Pequeña enciclopedia de las voces perdidas

Fieles a su decadencia, los fotografiamos. Tienen una historia que contar.

Lugar abandonado. Por Russss. Creative Commons. Wikimedia

Fortalezas Maunsell. Red Sand Towers. Lugar abandonado. Por Russss. Creative Commons. Wikimedia Commos.

Nos gusta pensar que estos lugares abandonados contienen una parte de sus antiguos habitantes. No hablo de fantasmas, sino de residuos, restos ínfimos de nosotros mismos, materia invisible.

 

He querido visitar algunas de las miles de fotografías que se extienden en la Red. Los cazadores de estos lugares, como en cualquier otra disciplina, tienen sus reglas y deontología. Los sitios que retratan pueden ser distinguidos por categorías que terminarán creando con el paso del tiempo una pequeña enciclopedia de voces perdidas. Me interesan estos susurros. Traduzco lo que creo escuchar.

 

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☠️☠️☠️ 📷: @_dfog

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1. Los parques de atracciones

Hubo un tiempo en que todo era diversión

 

 

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Amusement Park in Japan Photo by @tokio_kid

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«¿Papá, podemos montarnos otra vez en la montaña rusa?» Oigo niños, pequeños animalillos de esperanza que se han convertido en el óxido del recuerdo. Entonces todo era un juego. Tierras de sueños, así las llamaban. La muerte no existía. Nadie paga por pensar en la muerte. Ni siquiera la muerte misma. Solo nubes de algodón y gotas de kétchup. Eso es el cielo: chutes de adrenalina dulce. Diremos que en estos parques empieza la vida. Los primeros pasos hacia la disolución. «Espero que este día no acabe nunca». Pero Mamá no sabe. Mamá no contesta.

 

 

2. Las casas perdidas

Aquí pusimos todo nuestro empeño y amor

 

 

 

La vida continúa en una casa. Las voces, los residuos, cuelgan cual murciélagos de las vigas maestras: son los gritos de Adela, los susurros de Fred en el sofá, la queja adolescente de Marta, la risa de Antonio, la noche que gime, la locura en cada portazo, el espacio que crea esa ilusión de permanencia –«¿qué tenemos para cenar?», «¿has pagado el seguro?», «¡Creo que Marta tiene un novio!»-, y el hogar que se deshace lentamente sin que ellos se den cuenta, las lecciones del pájaro cuco empiezan a ser evidentes, porque es errante y no cree en nada. Los jóvenes vuelan. Toman la carretera. La casa se derrumba por las deudas. Gritos, susurros y risas, entonces bastaba con eso.

 

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this place. #detroitusa

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3. Los vehículos rotos

Deprisa, deprisa, que llegamos al fin del mundo

 

 

La carretera es una brecha hacia la libertad, la flecha de una esperanza discontinua. «¡Carpe Diem! «¡Más gasolina!» «¡Corre!». Qué hermosa ficción cuando uno depende en realidad del carburante. Los coches, barcos y aviones guardan secretos e ideales. La gente suele sincerarse en su interior. Es por la magia del movimiento. Parece posible llegar hasta el fin del mundo. Podemos lanzar el pasado por la ventanilla, como si fuera una colilla, olvidando el incendio, esperando el destino magnífico que se mostrará en la próxima curva. La casita queda lejos. «De Este a Oeste», «de Sur a Norte» ,»siempre recto», «¿camping u hotel?, «road trip», ¿cuánto falta?», «¡maldito GPS!». Un día el motor se para. Es el peor de los silencios modernos: la extraña convicción de que no habrá más movimiento. Solo grúas que carguen con nosotros. Nadie contesta al otro lado del teléfono. La casita está vacía.

 

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Simply put. 📷: @richkern

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4. Los ricos congelados

Aquello fue una fiesta

 

 

Ya no sueñas con ser rico pero te consuelas. Los ricos son quienes mejor se lo pasan hasta que les alcanza el aburrimiento, la locura o la desilusión de tenerlo todo. Entonces callan, pero las paredes mantienen sus ruegos. Si visitas un caserón verás la sal que dejaron sus dueños. Algunos habrán conseguido crionizarse, congelarse para volver más tarde a la vida; ahora solo esperan a que los despierten en un día X del año X hechos unos zorros, doloridos y confundidos, sin fe o sitio al que agarrarse. Una ruina despierta, un cementerio vociferante, serán las voces de sus antiguas mansiones que regresan a casa. Sonará ópera, pero nadie la entenderá.

