José Fonollosa, autor de ‘Refugio’: «He intentado hacer mostrar la labor de la protectoras en positivo, con humor»

José Fonollosa (1975, Vinaroz) es un conocido historietista. Suyas son, por ejemplo, La casa de Papel: Arturito, Fornait, vampi, Go!, Un gatito en casa, Miau o Perros Vs. Gatos, Mordiscos, Ultragato, Sex o no sex, Parodia de Tronos o Los muertos revivientes. Enumerar todas sus obras, en las que el humor suele ser un denominador común, llevaría probablemente varios párrafos previos a esta entrevista.

Fonollosa también es un gran amante de los animales que acaba de alumbrar una novela gráfica llamada Refugio (Editorial Grafito, 2021), en la que muestra, entre sonrisas, humildad y espíritu divulgador, el día a día de los voluntarios de las protectoras basado en su experiencia echando una mano en la Protectora de animales de Xátiva (SPAX).

¿Cómo nace tu amor por los animales?
Nací en el 75 y en mi generación teníamos como referente a Félix Rodríguez de la Fuente. Creo que muchos que hemos salido animaleros ha sido en parte por él. Y luego, toda la vida hemos tenido en casa perros y gatos. Aunque los teníamos con otra mentalidad, la de los años ochenta. Lo cierto es que toda mi vida he convivido con algún animal hasta hoy, que tengo a Toñín.

Sueles decir que eres más de gatos. 
Pues sí, por mi vida personal y por mi trabajo como autor de cómics. Llevo diez años dibujando gatos. No voy a engañar a nadie a estas alturas. (risas)

¿Y cómo nació la pasión por dibujar?
Los dibujantes dibujamos desde siempre; puedes luego encontrar otras aficiones, pero estar con una hoja y un lápiz es lo que más nos llena desde siempre.

‘Refugio’, tu último libro, ha salido con retraso.
Sí, originalmente iba a salir a la venta en abril de 2020, pero pasó lo que pasó y todo se paralizó. Ahora los editores dijeron ‘pa’lante’, y yo contesté: «pues vosotros lo sabréis mejor que yo». La verdad es que lo único que tengo claro es la historia que estoy dibujando, pero para lo demás, la portada, el formato, las fechas… lo que decida el editor, bien decidido estará.

¿Ha sido entonces coincidencia que asome en el mes dedicado a los galgos, a los perros de caza?
Ha sido casualidad. Esta es zona también de cazadores. Aquí más que galgo se usan podencos y en torno al 50% de los perretes que, afortunadamente, están en la protectora son de esa raza. Cuando estás allí prefieres no pensar lo que han pasado y centrarte en que en la protectora están bien y en buscarles una casa.

¿Cómo surgió el empezar a colaborar en una protectora?
Yo conocía a la protectora porque montaban una parada en la feria de verano de Xátiva en la que hacían una especie de vacunaciones con las fotos de los perretes. Te decían: ¿»Cuál quieres vacunar»? Pues me da da igual. Uno, el que sea, si lo que yo vengo es a donar dinero. También les donaba libros para que los vendieran, esas cosas… Siempre tenía el runrún y en 2018 me dije «pues para estar en casa con el runrún, pues pruebo». En el cómic lo cuento y creo que a muchos voluntarios les habrá pasado igual. El primer día vas con el miedo de «no sé si voy a valer», con una imagen mental de cómo están los animales, y es normal. Pero oye, si lo pruebas a lo mejor funciona.

Y en tu caso funcionó.
Pues vamos para tres años.

¿Cómo has podido resistirte todo este tiempo a tener un perro en casa?
Pues porque tengo a Toñín, que es un gato muy particular, muy nervioso, se asusta con cualquier ruidito. No me la quiero jugar, que el estrés en los gatos es muy malo, así que de momento prefiero ayudar así.

Alguna vez lo he comentado, hablando del problema de los animales abandonados con más gente. Es demasiado sencillo tener perro o gato. Si yo ahora quisiera uno, voy puerta por puerta preguntando en mi edificio y algún vecino habrá que tiene un primo con una perra que acaba de criar o algo así.  Si quieres una vaca es más complicado (risas). No sé cuál sería la solución, pero no debería ser así de fácil.

