La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Hervé Guibert

Cuando ya nadie se acuerda de Guibert, yo leo la última novela que escribió: «El protocolo compasivo«, que termina con este párrafo:

Hoy, 13 de agosto de 1990, acabo mi libro. La cifra 13 trae suerte. Hay una clara mejoría en mis análisis, Claudette sonríe (¿estará mintiéndome?). He empezado a rodar una película. Mi primera película.

Hervé Guibert murió en diciembre de 1991. La novela se publicó en España en marzo de 1992.

En 1990 había publicado su obra más popular: «Al amigo que no me salvó la vida«, en la que, además de rebelarse con rabia contra el SIDA que acabaría con él, desvelaba los detalles de la agonía de su amante, el filósofo Michel Foucault.

Yo vi la «película» de la que habla. En televisión. La «película» que rodó con una cámara de vídeo y en la que retrataba su convivencia cotidiana con la enfermedad. Pero no recuerdo nada.

Guibert, en sus últimos años, conoció y visitó al pintor español Miguel Barceló en su estudio de París, y pensó en proponerle que le retratara desnudo, que titulara el cuadro «Desnudo enfermo con SIDA». No lo hizo.

Tampoco se fotografió desnudo. Escribió:

Llevo dos años sin dejarme fotografiar y nunca me he dejado sacar una foto desnudo, Gorka me lo propuso, (…), pero siempre me he negado.

Diez años antes Gorka se había dejado fotografiar por él:

Ya nadie se acuerda de Hervé Guibert, después de poco más de 15 años de su muerte. De lo valiente que fue al denunciar las aberrantes estrategias de los laboratorios farmaceúticos, los médicos y los gobiernos en su hipócrita lucha contra el SIDA. De cómo consiguió transmitir en sus dos últimas novelas – una rara literatura médica emocional – la angustia por la enfermedad, la muerte, el rechazo, la impotencia y el miedo.

O tal vez sí se acuerden de él, pero no le perdonen su obra «bárbara y delicada», tal y como la describió. La escribió:

Cuando veo el hermoso cuerpo desnudo, carnoso, de un albañil en una obra, no sólo me gustaría lamer, sino también morder, jalar, jamar, masticar, tragar. No descuartizaría, según la moda japonesa, a uno de esos obreros para apretujarlo en mi congelador: me gustaría comerme la carne cruda y vibrante, cálida, dulce e infecta.

7 comentarios

  1. Dice ser gianis

    esos peones de 18 años con músculos turgentes….ñams, ñams, argfs, arrrghhhffss

    07 febrero 2006 | 9:30

  2. Dice ser albanta

    Recuerdo perfectamente a Hervé Guibert y su libro. Pero es curioso: nadie habla ya de él, supongo que forma parte de esos asuntos «puntuales», que se consideran pasados de moda… Me alegro de que lo hayas recordado, Bob.

    07 febrero 2006 | 9:52

  3. Dice ser javier r.

    yo sí lo recuerdo bob, hace poco descubrí que habían editado en español «ciegos» y lo compré inmediatamente. Te lo recominedo. Por cierto, y en un tono más petardo, releyendo hace un año «el protocolo compasivo» caí en la cuenta de que el joven novillero que aparece casi al comienzo de la novela y que responde al nombre de Joselín, con padre cojo incluido, guarda cierto paracido con un torero muy de nuestra peculiar caspa rosa… y lo q se cuenta es muy del tomate, 😉

    07 febrero 2006 | 10:03

  4. Dice ser pablito

    Creo que en Francia publicó, o iba a hacerlo, un libro titulado «El hombre del sombrero rojo», o algo así, hace ya muchos años, sobre su estancia en Mallorca y su amistad con Barceló.

    17 febrero 2006 | 17:06

  5. Dice ser Fernando_Chile

    He estado leyendo bastante de Guibert este último año…me llama mucho la atención la crudeza y desparpajo con que cuenta sus historias. En cuanto a sus novelas anteriores a la enfermedad me parece interesante, si bien algo complejo..a qué torero se refiere Javier???

    23 marzo 2006 | 3:54

  6. Dice ser Carlos

    conocí a Guivert por mediacion de dennis cooper

    29 abril 2006 | 13:24

  7. Dice ser José Guibert

    Aún no soy célebre, pero…Pum Pum!Hoy ¿descubrí? la vida de este Hombre. Gracias por lo que escribiste: más de él. Me gustaría leerle. Un beso.José

    07 agosto 2006 | 20:04

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