 

5. Los templos caídos

Al final volveremos a ser jóvenes y hermosos.

 

 

Tienes ochenta años y esta es la única promesa. Todo puede arreglarse. El parque de atracciones volverá a abrir sus puertas. Tenemos entradas. Iremos con nuestro flamante descapotable. Nuestra fe está puesta en la vida eterna: es la crionización de los pobres. Volveremos a oír «¡Aleluya!» «¡La-Ilaha-Il Allah!» «¡Om Mani Padme Hum!». Fe. Fe. Te necesitamos ahora: el auto se detuvo y los salones están vacíos. Carne que se afloja en la sinagoga o la iglesia. Regresaremos al hogar, correremos por las autopistas, nos reiremos de los ricos… Amén.

 

 

5. Final del viaje

Transcurrida tu vida sigue el camino de baldosas amarillas.

 

 

Es como en una película de David Lynch. En la casita del lago empieza todo de nuevo…

 

 

Esta es tu fiesta bienvenida. Ya has llegado

 

 

2 comentarios

  1. Dice ser Casandra

    Fortalezas Marinas Maunsell

    Las Fortalezas Marinas Maunsell eran pequeñas torres fortificadas que se construyeron durante la Segunda Guerra Mundial para la defensa del Reino Unido. Estaban emplazadas en los estuarios de los ríos Támesis (región de Londres) y Mersey (región de Liverpool). Fueron bautizadas así por su diseñador, Guy Maunsell. Tras retirarlas del servicio a finales de la década de 1950, se destinaron a otras actividades, e incluso una de ellas se convirtió en la llamada «micronación» de Sealand.

    Fuertes de la Marina

    Estos fuertes eran operados por la Royal Navy y tenían como misión detener y avisar de cualquier intento alemán de colocar minas marinas mediante aviones en los estratégicos estuarios de los ríos Támesis y Mersey.

    Eran cuatro:

    Rough Sands (HM Fort Roughs) (U1)
    Sunk Head (U2)
    Tongue Sands (U3)
    Knock John (U4)
    El diseño era una construcción de hormigón, una barcaza pontón con dos torres cilíndricas en cuya parte superior se instalaban dos cañones de 3,75 pulgadas y dos cañones antiaéreos Bofors de 40 mm. Se construían en diques secos y se montaban como unidades completas. Entonces eran dotadas —las tripulaciones subían a bordo al mismo tiempo para familiarizarse con los equipos— antes de que fuesen remolcadas y ancladas en los bancos de arena fijados en 1942.

    Además de su labor de obstaculizar las incursiones aéreas alemanas, los fuertes también ampliaban la cobertura de los radares en el estuario del Támesis, permitiendo a la Royal Navy localizar las posiciones de las minas marinas colocadas por los alemanes y así evitarlas.

    El diseño de la fortaleza naval fue el último de los que Maunsell había ideado como respuesta a las peticiones del Almirantazgo. Inicialmente se consideró la instalación de fortalezas en el canal de la Mancha capaces de enfrentarse a naves enemigas.

    Fuertes del ejército

    Maunsell también diseñó fuertes para la defensa antiaérea. Estos eran unas instalaciones mayores que comprendían siete plataformas de acero interconectadas entre sí, cinco dispuestas en semicírculo alrededor de una plataforma central que hacía las veces de centro de control y residencia del personal. La séptima estaba localizada en el exterior del semicírculo y estaba dotada de un foco.

    Tres de estos fuertes fueron instalados en el río Mersey. Otros tres se colocaron en el estuario del Támesis:

    Nore (U5)
    Red Sands (U6)
    Shivering Sands (U7).
    Cada uno de estos fuertes antiaéreos disponía de cuatro cañones QF de 3,75 pulgadas y dos cañones Bofors de 40 mm. Durante la guerra, los fuertes derribaron 22 aviones y alrededor de 30 bombas volantes. El Ministerio de Defensa los retiró de servicio a finales de la década de 1950.

