¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Lo más llamativo que veo en la encuesta del CIS

El CIS ha hecho público esta mañana su estudio preelectoral de las elecciones generales del 26 de junio. Algunas cosas llamativas, en seis tuits que acabo de publicar:

Y ahora, algunos otros datos del CIS que necesitan bastante más que 140 caracteres.

En la pregunta número 15 de la encuesta, la que investiga la escala ideológica, se le pide al encuestado que se coloque a sí mismo en una tarjeta donde el 1 es la extrema izquierda y el 10 es la extrema derecha. Pues bien: la ubicación media del conjunto de los encuestados es en el 4,67, luego la población española se ve a sí misma de centro izquierda.

En la siguiente pregunta, la 16, se le pide al encuestado que coloque a los diferentes partidos, y sale esto:

PP: 8,35, casi en la extrema derecha

PSOE: 4,60, en el centroizquierda 

Podemos: 2,19, en la izquierda

Ciudadanos: 6,39, en la derecha

Como se observa, el PP es, con gran diferencia, el que más se aleja de la media de la población. ¿Cómo logra ser el más votado?

Y como también se observa, el PSOE es con gran diferencia el que se acerca más a la media de la población, apenas les separan 7 centésimas, y sin embargo sólo es el tercer partido en intención de voto. ¿Qué le está fallando al PSOE, que le está impidiendo llegar a su electorado ideológico natural? ¿El candidato, la división interna, el pasado, el programa, la campaña, la competencia…?

Las tablas al completo, aquí.

Batalla decisiva el 26-J en las grandes ciudades

Sostienen algunos expertos demoscópicos -y probablemente tengan alguna razón- que una de las batallas del 26-J se va a dar en el voto rural, especialmente en las circunscripciones pequeñas, las de 3, 4 o 5 escaños, en las que el último asiento adjudicado el 20 de diciembre por muy pocos votos de diferencia pueda ahora cambiar de manos. Puede ser. Esa batalla tiene dos pulsos: PP contra Ciudadanos y PP contra PSOE, los tres partidos en disputa del voto conservador y envejecido predominante en esos escenarios demográficos.

Creo, sin embargo, que hay otra batalla más relevante, más decisoria y decisiva. Es la que se va a dar en la disputa por los votantes más jóvenes, más formados e ideológicamente en la izquierda y el centro izquierda de las grandes zonas urbanas.

Más decisoria y decisiva primero porque en ella hay muchos más escaños en disputa, segundo porque en ella tienen amenazas y oportunidades los cuatro grandes partidos y tercero y principal porque las grandes ciudades son los lugares donde más deprisa se están produciendo los cambios sociales y donde más se está desplazando antiguo voto de PSOE a nuevo voto de Podemos.

Hay unos datos contundentes: en las elecciones del pasado 20 de diciembre, Podemos ganó al PSOE en 17 de las 25 ciudades españolas más pobladas. El PSOE sólo aguantó la arremetida en las cinco ciudades andaluzas de la lista (Sevilla, Málaga, Córdoba, Granada y Jerez), más Valladolid, Elche y Cartagena. ¿Reconquistará ahora el PSOE en alguna de las 17 que perdió en diciembre la primacía de la izquierda, por la vuelta de voto decepcionado con Podemos, o perderá incluso alguna más, ante las fuerzas recrecidas de Unidos Podemos, la coalición entre Podemos e IU?

Podemos e IU enarbolan el 15-M

Vídeos paralelos de Pablo Iglesias y Alberto Garzón que acaban confluyendo en una imagen única, en un abrazo entre ambos en la Puerta del Sol, pocos días antes del quinto aniversario del 15-M, para anunciar el acuerdo por el que Podemos e IU concurrirán juntos a las elecciones del 26 de junio. Tienen los vídeos un aire casero, poco profesional, pero no parece que se improvisaran. Ha sido un buen golpe de efecto mediático.

