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Autorretratos que revelan el sufrimiento de un enfermo de Alzheimer

'Blue Skies' (1995) - William Utermohlen - Galerie Beckel Odille Boïcos

‘Blue Skies’ (1995), de William Utermohlen (Galerie Beckel Odille Boïcos)

Durante ocho años William Utermohlen (1933-2007) se impuso la misión de retratarse con intensidad, ilustrar el deterioro progresivo de su cerebro, la decadencia de la capacidad congnitiva y la desaparición de todas las destrezas aprendidas desde joven.

La apatía, la confusión y los olvidos que tan fácilmente se asociaban al estrés, habían sido el comienzo del proceso. Al artista estadounidense le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer en 1995, con 61 años. Poco después de conocer la terrible noticia, ilustró sus sentimientos en Blue Skies (Cielos azules), un cuadro que destila dolor y abatimiento. En una habitación sin formas ni perspectivas definidas, él se aferraba con una mano al tablero de una mesa y con la otra, a un vaso. Era el comienzo de la travesía artistica que ilustraría sus miedos.

La galería Beckel Odille Boïcos de París (representante del artista) tiene disponible en su página web una colección de autorretratos de Utermohlen desde el año 1956. En esa primera ilustración de trazos rápidos, realizado sobre la hoja de un bloc de dibujo, exhibe una mirada curiosa e inquisitiva. El siguiente ejemplo, de 1967, es más pausado y denota la madurez técnica de un hombre de 34 años.

Retratos de 1967- 1996- 1997-1998-1999 y 2000 ('Galerie Beckel Odille Boïcos)

Autorretratos de 1967, 1996, 1997, 1998, 1999 y 2000 (Galerie Beckel Odille Boïcos)

El pintor gozó desde finales de los años cincuenta de un éxito discreto pero constante en el Reino Unido. Admirador en su juventud de Giotto y Piero della Francesca, también se sentía atraído por la perversidad humana de Francis Bacon. Su estilo era figurativo y versátil.

A partir de 1995 se rompe la cadena. Cada obra es un reflejo del creciente deterioro cognitivo y motor que sufrió. El rostro se diluye en formas cada vez menos detalladas y seguras, la expresión delata una creciente perplejidad y deja de representar al adulto bajo control. Los últimos dos autorretratos, de 1999 y 2000, son una masa despojada de carácter.

El testimonio visual de Utermohlen no es interesante sólo desde el punto de vista artístico. Los científicos han encontrado en la serie un testimonio del avance de la enfermedad, que dejó incapacitado al autor técnicamente, pero no eliminó su sensibilidad creativa. Era la primera vez que se podían establecer analogías entre el avance del alzheimer y la producción artística del enfermo. Su mujer Patricia, historiadora del arte y observadora del trágico declive, podía además aportar información especializada.

Aunque el análisis, cinco años después de la muerte del pintor, no puede resultar en ninguna conclusión médica, sí se aprecia la pérdida progresiva de (por ejemplo) la capacidad de reproducir una perspectiva. Los retratos se sometieron al desprendimiento de las formas, los colores y las proporciones para quedar desnudos y limitados al gris del lápiz. William Utermohlen hizo de su rostro un motivo ajeno que simplemente existía y sin embargo fue capaz de pintarlo en toda su extrañeza.

Helena Celdrán

Artilugios médicos bellos y aterradores

Oftalmo-fantasma

Oftalmo-fantasma

A veces un objeto atrapa, mantiene alerta, despierta una curiosidad insana que produce la imperiosa necesidad de investigar más. Me sucedió hace poco con unas máscaras de aluminio, antiguas y medio sonrientes, que claramente no eran decorativas.

Tenían una función que ni podía imaginar hasta que no leí una descripción detallada de ellas.

He decidido traer a la sección de Artefactos unos cuantos objetos médicos que nos congracian con las curas de hoy.

Son sistemas desfasados, graciosos, excéntricos, que asustan, que dan dentera, que azuzan a la curiosidad y también albergan cierta belleza. Esta es mi lista:

1.Oftalmo-fantasma
Las caretas misteriosas tenían que ver con la oftalmomogía. Ahora son objetos de coleccionismo muy buscados. El término inglés es ophtalmophantom y se empleaban a principios del siglo XX para aprender cirugía ocular. En las cuencas tienen un resorte con un pincho en el que se clavaban ojos de animales para que los estudiantes practicaran.

Sanguijuela artificial

Sanguijuela artificial

2. Sanguijuela artificial
En 1840, cuando los sangrados con estos animales eran populares en muchos tratamientos médicos, se inventó este artilugio que las sustituía.

Las cuchillas rotaban formando una herida en la piel del paciente y el cilindro provocaba el vacío que succionaba la sangre.

3. Sierra para cráneos
Agujereaba el cráneo para un mejor acceso del resto de los instrumentos.

Sierra para cráneos

Sierra para cráneos

El aterrador aparato, fechado entre 1830 y 1860, funcionaba girando la manivela en el sentido de las agujas del reloj, parecido a los pedales de una bicicleta.

4. Tubo de conversación
El Conversation tube (tubo de conversación) se patentó en Alemania en 1819. En un extremo del cordón de poco más de un metro, el auricular para los duros de oído.

Tubo de conversación

Tubo de conversación

En el otro, una campana para que la persona comunique el mensaje.

Del precursor del sonotone se creía que el sonido llegaría al oído con mejores tonos y volumen. Esta pieza manufacturada con esmero tiene un auricular y una cabeza de baquelita. El tubo está recubierto de seda marrón.

 

5. Corrector nasal

Diseñado para tratar la deformidad o la desviación del tabique de la nariz.

Corrector nasal

Corrector nasal

No servía para nada y tuvo un periodo corto de popularidad en Francia a principios del siglo XX.

La parte metálica se ajustaba a la cabeza con una banda elástica.

Luego se apretaban las tuercas correspondientes para corregir la nariz.

Con esos adornos y dibujos en la estrafalaria pieza dorada podría haber sido un producto de teletienda.

Rascador de lengua

Rascador de lengua

6.Raspador de lengua
Aunque hoy se sigue utilizando, lo más llamativo de esta pieza de mediados del siglo XIX es que en tiempos victorianos se creía que tras una noche de excesos lo mejor era rasparse la lengua, tal vez en una metáfora inconsciente de limpiarse la conciencia.

Este raspador de lujo está confeccionado con una pieza de marfil y otra de concha de tortuga y unidas por dos piezas metálicas. Todo un elogio a la naturaleza.

Quit para practicar enemas con humo de tabaco

Quit para practicar enemas con humo de tabaco

7. Quit para practicar enemas con humo de tabaco
En el siglo XIX los médicos europeos lo practicaban a pacientes con problemas y dolores intestinales.

También se usaba el método con los ahogados que habían tragado mucha agua. Se decía que estos enemas tenían un elemento resucitador.

Se les insertaba en el ano un tubo conectado a un fuelle que expulsaba humo de tabaco. Se creía que el humo caliente estimulaba la respiración. El coqueto maletín es de finales del siglo XVIII.

Helena Celdrán