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El big data del alma

Sánchez debe hacer un sacrificio: él mismo

El CIS consigna que los políticos son el segundo problema para los españoles, detrás del paro y antes que Cataluña.

Parece que ninguno tiene sentido de estado ni responsabilidad ante la ciudadanía. Todos apuestan por crispar para obtener votos y audiencia.

La gente ya estaba harta. Ahora empieza a tener miedo. La locura del procés se ha apoderado de la política española y ya no hay nada más.

Los problemas reales siempre se aplazan. Hay gente que ante las locuras de Torra ha decidido comprar mucha comida, crear un almacén de resistencia, adquirir un congelador.

En este marco desquiciado Sánchez parece como el único centrado. Pero le falta algo. Además de los votos le falta hacer un sacrificio.

Un sacrificio para convencer al país de que su ambición no es personal sino general. Un sacrificio para dejar claro que la moción de censura no fue solo para medrar él y su partido, sino para gobernar y solucionar problemas.

Por supuesto que la moción fue para medrar él y su partido, y para colocar amigos y familiares. Eso ya lo hemos visto y descontado.

Pero ahora la situación se ha complicado mucho más porque los independentistas están fuera de la realidad, compitiendo entre ellos a muerte aunque tengan que destruirlo todo; y porque la derecha se ha recompuesto, amparada precisamente en este aumento exponencial del extremismo suicida de los independentistas. Todo eso ha cuajado en Andalucía.

Sánchez se queda solo en un centro sin votantes. Con Iglesias, que es poco de fiar.

Conclusión: Sánchez, para aumentar su credibilidad como estadista, que es la imagen que ayer quiso dar en el Congreso ante sendas jaurías, debe sacrificarse a sí mismo.

Comprometerse a acabar la legislatura, impulsar las reformas moderadas y las políticas de acuerdos… y renunciar a presentarse en las próximas elecciones generales.

La única rendija que le queda, a él y a todos, es renunciar al extremismo general.

Si abandona la competición por la presidencia deja claro que su único objetivo es gobernar por el bien del país, sin atender a las pulsiones enloquecidas que azuzan la violencia por los extremos.

Si hace ese sacrificio y consigue hablar con calma de asuntos de interés general, bajará el estrés y la violencia política.

Y es posible que la gente deje de pensar en comprar arcones para acaparar comida.

 

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Enlaces interesantes que no tienen nada que ver con el tema:

Global Terrorism Index 2018: Measuring the impact of terrorism 

Resumen en español. Por Jesús A. Núñez Villaverde en el blog del Real Instituto Elcano

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Artículos de Llàtzer Moix en La Vanguardia

 

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