El 15-M, una de las más originales aportaciones de la historia política española reciente, fue seguido con mucha atención en los medios internacionales. Pocos días después de las movilizaciones , yo estuve de viaje profesional en Oslo y Estocolmo, y colegas escandinavos me preguntaban una y otra vez por la Spanish Revolution. «¿Quiénes son los que acampan en las plazas? ¿De dónde salen? ¿Es un movimiento colectivo espontáneo o hay alguien detrás? ¿Se presentarán a las elecciones?». Aquí, el PSOE, que estaba en el Gobierno, no entendía nada; el PP creía ver detrás la larga mano de Alfredo Pérez Rubalcaba, por entonces ministro del Interior; y los medios nos dividíamos entre la indiferencia prepotente, el desprecio de lo que se ignora, el recelo insano y la curiosidad sana.

Aquel enorme caudal político, surgido de las acampadas en las plazas y en las posteriores manifestaciones donde se pedía «rodear el Congreso» y se gritaba «no nos representan», es el que ahora quieren activar Podemos e Iglesias, IU y Garzón. Veremos más gestos, más golpes mediáticos en los próximos días, en torno al quinto aniversario del 15-M, y más gestos de confluencia y al mismo tiempo de diversidad entre los dos socios electorales. ¿Tendrán algún efecto en las urnas? Probablemente sí. El preacuerdo electoral entre las dos formaciones de izquierda probablemente ciegue algunas de las vías de salida de votos que se le estaban abriendo sobre todo a Podemos. Lo que es más difícil de calcular, al menos por ahora, es si se les abrirán otras a ambos, a Podemos y a IU. Si la coalición, al mismo tiempo que un efecto centrípeto del voto de izquierdas, tiene otro centrífugo, y de qué tamaño.

 

 

Podemos, con el votante menos fiel, según el CIS

Atentos a estos detalles del Barómetro de abril, que acaba de hacer público el CIS. El cruce sobre a quién votarían hoy los encuestados y a quién votaron el pasado 20 de diciembre arroja estos resultados sobre las grandes formaciones de ámbito estatal:

-El PP lograría que le volvieran a votar el 76,6% de los que le votaron entonces. ¿Qué haría el resto? Un 5,7% de sus votantes se iría ahora a Ciudadanos, un 4,2% no votaría y un 10,1% contesta que no sabe qué haría.

-El PSOE retendría al 71,7% de sus electores de diciembre pasado. Un 2,9% se le iría a Ciudadanos, un 1,7% al PP, un 1,2% a Podemos, un 4,5% no votaría y un 12,6% no sabe qué haría.

-Podemos retendría al 63,4% de sus votantes de diciembre. Un 10,3% se iría a IU, un 6,9% se iría al PSOE, un 4,7% no votaría y un 9,9% no sabe todavía.

-Ciudadanos retendría al 70,1% de sus votantes de diciembre. El 5% se iría al PP, el 2,7% no votaría y el 15,7% no sabe aún.

-IU (Unidad Popular) retendría al 72% de sus votantes de diciembre, el 3,2% se iría a Ciudadanos, el 4,5% no votaría y el 16,1% no sabe aún.

Comparando a los cinco entre sí, el PP es el que tiene un electorado más fiel y Podemos es el que lo tiene menos fiel, e IU y Ciudadanos son los que tienen hoy más indecisos.

En la página 51 de este pdf tienes todos los detalles.

Por qué Podemos y especialmente Pablo Iglesias necesitan los votos de IU

El interés y las prisas de Podemos y de Pablo Iglesias por cerrar un acuerdo con IU y Alberto Garzón tienen una poderosa razón de ser. Una razón técnica: la letra pequeña de algunas encuestas recientes sobre intención de voto de los españoles han generado en la formación morada algunas señales de alarma.

Las encuestas más pesimistas dicen que, al menos hasta hace muy poco (se ignora si la tendencia ha cambiado o corregido, y en qué dirección, con las vertiginosas novedades políticas de los últimos días), a Podemos se le habían abierto tres vías de agua. Una grande, de votantes suyos el pasado 20D que ahora, decepcionados por la estrategia seguida por Podemos durante las negociaciones, se estarían inclinando por abstenerse. Una mediana, de votantes de diciembre que ahora se inclinarían por la resucitada IU, de donde muchos de ellos procedían. Y una pequeña, de electores que en diciembre votaron a la formación moderada, hartos y procedentes del PSOE, que ahora volverían a la parroquia socialista. Un observador me da incluso un dato de cuántos son estos últimos, los de la vía de agua pequeña: en torno al 4% de los votantes de diciembre de Podemos. Con el acuerdo con IU, Podemos cerraría las dos primeras: las de los decepcionados, que ahora tendrían un nuevo estímulo para votar (el sorpasso, superar al PSOE), y la de los proclives a volver a IU.

