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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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¿Tiene sentido hacer un maratón en más de cinco horas?

Participación: desde el twitter de PreMarathon nos envían la siguiente pregunta.

Pregunta para post: ¿Tiene sentido para vosotros (y por que?) hacer una maratón en más de 5 horas? .@_spanjaard

Así que aquí la dejamos lanzada.

Para muchos os parecerá que el mero hecho de terminar un maratón, o quizá el simple hecho de planteárselo y comenzar a entrenar, ya es una victoria.

Para otros esto será una victoria a medias. Seguramente con el paso del tiempo los corredores vamos tomando las costuras a ese novelón llamado 42.195m y creemos saber el truco. Ese atrevimiento nos hace opositar a un tiempo más rápido.

En el más radical de los casos hemos llegado a leer que «hacer un maratón en más de cinco horas, corriendo y caminando, no es terminar un maratón».

Tú, ¿qué piensas?

Gracias a PreMarathon por dejarnos la cena medio preparada. Sin duda lo mejor es correr uno en esas premisas y, luego, contestar.

En correr, ¿qué es mucho y qué es poco?

Basta ya. Dejemos de acusarnos y de reprochar los méritos de unos y otros. No es agradable ver cómo hay mil prismas o modos de ver esto. Que esto es, básicamente, poner un pie detrás de otro.

«Huy, tú es que corres mucho».
«Uf, yo es que ahora me dedico a hacer medios maratones y maratones»
«¿Cómo vamos a correr juntos con lo que tú le zumbas?»
«Voy a correr los ochenta kilómetros de X como preparación de los ciento cincuenta de Y»

Y así vamos. Siempre con la excusa separadora por delante. Regañados como los cercopitecos. Los de culo rojo.

Noto que es algo que ha calado a todos los niveles. Desde el más profesionalizado corredor popular que transpira atletismo, hasta el temeroso novato que piensa que los tipos con cara de hambre nos veríamos molestados si nos saludan.

¿De qué vamos?

No. Es totalmente en serio. «Deja a cada uno que corra como quiera», escribiréis. Venga, escribidlo. No os comáis las uñas, si al final esto es un blog de opinión y todas valen lo mismo.

¿Qué es mucho y qué es poco?

Como muestra, un botón. Servidor de vosotros, hasta hace unas semanas, pensaba que 2013 era un año casi perdido, de transición. Apenas he tenido tiempo -pensaba- de armar dos meses buenos. Podía haber llegado a la conclusión de que, durante el verano, cierto abandono me habría invadido. La de carreras nuevas que van saliendo. La de viajes perdidos. Qué palizas me he perdido pensando en que no podría estar a la altura. Y he corrido en invierno dos veces más de 42km, el maratón de Madrid en Abril, por las sierras cántabras otros 43km en Mayo, y otros tantos en Noviembre por las sendas del Parc de la Collserola (esta será la 87ª carrera de 42km o más que haga en mi vida). Cinco maratones de asfalto o montaña en un año.

¿Y tengo los huevos de planteármelo en términos de «año perdido»?

Ya digo que somos materialmente injustos con los que no pueden sacar tiempo para correr. O los que deben parar a los quince minutos de trote. Por forma física, tiempo, ganas, facultades o pasta para abonar las inscripciones. Un diligente opinador del mundillo (cuyo nombre no daré para que no me cobre naming rights) dice que somos gilipollas.

No es del todo cierto. No somos. Nos hemos hecho. Queda tan lejos la época de Felisín Carvajal

Él, runner. Ella, no runner.

corredoresas1

Hace unas semanas la estupenda bloguera y mejor corredora Rosa Asensio me lanzó un guante. En ese duelo de zarzuelilla la chica era la corredora. Él, bueno. Eso. Afortunadamente las tornas cambian. Se lo devuelvo.

Él (corredor).

El sábado es su cumpleaños. Lo tengo todo controlado. He pensado que es el momento en que se inicie en esto de correr. Tenía que comprar unas medias de compresión y mirar las rebajas -ando con un par de zapatillas con más de seiscientos kilómetros- así que me ha solucionado el regalo.

