¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Alianza entre Sánchez y Errejón, el escenario que inquieta a Rajoy

El éxito de asistencia en las reuniones con militantes que ha celebrado Pedro Sánchez en los últimos días (en Dos Hermanas el pasado 28 de enero, en Castellón el miércoles 1 de febrero, en Zaragoza el sábado 4, en Calasparra ayer, martes 7); lo que ha pasado en las primarias socialistas francesas, y alguna encuesta reciente han llevado la preocupación no solo a la gestora del PSOE, sino también al Gobierno y a la alta dirección del Partido Popular. En las tres instancias se empieza a barajar como «posible» que el ex líder del PSOE gane las primarias y vuelva a hacerse con las riendas del partido. Algunos de los interlocutores consultados incluso ya están pasando del «posible» al «probable». ¿Y cómo nos afectaría si eso ocurre?, empiezan a preguntarse unos y otros.

Por otro lado, el tono que muestra Sánchez en la entrevista que publicamos en 20minutos anteayer lunes, por un lado contundente («si pierdo, no seguiré en política», “solo hay dos opciones: o el continuismo de la derecha o el cambio”, “la gestora ha rebasado todos los límites temporales y todas sus funciones»), pero al mismo tiempo moderado y conciliador, sin una sola crítica directa a Patxi López o a Susana Díaz, y postulándose como el pacificador del PSOE («serán las urnas las que unan al partido, será el voto de la militancia el que una al partido», «la candidatura que puede de verdad integrar al Partido Socialista, unir de nuevo la dirigencia con la militancia, es la candidatura que humildemente yo represento»), se ha interpretado como una baza más en el juego electoral. Sánchez estaría intentando retener a los militantes convencidos y al mismo tiempo seducir a los militantes indecisos, los que dudan sobre si darle una segunda oportunidad.

Otro pasaje de nuestra entrevista al exlíder socialista ha llevado una inquietud añadida, sobre todo al Gobierno y al PP.

-¿Cree que el Podemos de Iñigo Errejón sí se entendería con el PSOE de Pedro Sánchez?

-Yo creo que sí.

Podemos está decidiendo estos días en votación universal de sus bases si el partido sigue en la estrategia y posicionamiento que desde las elecciones del 26 de junio pasado dictó Pablo Iglesias o si vira hacia las propuestas de Errejón. «Nos estamos jugando que Podemos esté en disposición de gobernar o nos conformemos con la posición tradicional de las formaciones de protesta», decía esta misma mañana este, entrevistado por la Cadena Ser. Y añadía: «Si se imponen las tesis de los compañeros que acompañan a Iglesias, será más difícil sacar a Rajoy».

La hipótesis es aún remota -que Podemos gire hacia posiciones más moderadas para presentarse como alternativa al Gobierno y que Sánchez tome de nuevo el control del PSOE, las dos cosas-, pero de los escenarios posibles es el que más inquieta en el PP y en el Gobierno de Rajoy.

Duro con la gestora, blando con Susana Díaz: entrevista en ’20minutos’ a Pedro Sánchez

Duro con la gestora que dirige el PSOE, blando y por ahora nada crítico ni con Patxi López ni con Susana Díaz, sus probables rivales en las primarias del PSOE. Y autocrítico consigo mismo, reconociendo algunos de sus errores en sus dos años largos como secretario general del Partido Socialista. Así se muestra Pedro Sánchez en su primera entrevista periodística desde hace más de tres meses, entrevista que le hizo 20minutos anteayer viernes y que publicaremos en unas horas, íntegra en nuestra edición online y resumida en nuestras ediciones impresas de mañana lunes.

Sánchez habla de todo. De por qué no logró la investidura como presidente del Gobierno hace ahora un año, del dramático Comité Federal del pasado 1 de octubre que supuso el final de su mandato, de su exaliado interno y ahora rival en las primarias del PSOE Patxi López, de la aún no autoproclamada candidata Susana Díaz, de la encrucijada en que se encuentra el PSOE en España y la socialdemocracia en Europa… De Mariano Rajoy, de Podemos y Pablo Iglesias, de Ciudadanos y Albert Rivera.

