Buen día, siguen las negociaciones. Se trata de reemplazar un gob por otro, complicado y sencillo. Pasa todos los días. A veces no pasa nunca.
Siguen las reuniones, pequeñas traicioncillas diarias en medio del turrón y el belén, que ya nadie sabe qué es o qué fue, el belén.
La posibilidad de que mande otros, aunque sean los mismos (el mando unifica a los que lo ejercen, en parte) es la esencia del sistema.
No matar a los otros cuando mandamos nosotros.
Eso sería el fair play mínimo. Dejar vivir. Pero el que lleva varias legislaturas en el sillón se llega a creer que el sillón es suyo.
Y su corte, lo mismo. Y van dando pasos para perpetuarse. A veces lo consiguen. Y el sistema se deshace. En una dictadura.
Que no pase eso es lo primero. Luego, ya, hay más requisitos.
No matarse, etc.