He visto unas mallas pirata que le van a sentar de miedo. También tenían una faldita corta de corredora pero no me he atrevido. Así que eso y un modelo de pronadora para chica. Para ellas diseñan unos colores brutales. Aunque dudo que sepa qué es ser pronador o supinador. No me hace mucho caso cuando pasa por detrás de mí y gira la vista a mis intervenciones en foros o en facebook.

Verás que sorpresa. Ahora podremos compartir más tiempo juntos, aunque yo tenga que entrenar rápido y ella, bueno, podemos calentar y estirar juntos y ducharnos. Sí. Este año he acertado con la compra. Cuando me meto con los complementos suelo ir de fracaso en fracaso. Termino de hacer el café y algo sólido y se lo llevo a la cama.

-«Hola amor. ¡Toma, tu regalo de cumpleaños!»

(Un silencio helador se extiende por el apartamento mientras ella abre el envoltorio de una evidente tienda de deporte)

——

 Ella (no corredora).

¡¡Por fin es sábado!!! No, un sábado cualquiera, ¡¡¡noooooo!!!  Es el sábado de mi cumpleaños.

La verdad es que no sé si prefiero que él se acuerde o no de mi cumpleaños. Yo sé que pone interés pero …. No hay año que acierte con el regalo, o escoge bolsos que sólo llevaría su madre o joyonas de esas que nunca me ha visto puestas y sabe detesto pero que aún así me regala. Debe ser eso de las carreras, tantos kilómetros no le dejan mucho más para pensar.

De cualquier manera, que se acuerde es un detallazo. Así que, sea lo que sea, me gustará aunque espero no haya perdido el ticket-regalo.

Ahí está. Trayéndome el desayuno a la cama. Lo miro. Ya estamos con la papilla esa de avena que toman los runners. Le miro. Sonrío.

– «Gracias, cariño».

Y de repente le veo que saca algo de debajo de la cama. ¡Mi regalo! Lo miro con detenimiento. Ni idea de la tienda donde lo ha comprado. Miedo me da. Rompo el papel de regalo de la “tienda desconocida” y…. ¿qué es esto?

Sonrío intentando disimular mi cara de: “Qué coño es esto?, ¿Por dónde me lo pongo? ¿Para qué ocasión?»

– “Son unas mallas pirata”, me dice emocionado. Mira que tiene ganas de que salga a correr, pero buffff, la sola idea de ponerme a sudar me da pereza. ¿Unas mallas pirata? ¿Para qué? ¿para jugar a los piratas mientras ese micro-pantalón me comprime de tal manera que no puedo ni respirar y me salen las lorzas por encima de la cinturilla?…Sonrío.

Aún hay más. ¡Unas zapatillas!

– “Son pronadoras”, me dice. Prona… ¿qué? Le miro como preguntándole si me está insultando. La verdad es que las bambas estas son chulas. De colorines y molan hasta los cordones. Quizás pueda llevarlas con los vaqueros que me compraré cuando descambie la otra prenda del demonio.

Sonrío y le beso. «Gracias cariño».

Aprovecharé cuando se vaya a correr a buscar el ticket regalo.

Microentrevistas: “Nunca correré…” (IV)

¿Conocer qué piensa la gente de nuestra locura es una ayuda? Sin duda alguna. Hay muchas personas con una sensatez clarividente y una opinión unánime. Contundente. «A mí no me pilláis con eso de correr».

Hoy es Javier de Ríos el que responde. Hemos enviado nuestra batería de preguntas a este gurú de «La viga en miojo», el blog la literatura en internet, guía para los que buscan recursos y saber por dónde van los tiros en los concursos literarios y nos ha contestado con rapidez. Escritor de Cuentos para gente impaciente y bilbaíno que cumple a rajatabla lo de «todo internet es Bilbao».

jderios

[Pregunta]: Javi, ¿corres?

Nooo, por favor, eso es de cobardes, ¿no?

