Borrell ha dicho tras su viaje a Moscú que parece que Rusia ve los valores democráticos como «una amenaza existencial», y esta frase vale para cualquier día, especialmente si es lunes, y para cualquier dictador.
En Myanmar/Birmania (donde Orwell ejerció como policía cuando el imperio británico) la gente ha salido a protestar por el golpe de Estado, aunque quizá el detonante es que los militares han cortado la conexión.
La conexión equivale a la democracia, que circula por las nubes caprichosas de Amazon, Google, Microsoft… bajo los cielos de Facebook.
La democracia es la conexión, y eso explica casi todo, o sea, nada. Los ciudadanos de Myanmar –¡mi arma!– se manifiestan contra el golpe militar que les roba la conexión.
China capa y vigila la conexión. La usa para vigilar, premiar o castigar.
Borrell ha captado el espíritu del momento Mad Max Blade Runner: la democracia, aun en su deterioro, es una amenaza existencial para mucha gente.
Deberíamos estar celebrando que Trump ha sido desalojado de la Casa Blanca. Y también que ha sido destuiteado. Solo se le menciona y se le procesa (políticamente) para evitar que pueda volver.
Para Trump la democracia ha sido una amenaza existencial… cumplida.
Putin y todos los tiranos están en horas bajas, la caída de Trump es un triunfo de la democracia, aunque esté a media asta.
Y por eso se recrudecen los ataques a la democracia, dentro y fuera. Si alguien es demócrata, o al menos valora una buena conexión, es mejor que lo diga, que haga algo cada día. Activismo básico por la simple libertad.
En España el poligobierno no quita la ley mordaza/Mordor.