-¿Ha tenido presiones para no presentarse a las primarias?

-No, no he tenido presiones. He tenido comentarios de gente que me quiere, otra gente que me quiere menos y otros que me han dicho los pros y los contras de dar un paso al frente. Pero al final es una decisión personal y la he tomado con todas las consecuencias.

-¿Ha estado tentado a no presentarse?

-Sin duda. He estado tentado a no hacerlo, a dejar la política y a dedicarme a hacer otras cosas.

 

Por qué Pedro Sánchez y Susana Díaz no dicen aún si intentarán liderar el PSOE

¿Por qué no anuncian ya Pedro Sánchez y Susana Díaz si se presentarán a las primarias del PSOE para elegir al nuevo secretario general?, se preguntan partidarios y detractores de uno y de otra, y la opinión pública en general. Por razones comunes, ambos, y por razones particulares cada uno de ellos.

La razón que comparten es que aún queda mucho tiempo -en términos políticos- para la convocatoria de las primarias y del congreso del PSOE, convocatoria que se hará oficialmente en un Comité Federal que se celebrará previsiblemente a finales de marzo o a primeros de abril, y ninguno de los dos quiere dar el paso definitivo sin saber con exactitud las reglas del juego -cuál será finalmente el censo de militantes socialistas con derecho al voto, si podrán votar los del PSC o no podrán, si además de un mínimo de avales para presentarse habrá un máximo, etc.- y sin tener los apoyos respectivos firmemente amarrados. Saben ambos, además, que los avales no se pueden recolectar hasta que la convocatoria no sea oficial.

Las razones particulares en la espera de cada uno de ellos dos son muy diferentes.

Susana Díaz aún confía en que el desgaste que a Pedro Sánchez le esté suponiendo por un lado la anunciada candidatura de Patxi López y por otra su ‘clandestinidad’ -hoy Sánchez es un militante socialista de a pie y no tiene ningún cargo, ni público ni privado; es un simple ex: exlíder del PSOE, exsecretario general, exdiputado…, y eso le da poca visibilidad pública- le empuje a tirar la toalla. Además, Díaz, como presidenta andaluza, tiene graves problemas de gestión -con la sanidad pública, por ejemplo- que serían un flanco abierto a la crítica si anunciara su candidatura y empleara parte de su tiempo en la precampaña socialista quitándoselo a sus obligaciones como presidenta andaluza. Una encuesta de esta semana, que dice que sus perspectivas electorales están cayendo, ha echado aún más sal a esa herida.

Por lo que a Pedro Sánchez se refiere, el exlíder socialista aún tiene dudas sobre su papel en el ‘proyecto colectivo’ en el que trabaja desde hace muchas semanas. Sabe de sus muchos apoyos entre la militancia socialista -«el aura del martirio le da muchísimos votos, y esos no son traspasables a otro candidato», dice uno de sus más cercanos colaboradores, en referencia con lo del martirio a la maniobra de los barones rebeldes que encabezados por Susana Díaz le sacaron de la secretaria general el pasado 1 de octubre-, pero no está tan seguro del apoyo de los cuadros orgánicos medios en muchos territorios, y esos son fundamentales tanto para la recogida de avales como para la votación final. La gira territorial que ha anunciado entre los militantes y que comienza la próxima semana nada menos que en Sevilla, el feudo principal de Susana Díaz, es en realidad el autotest de Sánchez para tomar una decisión.

