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Entradas etiquetadas como ‘tiendas’

Da tristeza que las tiendas de toda la vida desaparezcan, y que nos olvidemos enseguida de ellas

Por María José Viz Blanco

El Paseo del Prado (Jorge París).

El Paseo del Prado (Jorge París).

Todos somos testigos de los continuos cambios que se producen en cualquier ciudad de nuestro país. Me estoy refiriendo a que en las calles por las que siempre transitamos desaparece una tienda para montar otra, sustituyéndola y ofreciendo otro tipo de artículos. Y, al poco tiempo, ya hay varias tiendas nuevas, oficinas de banco o lo que se decida ubicar allí, que convierten a la calle que tanto conocíamos, en otra prácticamente desconocida.

No estoy diciendo que no esté a favor del progreso, al contrario. Que una ciudad cambie es síntoma de ello. Sin embargo, da tristeza que las tiendas de toda la vida desaparezcan y, lo peor, es que nos olvidemos enseguida de qué había antes en el lugar ocupado por la nueva. Hace poco, un hombre me preguntó sobre una antigua tienda que recordaba de pequeño y que ya no estaba, cuando volvió a su barrio de la niñez. Se empeñó -y creo que sigue recabando información- en averiguar qué había sido de los dueños de aquel ultramarinos, del que ningún vecino se acordaba ya, a pesar de que el hombre, de unos 70 años, afirmaba que había sido una tienda emblemática de la ciudad.

La memoria colectiva se pierde, al igual que la individual. Pero siempre nos quedará el arte fotográfico o pictórico, que nos mostrará, de forma indeleble, las ciudades tal y como las conocimos y en el que podemos revivir nuestro pasado más amable.

 

Los comercios centenarios, patrimonio de Madrid en peligro

Por Carlos Osorio

Confitería "El riojano" situada en la calle Mayor en Madrid, un local centenario que se remonta a 1855 como proveedor de la Casa Real. (EFE)

Confitería ‘El riojano’ situada en la calle Mayor de Madrid, un local centenario fundado en 1855. Foto: EFE

Con 170 comercios centenarios, Madrid se sitúa a la cabeza de las ciudades que conservan un patrimonio histórico y cultural de primer orden como son las tiendas con más de un siglo. Esta riqueza patrimonial merece ser conocida, protegida y difundida, pues no solo tenemos comercios útiles y bellos, sino que constituyen un atractivo turístico de primer orden. La importancia de estos comercios fue valorada en época del alcalde Tierno Galván cuando se protegió el mobiliario histórico de muchos de los comercios históricos.

Aunque pueda parecer lo contrario, estos comercios con solera han aguantado mejor la crisis que las nuevas tiendas. Pese a todo, se encuentran en peligro de extinción por la falta de apoyo de las administraciones. Los comercios familiares deben competir en igualdad de condiciones con las grandes superficies y las multinacionales. Las normas y la libertad de horarios parecen diseñadas para favorecer a las grandes superficies comerciales. Los comercios centenarios deben reparar su costoso mobiliario por sí mismos, carecen de todo tipo de apoyo, no tienen ningún tipo de beneficio fiscal, deben pagar unas onerosas tasas que los están asfixiando. Para colmo, en 2015 finaliza la antigua Ley de Arrendamientos Urbanos, llamada ‘Ley Boyer’, con lo que una parte significativa de nuestros comercios fundados hace más de un siglo va a tener que cerrar sus puertas. Hagamos lo que podamos para tratar de salvar uno de los patrimonios históricos más singulares de la ciudad de Madrid.

El timo de las rebajas

 

Por Juan José García García

Mi mujer se ha comprado estos días antes de Reyes un abrigo verde de una reconocida marca que se vanagloria de sus colores. Pues bien, le costó en una tienda de la calle Goya 50 euros, y ese mismo abrigo costaba en otra tienda de la misma marca, en las cercanías de Sol, 60 euros. Hasta ahí todo puede estar correcto, ya que cada tienda puede ser una franquicia y poner el precio que quiera, o bien al ser zona turística se aprovechan de ello. Pero hete ahí que el día 17 pasamos por esa misma tienda en las cercanías de Sol, y el abrigo, en Segundas Rebajas no costaba ni 60 ni 50 euros, sino que había sido “rebajado” a ¡70 euros!. Es fantástico cómo nos engañan a los consumidores con sus ofertas, promociones y campañas publicitarias, por lo menos a quienes se dejan, ¿no?

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Sobre el consumo y sus consecuencias

Por Ignacio Caballero Botica

Corría el año 2008 cuando vi en televisión que los Juegos Olímpicos de Pekín se inauguraban repletos de fuegos más que artificiales. En aquel momento pensé que de nada habían servido las denuncias sobre los derechos humanos, laborales y políticos en el gigante asiático; lo importante es que tienen más de mil quinientos millones de consumidores y frente a eso, nada se cuestiona.

Durante muchos años, hemos invertido en las tiendas de los chinos o de los veinte duros; lugares insalubres, oscuros, cutres, malolientes y de nula calidad en la atención al cliente. Ahora vivimos en una sociedad que cada vez se parece más a esa descripción. Porque cada producto consumido configura la sociedad en la que vivimos; es una forma de votar ante las enormes carencias de un sistema democrático que se nutre de cheques en blanco cada cuatro años.

Si compras productos fabricados mediante la explotación de otros seres humanos, tarde o temprano el explotado serás tú porque todos estamos conectados. El día que decidimos consumir productos chinos en comercios infames, comenzaron a quebrar los comercios españoles; un reflejo de la economía de ambos países en nuestros días, donde somos deudores de aquellos a los que tanta bagatela hemos comprado.

Lo peor de todo es que Europa ha decidido que en lugar de forzar al gigante asiático a cumplir con unos mínimos derechos humanos, sociales, civiles y laborales para permitir que sus productos se vendan en nuestros países, ha tomado el camino de equipararnos a nosotros para que trabajemos como chinos y poder competir con ellos. Para que en nombre de la competitividad, cada vez sean menos los que tengan más y más los que tengan menos. Despierta.