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El big data del alma

El niño de Fortnite somos todos, y ahora las Ray-Ban Stories de Facebook

El niño que jugaba 20 horas diarias a Fortnite. ¿Se puede educar en el uso de la pantalla?, o sea, ¿se puede aprender a dominarse y resistirse al talento acumulado de los desarrolladores del mundo? quizá se puede, empezando muy pronto y autoeducándose los adultos al mismo tiempo.

Si el niño ve que sus padres están todo el día enganchados, que en general es lo que ve, hará lo mismo. Es más, los adultos le proporcionarán enseguida un móvil para que les deje a ellos en paz. Y deje de existir durante veinte horas al día.

Yuval Noah Harari dijo en el Mobile pasado que el próximo desafío es hackear los cerebros, y en eso están… estamos.

Los padres son la primera app, la app más o menos natural.

Estamos sobredopaminados por talentos y máquinas superiores a nosotros. Hay que reconocerlo.

Es otro mundo, solo se libran de esto, dicen, los hijos de los popes de Facebook, Google, etc, es decir, los que saben cómo funcionan las tripas neurológicas de las apps. Que les prohíben a sus hijos acercarse a los cacharros.

Pero serán niños raros, analógicos, educados para dominar a los pobres bots coetáneos.

Grasas y productos precocinados, ¿hay algo más precocinado que una app?

Facebook ha sacado unas gafas que graban camuflando su marca con las clásicas Ray-Ban: Ray-Ban Stories. Lo que faltaba. Enrique Dans habla de la privacidad del invento, que te puede grabar por doquier.

El niño de Fortnite somos todos, y cada vez más. Y más horas.

Esta niño enganchado es la mayor publi que se le podía hacer a ese juego, y a todos en general.

 

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