Pepe Cerdá expone en la Casa de Vacas del Retiro de Madrid del 2 al 27 de febrero.
Estoy viendo algunos cuadros en su estudio de Villamayor: paisajes de los alrededores, la gasolinera de Repsol que ha pintado mil veces y siempre es única, los cielos velocísimos de nubes asustadas por el cierzo. Salimos a pasear con Lourbu a los descampados lunares de los alrededores. Se pone el sol de enero, todo lo que se ve desde estas alturas son psisajes suyos, cielos, reflejos. Pepe Cerdá ha agotado los ocho horizontes.
Al fondo se atardece Zaragoza en el manso valle, cualquier cosa que escriba será nada al lado de estos cuadros y de su largo autor, que se repite y se renueva a cada frase, cada pincelada es idéntica a la anterior y el horizonte va siendo diferente. Lo conozco y lo admiro hace una vida. Y aquí estoy en una tarde de enero, cuando los cielos son tan blancos al atardecer que el Pilar parece encalado, viendo cómo se mueve el mundo y se organiza una exposición.
Pepe hace la maqueta de las salas donde va a colgar sus cuadros, ahí tienes la Casa de Vacas del Retiro en riguroso 3d manual, y en cada pared pega los cuadritos impresos a escala. Es como ver la expo desde un avión, siempre que el edificio no tenga techo.
Es como estar ya en la inauguración, el día 2 de febrero de 2022, dentro de una semana, con tanta gente importante y tranquila: Pepe ha venido educando a sus clientes y aprendiendo de ellos, de manera que cada cuadro lleva dentro varias vidas y un cierto saber estar, un dandismo invisible de los días que quedan hasta el fin del mundo.
Por eso cada expo de Pepe Cerdá es un acontecimiento financiero y una oportunidad para que las personas se hagan invisibles y puedan entrar en los cuadros sin que nadie les moleste, como en un leve avance del paraíso.
