La basura se acumula y unas mentirijillas tapan a otras hasta que se hace un montón muy grande del que salen nuevos negocios, audiencias, polarizaciones, entertainment.
Le gente (y yo el que más, o quizá soy yo solo) se aburre, se resiste a pensar –es todo impensable– y necesita entretenimiento intenso, veloz e inocuo. Pero claro, no hay nada inocuo. Yo me creo casi todo, un xx %. Y eso que no me creo nada. O eso me parece. Hasta que lo reviso (que por suerte no es nunca) y veo que en su día me creí un xx %… demasiado.
Los medios diversos, tan anchos de banda y de caja, son el nervio despellejado de unas vidas sin sustancia propia (las mías, vida múltiples subculturadas absurdas etc).
Vidas delegadas, diferidas, vicarias, aplazadas… yo qué sé. Los medios son el alma de esa cosa que apenas existe un suspiro (ahora dos) y luego fuese y luego nada.
Vidas aburridas vicarias delegantes efusivas sin sustancia… Y por eso no hay nada inocuo.
Cualquier cosa (bit) te llega al alma. Sobre todo si es en millones de coloes, 4K, 5G…
Las mentiras acaban por hacerse verdades, y si algún día se saben sus tripas hediondas ya nadie se acuerda de nada, ni se cree nada. O cree, como yo, que nunca habían cosneguido engañarle, nadie, con nada, y que todo es lo mismo, o sea, inocuidad de las mentiras apiladas, capas y capas… los trenes de Atocha, aquello de eta… las mentiras rara vez cuestan algo, crédito, cárcel… sobre todo las mentiras de Estado, en sus modalidades (el Estado es una aspiración ideal de mentiras inextricables) que se conservan en sus Secretos Eternos.
Este ateismo de no creerse nada, ateísmo civil, profano, sobre el devenir y sus noticias es similar al mercado de la carne industrial procesada o a cualquier otro chiringuito financierizado, todo es derivado de algo, de la optimización de la milésima, el botox interior, la exprimidora del doble dígito: si no crece el, pib que crezca la inflación, el caso es que crezca algo a tope.
El cambio climático y sus virus mutantes es una pulsión de ir a más, a por más… el núcleo de la humanidad. Lo que le falta a la IA, y más vale que no se lo pongan todavía o nos espachurrará.
El único placer oxitocino y serotonificante es que te den la razón, aunque sea a costa de pensar sentir lo mismo que te la dará y que te han inoculado previamente. Y así pasa la life del petit apocalipsis.
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