¿Cómo germinó la idea de de trasladar el voluntariado a un libro? 
Fue al año realmente. Me pasó como cuando empecé a dibujar sobre mis gatos. Es algo que me llena como persona, pienso que hay una historia y me apetece hablar sobre ella. Y la escena que tenía más clara desde el principio es la de entrar por primera vez en el patio, con todos los perros. Tenía muy claro que había que empezar por ahí. Luego empecé a darle vueltas. Lo consulté con mis compañeras, por supuesto, porque iba a hablar de su proyecto, para pedirles permiso y para que me informaran. Tenía que hacerles muchas preguntas porque yo soy un voluntario de ir allí a limpiar y hacer lo que toque, pero no entonces no sabía, por ejemplo, lo que era un padrino. Si iba a hacer un cómic en tono didáctico tenía que estar lo más informado posible.

Hay mucho desconocimiento sobre lo que es una protectora, qué se va a encontrar cualquiera si se acerca a una.
Pasa, sí. Alguna mañana que vas a limpiar oyes jaleo, los perros ladrando, te asomas y es que hay un coche parado. «¿Esto es la protectora? Es que veníamos a por un perro?».  Y tienes que explicarles que genial, pero que hay un procedimiento. A base de oír a mis compañeras ya conozco el discurso y el proceso que hay que seguir.

¿Cuál es el objetivo que tenías cuando dibujabas Refugio?
No lo sé. Cuando me pongo a dibujar no tengo un objetivo claro. Vas dejando que vaya fluyendo y  notando hacia dónde tira el libro. Ahora, como ha pasado un año y varios meses, lo releo y me doy cuenta de que hay cosas que contaría de otra manera. No mejor, pero sí distinto, porque ha pasado un año y yo en este tiempo he cambiado. Sí que una vez me puse las pilas, lo que sobre todo no quería era meter la pata, porque es un tema muy delicado. Se lo contaba a las compañeras, que mi lema era «no te flipes, que yo soy solo un voluntario que lleva año y medio, no soy quien para dar lecciones a nadie». Porque puede pasar, que te metes en un proyecto creativo, estás 24 horas dándole vueltas y te crees que sabes más de lo que sabes. Mi visión es que realmente las protectoras hacen un trabajo muy importante y quería enseñarlo. He intentado hacerlo en positivo, con humor.

 

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Yo encuentro dos mensajes al lector: uno es «hazte voluntario, si puedes, que hay muchas formas de ayudar». Y otro, más subyacente, de fomento de la adopción. 
Y adopta solo si consideras que puedes, si es una adopción responsable. Y ayudar, por supuesto. Solo hace falta tener ganas. Te ofreces, y seguro que te encuentran alguna faena.

A mi parecer la labor más difícil en el voluntariado de protección animal es recibir y guiar a los posibles adoptantes.
Es que no es una ciencia exacta. En mi protectora las compañeras que hacen las entrevistas, el cribado, pues a veces no logran desgraciadamente que las adopciones funcionen. Pero bueno, si el animal vuelve, no es lo peor que le puede pasar.

Estar en una protectora no es la situación ideal, pero es mejor que en una casa en la que no están bien.
Exactamente.

¿Todos los perros que muestras en el libro están o han pasado por la protectora?
Los que tienen nombre, sí. Los que están de fondo, pues llega un momento en el que dices «no puedo estar todo el rato mirando». Para mí es bonito leerlo también por eso, porque hay casos que están en el cómic y ahora ya están adoptados y te da alegría. Es muy guay realmente, como Xátiva es una ciudad relativamente pequeña, a veces vas por la calle y te dices «este perro me suena, lo tuvimos allí». Es una sensación súper chula.

Las personas que salen en Refugio, también existen.