[P]: A tu edad, ¿te consideras ya caso perdido para probar a correr?

Absolutamente, sí. Me gusta en cambio dar largos paseos, e incluso el trekking suave, pero ni de eso tengo tiempo a día de hoy.

[P]: ¿Crees que esto del running es una moda o un sincero ejercicio de la sociedad para ponerse en forma?

No, una moda no, siempre he visto gente corriendo. Quizás determenidas actitudes o formas de equiparse pueden ser una moda, pero el hecho de salir a correr en modo alguno.

[P]: ¿Una infancia dura en Educación Física en el colegio sería la excusa perfecta para no correr?

Pues no lo sé, yo la verdad es que me reconcilié con esa clase los últimos años, cuando descubrí que había otros deportes más allá del fútbol. Sí es cierto que el gimnasio daba cierto yuyu con el potro ¿de tortura? y esas espalderas. Odiaba algunos ejercicios únicamente, como trepar por cuerdas, por ejemplo.

[P]: Entonces, ¿no piensas entrar al trapo y salir al trote?

No vas a convecerme con frases hechas, te aviso.

[P]: ¿Aceptarías una potencial pareja sabiendo que el/ella sí es apasionado seguidor del running?

A estas alturas de la vida un cambio de pareja no me lo planteo ni en un baile de pueblo. Pero en todo caso no creo que me influyera en la decisión, cada uno tenemos nuestros defectos.

[P]: ¿Qué prefieres leer u oir? ¿’running’ o mejor ‘salir a correr’?

Salir a correr. Running suena más estresante.

[P]: Y, claro, ni por esas.

Ni por esas

[P]: En esta sociedad tan tonta y esteticista, ¿aceptarías correr como remedio rápido para mejorar tu apariencia física?.

¿Rápido? No me tomes el pelo…

[P]: ¿Qué te sugiere oir en el rellano de la escalera: “Natividad, cierra la puerta que me voy a correr”?

Cierra, cierra, y no abras.

[P]: ¿Abominas de su propaganda o simplemente correr y tú vivís esferas paralelas?

Esferas paralelas, sin duda.

[P]: Entonces, si tuvieras que ordenar las palabras “cafelito”, “sudar” y “glamour”…

Sudar la última, sin duda, aunque en dura pugna con glamour. Cafelito, cervecita, un buen libro, ¿cuáles decías?

[P]: Dime cómo podría argumentar en tu propia contra. Quizá así el próximo entrevistado…

Si lo has hecho muy bien, pero yo ya soy un caso perdido. El tema de la salud es importante, mete caña por ahí.

[P]: Sugiéreme con toda la maldad del mundo alguien para la próxima microentrevista

Realmente no lo sé. Algún cocinero famoso, quizás, ¿por qué no?

«Pues deje usted de correr»

-«Doctor, me duele la rodilla izquierda al correr se me queda como encasquillada y el dolor es fuerte».
-«A ver (palpando)… Tiene ud. las rotulas para fuera. le voy a recomendar una cinta para poner debajo a ver si le alivia y si no pues deja ud. de correr y ya está».

Es un caso típico de alguien que comienza. Y el experto médico nos dice que no corramos. ¿Quién lleva la razón?

Animados por la moda o por bajar peso o por lo que sea, empezamos a correr. Que es beneficioso. Pero que no nos reporta más que sinsabores porque nuestra forma física quizá sea mala, o porque es buena pero la estamos estirando demasiado. En general, me importa más tranquilizar a los que empezáis. Los runners expertos muchas veces necesitamos una paliza bien dada. O medio año parados a ver si se nos quita la tontería cuasi-profesional.

Entended que sí. Estamos aprendiendo a correr. Las posturas que mantenemos en el ordenador o en el sofá son diferentes. Y los dolores (que pueden ser muy intensos y quitarnos la vida) son ajustes en la mecánica de lo que hacemos.

¿Culpa nuestra?

No sabemos correr porque no nos han enseñado. Correr -dicen- que es algo natural pero nuestras años de hábitos han sido fatales.

