Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

El virus, el gran olvidado

Salen los niños. El futuro, que no existe, Sex Pistols ya lo dijo cuando empezó esta época neolib Tatcher Reagan, etc.

Salen y entran, claman los sectores, lluvia de hambres y penurias en la CEOE, lluvia de agua natural. Hay que sembrar el maíz. La huerta, el huerto. El mar, la mar. Los planteros llegan online en una furgoneta, como casi todo.

Llegan las mascarillas a los pueblos, capilaridad de mascarillas. Pero ahora lo que viene haciendo falta es dinero.

Los bancos van agobiados tramitando esos créditos del ICO. No hay notarios, que no son esenciales según el decreto.

Ana Patricia Botín ha dicho en su tercer encuentro virtual con su plantilla que «cambiará el modelo de la banca», según Cinco Días. También cantó un tema de los Beatles; los encuentros se llaman Asks Ana. Digitalización, cierre de sucursales, etc.

Cada mañana hay que echar un vistazo, si apetece, al mapamundi de la Johns Hopkins, a ver cómo estamos.

El nuevo liderazgo RSC postWuhan quizá sea cantar junt@s.

Tanto exprimir la palabra liderar no puede acabar bien.

En las cercanías, casos graves, muy graves, muertos, amigos, conocidos, familiares, vecinos, horror en vena, homenajes en la distancia, momentos de pánico y tinieblas.

Hay que sobrellevarlos como se pueda. Grupos terapéuticos de whatsapp.

Salen los niños, algunos no querían, la calle ya la habían descontado. Otros no podían más. Nadie sabe nada en general.

Los ministros del gob central y los consejeros de las cc.aa. están todo el día en los medios, excepto Sánchez Covid, que se reserva el pack de los sábados completo para él solo. Reina pero tampoco gobierna:

El federalismo atrofiado de Esp permite bloqueos, atrasos, diversos sistemas métricos decimales, coexistencia de monedas, peajes, doce mil leyes de todas clases…

Los Reyes siguen con sus videoconferencias diarias por todo el territorio, si alguien tuviera tiempo/ganas de hacer el seguimiento hay muchos vídeos, mucho material de estas reuniones virtuales de la Casa Real. Hasta es posible que salga info de primera.

Quizá alguna vez alguien diga algo.

Aquello de Cat se ha quedado en una cosa localísima, a la que nadie hace caso. Qué tiempos añorados cuando podíamos estremecernos por las chuminadas xenófobas y las mentiras nacionalistas, aquella inacción de Rajoy, del que no ha vuelto a saberse si sigue paseando. Quizá es secreto de Estado, como el jet del presi.

Y pensar que estábamos enfrascados con aquello de la ministra venezolana y aquel Ábalos.

Ay.

Tantos muertos

Me llegan al cuello

No quiero pensar, pero es lo que hay que hacer, recordarlos, revivirlos, respetarlos.

Salen los niños cada día su hora/km.

Del virus no hay nada nuevo en los repositorios sci-fi, el virus es el gran olvidado en esta semana ya perdida. La pregunta ¿Cuántos días llevamos de confinamiento? da cinco millones y medio de googles.

El virus va a su bola, gusanobola, muta y permuta por esos cuerpos, innovando sin saberlo, plena inconsciencia feliz de los seres sin cerebro. Qué Darwin todo.

El ego humano ya ha superado el virus, ya está en otra cosa, en el futuro, que no existirá pero da mucho que pensar. El virus ha sido subsumido por las criaturas sapiens, que ahora dudan y esperan alguna revelación de la ciencia.

Pero la ciencia, en este paradigma, no acaba de matar al bicho. Tantos genomas despiezados en la rampa de los menuceles y nada.

Pasado el shock y el acatamiento lúgubre estamos en la fase… –¿dónde estamos?–, nadie lo sabe, los gobs tampoco. En este caos long size no podemos echar una mirada general, el confinamiento se ha ido haciendo interior, mental.

Ya no había horizonte antes.

Estamos confinados en nuestro inexplorado interior.

La vida interior no existe, que escribía Umbral.

Las previsiones, las curvas (qué figura), los algoritmos, la Johns Hopkins, el ojo del Hubble el día que naciste.

Todo se estremece.

Sale el sol, va y viene entre tinieblas, como el viernes santo aquel.

En este mundo tan Rulfo.

 

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Van a empezar los nuevos test rápidos a 90.000 personas de 36.000 hogares (hay 2,5 personas por hogar, según el INE). A ver qué sale.

Esperemos que no los haga el CIS.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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