¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de la categoría ‘PSOE’

El PSOE, mal entre jóvenes, urbanos, formados…

A perro flaco, todo pulgas. El Barómetro que ha publicado hoy el CIS añade más grietas si cabe al ya muy dañado edificio del PSOE. No sólo por los datos generales (le otorga al PSOE solo un 12,3% de voto directo, y un 17% de voto total calculado por el CIS, frente al 22,66% de voto real que lograron los socialistas en las elecciones generales de junio pasado), sino también por algunos detalles en la letra pequeña del estudio. Como estos:

-Bajísima fidelidad de sus votantes. Sólo el 55,1% de los que votaron al PSOE en junio volvería a hacerlo ahora. ¿Y el resto? Un 20,1% dice que no sabe todavía qué haría, un 12,3% asegura que no votaría y un 4,2% que se iría a Unidos Podemos. Entre los grandes partidos, el PSOE es con diferencia el que menos voto conserva. Al PP seguirían votándolo el 79,4% de los que lo hicieron en junio; a Unidos Podemos, el 76,4%; a Ciudadanos, el 65,7%.

-Menos apoyo entre los hombres. Mientras que en voto directo el PSOE logra apoyos de un 12,3% del total de los electores, entre los hombres baja al 11,1%.

-Flaquea entre los jóvenes. Recuerda: voto directo sobre total población, 12,3%. Pues bien: el porcentaje baja bastante entre los encuestados de 18 a 24 años (al 10,1%) y entre los de 25 a 34 años (al 10,3%), y muchísimo en el tramo siguiente de edad, de 35 a 44 años, en el que sólo lograría el 7,4%.

-Abandonado en las grandes ciudades. En las de 400.001 a un millón de habitantes, solo el 8,9% declara voto directo al PSOE; y en las de más de un millón, aún menos: el 6,9%.

-Mal entre estudiantes y titulados superiores. En el primer grupo, sólo el 6,9% de apoyos directos; y en el segundo, el 7,8%. Muy lejos en ambos casos del 12,3% de voto directo general.

-Y peor entre profesionales y cuadros medios. Logra en esos colectivos sólo un 5,4% de apoyos.

Las entrevistas del estudio las hizo el CIS del 1 al 10 de octubre, con el PSOE abierto en canal por su crisis interna, ya que el mismo día 1 se celebró el bochornoso Comité Federal en el que cayó el secretario general, Pedro Sánchez, y tomó el poder interno el bando rebelde, con Susana Díaz a la cabeza. Lo que ha venido después -el divorcio entre la élite del partido y sus bases, a las que no se les ha dado voz; el empeoramiento de la fractura interna; la abstención para que Rajoy gobierne, la gestora que no convoca el preceptivo Congreso del partido…- auguran que el PSOE no solo no se ha recuperado sino que incluso puede estar aún cayendo.

Las izquierdas en plural y la derecha en singular

La expresión «las izquierdas» está empezando a sustituir en nuestro lenguaje cotidiano a la tradicional de «la izquierda».

¿Hay más de una izquierda? Pues sí, hay unas cuantas. Hay varias izquierdas de ámbito territorial no estatal y autónomas, desde Compromís a Anova, y hay otras también territoriales y asociadas a fuerzas de ámbito estatal: mareas, confluencias, etc.

Incluso en las organizaciones de ámbito estatal, ninguna es monolítica, homogénea. Lo sabíamos de Podemos y sus varias almas, también lo sabíamos de IU… y ahora empezamos a sospecharlo del PSOE (si es que sigue en «la izquierda», entre «las izquierdas»). No es unívoco el Partido Socialista, no es homogéneo, no es uniforme… El PSOE del Pedro Sánchez, que liberado del peso de la secretaría general y del escaño habla como si fuera libre, parece muy diferente al PSOE de la gestora, al de los barones levantiscos, al de Susana Díaz. Ahora están divididos, enfrentados, ¿acabarán incluso escindidos?