Que nadie se sienta mal. Los brazos tienen que ir relajados, en un ángulo más abierto que los famosos 90º. El trote debe ser suave. El calentamiento concienzudo y, la vigilancia de las molestias, constante.

En esos primeros momentos estamos acostumbrando a las articulaciones de las piernas y a los músculos, pero también al tren superior. Siempre recomiendo ejercicios de técnica de carrera. Los típicos de skipping, talones al culo, etcétera

Y, sobre todo, paciencia. Entended que los médicos tienen que atender a los enfermos de verdad. Sabed que un corredor experimentado desconfiará de todo médico que le diga que no corra. Buscará el que le dé la solución que desea oír: que podrá seguir corriendo mientras hace esto y esto otro.

Somos así. Riámonos de nuestra etiología.

Música para corredores. Tu podcast (VIII)

Se amontona el trabajo. Mirar si bajan las temperaturas. Qué nos ponemos para ese trote suave. Comprar isotónico de marca comercial o fabricar uno propio… Y el tiempo vuela.

Para todo esto, un nuevo podcast. MÚSICA PARA CORREDORES. POWERSONGS para Septiembre.

TEMAZO 1. Podcast del 19/Sep/1. The Kinks. Los chicos que tuvieron la mala suerte de sacar disco en plena efervescencia Beatle. Pero tuvieron píldoras energéticas y nosotros vamos a enchufarnos una para arrancar a correr. Horror, hablo como un monitor de spinning. «I got my baby home».

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TEMAZO 2. Podcast del 19/Sep/2. Mi amigo jota-erre me pasó este enlace. Unos tipos norteamericanos que en los pretéritos años ochenta le daban a la guitarra con alegría y denuedo. Zero Boys y su canto a las civilizaciones. O frenas para escucharlos o aceleras para huir de ellos. Definitivamente una powersong.

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TEMAZO 3. Podcast del 19/Sep/3. Abueloooooo. Los fans de la década de los 80, aquellos niños que veíamos la Vuelta hoy somos curtidos runners con melancolía por canciones como esta. Llévate de nuevo a Azul y Negro a tu sesión de running. Educación general musical.

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TEMAZO 4. Podcast del 19/Sep/4. Siniestro Total rescató del olvido un tascucio tremendo que había a la vuelta del mercado de la calle Barceló. El Kwai, regentado por el exboxeador aficionado asturiano tío Constante, es uno de esos sitios donde (a) un runner nunca pisaría o (b) unos runners machacantes montarían sus post. Ha llegado la época del corredor cervecero. ¿Lo sabías?.

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TEMAZO 5. Podcast del 19/Sep/5. Cuando el Maratón de Madrid subía por la calle Goya y luego se entraba al Retiro y se bajaba a todo trapo por Bravo Murillo, sí, igual que en 2014 (¡sporpresa!), en las discotecas se pinchaba a los Technotronic sin parar. Fijaos si además adoptásemos esos ritmos y esas lycras. Sería el retorno del pasteleo de las pistas.

Con esto nos volvíamos tontos perdidos. Escuchad y corred.

¿Puedo alternar caminar y correr?

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En muchas ocasiones empezar a correr es todo un dilema. ¿Tenemos que empezar a correr cuando apenas estamos seguros de aguantar dos minutos seguidos sin escupir el corazón?

Por eso en los planes más tradicionales, en aquellas guías que inundaron los Estados Unidos en los años setenta, se introducía el caminar como una herramienta de ayuda. De descanso y de ayuda, siendo más exactos.

Y es que correr es sencillo pero una persona sin apenas forma física debe tomarse las cosas con tranquilidad. Caminar unos minutos de manera alterna con el incipiente trote cumple dos funciones, para que nos entendamos.

Por un lado baja la intensidad del trabajo cardiaco. Las famosas pulsaciones bajan del nivel «alerta submarino nuclear con fuga en los reactores» a «desactivar alertas, era solo un calentón».

