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Entradas etiquetadas como ‘Comercio’

¿Qué hay detrás de los contenedores de recogida de ropa usada?

Por Pedro García

Contenedor de ropaCada vez es más común encontrar en las calles de nuestras ciudades contenedores de recogida de ropa. En teoría, estos contenedores son puntos en los que depositar la ropa usada, para que más tarde esta sea recogida por alguna ONG y distribuida entre los más necesitados. Sin embargo, no todos los contenedores están gestionados por organizaciones sin ánimo de lucro.

Y es que detrás de muchos de los contenedores de recogida de ropa usada se esconden redes de comercio ilegal que sacan provecho de la caridad y, además, sirven para engordar sectas sin escrúpulos. Hace años que los ayuntamientos tratan de controlar estos contenedores. Estos falsos contenedores suelen estar identificados con pegatinas de cooperación al desarrollo o con mapas de África, que dan la imagen de pertenecer a una ONG.

Considero que un mayor control sobre la gestión de estos contenedores, evitaría que organizaciones con una verdadera intención humanitaria se viesen perjudicadas por la competencia que supone estas otras empresas con ánimo de lucro.

Ante esta situación el Ayuntamiento de Valencia optó por retirar los más de 500 contenedores de recogida de ropa que se encontraban en la ciudad. Hasta entonces, algunas organizaciones se dedicaban a hacer negocio con la ropa recogida en estos contenedores ilegales. Las prendas eran vendidas a comerciantes de África o a empresas que se dedicaban al reciclaje de residuos textiles. Algunas de estas empresas siguen estableciendo sus contenedores en otras ciudades para continuar enriqueciéndose a costa de las personas que dejan ahí su ropa usada. Esta situación contrasta con la auténtica dedicación de organizaciones relacionadas con la Iglesia católica como es el caso de Cáritas, entidades que todo lo que reciben y más está orientado a la acción social.

Sobre el consumo y sus consecuencias

Por Ignacio Caballero Botica

Corría el año 2008 cuando vi en televisión que los Juegos Olímpicos de Pekín se inauguraban repletos de fuegos más que artificiales. En aquel momento pensé que de nada habían servido las denuncias sobre los derechos humanos, laborales y políticos en el gigante asiático; lo importante es que tienen más de mil quinientos millones de consumidores y frente a eso, nada se cuestiona.

Durante muchos años, hemos invertido en las tiendas de los chinos o de los veinte duros; lugares insalubres, oscuros, cutres, malolientes y de nula calidad en la atención al cliente. Ahora vivimos en una sociedad que cada vez se parece más a esa descripción. Porque cada producto consumido configura la sociedad en la que vivimos; es una forma de votar ante las enormes carencias de un sistema democrático que se nutre de cheques en blanco cada cuatro años.

Si compras productos fabricados mediante la explotación de otros seres humanos, tarde o temprano el explotado serás tú porque todos estamos conectados. El día que decidimos consumir productos chinos en comercios infames, comenzaron a quebrar los comercios españoles; un reflejo de la economía de ambos países en nuestros días, donde somos deudores de aquellos a los que tanta bagatela hemos comprado.

Lo peor de todo es que Europa ha decidido que en lugar de forzar al gigante asiático a cumplir con unos mínimos derechos humanos, sociales, civiles y laborales para permitir que sus productos se vendan en nuestros países, ha tomado el camino de equipararnos a nosotros para que trabajemos como chinos y poder competir con ellos. Para que en nombre de la competitividad, cada vez sean menos los que tengan más y más los que tengan menos. Despierta.

Las impresiones de los lectores sobre la huelga general del 14-N

Por Francisco Javier España Moscoso

«La sombra de los violentos»

A pesar de los datos sesgados del consumo energético ofrecidos por el Gobierno y a pesar de los intentos de demonizar la acción piquetera con algún que otro infiltrado de por medio, la huelga ha sido un éxito. La sociedad en su conjunto ha sentido y compartido el significado del 14-N; unos participando de forma activa y los más, sufriendo el chantaje impuesto por una reforma laboral que ha precarizado el trabajo de tal manera que anula de facto el derecho a huelga, y unos y otros tuvieron ocasión de demostrar su músculo reivindicativo en las multitudinarias manifestaciones que cerraron el día; pero como siempre, aparecieron esos vándalos a sueldo que le regalan la foto de portada a los periódicos ultracentristas y dan argumentos a los opinadores profesionales de los saraos televisivos que llevan tiempo pidiendo que se regule, o mejor dicho, se anule el derecho a huelga.

Sr. Fernández Díaz [ministro del Interior]: no estaría de más investigar quién está detrás de estos reventadores de manifestaciones al igual que se persiguen otras tribus urbanas, aunque me temo que en este caso la alargada sombra de los violentos dejaría en evidencia a más de uno.

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Por Sarah Tabraue Artiles (Barcelona)

«A patadas con las maletas de los pasajeros»

Quiero compartir mi peculiar experiencia de madrugada. Mi vuelo salía a las 6 de la mañana y ante la ausencia completa de Nit Bus decidí coger un taxi. El conductor al principio se negó a llevarme: “ni yo ni ningún otro te llevará al aeropuerto porque hay piquetes y nos rompen el coche”. Con un par de súplicas decidió que me dejaría al otro lado del parking de la T2 del aeropuerto del Prat. Mientras conducía me contaba: “Otros años tiran piedras desde los puentes de la autopista” y “en Mercabarna están tirando neumáticos en llamas y por la ciudad, hay contenedores de basura quemándose”. Tuvimos que desplazarnos a otro cajero, porque el de la esquina lo habían llenado de silicona y no podía meter la tarjeta para sacar dinero para pagarle. Cuando llegué a la T2, antes de llegar al control de seguridad, había un gran piquete rodeado de Mossos d’Esquadra que gritaban al son de “esquirol” y “ojalá se os quede el avión sin gasolina”. También concedían patadas a las maletas de los pasajeros. Gran experiencia.

