En un mundo FAIL todo va bien a ratos.
La precariedad desde 70/80 es condición básica esencia del ser y la nada. Los fractales son de esa época, todo coincide a ratos.
El salto de escala o de dimensión (más guay) es el único alivio o lixivio ante la falta de aire y ahora de agua.
Aluminosis personalizada asbesto y arrabio.
Duchas secas piedra seca muros a destajo vidas vendidas. Total…
Hubo un cambio de planes, eso dicen. Ahora solo están contentos cuatro mangurros, pero manejan todo, incluso esta letra perdid (a).
Nada escapa a sus voluntades inerciales ideas que ya nadie recuerda pero que las llevamos en el epigenoma o quizá en el genoma. El editor de la mente-cuerpo es cada cual.
Se puede reescribir el oráculo, el caso es sonreír y estar BIEN felices por fuera todo el tiempo fingiendo, es agotador.
Aunque eso no es lo más agotador.
¿Qué es lo más agotador?
Que no hay cazador en el cuento de Caperucita, simplemente el lobo de la come y FIN.
Hay de todo pero esto va a misa siempre igual.
En estos momentos, vale cualquiera, están preparando el próximo FAIL, pero ya han sido preservados los cada vez más too big to fail, monstruos o superhéroes a medio perfilar por la red de algoritmos que, a su vez, está a medio definir.
Hay tiempo.
Pero no mucho.
Todo esto son paranoias absurdas hasta que pasa algo pero si ALGO ya ha pasado.