Y mientras la izquierda se atomiza y se centrifuga hasta acabar siendo «las izquierdas», ¿qué ocurre en el otro lado del arco ideológico, el de «las derechas»? Que no hay tal plural, que la tendencia en la derecha es centrípeta, y todo lo acerca a la gran masa central del Partido Popular, hasta el punto de capturar para su campo magnético todo asteroide, satélite e incuso planeta medio que se ponga a tiro, se llame Vox, se llame Ciudadanos, se llame incluso el PSOE menos de izquierda…

Creíamos hace apenas año y medio que el cambio político consistía a nivel estatal en que pasábamos del bipartidismo al tetrapartidismo, y ahora nos está entrando la certeza de que no, y la sospecha de si no estamos caminando hacia al modelo de casi partido único.

Será una legislatura complicada, pero el más resistente es Rajoy

El Mariano Rajoy del diálogo y la mano tendida del pasado miércoles se ha matizado a sí mismo en apenas tres días. Hoy se ha venido arriba y ha vuelto el Rajoy del no -ha pronunciado más veces esa palabra en su intervención de 10 minutos que el Pedro Sanchez del «no es no» en el último año en esa misma tribuna-, el Rajoy que les ha dicho al resto de grupos parlamentarios que no va a rectificar sus políticas del pasado y que no va a ceder «salvo en lo razonable», y lo razonable será solamente de nuevo aquello que decida el ya presidente del Gobierno que lo sea. Si el Ciudadanos de Albert Rivera del sí a Rajoy y el PSOE de la gestora que con su abstención ha permitido la investidura pensaban que iban a tener un papel crucial en la legislatura, quizás ya estén empezando a dudarlo.

La legislatura va a ser complicada para un Rajoy y un PP en minoría, sí, pero probablemente lo sea más para otros líderes y otras fuerzas. El poder desgasta mucho, en efecto, pero el no tenerlo y ser socio o semisocio del que lo tiene desgasta mucho más. No te beneficias de sus aciertos y te salpican sus errores. Será una legislatura muy complicada para Ciudadanos, abducido y satelitelizado por el PP en estos meses, y para el PSOE, dividido, roto, sin líder, sin proyecto y divorciado de su base militante, electoral y social. Sobre ambos, además, penderá una incertidumbre: si se pasan en sus exigencias o en su tira y afloja con Rajoy, este podrá a partir de mayo próximo disolver las Cámaras e ir de nuevo a elecciones, y las expectativas electorales de Ciudadanos y de PSOE no son nada halagüeñas.

Ha dicho Pablo Iglesias que este periodo que comienza es el del epílogo de Rajoy. Puede que sí, pero también puede que no y también puede que el epílogo sea larguísimo. Rajoy es un resistente. Una de sus más profundas convicciones vitales y políticas la plasmó en dos de sus vergonzosos sms, cuando le dijo a Bárcenas el «sé fuerte» y a la mujer de Bárcenas aquello de «al final la vida es resistir y que alguien te ayude».

¡Y tanto! En las elecciones del 20 de diciembre pasado, el PP perdía 3,6 millones de votos respecto a 2011 (pasaba de 10,86 millones cuatro años antes a 7,2 millones ese día) y uno de cada tres escaños, pues pasaba de 186 a 123. Rajoy parecía políticamente tocado, casi moribundo. Y no, ha sido fuerte, ha resistido, le han ayudado muchos en estos meses (el PP siempre, Ciudadanos bastante, hoy el PSOE, Podemos en marzo, la prensa afín al PP y alguna que no lo parecía también siempre…) y ahí está, de nuevo presidente del Gobierno a todos los efectos.

Pedro Sánchez: una lección y quizás un error

Pedro Sánchez acaba de dar una lección y, probablemente, acaba también de cometer un error.

La lección, por lo infrecuente que resulta en nuestra vida pública que un dirigente político mantenga sus compromisos con los ciudadanos, su lealtad a la organización de la que ha sido el principal dirigente y su coherencia con sus propias convicciones.

El probable error, porque se ha puesto a sí mismo mucho más difícil la tarea de lo que acaba de insinuar -que se presentará a las primarias del PSOE- y aún más complicada su gestión futura como secretario general si ganara esas primarias.

Con su coche recorría Sánchez hace casi tres años las agrupaciones socialistas de toda España, ganándose el favor de la militancia. Con su coche dice que lo volverá a hacer ahora. Pero hay una diferencia sustancial: entonces era diputado, y ahora no lo es. Cuando lleguen las primarias -y es de temer que la gestora no le haga mucho caso y demore Congreso y primarias todo cuanto pueda-, Sánchez será un militante de a pie, y eso le restará posibilidades si alguno de sus rivales sí cuenta con la peana de un cargo orgánico interno en el PSOE o un cargo público, sea diputado o diputada, senador o senadora o presidente o presidenta autonómico.