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Por José Antonio Pozo Maqueda

«Al final el Gobierno se quemará»

En un ejercicio de cinismo desmedido el gobierno “impopular” niega la huelga general y las manifestaciones masivas en las principales ciudades españolas del 14 de noviembre: calla, no aporta datos y destaca la normalidad de la jornada. El gobierno no se da por aludido y hace oídos sordos a los que claman contra su “antipolítica” de recortes suicidas –dice que “no hay alternativa a sus medidas”, pero si esto es así sobra el gobierno entero- que pone en cuestión no solo el Estado de bienestar sino al Estado mismo. Pero este solipsismo político no le saldrá gratis a nuestro gobierno. Está jugando con fuego y al final se quemará.

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Por Almudena Molina (Estudiante de 16 años)

«Respetar los derechos ajenos»

El artículo 28.2 de la Constitución dicta: Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. Por lo que no se le puede negar a nadie la elección de no trabajar como medio de protesta. En la huelga del 14 de noviembre hubo varias personas que decidieron brillar por su ausencia en sus respectivos oficios. Estos trabajadores reivindicaban derechos al gobierno. Piden derechos laborales pero no se percatan de que no pueden pedir un derecho negando otro: el miércoles había piquetes en las entradas de fábricas, comercios o centros públicos que impedían la entrada a trabajar a ciudadanos, derecho reconocido en la constitución en el artículo 35.

Muchos huelguistas han pensado en sus propios derechos sin percatarse en los demás, en la repercusión que pueden tener. Se han olvidado de la libertad de aquella persona que ha decidido asistir al trabajo, no se han acordado del trabajador que al día siguiente tendrá que limpiar las pintarrajeadas en la boca del metro y muchos nos han demostrado que no saben comportase como personas civilizadas. La huelga era un método de protesta efectivo a principios del siglo XX, pero a mi parecer se ha convertido en un medio obsoleto. No tiene más razón quien más grita. Quizá habrá que proponer soluciones eficaces en vez de protestar tanto y pensar también en los derechos de los demás.

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Por José Manuel Micó Abella (Valencia)

«¿Y los trabajadores de la administración?»

Me sorprende que los trabajadores de la administración han sido el sector que menos ha secundado la huelga general, cuando de un tiempo a esta parte son los que mas ruido hacen y mas protestas a las puertas de los organismos públicos montan. Y ahora qué, ¿es que el resto de días que protestan no les descuentan el salario y por eso el día de la huelga si trabajan?
Pienso desde la acera del trabajador del sector privado: es posible que no sea tan grave que solo te recorten el salario y las pagas extras cuando en la privada te recortan el empleo al 100%. Seguro que cuando les llegue a ellos este tipo de recorte se replantean el secundar la huelga en mayor número de participación. Como ejemplo: Canal 9, FGV (Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana) y Vaersa (Empresa pública valenciana de aprovechamiento energético de residuos S.A.)

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Se veía que lo de los chinos no era normal

Por Isabel García

Lo de los chinos se veía que no era normal… sobre todo si vives en Lavapiés [barrio de Madrid] como yo… No es normal ver a chicas y chicos de 20 años con coches de alta gama ni que se abran tiendas al por mayor y otras cosas continuamente. Bueno, eso se sabía, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, y que ese nivel de vida se dé cuando este país atraviesa una crisis tan grave es indecente. Puede que no sean todos los chinos, pero lo que es ineludible es que ese imperio no se construye de la noche a la mañana y que la gran mayoría de los que están afincados en España han saqueado miles de millones de euros y los han sacado y llevado a su país, eso es un hecho que a mucha gente que ha hecho la vista gorda por interés o ideales no le gustará admitir.

Lo peor es que los negocios de estas mafias chinas tienen ramificaciones en otras comunidades, como la senegalesa por ejemplo, que se nutre de los productos de estas mafias para su propio interés . Lo que no es normal es que se abran restaurantes, tiendas, etc y todas o la mayoría sean de chinos, senegaleses y otras comunidades sospechosamente prósperas, mientras que los pobres pringados de la clase trabajadora o tienen que volver a su país o lo estamos pasando fatal aquí…. no señores, no era normal.

Y no es normal…. pero bueno, lo que he dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver y mientras no te atraquen todo el mundo es bueno -pero sí atracan, y a lo grande-. En este barrio tan céntrico y de calles pequeñas que es Lavapiés no debería haber esta clase de negocios al por mayor; dicen algunos interesados que da vida al barrio y que si no, habrá inseguridad. Qué espabilados, metiendo miedo, que funciona muy bien, pues no, todo lo contrario, las pocas tiendas que se abren de otro estilo dan una buena vida al barrio sin mafias, sin tiendas cutres… a ver si de una vez por todas se cambia la fea y cutre fisonomía de este barrio que tanto se ha dejado por otra con personalidad y originalidad.