Claro. De hecho me hicieron reforma en uno de los patios y les decía: !¡Qué me estáis rompiendo el rácord. Muy mal! (risas)

Habrá visto en este tiempo que hay animales para los que encontrar una segunda oportunidad es muy difícil.
Los cachorritos es habitual que salgan más rápido. Los perritos más monos tienen más oportunidad que, a lo mejor, un podenco, que tienen un carácter la mar de majo pero no llaman tanto la atención. Por otra parte, me he dado cuenta de que hay personas que adoptan casos difíciles, que parece que los van buscando, animales con problemas de carácter o de salud. Pasa que ves que van a adoptar a Perico y tienes el pinchacito de «ya veremos si Perico no vuelve en dos semanas al refugio. Completamente lógico porque yo conozco a Perico». Pero sí, hay personas que prefieren dar una segunda oportunidad a los Pericos; eligen el camino menos sencillo y tiene muchísimo mérito.

 

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¿Cuánto tiempo lleva dibujando animales?
Como dibujante de animales empecé en 2010, con un webcomic humorístico de mi vida con Rufa y Belfi, que eran las dos gatitas con las que vivía entonces. Y lo que empezó en plan de «voy a probar qué tal», empezó a gustarme y a gustar y se publicó en libro.Y a lo tonto he llegado a publicar 8 o 9 tomos basados en mi vida o con historias alrededor de los gatos. Por ejemplo, cuando apareció Toñín pues dije, esto hay que contarlo, cómo se integró en la casa, con las otras dos gatas. Normalmente hago un cómic de lo que sea y, entre medias, cae al menos un cómic de mi vida con gatos o de Ultragato, que eran tiras más humorísticas y fantasiosas. Es un tema que me gusta y tengo una serie de lectores a los que también les gustan, así que todo perfecto.

 

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También dibuja animales por encargo.
Sí, suelo hacerlos. Me pueden contactar por dónde sea y todo es hablarlo, sin ningún problema.

¿Te ha costado mucho pasar de dibujar gatos a perros?
Realmente no me ha costado salir del mundo gatuno. He cambiado un poco el registro, sí, porque mis tiras de gatos no tienen tanta información, son más gags, pero estamos hablando delo mismo, del amor por los animales. En Refugio es un tema más grande y lo cogí con más respeto, que no es lo mismo hablar de mis cosas con mis gatos que de una protectora.

¿Cuál será el siguiente proyecto?
Con este 2020 que hemos tenido, ya veremos si hago planes. Ahora mismo me estoy centrando en Refugio, que personalmente ha sido un cómic importante  para mí. Es un punto de esperanza, de ver que la vida sigue y que ya saldremos. Este 2020 creo que a todos nos ha cambiado el chip.

Ha sido un máster en incertidumbre para todos.
Totalmente.

El libro está ahora en preventa y pronto estará a la venta con normalidad, ¿verdad?
La preventa con regalos acaba el 1 de marzo y a la mayor brevedad se distribuirá en todas las librerías. Y si en un futuro cercano estamos todos vacunados, mi idea, que era la idea de 2019, es hacer presentaciones y charlas, porque creo que es un tebeo que permite hacer cosas bonitas, colaborando con protectoras. Pero ya veremos.

Es una lectura que se podría trabajar en colegios e institutos.
La presidenta de SPAX es profesora y me dijo: «José, tiene que haber uno en cada escuela». Y le contesté: «pues me parece muy bien MªCarmen, dime el teléfono de con quién tengo que hablar». Volvemos a que lo que yo sé hacer es dibujar. Para hacer el cómic, pues adelante. Pero no sé por dónde empezar para organizar algo así, aunque estoy abierta a todo.

Por terminar de aclararlo, el libro está en preventa, pero no es un crowdfunding.
Exacto. El libro está impreso. No pasaría nada si fuera un crowdfunding, pero no lo es. Es un adaptarse a esta nueva situación.

¿Habrá una segunda parte?
Estoy dibujando  una continuación en mi Patreon que se llama Vuelta al refugio. La primera página empieza justo el día que volví después del confinamiento. Vuelta al refugio son pequeñas anécdotas, cosas que han ido pasando, pero es realmente una continuación.

 

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