‘El alto, el malo y el guapo’, una película del oeste en el PSOE

Calle Ferraz, 68-70, Madrid; sede central del PSOE, hace unos trece años. Pepe Blanco, el todopoderoso secretario de Organización y Acción Electoral del PSOE y principal artífice de la sorprendente victoria en julio de 2000 de José Luis Rodríguez Zapatero sobre José Bono en la carrera por el liderazgo del partido, se ha rodeado de tres jóvenes treintañeros para gobernar con mano férrea la vida interna de la organización, muy deteriorada en los años anteriores de liderazgo de Felipe González y en los escasos tres de Joaquín Almunia. Los tres jóvenes son amigos, andan gran parte del día juntos y tienen despachos cercanos en la primera planta de la sede central socialista, en la que también está Blanco, su jefe. Unos los llaman los Blanco Boys. Otros, rememorando una legendaria película del oeste de Sergio Leone y Clint Eastwood, se refieren a ellos como ‘El alto, el malo y el guapo’.

‘El alto’, 1,94 metros, se llama Óscar López: 30 años y licenciado en Ciencias Políticas, desde 2000 es coordinador de la Secretaría, la mano derecha de Blanco. ‘El malo’, al que otros dicen ‘el feo’, se llama Antonio Hernando: 36 años y licenciado en Derecho, es asesor de la Secretaría, se ocupa en esos momentos de movilización electoral, luego le encomendarán temas de formación interna en el partido. ‘El guapo’, 31 años, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, también asesor de la Secretaría, se llama Pedro Sánchez. Cinco años atrás, había trabajado también como asesor en el Parlamento Europeo, donde había coincidido con Óscar López, y había sido jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia, Carlos Westendorp, durante la Guerra de Bosnia. Ahora hace papeles para su jefe Blanco, argumentarios de campaña, discursos para mítines, etc.

Salto en el tiempo, verano de 2014. Pedro Sánchez gana las primarias y se convierte en secretario general del PSOE. Entre sus primeras decisiones, apoyarse en sus dos viejos amigos y promocionarlos políticamente: a Antonio Hernando lo nombra portavoz del Grupo Socialista en el Congreso y a Óscar López lo hace primero secretario general y después portavoz del Grupo Socialista en el Senado.

Nuevo salto en el tiempo. Octubre pasado: Antonio Hernando, que ha sido mano derecha de Sánchez durante sus dos años largos de secretario general del PSOE, lo abandona y acepta la propuesta del bando socialista que ha derrocado a Sánchez y sigue de líder parlamentario del partido con la nueva dirección, la de la gestora. Sábado pasado: Óscar López lo abandona también y se convierte en jefe de gabinete de Patxi López, que acaba de anunciar su candidatura a la secretaría general, una candidatura que resta posibilidades a la del propio Pedro Sánchez.

El alto y el malo han dejado al guapo, o eso parece.

En el PSOE, como en muchos otros partidos (véase estos días Podemos), las luchas internas de poder tienen muchas de las características de las películas del oeste: relaciones personales volátiles, lealtades, traiciones, venganzas, pistoleros a doble sueldo o que cambian de bando, duelos y confrontación directa, sacrificio, esfuerzo, ganadores y perdedores cambiantes, ambiente crepuscular, psicología, utopía…

A la película ‘El alto, el malo y el guapo’ probablemente aún le queden varios episodios.

P.D. Hace esos trece años, a Pedro Sánchez algunos en el PSOE lo llamaban Pedro el Guapo para despreciarlo. “Mucha fachada y no sabemos si algo en la cabeza”, oí comentar sobre él por aquel entonces. Luego, cuando llegó a secretario general y la socióloga británica Catherine Hakim ya había formulado su teoría sobre el capital erótico, algunos de aquellos mismos críticos zumbones se convirtieron en panegiristas. Pero esa es otra película. Os la conté aquí en julio de 2014.

«Facciones cainitas» en el PSOE

El Comité Federal que mañana celebra el PSOE no será tan traumático como el del 1 de octubre, pero tampoco una balsa de aceite, un paseo de trámite de la gestora. Hay mucho mar de fondo, mucho malestar en las bases y en parte de los poderes orgánicos territoriales, que se sienten ninguneados y discriminados y que acusan a la gestora -mucho en privado y a veces algo en público- de una gestión partidaria, sesgada, pensando no en la totalidad del partido, sino solo en una parte de la élite.