Y si aún así gana Sánchez y es de nuevo secretario general, tendrá que gestionar esa refundación urgente e intensa del PSOE -y una larga carrera por intentar ser de nuevo candidato a presidente del Gobierno- sin la visibilidad ni las herramientas internas ni la capacidad de maniobra que da el Congreso de los Diputados.

‘Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo’, titulé hace ocho meses un post en este blog. Veremos en unos meses más si aún conserva la baraka.

Podemos, entre oposición o alternativa al PP

Con el PSOE en la UVI, gravemente enfermo por cinco grandes males, a Podemos se la ha abierto una enorme oportunidad no solo para lograr ahora el sorpasso social sobre los socialistas, y en breve el electoral, sino también para levantar en la izquierda -en el viejo solar del Partido Socialista- un pilar institucional tan grande como el del PP en la derecha.

Los expertos internos están divididos. ¿Y eso cómo se hace mejor? ¿Al modo Pablo Iglesias -radical, cañero, indignado, frentista y dándole tanto o más papel a la agitación en la calle como a la acción política convencional en las instituciones- o al modo Íñigo Errejón de la sonrisa, la negociación, la moderación y el diálogo para que Podemos, como él mismo decía en una reciente entrevista en 20minutos, no aspire solo a ser «la oposición al PP», sino también «la alternativa»?

Os recomiendo una lectura reposada a la entrevista, publicada el pasado 17 de octubre y llena de claves. Decía Errejón que compartía con Iglesias «en un 95% el mismo diagnóstico y el mismo camino de lo que hay que hacer», pero reconocía que también había algunas diferencias. Cuando Victoria Luna le preguntaba si Podemos tenía que parecerse a la sociedad o hacer, «como defiende Iglesias», que la sociedad se pareciera a Podemos, Errejón contestaba así:

«Una fuerza transformadora hace las dos cosas. Una fuerza transformadora sabe leer bien en qué sociedad está y por tanto se parece un poco a su país, pero al mismo tiempo da pasos para mejorarlo. Si solo te pareces, te conformas con lo que hay, pero si solo eres aquello que quieres que venga, corres el riesgo de tener muy poco eco, de tener una posición política marginal, de estar enfadado con tu país. Tienes que tener un pie en el país que ya existe y otro en el que puede venir».

El debate interno en Podemos se está recrudeciendo estos días, ante iniciativas como el Rodea el Congreso de mañana sábado –Errejón ve algunos riesgos– y sobre todo ante las batallas orgánicas internas abiertas en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Extremadura. En Madrid, el prólogo lo han ganado los errejonistas, pero el resultado final es muy incierto.

En el dividido y abatido PSOE, se sigue y analiza el debate interno de Podemos con mucha atención. Les va mucho en ello. Hace unos días, en una reunión interna del grupo parlamentario, el diputado Eduardo Madina -antisanchista- decía que «el peligro» para los socialistas será mayor si el ganador de la batalla es Errejón. Curiosamente, en el otro bando del PSOE se ve de modo parecido. Hace dos semanas, a Óscar Puente, alcalde de Valladolid y sanchista, le preguntaban en una entrevista en Abc si existía el riesgo de una salida en masa de militantes en el PSOE, y contestaba esto:

«Al militante del PSOE se le ha puesto a prueba muchas veces, y hay gente que resiste, pero hay mucha militancia que, si al final se les da este trato, probablemente se irá. Si tenemos una ventaja táctica es que Podemos está en manos de Pablo Iglesias y no le pueden ni ver ni a él ni a su estrategia. Cosa distinta es si adopta una línea más moderada y se imponen las tesis de Errejón. Nos sustituyen en un par de años. Lo tengo clarísimo».

El resultado de los procesos orgánicos en Podemos y el resultado del Congreso Extraordinario del PSOE cuando la gestora tenga a bien convocarlo serán claves en el mapa político final que nos dibujen.