Podemos y sus confluencias totalizaron en diciembre unos 5,2 millones de votos, frente a los 5,53 millones del PSOE y los 0,92 millones de Unidad Popular-IU.

Es cierto que, desde que el partido existe, a Podemos le han dado las encuestas casi siempre unas expectativas de voto inferiores a las que luego obtenía realmente en las urnas. Pasó en las europeas de 2014, volvió a pasar en las autonómicas de mayo de 2015, pasó de nuevo en las generales de diciembre pasado. Pero también es cierto que alguna vez Podemos se queda por debajo de las expectativas de las encuestas: ocurrió en las andaluzas de marzo del pasado año, cuando Podemos logró un 14,80% de los votos, bastante por debajo de algunas encuestas y de lo que la dirección del partido esperaba.

Ahora, en las nuevas elecciones generales, Podemos y especialmente Pablo Iglesias no quieren correr el riesgo de pinchar, de no cumplir expectativas, de quedar por debajo del 20,66% de los votos que sumaron entre la marca principal y sus confluencias en diciembre pasado. Sería una derrota personal de Iglesias, que ha impuesto dentro de la organización la estrategia que ha llevado de nuevo a las urnas.

Garzón, que sabe de esta necesidad de Iglesias, negociará tratando de lograr que su marca (Unidad Popular-IU) no se pierda en las listas conjuntas y que sus candidatos vayan en ellas en lugares preeminentes. El objetivo último, convertir los 2 escaños que tiene ahora en el Congreso en al menos 5.

 

Sánchez e Iglesias, una mala relación rota

Las últimas semanas han deteriorado aún más si cabe las ya de origen malas relaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No congenian, no se caen bien, no se fían mutuamente; cada vez menos.

Dicen que el roce hace el cariño, pero el poco roce de las últimas semanas entre Pedro y Pablo han fomentado lo contrario: la desconfianza, la desafección. Desde el encuentro que celebraron el pasado 30 de marzo, el que en teoría abría el nuevo periodo de negociación para un pacto de Gobierno, Sánchez e Iglesias no han vuelto a hablar directamente. Un intento de hace pocos días de sentarlos juntos a comer en un lugar discreto se saldó con un no explícito por parte de uno de ellos y con la no respuesta, con el silencio, por parte del otro.

Salvo gran sorpresa, en junio y julio, tras las nuevas elecciones, previsiblemente se volverán a necesitar. Tienen dos meses ambos para construir una relación más sensata, menos tensa. No por ellos, no por sus partidos, ni siquiera por sus respectivas parroquias de votantes. Necesitan restaurarla, reiniciarla incluso, por el conjunto de la población española, y especialmente por esa parte más débil, más desigual a la fuerza, que ambos dicen representar.

Apártate, Pablo. Apártate tú, Albert

Lo escribí aquí, en este blog, el pasado 13 de enero, recién constituidas las Cortes emanadas de las elecciones del 20 de diciembre:

«A Ciudadanos le hablará Sánchez de pactar un calendario de reformas profundas y de medidas de regeneración democrática. A Podemos (…) le hablará de medidas de regeneración democrática y de acordar una potente agenda social. Con uno negociará el sí en su investidura y con el otro la abstención. Y a cada uno de ellos intentará convencerlo de que su presencia en el acuerdo asimétrico a tres es imprescindible porque vacunaría al PSOE y a sí mismo, al propio Sánchez, de caer en algún momento en una deriva excesiva hacia alguno de los dos lados, hacia su derecha -Ciudadanos- o hacia su izquierda -Podemos-.»

Tres meses largos después, ha habido algunas variaciones notables (el PSOE firmó un pacto con Ciudadanos, Podemos insiste en su fórmula de Gobierno de izquierdas, y Pablo Iglesias la ha blindado con una seudoconsulta a sus afiliados), pero en el fondo Pedro Sánchez está ante la misma cuadratura del círculo en que estaba en enero… pero con sólo cinco días por delante para resolverla. ¿Cómo convence a uno de los dos partidos recién emergidos, a Podemos o a Ciudadanos, de que ceda una abstención de sus diputados que permita la investidura del propio Sánchez para un Gobierno del PSOE con el otro partido emergido?

