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Entradas etiquetadas como ‘san sebastian’

El surf se adueña de las playas de San Sebastián

Por Rafa Zamora Sancho

Hoy me he dado un baño en la playa de la Zurriola de San Sebastián. Al salir del agua, un socorrista muy amable de la Cruz Roja me invitaba a ir a la zona de bañistas (una franja de unos 60 metros de ancho situada en el centro de la playa, que para cuando llegas se te han quitado las ganas de bañarte).

Decenas de jóvenes reciben clases de surf en la playa de la Zurriola de San Sebastián (Juan Herrero / EFE)

Decenas de jóvenes reciben clases de surf en la playa de la Zurriola de San Sebastián (Juan Herrero / EFE)

Bien, la playa mide 800 metros: 740 para los surfistas y, ¿60 para los bañistas? Entiendo que en invierno los ‘surfers’ monopolicen toda la playa (nadie más se baña) pero ahora que empieza el verano, ahora que acaban de echar tropecientos mil metros cúbicos de arena haciendo más ancha la playa para poder albergar a los turistas que no quepan en la cada vez más esmirriada playa de la Concha, ¿ahora las escuelas de surf quieren adueñarse de todo el espacio marítimo?

¿Pero qué es esto? Deben tener mucho poder estas empresas surfistas; primero se finalizan las obras en tiempo record (para no perjudicar sus cursillos) y ahora, a invadir toda la línea de costa porque como hay escuelas de surf de punta a punta de la playa y todas quieren tener el agua a sus pies…

Señores concejales del Ayuntamiento de Donostia, piensen un poco, no vale lavarse las manos delegando la responsabilidad a la Cruz Roja, la matemática es muy simple: ¿qué media de bañistas se prevé que haya en verano? ¿Y cuántos surfistas? Los bañistas ganan por goleada.

Antes de que pase un accidente porque un principiante atraviesa con su tabla la cabeza de cualquier chaval que se ha salido de su “gueto acuático”, sería aconsejable tomar medidas.

El poder del surf en esta ciudad es impresionante, un motor económico muy importante, pero en verano los bañistas somos mayoría.

Y si se empieza por reducir tu espacio de disfrute en el mar, llegaremos a la aglomeración como en las piscinas, y a lo mejor acaban por cobrarnos el acceso a las playas (que seguro ya se le ha ocurrido a más de uno).

Nadie se acuerda de los especialistas del cine

Por Lola Magano

Mi nombre es Lola y soy esposa de un especialista de cine o Stuntman como los llaman ahora. Siempre me he preguntado cómo es posible que, en ninguno de los diversos certámenes y convenciones del mundo del cine -los Goya, Sitges, San Sebastián…- se haga mención, aunque sea de forma honorífica, a la labor de personas que, como mi marido, han dedicado parte de su vida y su salud a hacer un trabajo tan arriesgado y peligroso y, en muchas ocasiones, mal remunerado ya que el riesgo al que se exponen es muy grande y la vida profesional, muy corta.

En la época en la que mi esposo trabajaba ni siquiera las compañías de seguros querían asegurarles. Hoy, desgraciadamente, comprendo por qué, pues mi marido soporta taras físicas importantes (un 66%C:UsersibarberoPicturesPINTASnavidadDIAesp0001.JPG de minusvalía). Pero no es lástima lo que pido, sino justicia y reconocimiento. No alcanzo a comprender cómo dentro de la gran familia que es el mundo del cine nadie piense en ellos para nada.

Dan las gracias a todos menos a los que, arriesgando su físico, dan brillo y fuerza al personaje. Cuántos actores les deben parte de su éxito a estos hombres… ¿Por qué no han reparado en su importante labor ni actores ni directores? A mi marido nunca le llamaron porque fuera alto y guapo, sino por su gran preparación física y su pericia en las diversas escenas en las que se desenvolvía, como los caballos, conducción, esgrima, acrobacias…, en fin, un especialista completo. Incluso realizó un salto de 24 metros desde la tramoya de un teatro en condiciones muy difíciles, saliendo airoso.

Ha trabajado a las órdenes de directores españoles y extranjeros de gran prestigio y ha doblado a muchos actores de primera fila, siendo testigo de cómo a alguno se le ha atribuido el mérito por un trabajo que él había hecho mientras su nombre no aparecía ni en los títulos de crédito. Por suerte veo que esta situación ha cambiado y por lo menos ahora los especialistas sí figuran en ellos, siempre al final de los mismos.

No quiero alargarme más, pero si en algún momento la Academia de Cine entiende que estas personas tienen algún mérito esta situación se podría cambiar. A ustedes no les supondría nada y para estos hombres que lo han dado todo por esta profesión (en la época de mi esposo no había mujeres especialistas) sería un motivo de alegría y podrían, así, sentirse miembros de pleno derecho de la gran familia que es el cine.