El debate fundamental mañana va a ser el del calendario de congreso y primarias. La gestora y sus principales poderes territoriales de apoyo -sobre todo, el andaluz de Susana Díaz- impondrá un calendario largo, para el verano, pese a que la mayoría de los barones territoriales han pedido a Javier Fernández, el presidente de la gestora, que sea corto y para la primavera.

A algunos dirigentes significativos y poco señalados o significados en las guerras internas, pues ni estuvieron con Pedro Sánchez ni están ahora con Susana Díaz, más que las fechas lo que les preocupa es la costatación de que la fractura interna es muy grave. «Tenemos un clima interno de facciones cainitas que nunca antes he conocido dentro de mi partido», me dice un veterano de primer nivel de mando durante muchos años. «Y lo veo en los dos lados, veo a demasiada gente que basa toda su estrategia y acción política en cómo conseguir la neutralización, la expulsión del otro bando».

¿Y que remedio tiene eso, una tercera vía?, le pregunto. «Puede ser, pero es muy difícil, dado el enconamiento de las posiciones».

Afonías en el PSOE

-¡Gracias, pero en ese avispero no me meto ni loco!

Era la respuesta, ayer, de un exdirigente del PSOE al que le había pedido un artículo para 20minutos sobre el delicado momento que vive el partido. Días atrás, hemos recibido media docena de respuestas similares -a petición de artículos o de entrevistas- por parte de otros dirigentes o exdirigentes socialistas. Me consta que en otros medios están pasando cosas parecidas.

En octubre, aún caliente la tragedia en el PSOE, eran muchos los que se pronunciaban en público, en entrevistas, declaraciones, tertulias, artículos firmados… Pero a medida que han ido pasando las semanas de la gestora, la afonía se ha extendido como una epidemia casi universal que afecta a dirigentes de uno y de otro bando. «No me cites, que el ‘aparato’ me mata», dicen unos. «Más adelante ya veremos», comentan otros.

Si fuera por prudencia o por estrategia, sería comprensible. Pero da la impresión de que no. En muchos casos, parece miedo, puro miedo.

A un partido que durante casi siglo y medio ha servido a la sociedad española desde la pluralidad y desde el enriquecedor debate interno, da pena verlo ahora sumido casi en un silencio sepulcral, con tanta gente inteligente que anda temerosa de dar su opinión por si la más leve disidencia o crítica al nuevo mando le cuesta cara.

La pobreza energética y las dos almas de Podemos

El pacto entre PP y PSOE para prohibir que las eléctricas corten la luz a las familias más pobres tiene una escasa eficacia social, al menos por ahora -la medida no entrará realmente en vigor hasta primavera, cuando ya hayan pasado los fríos más severos-, pero una fuerte eficacia política: le ha quitado en parte a Podemos una de sus mejores banderas.

Ayer Podemos estaba en la calle, apoyando las manifestaciones contra la pobreza energética, y hacía bien, pues esa es una buena causa introducida en el debate público en gran parte gracias a la formación morada, pero no estaba Podemos además en el Parlamento, negociando y forzando a PP y a PSOE, por ejemplo, a que los cortes de luz a los más desfavorecidos se prohíban ya, no en abril.

El asunto de alguna manera ejemplifica el debate de fondo que se ha desatado en Podemos, y las dos estrategias diferentes que para la organización plantean las dos principales almas o corrientes: errejonistas y pablistas, y que aquí, en 20minutos, contaron de propia voz cada uno de los dirigentes: Iñigo Errejón en un artículo del pasado 28 de noviembre y Pablo Iglesias en una ‘Carta abierta a Iñigo’ el 12 de diciembre.

El PSOE, en manos de Rajoy

Lejos de calmar las agitadas aguas internas del PSOE, el anuncio de Javier Fernández, presidente de la gestora, de que el congreso del partido se celebrará «antes del verano» las ha revuelto aún más, sobre todo entre los críticos.

