Ancianos ‘hedonistas’ para vender un perfume

La colaboración entre la premiada perfumista, Azzi Glasser, y el fotógrafo y director de moda John Rankin, crea cosas distintas, conceptos que parecen querer escapar al típico perfume en cuanto a su publicidad y estilo.

Mientras que la mayoría de los spots publicitarios venden la imagen de una juventud que parece afectada por gigantismo, con la sobredimensión de las excentricidades de un ego VIP, Rankin ha apostado por un anuncio sencillo que juega con la idea de «libertad», un homenaje «sin disculpas» al sexo y la sensualidad.

De este modo, bajo el elegante influjo de la música clásica, podemos ver a dos ancianos jugando con sus cuerpos como si acabaran de conocerse, o a dos mujeres jóvenes dejándose llevar por encima de los códigos morales, o la exaltación del amor andrógino masculino.

Los vídeos hablan de la supervivencia de la misma pasión por encima de las estructuras biológicas y sociales. Distintas edades, un mismo impulso vital.

La idea de dos personas mayores haciendo el amor para vender un perfume se acontece como disruptiva en una mercado que glorifica la juventud eterna o la aspiración a la misma, en una sociedad donde lo viejo no vende y es apartado, concebido como una antesala de la muerte que no merece atención alguna.

Azzi Glasser describió el perfume que había creado como «una sinfonía hedonista de notas que cuentan la historia del cuerpo al tocarse, la belleza de la piel sobre la piel». Rankin solo tuvo que llevarlo a la práctica.

 

 

 

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