Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Tardes pre-Sánchez

Allá enfrente, entre dos edificios, veo un árbol. Sé que detrás está el mar,a unos 300 kilómetros, lleno de plástico.

He leído que el agua que bebo, del grifo o embotellada, también contiene plástico.

Varias mujeres pagan en el Día con billetes de 50 euros. La cajera pide tiempo, toca el timbre y pide que le traigan cambios mientras muestra un fajo de billetes de 50: no sé qué pasa hoy, dice,pero todos pagan con billetes de estos.

Una mujer, la segunda en la cola, que también lleva uno de 50 en la mano, dice:

-Es que estamos sacando el último.

Es un Día de barrio. Un barrio remoto, que sube por una avenida llena de baches desde el centro de una ciudad remota en la larga Siberia ibérica.

En la novela de Juan Manuel de Prada, Lucía en la noche, sale un sicario del este, un asesino a sueldo, que va morir a una masía del hondo Teruel tras matar a varios guardiaciviles. Aprovecha el narrador un suceso real, pero no menciona que también asesinó a José Luis Iranzo, nieto del Pastor de Andorra. Y no se ha vuelto a saber nada más. El novelista utiliza el episodio porque le encaja, quizá a martillazos, en su trama, pero olvida a la víctima civil, un agricultor.

En cada casa un Chernobyl. Un tsunami. Un billete de cincuenta euros que sale el día 19 de debajo de una baldosa.

Plástico en el agua, cafés de comercio justo. De Prada también escribe de la crisis de las oenegés humanitarias, de la guerra indescifrable de Siria, la novela es entretenida si no tienes nada que hacer, entretenida e inverosimil.

Al fondo, entre los trozos de estos edificios, veo un árbol, quizá de plástico, y más allá una sierra pelada en medio del desierto, y luego el mar, al menos en Google está ahí, aunque no se ve a simple vista.

Facebook lanza su criptomoneda falsa, una cosa más o menos. Luis Iván Cuende ha inventado un universo paralelo de criptomonedas basado en el efímero gobierno ácrata que hubo en Aragón durante unos meses al principio de la guerra civil, el proyecto se llama Aragón Project y le he perdido la pista, no se puede estar en todo. Enrique Dans escribe de la moneda Libra de Facebook. La idea es que no puedes fiarte de esa compañía, en la que sin embargo vivimos todos la mayor parte del tiempo, en su Whatsapp, Instagram, etc.

Y así va corriendo en tiempo para Sánchez-123, que hoy ha pactado en Navarra con etc. la mesa del parlamentoak. Estamos rodeados, el páramo vacío espera el maná del 5G que vendrá del cielo, quizá de esa constalación de microsatélites. estamos invadidos en medio de la nada. Labordeta no vuelve. Daniel Gascón ha publicado cinco capítulos espectaculares de Un Hipster en la España vacía que ya condensan y expanden el absurdo presente.

Detrás de ese árbol de plástico veo los petroleros saboteados en el Estrecho de Omán, de Ormuz. Los chips vienen infectados de fábrica, sea de aquí o de allá.

Pasan los días-Sánchez en las convulsiones del mundo y el país va cayendo en las grietas de sus periferias mientras el centro solo se mueve para robar en densas tramas familiares que, a veces, se tozan con las tramas periféricas, los densos pujolatos que entran y salen de las cárceles como si fueran terroristas jubilados con pase pernocta.

Y en fin, van pasando los días-Sánchez, que son la espera en la que interviene Europa y hasta Francia y sus regiones.

Los días-Sánchez son los que se van ago-s-tando en tediosas conversaciones de sordos, reproches, resquemores y ambiciones chaleteras, el dandy que ha renunciado a explicar sus veleidades, los indeps, más fogosos y recrecidos que nunca (el juicio les ha dado protagonismo, y cárcel), y Torra que va forjando de esa forma sibilinoide un ejército serbio que lo paga usted.

Tardes preSánchez, horas balsámicas, amén.

 

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