Dos asuntos monopolizan la locura hispana: el debate de dos candidatos en una televisión y la boda de una famosa. La edición especial de revista con la exclusiva del enlace se agotó a las diez de la mañana del lunes y el contenido se pirateó y difundió por whatsapp.
Ni las fiestas de la fecha, San Fermín y La Vaquilla de Teruel, fueron engullidas por estos aspersores de sentido.
Ni el calor, excesivo hasta para el cambio climático, pudo con los eventos del siglo/día.
Las elecciones han producido el milagro de la audiencia. La boda en tiempo de bodas ha resucitado el papel brillante.
La tele en directo y la revista de papel. Dos espectros del pasado, más vivos que cualquier otra cosa. La tele gratis, por anuncios. La revista da vida al kiosco, los pocos que quedan.
Larga vida a las exclusivas, democracia en vilo y una boda llena de giros y expectativas. Ambos eventos tiran de varios carros y sectores, todos obtienen share, presencia, ventas, alivio.
Récords de audiencias y variedad de contenidos. Duelo a cara de perro de políticos, boda de muy famosos. Ambas citas traen larga cola y mantendrán en alto la cifra de negocios. No es el menor el de las encuestas rápidas.
Dan una idea de cómo era el mundo bajo esta ola de supercalor en la que los meteorólogos son tan célebres como los chefs.
No he visto ninguno, pero he leído titulares asombrosos de ambos. De momento no me he atrevido a pasar de ese umbral.
–