Y así ha caído la semana trágica bis bis, todas lo son para el mundo polarizado en el que se remansa un poco la inflación. Europa se pone en modo rearme y defensa, nuevas modas, Putin saldrá elegido por sí mismo, como todos los dictadores, el fantasma de Navalni no le dejará dormir, Putin debe de estar siempre despierto tieso como un palo de golf roto, quebrado por sus ínfulas.
El fundador y ceo de Nvidia, la empresa más valiosa y que más crece, dice a alumnos de Harvard o similares que la clave es sufrir, el haber sufrido y haber resistido, y también, ojo, que él tiene muy bajas expectativas. Brutal síntesis.
SX, siempre a punto de perderlo todo, sigue ahí, el mando de una chalupa sometida al mundo inestabilísimo, más o menos como siempre pero mejor en general, dentro del espanto y el caos. La novedad absoluta, definitiva, es la IA que ya anima a los diversos robots que hablan como personitas y manejan cosas con ajuste fino de los dedos. Invencibles. Los robots ya se programarán a sí mismos enseguida, así que…
Qué nos queda.
El buen tiempo sigue y el país destartalado, en tremenda trifulca partidaria y banderías desaforadas, como siempre pues, mera rutina si se repasan los 40 años buenos o muy buenos, el país sanchero / antisanchero intenta ir a su bola y tomar un poco el sol de marzo, algunas hojas verdes le han salido al olmo viejo hendido por el rayo, etc.