Y así transcurre otra semana bajo las ubres de ceniza de los incendios de Canadá, allende los mares, humos de los incendios que atufaron Nueva York y otras urbes… Canadá en llamas como si fuera España.
Ya sí se pasa la semana del verano, San Juan Bautista, hogueras diminutas, fuegos urbanos, el día más largo del año, a San Juan le cortó la cabeza Herodes, mal asunto.
El día casi más corto del año trae rayos y centellas, calimas de humo candiense y tormentas sin nombre. El galán sanchero se está haciendo famoso a fuerza de someterse a fatigosos periplos por las teles que sobreviven en la era portPutin. Biden se confunde más que Rajoy en su época naif. Qué panorama.
Sánchez, según dicen, se está labrando un porvenir en las entrevistas aunque hasta el 23 no se sabrá en qué consiste. Depende de usted y de mí… estamos apañados. De momento Sx va mañana a ejercer de presi de la Unión Europea, boyante flamante total, junto a Zelensky en Ucrania.
La economía, sea lo que sea, está disparada, las hipotecas matan, las rebajas no caben en un alfiler en un pajar, las autoridades monetarias y militares se cogen fiesta cautiva y hasta China resiste sus propios embates. La jugada de Rusia ha desorientado a la serenidad analítica estándar, que reclama la cruel normalidad.
El bloque ganador va perdiendo porque salió antes de hora y a nadie se le ocurre nada chispeante definitivo. Pero todo cambia cada rato.
Pasó el día más largo y ahora, entre humos candienses, vamos a restar un minuto al día.
Ánimo.
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