    Historia[editar]
    En 1953 el fuerte Nore del ejército resultó seriamente dañado al colisionar contra él el barco noruego Baalbeck, resultando destruidas dos de las torres, falleciendo cuatro civiles y resultando destruidos cañones, equipos de radar y suministros. Los restos se consideraron un riesgo para la navegación, así que fueron desmantelados entre 1959-60. Partes de las bases del fuerte Cliffe fueron remolcadas hasta tierra, en el muelle Alpha cerca de la ciudad de Cliffe, donde hasta hoy (2006) permanecen fácilmente visibles.

    Una de las torres de Shivering Sands se perdió en 1963 después de que un barco colisionara con ella. En 1964 la Autoridad Portuaria de Londres colocó equipos para monitorizar los vientos y las mareas en la torre en la que se ubicaba el foco y que estaba aislada del resto de las instalaciones desde el accidente. Estos datos se envían a tierra a través de un enlace de radio.

    A mediados de la década de 1960, varios fuertes fueron reocupados por emisoras piratas de radio.

    En 1964, pocos meses después de que Radio Caroline iniciara sus emisiones, Screaming Lord Sutch puso en marcha Radio Sutch en una de las torres de Shivering Sands. Sutch se aburrió pronto del proyecto y vendió la emisora a su mánager Reginald Calvert, quien renombró la estación como Radio City y se expandió ocupando las cinco torres que aún permanecían interconectadas. La muerte de Calvert durante una disputa sobre la propiedad de la emisora (se consideró defensa propia, más que asesinato) contribuyó a que el gobierno aprobara en 1967 una legislación contra los piratas.

    Durante la época de las emisoras piratas, la Autoridad Portuaria de Londres se quejaba de frecuentes problemas en sus enlaces de radio debido a las emisiones de la cercana Radio City.

    El fuerte de Red Sands también fue ocupado por Radio Invicta, renombrada posteriormente KING Radio, antes Ted Allbeury la había convertido en una emisora más similar a una emisora profesional de estilo easy listening llamada Radio 390, ya que la longitud de onda en la que transmitía era aproximadamente 390 metros. El episodio «Not-so-Jolly Roger» de Danger Man fue filmado parcialmente en Redsands y en los créditos finales agradece la colaboración de Radio 390.

    Una de las torres del fuerte.
    Las dimensiones de los fuertes del ejército los hace ideales como plataformas para antenas de radio, ya que es posible colocar una gran antena en la torre central, usando el resto de las torres como lugar para las demás instalaciones necesarias.

    Un pequeño grupo de entusiastas de la radio pusieron en marcha Radio Tower en el fuerte naval de Sunk Head, pero la emisora tenía un presupuesto limitadísimo, poquísimo alcance y estuvo en funcionamiento unos pocos meses. Los anuncios de la compañía afirmando que pretendía poner en marcha una emisora de televisión nunca fueron creíbles.

    Paddy Roy Bates ocupó el fuerte naval de Knock John y puso en marcha Radio Essex, más tarde renombrada BBMS —Britain’s Better Music Station— pero más conocido por sus actividades una vez que abandonó la emisora pirata. Él mismo, o alguna otra persona en su representación, ha vivido en Roughs Tower desde 1964, convirtiendo la torre en el Sealand.

    Sunk Head fue destruida por los Royal Engineers a finales de la década de 1960. Tongue Fort se derrumbó durante una tormenta en 1996.

    Algunos barcos visitan en ocasiones los fuertes que siguen en pie, y un consorcio llamado Project Redsands está planeando conservar los fuertes del ejército de Redsand.

    En agosto y septiembre de 2005 el artista Stephen Turner pasó seis semanas viviendo solo en la torre del foco del fuerte de Shivering Sands, en lo que él llamó «una exploración artística del aislamiento, investigando cómo la experiencia de uno mismo sobre el tiempo cambia en el aislamiento y lo que la contemplación creativa significa en un contexto del siglo XXI».

    Bibliografía[editar]
    (en inglés): Turner, Frank R., The Maunsell Sea Forts (3 volúmenes, ISBN 0-9524303-0-4; ISBN 0-9524303-1-2; ISBN 0-9524303-7-1). Gravesend: Publicado por el autor, 1994-1996.

    18 enero 2018 | 15:16

  2. Javier Rada

    Gracias Casandra.

    18 enero 2018 | 16:52

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