El sistema Torra es malvado. Incita a la violencia con la mención de la vía eslovena y luego, como siempre, rectifica a medias. Pero el mal ya está hecho: los exaltados, los comandos callejeros, los cortadores de autopistas, ya no atienden a la rectificación: se quedan con el primer mensaje, que es la violencia.
Y se disponen a ejercerla el viernes 21, ante el consejo de ministros que se celebra en Barcelona. La poli autonómica, que para Torra ya es un ejército por la independencia, el brazo armado, no acudió el fin de semana para impedir los cortes de autopistas: dejaron solos a los alborotadores. Fue el efecto de las palabras de Torra criticando la anterior intervención. El sistema Torra siempre saca algo, pero como va in crescendo, cada vez invoca situaciones y ejemplos más peligrosos. Torra es el presidente fuera de la ley… que luego rectifica a medias.
Es un método terrible, que va destruyendo la legalidad. Y va marcando la agenda.
Hoy Sánchez-84 dice en el Congreso que va a aprobar los 900 euros de salario mínimo el viernes. Pero el asunto del viernes 21 no va a ser el aumento, sino la toma de las calles de Barcelona por los CDR, que siguen la consigna de Torra de la vía eslovena.
El tema de la semana no es el gobierno y los asuntos de interés general, sino qué va a hacer el gobierno para sofocar el motín y las palabras incendiarias de Torra. El tema de la semana es si el viernes habrá sucesos violentos que recuerden a Eslovenia.
Un país no puede estar pendiente de qué hará la policía autonómica.
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Como ya dijimos hace unos meses ante el extremismo de unos y otros Sánchez se queda centrado, como un moderado centrista que intenta sumar acuerdos entre irreconciliables empecinados.
Hay que convenir que el que no cede algo (como cedieron todos en el 78) es un supremacista de sí mismo.