Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Casi un golpe de estado, casi una guerra civil

Rusia, casi esto casi lo otro. Suerte que no ha sido casi nada. El casi salva a la humanidad casi cada día o cada minutos, al menos a casi toda la humanidad.

Van pasando los días/milenios y cada rato se tensa más el ambiente. La política ocupa trozos de realidad donde antes no había nada, vidas civiles en trance de algo improbable.

El pobre jefe de los mercenarios, con su jeta de malo de cómic, el rey de la fritanga, casi llega hasta Samarkanda y se hace un Gengis Kan.

Pero cuando estaba cerca le dijeron que le iban a tirar bombas atómicas, tácticas, eso sí, bombas pequeñas, caducadas, yogures tóxicos… y se asustó.

Putin no tiene otra cosa, los tanques no arrancan, los sargentos, alma de los ejércitos, se fueron los primeros días al ver la locura de sus mandos. Se fueron mentalmente o realmente. Se fueron los sargentos.

Y por eso Putin no llegó a Kiev el 24 de febrero del 22. Los tanques no arrancan. Rusia se ha parado como en el 89. Los oligarcas son sus propios hijos.

Caen los minutos como cuchillas que trocean el calor y las certezas igual que los camboyanos de Apocalypsis Now tajeaban a los búfalos y Martin Sheen tajeaba a Marlon Brando coronel Kurtz. Esa peli es muy apropiada para este verano. Con la vida de Zola, del año 37, y la peli de Polansky sobre Dreyfus, qué ambientación. Y La chaqueta metálica de Kubrick, por decir algo. Y las pelis canónicas del crack del 2008, The big short, etc.

Los epígonos del 2008, el año de la auténtica pandemia… La de después fue un coletazo.

A ver si se aclara qué pasó.

 

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