. Lo sabíamos de Podemos y sus varias almas, también lo sabíamos de IU… y ahora empezamos a sospecharlo del PSOE (si es que sigue en «la izquierda», entre «las izquierdas»). No es unívoco el Partido Socialista, no es homogéneo, no es uniforme… El PSOE del Pedro Sánchez, que liberado del peso de la secretaría general y del escaño habla como si fuera libre, parece muy diferente al PSOE de la gestora, al de los barones levantiscos, al de Susana Díaz. Ahora están divididos, enfrentados, ¿acabarán incluso escindidos?

Y mientras la izquierda se atomiza y se centrifuga hasta acabar siendo «las izquierdas», ¿qué ocurre en el otro lado del arco ideológico, el de «las derechas»? Que no hay tal plural, que la tendencia en la derecha es centrípeta, y todo lo acerca a la gran masa central del Partido Popular, hasta el punto de capturar para su campo magnético todo asteroide, satélite e incuso planeta medio que se ponga a tiro, se llame Vox, se llame Ciudadanos, se llame incluso el PSOE menos de izquierda…

Creíamos hace apenas año y medio que el cambio político consistía a nivel estatal en que pasábamos del bipartidismo al tetrapartidismo, y ahora nos está entrando la certeza de que no, y la sospecha de si no estamos caminando hacia al modelo de casi partido único.

Será una legislatura complicada, pero el más resistente es Rajoy

El Mariano Rajoy del diálogo y la mano tendida del pasado miércoles se ha matizado a sí mismo en apenas tres días. Hoy se ha venido arriba y ha vuelto el Rajoy del no -ha pronunciado más veces esa palabra en su intervención de 10 minutos que el Pedro Sanchez del «no es no» en el último año en esa misma tribuna-, el Rajoy que les ha dicho al resto de grupos parlamentarios que no va a rectificar sus políticas del pasado y que no va a ceder «salvo en lo razonable», y lo razonable será solamente de nuevo aquello que decida el ya presidente del Gobierno que lo sea. Si el Ciudadanos de Albert Rivera del sí a Rajoy y el PSOE de la gestora que con su abstención ha permitido la investidura pensaban que iban a tener un papel crucial en la legislatura, quizás ya estén empezando a dudarlo.

La legislatura va a ser complicada para un Rajoy y un PP en minoría, sí, pero probablemente lo sea más para otros líderes y otras fuerzas. El poder desgasta mucho, en efecto, pero el no tenerlo y ser socio o semisocio del que lo tiene desgasta mucho más. No te beneficias de sus aciertos y te salpican sus errores. Será una legislatura muy complicada para Ciudadanos, abducido y satelitelizado por el PP en estos meses, y para el PSOE, dividido, roto, sin líder, sin proyecto y divorciado de su base militante, electoral y social. Sobre ambos, además, penderá una incertidumbre: si se pasan en sus exigencias o en su tira y afloja con Rajoy, este podrá a partir de mayo próximo disolver las Cámaras e ir de nuevo a elecciones, y las expectativas electorales de Ciudadanos y de PSOE no son nada halagüeñas.

Ha dicho Pablo Iglesias que este periodo que comienza es el del epílogo de Rajoy. Puede que sí, pero también puede que no y también puede que el epílogo sea larguísimo. Rajoy es un resistente. Una de sus más profundas convicciones vitales y políticas la plasmó en dos de sus vergonzosos sms, cuando le dijo a Bárcenas el «sé fuerte» y a la mujer de Bárcenas aquello de «al final la vida es resistir y que alguien te ayude».

¡Y tanto! En las elecciones del 20 de diciembre pasado, el PP perdía 3,6 millones de votos respecto a 2011 (pasaba de 10,86 millones cuatro años antes a 7,2 millones ese día) y uno de cada tres escaños, pues pasaba de 186 a 123. Rajoy parecía políticamente tocado, casi moribundo. Y no, ha sido fuerte, ha resistido, le han ayudado muchos en estos meses (el PP siempre, Ciudadanos bastante, hoy el PSOE, Podemos en marzo, la prensa afín al PP y alguna que no lo parecía también siempre…) y ahí está, de nuevo presidente del Gobierno a todos los efectos.

Pedro Sánchez: una lección y quizás un error

Pedro Sánchez acaba de dar una lección y, probablemente, acaba también de cometer un error.

La lección, por lo infrecuente que resulta en nuestra vida pública que un dirigente político mantenga sus compromisos con los ciudadanos, su lealtad a la organización de la que ha sido el principal dirigente y su coherencia con sus propias convicciones.

