Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Rebajas en todo menos en lo que hace falta

Todo es extraordinario para el que tiene tiempo y conexión. El final del batiscafo que bajó a llevar turistas al Titanic. Los niños perdidos en la selva y hallados sanos y salvos cuarenta días después en el mismo sitio donde los habían buscado sin verlos.

La casa al lado de la que se cayó en Teruel, desalojada por grietas. Los pactos siempre misteriosos en su transparencia abrumadora de folios y puntos. El cuñadeo como norma esencial, la única que no induce a desconfiar.

Las rebajas, las rebajas, las rebajas. Gente en ropa interior para llevarse ropa gratis y hacer campaña gratis.

Lucrecio es el amo.

Parece que este tiempo de turbaciones y desencuentros halla eco en las violentas convulsiones de su época.

Roma se devora, el mundo que dejó Berlusconi le escandalizaría a él mismo. Los papas anteriores en la picota.

La vesania, la inquina, el sectarismo.

Y en medio, el verano, que empezó ayer, con las rebajas de casi todo menos el ipc y la inflación.

Rebajas en vida. Rebajas sobre rebajas.

Montañas de ropa sin estrenar en países demasiado estrenados. Petroleros al desguace.

Los emigrantes que se hundieron, el batiscafo se los ha comido.

Que rebajen la fruta, leche, pan, verdura…

Hay una avidez senil por apurar las horas de luz de vida y una avidez de comida y casa y familia y trabajo del que ya no existe en las generaciones perdidas.

El cuñadeo no llega a todos.

Los comentarios están cerrados.