Albert Rivera esgrime ante Pablo Iglesias que es Ciudadanos quien tiene un acuerdo firmado con PSOE, luego que quien debería apartarse de la pugna por la boda con Sánchez es Podemos. Pablo Iglesias esgrime ante Albert Rivera que él tiene un doble mandato de sus bases de no apoyar el pacto PSOE-Ciudadanos y de intentar el pacto de izquierdas.

-Apártate tú.

-No, te apartas tú.

A cinco días de que acabe el plazo, no se vislumbra aún que ninguno de los dos vaya a ceder. ¿Y el PSOE y Pedro Sánchez? ¿Aún tienen alguna herramienta nueva que utilizar para moverlos?

Una propuesta diferente para la consulta a los militantes de Podemos

«¿Qué resultado creéis, lectores, que tendría una consulta a los socios y aficionados del Real Madrid si al comienzo de cada temporada se les sometiera a una consulta con estas dos preguntas, ‘¿Quieres que el Barça gane la Liga?’ y ‘¿Estás de acuerdo con que la Liga la gane el Real Madrid?’”, os comenté aquí, en el blog, anteayer sábado, a propósito de la consulta -tan simple- que Podemos va a hacer a sus bases, anunciada el viernes por Pablo Iglesias. Finalizaba mi artículo diciéndoles a los dirigentes de Podemos: «Si realmente queréis saber qué piensa vuestra gente, reconsiderad las preguntas y el abanico de las respuestas».

Los lectores os dividisteis sobre mi post, aquí en los comentarios en el blog y en Twitter. «Totalmente de acuerdo. Las preguntas no invitan al debate ni a la reflexión. Cierran la puerta a cualquier otra alternativa que llevase a Podemos a influir en un gobierno de cambio que tanto necesitamos. Una pena», decía un comentario en el post. Otro: «Me decepciona profundamente ver que Arsenio Escolar se apunta también al tsunami mediático contra Podemos».

«Q preguntas sugiere usted? nos ayudaría mucho saberlas», me dijo alguien. No soy experto demoscópico, ni mucho menos, -y no estoy en ningún tsunami mediático contra Podemos-, pero ahí va una nueva propuesta para la consulta que creo que puede ayudarle mejor a Pablo Iglesias a saber realmente qué piensan y qué prefieren las bases de su formación. Está basada en el documento ’20 propuestas para desbloquear la situación política y posibilitar un Gobierno de cambio’, presentado por Podemos a PSOE y a Ciudadanos en la reunión de las comisiones negociadoras del pasado jueves, y en las propias preguntas que anunció Iglesias el viernes. Sería así:

1. ¿Cuáles son, a tu juicio, las prioridades que ha de establecer Podemos en sus negociaciones con otras fuerzas políticas (ordénalas de mayor a menor, dándole 9 puntos a la que consideres la más prioritaria, 8 a la siguiente… y así sucesivamente hasta dar 1 punto a la que consideres la menos prioritaria de entre las 9 propuestas):

A-Reducir la desigualdad mediante medidas como el establecimiento de una renta garantizada, la reforma del mercado de trabajo, la reestructuración de la deuda hipotecaria de los hogares más vulnerables, etc.

B-Recuperar el Estado del bienestar con inversiones en educación -especialmente infantil-, sanidad -acceso universal a la tarjeta sanitaria, eliminación de copagos, etc.-, pensiones -garantizando que no pierden poder adquisitivo, financiándolas si es necesario se necesita por los impuestos, etc- y sistema de dependencia.

C-Articular un plan estatal que garantice el derecho a una vivienda digna y adecuada y que impida los cortes de suministros básicos de agua, luz y gas a aquellas personas y unidades familiares que estén padeciendo una situación de vulnerabilidad.

D-Garantizar que las políticas públicas sean herramientas eficaces para luchar contra las desigualdades de género y que se promueve activamente la igualdad entre hombres y mujeres, especialmente en el campo económico y laboral.

