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El big data del alma

El mundo, el demonio y la carne de la ONU

El mundo, el demonio y la carne. La ONU, como se decía antes, ha dado un titular efímero pidiendo que se coma menos carne. El pescado lleva mercurio, plástico, etc. El toples hay que conquistarlo de nuevo, como cada verano.

Además del gasoil se proscribe la carne. La tendencia es tapas carísimas con hidrógeno y amebas frescas pero hay dos mil millones de obesos que no prueban la carne y no tienen cartilla del banco. Facebook les va a adelantar un dinerillo para que se hagan financieros de su moneda Libra. La carne, como el gasoil, está mal vista antes de poder probarla.

Prohibido el acelerón vano y el churrasco.

Aragón cría en granjas industriales seis millones de cerdos. La España vacía está llena de cerdos para China y otros países hambrientos.Aquí somos vegetarianos por pereza, esa ecología forzosa de evitar la fritanga, el horno, el perolón de la abuela. El cerdo familiar es el cerdo industrial. La ONU no dice nada del lavavajillas.

Igual que se venden huevos y pollo «de corral» se venderá enseguida, incentivado por los mensajes de la ONU, el cerdo familiar, criado en casa. El pescado sin mercurio es que no sabe a nada. El tomate sin lindano es soso. Y así todo.

Ahora Rusia ha pegado varios chernobilazos, ya lleva tres en menos de un mes, y todos son secretos, excepto que la radiactividad llega hasta Binéfar (Huesca) donde se sacrifican treinta mil cerdos cada día. Ojo con Rusia y sus accidentes.

La carne, sin embargo, cada día sabe a más cosas.

La carne industrial lleva tanto clembuterol (o lo que se estile ahora) y tanto antibiótico que ya no hay que tomar nada más para estar sanos y fuertes como hulks. Hasta la vacuna de la gripe viene ya embutida o embuchada en el cerdo y otras reses.

Ya fabrican carne en 3D con moléculas ad hoc, aunque solo la puede comer Bill Gates porque es un poco cara, de biochef o biogourmet. Ya se veía que esta afición a la (g)astronomía iba a converger en la química, o sea, la física. Hay un libro estupendo que se titula «Convergencia», se refiere a las ciencias.

O sea, ni toples, de nuevo, como siempre, bajo sospecha, ni filete. Menos mal que aun dejan fumar en la España interior (que le pide a Sánchez ayuda en esta semana de Bienvenido mister Marshall interior.

Salvini, en la foto, es la misma carne populística. Hoy Salvini va sustituyendo a la noticia del exceso de carne de la ONU. Salvini es un hombre decimonónico (o sea, un hombre), siempre enfurruñado y ceñudo. La emergencia estival de Salvini le viene bien a Sánchez, que trabaja su campaña 24h y se ríe en funciones. Italia, al no tener rey, añora a Amadeo de Saboya o a Víctor Manuel (y a Ana Belén), y por eso triunfa Salvini: si se deja las patillas, arrasa.

El mundo, Trump vs Xi, se hunde en Wall Street y de ahí en cascada; el demonio es el licuarse de los polos, y la carne es la última industria de la España vacía que innova (en China) creando cerdos medio monos con órganos de personas (híbridos o quimeras), como La isla del doctor Moreau.

En este periplo rajoyesco Sánchez ha llegado a una conclusión de copiapega: todos estamos en funciones.

 

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