Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

El éxito de los nacionalismos es tener ocupado con lo suyo a un país entero

Corre el mes a su destino, pasan las flechas en el calendario, el papel es digital y la carne es binaria, las películas saben bien en qué sustancia están hechas y el olvido trepa por las paredes, el olvido es una enredadera o un enredador.

Los párrafos no tienen identidad, las ideas muertas u aparcadas o deshechadas tienen siempre otras oportunidades por eso es bueno que cambien las cosas, las que sean o fuesen, lo que deshecharon los arquitecos, etc. Por cierto en el Evangelio de hoy los discípulos Santiago y Juan están muy crecidos: al ver que en un pueblo no atienden a Jesús le dicen:

«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»

Menos mal que el Señor les reprendió y lo dejaron estar. Qué poderío. Parece Apocalysis Now.

Al lector tardío colapsado de pelis casi le pide el seso (seso) que esos dos apóstoles ordenen una rociada de napalm o con aquel subproducto del proyecto letal que dirigió Oppenheimer (peli muy buena y ya olvidada) excepto los momentos en que sale Einstein, que son pocos. Esta frase se sale del paréntesis y acaba fuera, quizá porque Einstein no puede ser confinado entre paréntesis, si fueran corchetes o llaves…

Este minipost ha nacido huérfano, sin tema ni madres, pero ya saldrán unas y otro a la respectiva inversa.

Es necesario un gob en funciones porque alguien tiene que acudir a los actos de finde, incluso a los que se convocan en contra suya.

Para entender las sutilezas y las jergas de los nacionalismos (sic transit gloria mundi) en liza hay que hacer un master… cada semana. Cuánto derroche de contenidos decorativos efímeros para ocupar el horizonte. Pero hay que hacerlo… y ese es su mayor éxito… hasta el momento. Tener ocupados los cerebros de todo un país con sus monsergas.

Cerebros emocionales colapsados y saturados con una sola cosa o dos.

 

 

 

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