E-Negociar con las autoridades europeas una nueva senda de reducción del déficit público, terminar con la austeridad fiscal e impulsar una reforma tributaria que combata firmemente el fraude fiscal, refuerce la progresividad del sistema, acerque los tipos efectivos a los tipos nominales mediante la eliminación de las deducciones más regresivas y reduzca la dualidad de la tarifa entre rentas del trabajo y rentas del ahorro.

F-Elaborar un Plan Nacional de Transición Energética que potencie el ahorro energético y el impulso de las energías renovables.

G-Impulsar una nueva política industrial mediante instrumentos financieros públicos y una fuerte inversión en I+D+I.

H-Impulsar un Plan de Regeneración Democrática y Contra la Corrupción que, entre otras medidas, reforme el sistema electoral y la función pública, regule y haga transparente el sistema de financiación de los partidos y prohíba las denominadas «puertas giratorias».

I-Reformular el modelo territorial para que todas las naciones, comunidades políticas y territorios puedan encontrar su encaje dentro de España si así lo deciden, aceptando el derecho a decidir en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad.

 

2. ¿Debe apoyar Podemos a un Gobierno basado en al pacto Rivera-Sánchez?”

A-Sí.

B-Solo si previamente PSOE y Ciudadanos incluyen en el pacto al menos las 5 prioridades de la pregunta anterior que resulten más apoyadas en esta consulta y si además Podemos entra en el Gobierno resultante con un número de ministros proporcional a los resultados electorales del 20-D.

C-Solo si previamente PSOE y Ciudadanos incluyen en el pacto al menos las 5 prioridades de la pregunta anterior que resulten más apoyadas en esta consulta, y sin entrar Podemos en el Gobierno sino manteniéndose en la oposición en el Parlamento y vigilando el cumplimiento del pacto, especialmente en las prioridades marcadas por Podemos.

D-No.

 

3. “¿Estás de acuerdo con la propuesta de Gobierno de cambio que defiende Podemos, En Comú Podem y En Marea, integrado en coalición por las distintas fuerzas progresistas que lo sustentan (PSOE, Podemos, En Comú Podem, En Marea, IU y Compromís) en función de sus respectivos apoyos electorales?

A-Sí.

B-Solo si, para lograr la mayoría suficiente en la investidura en el Congreso, se pacta y se publica en todos sus detalles un acuerdo con ERC, DiL… para que voten sí o se abstengan en la votación.

C-Solo si, para lograr la mayoría suficiente en la investidura en el Congreso, se pacta y se publica en todos sus detalles un acuerdo con Ciudadanos para que vote sí o se abstenga en la votación.

D-No, en ningún caso.

 

Seguro que Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Social de Podemos, socióloga, politóloga y experta demoscópica -ella sí-, puede mejorar técnicamente esta modesta propuesta.

Reconsiderad las preguntas y el abanico de respuestas, Pablo, Íñigo, Carolina

Si las preguntas -«¿Quieres un Gobierno basado en el pacto Rivera-Sánchez?” y «¿Estás de acuerdo con la propuesta de Gobierno de cambio que defiende Podemos, En Comú Podem y En Marea?”- y el abanico de respuestas posibles -«sí» y «no» en ambos casos, sin más matices- a las bases de Podemos son finalmente las anunciadas ayer por Pablo Iglesias, no estaremos ante una consulta limpia, leal y sincera sino ante un sucedáneo, un paripé, una engañifa, una cierta estafa. No se trataría de intentar saber realmente lo que creen los militantes que ha de hacer Podemos en la complicada coyuntura política de estos días sino de que le digan las bases a Pablo Iglesias lo que él quiere oír.

Los expertos demoscópicos -y Carolina Bescansa lo es- saben que las preguntas simples, burdas, formuladas tramposillamente, sin matices, sin alternativas reales, de respuesta inducida… valen para colocarnos titulares a los medios de comunicación y para autoafirmarse algunos dirigentes políticos -y muchos dictadores-, pero no para indagar de modo científico solvente lo que realmente piensa un colectivo. ¿Qué resultado creéis, lectores, que tendría una consulta a los socios y aficionados del Real Madrid si al comienzo de cada temporada se les sometiera a una consulta con estas dos preguntas, «¿Quieres que el Barça gane la Liga?» y «¿Estás de acuerdo con que la Liga la gane el Real Madrid?», y cuyas casillas de respuesta fueran solo «sí» y «no», en ambos casos?

