Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Soy un token

El mundo está ya muy tokenizado, todo es datable y vendible por fin, el neocap o neolib se ha devorado a sí mismo y le ha salido un competidor de su propio vientre.

Lo cual está muy bien porque la mera financiarización era ya, como su nombre indica, aburrida y pesada. Y de poca utilidad.

Las criptomonedas y el blockchain en general ya se han ganado el prestigio de lo que funciona. Hay fraudes, robos, volatilidad… ¡¡¡como en el mundo real!!!

Y consumo desaforado de recurso, y lntitud en las trnsacciones… es un émulo privilegado, un embrión del madmax que nos lleva. ¡Pero es nuevo!

Y nadie lo controla, ni gobs ni bancos ni el heteropatriarcado sinodal…

Está en pruebas pero ya no quedan inversores que se precien que no tengan un tesorito de criptos bajo el colchón. Los bancos, antes de desaparecer o de comprarse un nuevo porvenir y mutar, ya ofrecen criptos a sus mejores/peores clientes.

Esa matraca del metaverso de la infumable Fb es puro mercadeo blockchain camuflado, aquella criptomoneda que iba a lanzar y que le dijeron que lo dejara estar… maquillada y remixeada como metaverso, un poematrix.

Estas fruslerías que renuevan el mundo infernal inmejorable (pero las tiendas de lujo blindan sus escaparates con chapa de hierro bien gorda por si hay motines, o sea que los va a haber) traen algo de alegría y vibración al neolib póstumo sistémico.

Los primeros que lo han visto so los antiguos magnates, que ya están todos en la filantropía, la inmortalidad y el blockchain.

La próxima hipsteria será la imortalidad: prolongar un poco los telómeros propios con nutrientes de esclavos de terceros y cuartos mundos, colágeno interior, etc.

 

 

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