Ciudadanos hará su congreso el primer fin de semana de febrero de 2017. Tanto PP como Podemos, durante el fin de semana siguiente, el segundo de febrero. Y el PSOE, el partido más necesitado de una profunda puesta a punto de su proyecto -puesto que está sin lider, sin propuesta renovada a la sociedad española, con su élite dividida tras un golpe interno bordeando la legalidad, con una parte de la élite divorciada de las bases y con reciente competidores muy fuertes tanto a su derecha, Ciudadanos, como a su izquierda, Podemos- lo deja para «antes de verano», sin fecha ni concreción.

-Nuestro proceso de congresos no es solo por el nacional, el de febrero, sino por los autonómicos que vienes después y los provinciales más tarde, y tenemos que tener todo acabado antes del 3 de mayo -me dice un alto cargo interno del PP.

-¿Y por qué el 3 de mayo?

-Porque a partir de esa fecha, Rajoy puede disolver las Cortes y convocar elecciones. Es improbable que lo haga, pero tenemos que tener todo a punto en el partido por si acaso.

El PP, en suma, no quiere tener la casa sin organizar por si su propio líder, Rajoy, toma una decisión política tan relevante como es meternos a todos en un nuevo proceso electoral… y el que dice ser su principal opositor, el PSOE, se pone voluntariamente en manos de Rajoy, que si disuelve Cortes y convoca elecciones en mayo podría reducir a escombros el agrietado edificio del PSOE antes de que empezara la restauración.

¿Por qué aplaza a antes de verano el PSOE sus emergencias? ¿A qué responde esa estrategia de la gestora? ¿Qui prodest?

 

También entre los consumidores hay dos Españas

Buena noticia: el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) subió en noviembre, y bastante: 8,7 puntos (el indicador tiene en total 200) en solo un mes. Mala noticia: aun así, el Indicador no llega al aprobado.

Como os he comentado aquí en otras ocasiones, el ICC es un interesantísimo estudio, da mucha información sobre lo que podríamos llamar tono muscular de uno de los grandes pilares de nuestra economía: el consumo. Es un indicador mensual, lo elabora el CIS desde 2011, antes lo hacía el Instituto de Crédito Oficial. Está basado en unas 1.500 entrevistas (1.510 en el que se ha conocido hoy, realizadas entre el 15 y el 18 de noviembre; o sea, con Mariano Rajoy ya investido de nuevo presidente y anunciado su nuevo Gobierno).

Como os anticipaba antes, es un indicador de 200 puntos. Entre 0 y 100 puntos indica que los ciudadanos tiene una percepción desfavorable sobre cómo va la economía y el consumo; entre 100 y 200, una percepción favorable. Se compone, en realidad, de dos subindicadores: uno pregunta sobre la situación actual y otro sobre las expectativas para el futuro. Pues bien: el indicador general se ha situado en 99,4 puntos, al borde del aprobado; el Indicador de Situación Actual está en 88,25, muy por debajo del aprobado; y el Indicador de Expectativas muy por encima, en 110,2. Dicho de otro modo: los consumidores españoles ven mal las cosas a día de hoy, pero creen que van a mejorar bastante en el futuro.

Las tripas del ICC, como de muchos otros estudios del CIS, se pueden explorar en el sitio web del organismo oficial. Si hoy nos fijamos en los distintos consumidores en función de a quién votaron en las últimas elecciones generales, veremos que hay una profunda división de opiniones entre cómo ven las cosas los votantes de PP y Ciudadanos, por un lado, y los de PSOE y Unidos Podemos por otro.

Ahí van algunos detalles. La pregunta 3 dice así:

¿Considera Ud. que la situación económica actual de su hogar es mejor o peor que hace seis meses?