El debate de investidura lo pierde el PSOE

Los abrazos de oso aliado de Mariano Rajoy y las acerbas críticas de Pablo Iglesias han convertido al PSOE roto de Antonio Hernando, de la gestora, de los barones rebeldes y de Susana Díaz en el gran perdedor de la primera sesión de investidura. Rajoy ha perdido la votación, sí, pero el que más pierde en términos políticos de credibilidad, mercado, solar, espacio, relevancia, sustancia y posición es el PSOE.

Y parte de lo que al PSOE le queda, me temo, lo perderá pasado mañana sábado, cuando consume la abstención que convertirá de nuevo a Rajoy en presidente del Gobierno con todas las de la ley. La abstención socialista confirmará lo que algunos dirigentes del propio PSOE venían temiéndose desde hace días: le están regalando gratis el Gobierno al PP y gratis también la oposición a Podemos.

A estas alturas de desastre socialista, ¿tiene algún arreglo? Pues quizás sí. Uno posible, que la gestora les diera libertad de votos a sus diputados el sábado, de modo que sólo se le cedieran a Rajoy 11 abstenciones y se intentara recuperar de verdad el papel de oposición, y convocar de inmediato el Congreso Extraordinario al que obligan los Estatutos socialistas para que el PSOE afronte cuanto antes sus cinco grandes problemas:

No tiene líder.

Se encuentra profundamente dividido y fracturado por las guerras internas.

Se está produciendo un divorcio traumático entre la nueva dirección y una gran parte de la militancia, a la que no se le ha dado ni voz ni voto en el conflicto interno.

Carece de un proyecto sólido que ofrecer a la sociedad española.

Ve cómo una franja importante de su electorado afín se le aleja, en parte por los cuatro problemas anteriores y en parte porque ese electorado está viendo una alternativa en Podemos y en otras recientes formaciones y movimientos políticos de izquierdas.

Mañana es tarde.

 

Ni autocrítica ni asunción de responsabilidades en el PSOE

La fractura interna en el PSOE no remite, sino que va a más. El partido se ha metido en un bucle de autolesión permanente o, parafraseando al presidente de la gestora, Javier Fernández, de propinarle más y más daños a un edificio ya «muy dañado».

Dicen los ganadores del golpe de mano de hace un mes que el Comité Federal es el órgano soberano del PSOE entre Congreso y Congreso; que el dicho Comité Federal decidió el pasado domingo, 23 de octubre, que hay que abstenerse en segunda votación con Rajoy y dejarle gobernar; que la disciplina de voto es un bien y un valor fundamentales en cualquier organización política…

Tienen razón en todos esos argumentos.

Dicen los perdedores del golpe de mano de hace casi un mes que la gestora del partido es alegal, puesto que no está prevista su existencia a nivel federal en los Estatutos del PSOE; que el Comité Federal cometió una ilegalidad en su reunión del 1 de octubre, pues el artículo 36 letra 0 de los Estatutos socialistas les obligaba a convocar un Congreso Extraordinario, y no solo no lo hicieron sino que se sacaron de la manga una gestora alegal; que la Constitución dice en su artículo 67.2 que los miembros de las Cortes Generales -diputados y senadores- «no estarán ligados por mandato imperativo»; que el artículo 33 del Reglamento Interno del Grupo Parlamentario Socialista establece que se pueda «acordar la libertad de voto por razones de conciencia», y que esto de convertir a Rajoy en presidente del Gobierno con la aquiescencia del PSOE es para algunos diputados socialistas un problema de conciencia.

Tienen razón en todos esos argumentos.

Los dirigentes -de uno y de otro bando- que metieron al PSOE (y por tanto al conjunto de la sociedad española y a nuestro sistema constitucional) en este bucle de autolesión permanente, en esta deriva casi suicida, ¿calcularon bien las consecuencias de sus actos, van a hacer alguna autocrítica en público, asumirán alguna responsabilidad, tienen algún remedio?

Pedro Sánchez, «con las pilas cargadas»

El comentario que hizo ayer Pedro Sánchez en su cuenta de Twitter, poco después de que el Comité Federal del PSOE decidiera ceder una abstención ante Rajoy para investirlo de nuevo presidente, ha desatado algunos nervios en la gestora socialista y entre los ganadores del golpe de mano de hace unas semanas. Decía Sánchez:

Cada palabra ha sido mirada con lupa, especialmente lo de que «la militancia recupere y reconstruya su PSOE», luego según el exsecretario general socialista el partido estaría ahora perdido para los militantes y destruido, pero se arreglará «pronto», cuando sea «autónomo, alejado del PP» y «la base decida». ¿En el Congreso Extraordinario que tiene que convocar la gestora? ¿Y el «fuerza» final del tuit? ¿Se lo dice a los militantes o se lo dice a sí mismo?, se preguntan otros dirigentes.

