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El big data del alma

Sánchex ya caza ratones

El Psoe se ha formateado y se ha reiniciado bien. En jerga informática ha hecho una desfragmentación de disco.

Sánchez, en jerga felipista, ya caza ratones. Da igual que sea gato blanco o negro, el outsider ha sido admitido en el seno de la historia que se remixea cada día.

Al gentío fiel le conforta esta unión a presión del Psoe antiguo y del posmoderno, ambos obsoletos, como todo lo que no es Facebook, Google, Netflix, Amazon, etc. Las hipertech se nos han comido.

Sx (sigla de Sánchex, «ex» de sí mismo) se reinventa cada día y flota en la ola monstruosa que nos destruye: su velocidad de escape le consagra como ganador de mínimos, que ya es mucho: ahora todo va muy ajustado y lo precario llega a lo más alto. Prietas las filas al precio que sea, que ya lo sabremos cuando ya no importe.

Hoy mismo ya no importa porque hay que alimentar a Facebook-Whatsapp-Instagram…

Al gentío fiel le conforta esta unión de finde, otra cosa es comer, pagar la luz, Netflix, etc. Que influirá en lo que haga el elector con sus papeletas cuando toque.

Ambos partidos se han unido con sus respectivos pasados tal como es todo hoy: en una performance de finde y telediarios que no significa nada y propala dos memes ya olvidados.

Siguen saliendo revelaciones del pasado, chispazos aquí y allá, exclusivas que apenas llegan al gentío lenguafuerista: si hay trabajo no se llega a nada; si no lo hay, desolación y violencia (en general interior, a veces sale). El tiempo corre diferente para el que trabaja en agonías y para el que desespera en el terror del paro. Y hay una vasta zona intermedia de microtrabajos basura que nadie querría y pocos pueden esquivar.

El dato es que los sueldos no han subido desde Amenhotep. Y ahora sube la luz y todo lo demás.

Las realidades polifemas hieren por todos los flancos, y los señores del aire, las hipertech, ya están fuera del alcance de los mortales y por supuesto de los gobs, que viven en un mundo subordinado. En medio hay cuatro bancos y unas factorías sin chips y las megacorps energéticas que exprimen sus privilegios feudales.

La serie de moda parte de los endeudados sin remedio, hiperealidad abrumadora del mundo que solo puede restañarse entregando la vida para diversión o entretenimiento de un poder oculto que, por extensión, es todo el público que se entrega a la serie atroz.

El Papa, al que ya nadie atiende (y quizá por eso lo dice), ha reclamado renta básica universal y otros básicos de la supervivencia. Y promueve un sínodo para renovar el edificio que se hunde entre la indiferencia del mundo.

A efectos íntimos del país estupendo en plena autodestroy Sx ya caza ratones también en su casa.

 

 

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