En el total de los entrevistados, el 12,5% responde que mejor, el 52,8% que igual y el 24,4% que peor. Pero hay grandes diferencias respecto a esas medias si miramos por votantes. Entre los votantes del PP, los que dicen que es mejor suben al 15,8% y los que lo ven peor bajan al 18,4%; y entre los de Ciudadanos, también más optimistas, aunque no tanto: el 13,1% contesta que mejor y el 20,0% que peor. En el otro lado del arco ideológico sale un retrato menos risueño: sólo el 6,8% de los votantes del PSOE y el 8,7% de los de Unidos Podemos dicen que en su hogar la situación es mejor, y el 26,4% de los del PSOE y el 29,5% de los de Unidos Podemos creen que están peor.

Otras pregunta, la 7, dice así:

¿Considera Ud. que la situación en España para encontrar/mejorar un puesto de trabajo es mejor o peor que hace seis meses?

Las diferencias son aún más profundas. En el total de los entrevistados, el 23,2% responde que mejor, el 39,4% que igual y el 33,5% que peor. Por votantes, entre los del PP son el 41,5% los que contestan que mejor, y solo el 20,1% que peor. Entre los de Ciudadanos también más optimismo, pero no tanto: 28,5% dice que mejor y 22,3% que peor. Al otro lado, sólo el 12,4% de los del PSOE y el 14,1% de los de Unidos Podemos contestan que mejor, mientras que un altísimo 47%, en ambos casos, dice que peor.

Una pregunta más para completar el cuadro. La 8, que dice así:

En definitiva y teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿considera Ud. que la situación actual de la economía española es mejor o peor que hace seis meses?

En las medias totales, el 23,4% cree que mejor, el 38,7% que igual y el 35,6% que peor. Por votantes, gran diferencia entre los de PP (41,9% mejor y 21,4% peor) y los de Ciudadanos (32,3% mejor y 23,1% peor), por un lado, y los de PSOE (15,0% mejor y 43,6% peor) y Unidos Podemos (9,4% mejor y 49,7% peor), por otro.

En conclusión, también en esto hay dos Españas, o al menos dos maneras de ver la situación económica y del consumo muy diferentes.

Aliados recientes de Susana Díaz buscan ahora una alternativa

Casi muda todo octubre y lo que va de noviembre, desde el golpe de mano liderado por ella misma para quitarle a Pedro Sánchez el mando del PSOE, Susana Díaz vino ayer a Madrid a una gira de televisiones (La Sexta, Telecinco)… y apenas dijo nada nuevo. Las principales preguntas que se le hacen a la presidenta andaluza no solo desde hace mes y medio sino desde hace ya dos años y medio, desde la caída de Alfredo Pérez Rubalcaba, -¿se postula para liderar el PSOE? ¿se presentará a las primarias para hacerlo? ¿ve compatible la secretaría general del partido con la presidencia de la Junta de Andalucía?- siguen por ahora sin respuesta.

¿Porque aún no está ella del todo decidida o por estrategia de gestión de los tiempos, aplazando cuanto pueda la convocatoria de las primarias y del Congreso del PSOE para ver si mientras tanto Pedro Sánchez desiste de presentarse o los militantes lo abandonan, a él o al partido? Los observadores están divididos. Y empiezan a estar divididos y disgregándose también -y esto es nuevo- algunos de los barones y de las viejas glorias del partido que ayudaron a Susana Díaz en el golpe de finales de septiembre. Ya no son una piña. Se apiñaron contra Sánchez, pero algunos se están ahora ‘desapiñando’ de Díaz y empezando a mirar ya hacia otro lado. Unos porque ven a la líder andaluza demasiado manchada en la operación contra Sánchez; otros porque les ha entrado la sospecha de que la fórmula del socialismo andaluz no es exportable al norte de Despeñaperros; otros porque se temen que, si toma el poder absoluto, Díaz acabará olvidándose de los mayores que la ayudaron, «como ya ha hecho con Manolo Chaves y con Pepe Griñán»…

Algunos de los ‘desapiñados’, además, no paran quietos. Van y vienen entre ellos, barajando nombres, unos muy conocidos y otros casi desconocidos. He escuchado tres de estos últimos recientemente, y di con dos de ellos. Ni confirman ni desmienten. Y me dicen: «No me cites, que el ‘aparato’ me mata».