Por otro, no paramos sino que aprovechamos para seguir trabajando a intensidad baja o moderada. No vamos a desgranar lo sano que es caminar, porque hay mucho escrito. Cuando estamos trotando de manera intensa no sólo es la velocidad de latido de nuestro corazón sino también la intensidad con que bombea. Eso que nuestros mayores de cuarenta se miden constantemente: la presión arterial. Pues bien, al detenernos después de un trote intenso la tensión se desajusta y desciende. Si paramos, corremos el riesgo de un desajuste con cierto peligro. Si seguimos caminando la diferencia entre alto y bajo es menor y, por tanto, más conveniente para nuestro organismo.

 

A otro nivel ¿debo alternar la carrera con caminata?

Tu caso no es este. Ya eres un runner experimentado. ¿Qué sacar de esto? Vamos a dejar de lado las recuperaciones puntuales entre ejercicio máximo. Cuando un corredor está entrenando con mucha intensidad, haciendo intervalos a toda pastilla, lo frecuente es detenerse para recuperar esas casi doscientas pulsaciones. Pero hay otros muchos casos donde no solamente se debe introducir la caminata sino que nos hará más fuertes.

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En la carrera por el campo, hasta hace quince o veinte años, todo se subía corriendo. Por muchas cuestas que tuviera el campo, caminar era detenerse: fracasar.

Pero el desarrollo de las carreras de ultradistancia y la montaña más dura nos ha mostrado que es preciso caminar. Es más. Hay que entrenar la caminata. O eso, o te arrancarán las pegatinas en mitad de tu crisis de corredor y maldecirás a esos tipos que se escapan cuesta arriba, ¡andando!

 

¿Un ejemplo para mí, que soy un principiante?

Hay un lote para los que queréis arrancar. Una especie de guía para el «día cero».

Como calentamiento, camina a ritmo vivo durante 5 minutos (que te dé la sensación de que a ese ritmo te iría mejor trotando).
Trota 30 segundos, camina a ritmo vivo 90 segundos (minuto y medio).
Ahora repite esa secuencia cuatro veces más.
Para enfriar el cuerpo, camina a ritmo vivo otros 5 minutos.

¿Ha sido mortal? ¿Lo puedes afrontar? Si has podido con ello, la rutina te debería llevar a aumentar esos bloques de trotar y caminar por tramos de medio minuto. No tienes ninguna prisa. Debes -además- incidir en ejercicios generales de fortalecimiento y estiramiento.

Con estas premisas tan asequibles, quién se va a resistir.

Parejas de hoy día: (ella) runner + (el) no/runner

Rosa Asensio es una fantástica compañera de blogueo. Rosa mantiene en la publicación Grazia la bitácora Tú también puedes, donde anima a otro racimo de lectores a este sano ejercicio de calzarse unas zapatillas. Antes podía decirse que éramos compañeros de correr pero ella corre y yo, de momento, me arrastro. Pero también escribe y me propuso esta acción conjunta.

Así que hoy, Tú También Puedes y Spanjaard, juntos. Esperamos que os divierta.

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Parejas de hoy día: (ella) runner + (el) no/runner

 

ELLA: RUNNER

Hoy, por fin, le he convencido!!! He conseguido sacarlo de la cama a una hora prudencial. No muy temprano que me lo cargo. Y he conseguido que se desperece en menos de 1h, desayune, se vista y esté, más o menos listo.

Cuando se ha levantado de la cama, más o menos sabía que lo tenía ganado. Y yo como una niña pequeña casi dando saltos de alegría. Hay que ver lo tonta que es a veces una. Se levanta y se encierra en el baño. Cierra la puerta. Echa el
pestillo y ahí me digo “Ay madre!” Prefiero no pensarlo y me dirijo a la cocina a preparar un mini-desayuno.

Me lo ha prometido. No me puede fallar. Ha dicho que sale conmigo a correr.

Enciendo la cafetera, saco la leche de soja, el azúcar y coloco un par de rebanadas de centeno en la tostadora. La verdad es que bastante ha cambiado ya por mi. Hace un par de años se hubiera metido un par de huevos fritos con bacon y choricillos.