Si finalmente es como anunció ayer Iglesias, no estaremos ante una consulta a los militantes de Podemos, sino ante un insulto a su inteligencia y ante una mancha estúpida en la trayectoria política de los dirigentes que la promueven.

Hacéis bien en preguntar, debéis consultar a vuestras bases las decisiones relevantes, pero, si realmente queréis saber qué piensa vuestra gente, reconsiderad las preguntas y el abanico de las respuestas, Pablo, Íñigo, Carolina…

Los votantes de Podemos y Ciudadanos, mucho más tecnoadictos que los de PP y PSOE

El Barómetro del CIS de febrero, publicado ayer, estaba lleno en su letra pequeña de información muy valiosa para sociólogos, periodistas, politólogos y miembros de otras profesiones similares, por lo general muy atentos al cambio social, las nuevas tendencias y los nuevos modos de vida.

El Barómetro incorporaba esta vez una serie de preguntas relacionadas con el uso de la tecnología y el impacto de la transformación digital en hábitos cotidianos de la población. Algunos de los principales titulares los hemos explotado todos los medios en las últimas horas: el 70,2% de los encuestados usa WhatsApp u otra aplicación similar de mensajería instantánea, el 42,3% del total de los que las usan está «continuamente» consultando los mensajes, el 78,9% del total de los encuestados cree que las nuevas tecnologías han propiciado una reducción de la protección de su intimidad en la familia…

Me he ido a los cruces, a las mismas preguntas del Barómetro, pero cruzadas por determinadas características de los encuestados y he visto algunas cosas muy interesantes. Por ejemplo estas, relacionadas con el perfil ideológico del encuestado:

-Uso del teléfono móvil. A la pregunta «¿Podría decirme si ha utilizado en los últimos 6 meses el teléfono móvil (llamadas y/o sms)?», responde que sí el 90,8% de los encuestados. Pero el porcentaje de respuestas afirmativas baja por debajo de la media, al 82,4%, entre los votantes del PP en las últimas elecciones, y al 88,4% entre los del PSOE, y sube por encima de la media entre votantes de Podemos (al 98,6%) y entre votantes de Ciudadanos (al 99,5%).

-Uso del correo electrónico. Cuando se pregunta sobre el uso del correo electrónico, también en los últimos 6 meses, responden que sí el 55,8% de los encuestados. Y de nuevo el porcentaje queda por debajo de la media entre los votantes del PP (43,4%) y del PSOE (42,9%) y muy por encima de esa misma media entre los de Podemos (74,2%) y entre los de Ciudadanos (75,3%).

-Uso de «WhatsApp u otra aplicación similar (Line, Telegram, Snapchat)». Dicen que sí las han usado en los últimos 6 meses el 70,2% de los encuestados. Entre los votantes del PP (el 55,1%) y entre los del PSOE (62,7%), bastante por debajo de esa media. Entre los de Podemos (88,5%) y entre los de Ciudadanos (90,3%), muy por encima. Otra pregunta indaga sobre la frecuencia de consulta de los mensajes en esas aplicaciones. Contesta que «continuamente» el 42,3% del total de los que las usan. Entre los votantes del PP, el 38,4%. Entre los del PSOE, el 32,4%. Entre los de Podemos, el 43,8%. Entre los de Ciudadanos, el 51,2%.

-Uso de «redes sociales virtuales (Facebook, Twitter, LinkedIn, etc.)». Media total de uso en los últimos seis meses, 46,3%. Entre votantes del PP, 35%. Entre votantes del PSOE, 39,5%. Entre los de Podemos, 63,6%. Entre los de Ciudadanos, 60,8%.

La inmensa mayoría de las preguntas y respuestas de este tipo dibujan una sociedad más digitalizada y tecnoadicta que vota a los dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, y otra también en transformación digital, pero a un ritmo más lento, que vota a los dos grandes partidos tradicionales, PP y PSOE.

El Barómetro completo y las entradas a los cruces los encuentras directamente aquí. Si navegas en los cruces por variables sociodemográficas (sexo, edad, tamaño de municipio y nivel de estudios) o por variables de clase social encontrarás más novedades.