Sánchez, según testimonio directo de quien ha hablado recientemente con él, ha vuelto a Madrid, tras pasar unos días con su familia en San Francisco (EE UU), con dos comentarios: ha hecho autocrítica sobre en qué se equivocó en los últimos meses de su mandato y ahora ya está «con las pilas cargadas»… ¿Para hacer o intentar qué? Es probable que lo desvele él mismo esta semana.

’20minutos’, foro de debate sobre el PSOE

A dos días del decisivo Comité Federal en el que el PSOE va a tomar una de las decisiones más delicadas de toda su historia, dejadme que os recomiende esta radiografía previa les ha hecho Victoria Luna y cinco artículos de otros tantos militantes y altos cargos socialistas que hemos publicado este último mes en 20minutos, ordenados de más reciente a más antiguo.

Rajoy en minoría, de Ramón Jáuregui, eurodiputado y presidente de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo.

El golpe de Estado en el PSOE, de un cabo chusquero y dañino, de Óscar Puente, alcalde de Valladolid.

Que los militantes hablen, de Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León.

Paisaje después de una batalla, de Octavio Granado, exmiembro de la Ejecutiva Federal socialista.

Lo que está en juego no es España, toca salvar al PSOE, de José Luis Ábalos, secretario general del PSOE de Valencia.

Y un artículo más, mío, 6 años en crisis, y en el PSOE sin enterarse de las causas, que publiqué a las pocas horas de las dimisiones en masa en la Ejecutiva socialista que desencadenaron la crisis interna.

Hemos pedido a muchas otras voces socialistas que escriban aquí, que intervengan en nuestro foro de debate sobre el presente y el futuro del PSOE. Publicaremos sus opiniones en los próximos días y semanas.

No hay conflicto entre la élite y las bases del PSOE, queda claro

«En el PSOE no hay un conflicto entre la élite y las bases», decía hace unos días el presidente de la gestora, Javier Fernández. Conflicto no sé, pero que se está produciendo una brecha y alejamiento profundos entre una parte de la élite -la ganadora del golpe de mano de hace dos semanas- y la mayor parte de la militancia socialista parece evidente: a las bases le quitó esa élite al secretario general elegido por ellas, Pedro Sánchez, y a las bases no les quiere consultar esa élite -porque sabe que lo pierde- el apoyo para que siga siendo presidente del Gobierno el líder político probablemente más rechazado por esas bases, Mariano Rajoy.

En el no conflicto de Javier Fernández se están produciendo cosas muy curiosas.

Una, que en la élite que se inclina por darle el Gobierno a Rajoy casi nadie lo dice en público. Ni quieren decirlo en el futuro ni quieren que se sepa. La última que se les ha ocurrido a los de la élite ganadora del golpe de mano contra el secretario general es que en el Comité Federal donde se decida si se le da la abstención a Rajoy el voto sea secreto y en urna. Los mismos que en el Comité Federal anterior pedían transparencia y lograban votación a mano alzada para apuñalar al secretario general y que los jefes orgánicos presentes pudieran comprobar que sus subalternos no les desobedecían quieren ahora oscuridad y secreto para que cada uno de los que van a apoyar a Rajoy no tengan que dar luego explicaciones a sus bases y a sus votantes.

Otra cosa curiosa y llamativa del no conflicto socialista entre parte de la élite y gran parte de las bases: en muy pocos días y hasta ayer, José Antonio Rodríguez Salas, alcalde socialista del pequeño pueblo granadino de Jun (3.620 habitantes) llevaba conseguidas casi  65.000 firmas de militantes socialistas de toda España que piden que se celebre de inmediato un Congreso Extraordinario del PSOE, con primarias incluidas. De ellas, 13.050 proceden de Andalucía, el territorio que se creía unánime detrás de Susana Díaz, la principal instigadora y organizadora del golpe de mano contra Sánchez. «Tenemos firmas incluso de la agrupación de Triana, que es la de Susana», contaba ayer el alcalde de Jun.