Me acerco a la puerta y hago como que arrimo la oreja. Nada. ¡Ay dios! Que se ha vuelto a la cama.

No lo pienso. Me lo prometió. Preparo las tazas de café con pelín de leche. Saco las tostadas y unto
mermelada de fresa. Yo con una barrita voy lista. Ya está. Y pensando en acercarme ya a echarle la bronca por ser tan miserable de prometerme algo que no iba a hacer levanto la vista y le veo.

Y aunque la imagen es tan tremendamente surrealista, la ilusión y lo que me doy cuenta le quiero me hacen evitar estallar en carcajadas. Al menos durante unos milisegundos. Luego ya no puedo. Pantalones de algodón que no cubren ni la rodilla, Camiseta de White Label que le debieron regalar en alguna noche de fiesta loca con sus colegas, muñequera (¿ein?, vamos a correr no a jugar al tenis), calcetines blancos con las clásicas rayitas roja-azul navy hasta media
pantorrilla que no disimulan para nada esa pelambrera que no consigo se depile, y una cinta en el pelo no sé si emulando a Marta Domínguez o al mismísimo Forrest Gump…..

Escena pantagruélica!!!
– Are you ready, baby?” tiene la cara de soltarme

Estallo en carcajadas mientras se ríe y comienza a dar vueltas por la cocina imitando ejercicios que cree haber visto no sé bien donde como de calentamiento. Correr no sé si correremos pero, reírnos, un rato seguro!

ÉL: ¿RUNNER?

Dios. Ya está despierta y ha salido de la cama pegando un salto. Tantas veces postergando lo de acompañarla pero hoy no me libro. Huele a café. Eso está bien. Sin un café probablemente no consiga ni colocarme las zapatillas.

Espera. Las zapatillas. Ah, ya. Las tengo guardadas en el armario de la entrada. Si tuviera una App le enchufaría a las suelas un aerodeslizador. Vamos allá porque esto hay que solucionarlo rápido. ¡Me cago en…! ¡Qué dolor me ha dado en el cuello! He dormido en mala postura y no puedo correr en este estado. Solucionemos primero ‘first comes first’. Pensaré un momento mientras disfruto en el trono.

¿Cuánto llevo dentro del baño? Creo que me he quedado dormido. Verás qué estreno. Se estaba tan a gusto… Y es que yo no soy persona aunque me tome dos cafés con sal a primera hora. Leí el otro día que los que salen a correr de madrugada se activan antes. Ella sabrá. No sé si es recomendable vivir tan activado. Es algo que no nos preguntamos cuando empezamos a vivir juntos y quizá ahora sea tarde para plantearlo. Bueno, no perderé más el tiempo en planteamientos filosóficos porque le he oído mover la cucharilla del café durante demasiado tiempo. Justo ese par de segundos extra en los que me muestra su impaciencia.

Total, qué más da. Me pondré… mira. Una camiseta debajo del montón de las toallas. Arreando. Con esto y los pantalones con los que me acosté anoche. ¿Me coloco gorra? ¿Los runners llevan gorra? Debería asomar a verles un día. Así aplaudiría un rato a mi chica y conseguiría puntos-pareja. Coño, qué frío está el suelo. Los calcetines no me los quito ni para atrás.

Hala, corriendo a todo trapo.

– Hey, ¿dónde está el café? Digo el azúcar. ¿Has cambiado todo de sitio?

Lo cambia, lo mueve, no encuentro nada. Estoy un poco harto de estos deportistas y su dinamismo. Por más prisa que me doy buscando el azúcar, más se ríe ella. Ah, aquí está el azucarero.
Sonreiré. Ella se lo merece. Dios, haz que esta tortura sea corta.

