Ayer, el día más triste. Hoy, el más feliz.
Lo ha dicho Lopetegui. Es una declaración que sirve para cualquiera. Tal vez para Màxim Huerta.
La velocidad. Hay un ensayo breve de un joven filósofo mexicano, Luciano Concheiro (Contra el tiempo) que describe bien esta velocidad del turbocapitalismo que nos lleva.
Lopetegui ha dejado esta sentencia:
Ayer el más triste / hoy el más feliz.
Es una forma de cancelar una jugada y pasar a lo siguiente usando los sentimientos. Ahora todo es sentimiento. ¡Qué emoción!
Estamos en el mundo de las emociones. Como en el Romanticismo. Pero falta el otro elemento: dinero.
Emociones / dinero. No queda hueco para nada más. A ratos el sentimiento lo explica todo. A veces, la causa es el dinero. Suele haber un mix difícil de separar. Inextricable. (La palabra inextricable es inextricable).
Podríamos decir: dinero emocional.
O emociones contables.
En este dilema se comprime la vida.
Hay expresiones que se quedan flotando… y luego se volatilizan:
Ayer el más triste / hoy el más feliz.
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