Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Encima hemos de sufrir el victimismo del poder

Los pactos secretos, mal cerrados, clandestinos, empiezan a tensar las incipientes coaliciones en la hora decisiva de repartir las canonjías, concejalías, consejerías, dinero (deudas) y cargos.

Pasada la foto de la banda roja Colau llora por la radio, snif, dice que estuvo a punto de dejarlo, glups, pero no lo hizo. Ahí está en el sillón magno, sufriendo la aurea precaritas.

Sánchez también se hace la víctima en la semana de las víctimas, ay qué mal lo pasamos en el poder y en la oposición, todo por los pelos, todo sufrir, qué desazón de socios ocultos, pactos secretos, cargos ignotos. Ignotibus parentibus.

Sánchez en funciones anuncia que va a pelo, sin apoyos, que por no ceder ante Iglesias y los independentistas se juega el advenimiento a su segundo monclovato, ay qué pena de votos, qué caros salen los socios.

Vox clama su victimismo como ha hecho desde el primer día aquel de Andalucía, amenaza con desvelar el abrazo del oso de Madrid capital del dolor (Umbral siempre live), en el forcejeo con C’s por la Comunidad. Queda ese escalafón por cerrar.

La CNMV también incita a las familias (ese eufemismo) a ahorrar, qué manía de los poderes económicos, ineptísimos cuando el crack, con amonestar e impeler al populacho a que deje de sucumbir a los créditos y se ponga a ahorrar.

Los centros comerciales están a tope, no cabe un ente más. Jolgorio y despilfarro a menor escala que la otra vez pero con la misma o mayor alegría del lujo de la prenda de usar y tirar.

Los orgánulos económicos que tanto han fallado desgañitan sus victimismos jeremíacos alertando a los pobres (familias) para que ahorren, no vayan a provocar un (otro) Lehman Brothers. No digan que no les avisamos. Sobreactúan lo que infractuaron antes.

El poder emite victimismo porque nadie lo respeta, no ha salido un líder o una mujer que seduzca por encima o debajo de las trifulcas y transmita país, mundo, sentido. Los nuevos han decepcionado enseguida, el dandy, el chaletero, los ultras de perilla aguzada.

Alguien tan honrado que sea imposible insultarle sin enfermar. Uf.

El poder emite victimismo porque le ha llegado la precariedad que ya hace una década o dos o tres que abrasa a la pobre infantería burbujista.

Ahora las plebes, sean de uno u otro cerrilismo, o de ninguno, que es lo más normal (más por falta de tiempo que de templanza) han de sufrir/disfrutar el lagrimeo de los ecónomos orgánicos y de los semielectos. Qué monserga.

 

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