Presidentes y primeros ministros a la carrera

Ayer era Mariano Rajoy. Antes lo fue Jose María Aznar. Entre medias, Jose Luis Rodriguez Zapatero. Todos los presidentes españoles posteriores al boom del correr le dan a la zapatilla en mayor o menos medida. Aquí los tienes. Presidentes y primeros ministros al trote. Nosotros no tenemos Primer Ministro. Lo sé. Dad tiempo al tiempo.

Para sonreir, para llorar o para correr (como aquellas breves que tenía una revista del papel couché).

 

¿Es cómodo para sus agendas? ¿Movidos, como decía Bernardino Lombao en entrevista ayer a un diario madrileño, a abandonar ‘otras mariconadas’? ¿Imitan a otros grandes como Bush Jr o Cameron?

Sea por la razón que sea, lo cierto es que los años ochenta  fueron todavía mal momento para introducir la zapatilla en el Palacio de la Moncloa. Las primeras carreras populares pillaban tarde, quizá, a una generación de políticos surgida de ‘otro Spanish way of Life’.

Nuestros compañeros de trabajo, representantes políticos y presidente del gobierno todavía vivían en esa cultura del Ducados y de los ceniceros presentes en todas las mesas. Testigo es la mítica foto que hizo Marisa Flórez a los dos presidentes de la España moderna.

¿Hemos ganado en este particular, con políticos deportistas? ¿Hemos ganado en algo?


Correr en Lunes es…

Se ha terminado la semana y ¡arranca otra!. Te levantas sin tiempo. Arreglarte, desayuno, tuyo y de los demás, si te toca. Es posible que tengas que ocuparte de preparar bolsas de trabajo, escolares o demás tareas.

#¡YaesLunes!

Eso. De nuevo y gracias a Dios, como decía el otro. Como dice mi amigo el @arquitectador, vecino de blogs, no tenéis ninguna gracia tuiteando.

Y como muchos de nosotros, probablemente tengas programada una salida a correr. Normalmente las obligaciones de los corredores con el comienzo de semana dependen si:

(a) Están siguiendo un plan de entrenamiento determinado
(b) Acaban de comenzar con esto del correr
(c) Adoran el trote bajo cualquier circunstancia, libres como los pájaros.

Si no te importa, vamos a dejarte a un lado si eres atleta profesional. Para tí es como para todos, hay que correr sí o sí.

Si estás metido hasta las cejas en un plan de entrenamiento los lunes son maravillosos días de descarga (si el tute te lo diste el Domingo) o de transición (si tu rodaje largo tocó el sábado). Salvo que vivas en un entorno donde las carreras las organizan los Sábados, el Lunes toca contar batallitas, soltar dolores varios o acudir a fisioterapia, masajista u osteópata.

Los corredores ocasionales o los principiantes miran al Lunes como jornada de descanso. Al igual que el caso anterior, son fáciles de encajar en la agenda semanal. Quizá seas un corredor de fin de semana y hoy sea una mañana en la que camines como robocop. No te preocupes. Entrar en esa 38 o mantener el tipo para el resto de la semana tienen estas pequeñas contrapartidas.

Los apasionados del running, que son cada día más, correrán sea Lunes de Pascua o Jueves del Día del Juicio Final.

Pero ¿con qué cara? y… ¿a qué hora?

A muchos os cuesta reanudar los ritmos de madrugar, preparar esa corbata o escoger los zapatos que peguen con el vestido. El Lunes está más cargado que de costumbre. Si es jornada escolar, tus chicos necesitan diez minutos más de activación y se te queda corta la matinal, si eres de los que corre antes de ir a trabajar.

Si esperas a la tarde, es posible que encuentres en la cocina alguna nota con una lista de cosas para comprar. O un post-it con recordatorios, ajenos si pertenecen a la esfera familiar o de la pareja, o propios si eres de los que se colocan ‘buenos propósitos’ en los imanes de la nevera.

Y es que la vida en la ciudad está llena de connotaciones y extras siempre asociados a los Lunes. Como más la población mundial tiende a concentrarse en áreas urbanas, un día el mundo oirá un grito a coro: » ¡A correr, que es Lunes!».

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Foto: 20minutos