El probable error, porque se ha puesto a sí mismo mucho más difícil la tarea de lo que acaba de insinuar -que se presentará a las primarias del PSOE- y aún más complicada su gestión futura como secretario general si ganara esas primarias.

Con su coche recorría Sánchez hace casi tres años las agrupaciones socialistas de toda España, ganándose el favor de la militancia. Con su coche dice que lo volverá a hacer ahora. Pero hay una diferencia sustancial: entonces era diputado, y ahora no lo es. Cuando lleguen las primarias -y es de temer que la gestora no le haga mucho caso y demore Congreso y primarias todo cuanto pueda-, Sánchez será un militante de a pie, y eso le restará posibilidades si alguno de sus rivales sí cuenta con la peana de un cargo orgánico interno en el PSOE o un cargo público, sea diputado o diputada, senador o senadora o presidente o presidenta autonómico.

Y si aún así gana Sánchez y es de nuevo secretario general, tendrá que gestionar esa refundación urgente e intensa del PSOE -y una larga carrera por intentar ser de nuevo candidato a presidente del Gobierno- sin la visibilidad ni las herramientas internas ni la capacidad de maniobra que da el Congreso de los Diputados.

‘Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo’, titulé hace ocho meses un post en este blog. Veremos en unos meses más si aún conserva la baraka.

Podemos, entre oposición o alternativa al PP

Con el PSOE en la UVI, gravemente enfermo por cinco grandes males, a Podemos se la ha abierto una enorme oportunidad no solo para lograr ahora el sorpasso social sobre los socialistas, y en breve el electoral, sino también para levantar en la izquierda -en el viejo solar del Partido Socialista- un pilar institucional tan grande como el del PP en la derecha.

Los expertos internos están divididos. ¿Y eso cómo se hace mejor? ¿Al modo Pablo Iglesias -radical, cañero, indignado, frentista y dándole tanto o más papel a la agitación en la calle como a la acción política convencional en las instituciones- o al modo Íñigo Errejón de la sonrisa, la negociación, la moderación y el diálogo para que Podemos, como él mismo decía en una reciente entrevista en 20minutos, no aspire solo a ser «la oposición al PP», sino también «la alternativa»?

Os recomiendo una lectura reposada a la entrevista, publicada el pasado 17 de octubre y llena de claves. Decía Errejón que compartía con Iglesias «en un 95% el mismo diagnóstico y el mismo camino de lo que hay que hacer», pero reconocía que también había algunas diferencias. Cuando Victoria Luna le preguntaba si Podemos tenía que parecerse a la sociedad o hacer, «como defiende Iglesias», que la sociedad se pareciera a Podemos, Errejón contestaba así:

«Una fuerza transformadora hace las dos cosas. Una fuerza transformadora sabe leer bien en qué sociedad está y por tanto se parece un poco a su país, pero al mismo tiempo da pasos para mejorarlo. Si solo te pareces, te conformas con lo que hay, pero si solo eres aquello que quieres que venga, corres el riesgo de tener muy poco eco, de tener una posición política marginal, de estar enfadado con tu país. Tienes que tener un pie en el país que ya existe y otro en el que puede venir».

El debate interno en Podemos se está recrudeciendo estos días, ante iniciativas como el Rodea el Congreso de mañana sábado –Errejón ve algunos riesgos– y sobre todo ante las batallas orgánicas internas abiertas en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Extremadura. En Madrid, el prólogo lo han ganado los errejonistas, pero el resultado final es muy incierto.

En el dividido y abatido PSOE, se sigue y analiza el debate interno de Podemos con mucha atención. Les va mucho en ello. Hace unos días, en una reunión interna del grupo parlamentario, el diputado Eduardo Madina -antisanchista- decía que «el peligro» para los socialistas será mayor si el ganador de la batalla es Errejón. Curiosamente, en el otro bando del PSOE se ve de modo parecido. Hace dos semanas, a Óscar Puente, alcalde de Valladolid y sanchista, le preguntaban en una entrevista en Abc si existía el riesgo de una salida en masa de militantes en el PSOE, y contestaba esto:

«Al militante del PSOE se le ha puesto a prueba muchas veces, y hay gente que resiste, pero hay mucha militancia que, si al final se les da este trato, probablemente se irá. Si tenemos una ventaja táctica es que Podemos está en manos de Pablo Iglesias y no le pueden ni ver ni a él ni a su estrategia. Cosa distinta es si adopta una línea más moderada y se imponen las tesis de Errejón. Nos sustituyen en un par de años. Lo tengo clarísimo».

El resultado de los procesos orgánicos en Podemos y el resultado del Congreso Extraordinario del PSOE cuando la gestora tenga a bien convocarlo serán claves en el mapa político final que nos dibujen.