‘Disección a la inversa’: El arte de recrear animales prehistóricos

¡Corre…!

Los continentes seguían a la deriva; el Mediterráneo acabó seco por una crisis salina; palpitábamos terror primario…

Durante el Mioceno, en la prehistoria, la fauna era gigante, increíble, peligrosa. Tu antepasado más remoto, peludo, gimiente, tibio en sus andares de primate asustadizo- sigues temblando, sapiens sapiens-, corría despavorido por unos rugidos que amansaban la tierra; sonidos que despertaban en sus pequeños encéfalos una alerta de inminente pinchazo, desgarro, corte, mutilación, borbotones de sangre y digestión muy lenta.

Así era el Mioceno y otras épocas perdidas. Una jodienda. Merienda de dientes de sable. Ningún viajero en el tiempo regresaría a él. Tu genética superviviente es hija de un maratón continuo y por eso eres obeso. Solo debería volver atrás un paleoartista como Mauricio Antón, el hombre que da alma a los fósiles.

Smilodon, o tigre de dientes de sable. ©Mauricio Antón.

Smilodon, o tigre de dientes de sable. ©Mauricio Antón.

Al icónico dientes de sable no lo temes hoy porque está extinto. Su familia afilada y amplia (macairodontinos, smilodon, nimnimrávidos…) se extinguió hace miles de años, cortando el cordón con ese futuro que llamamos presente.

Sabemos de él por las pistas fósiles obtenidas en simas y yacimientos ocultos, algunos en España – mayores que un felino actual, asesinos rápidos, espadachines en la carótida, dotados de inmensos caninos superiores aplastados (18 centímetros de largo) que pudieron jugar en su contra en la carrera evolutiva al extinguirse las grandes presas-, y por paleoartistas como Mauricio, maestro de un arte que llama «disección a la inversa”: reconstruir el cuerpo de dentro hacia fuera, del hueso pétreo al tendón, del tendón a la piel, de la piel al pelo… Los reproduce hasta el mínimo de detalle, en sentido contrario a un smilodon, el último superviviente de su casta (hasta hace 10.000 años, en Norteamérica), que rasgaba la garganta y desfiguraba la forma sufriente.

©Mauricio Antón.

©Mauricio Antón.

Usando las pistas osteológicas y los conocimientos científicos, Mauricio logra que admiremos a este animal magnífico que soñaba con almorzarnos. Es un juego de capas: investigación forense, anatomía y contexto fósil.

En eso consiste la paleoilustración y el trabajo del paleoartista, una disciplina de origen anglosajón que se remonta en su concepción moderna al siglo XIX. Cuando Mauricio empezó, en los años setenta, no existía como técnica en España. En los noventa, el boom de Atapuerca y sus paternales homínidos le dieron alas de pterodáctilo.

©Mauricio Antón

©Mauricio Antón

 

Una disciplina que consiste en reconstruir animales individuales mediante un estudio anatómico, que parte primero de los huesos «sacando toda la información encriptada», y luego, una vez reconstruidos los tejidos blandos, se integra al animal en su ambiente, «el que sería su ecosistema, que extraemos de diversas fuentes”, explica Mauricio a Trasdós en conversación telefónica.

Es un trabajo concienzudo, riguroso, metódico, que parte de la acción detectivesca con las pistas obtenidas en el escenario de un crimen cuyo móvil es la extinción masiva. Lo inserta entonces junto a la macroflora, las hojas, los árboles, los helechos… toda la información extraída de fuentes como el polen fosilizado, añadiendo luego el escenario geológico, los tipos de terreno que los pedazos de información científica susurran que los acompañaban. Y así aparece ante tus ojos una escena de hace millones de años que tiene un significado artístico y científico. Viajas en el tiempo sin temer por tu garganta.

©Mauricio Antón

©Mauricio Antón.

Conocí a Mauricio, uno de los grandes especialistas en este campo, por un reportaje que hicimos juntos para el extinto El Mensual de 20 minutos. Se títuló Tú, sapiens, también tienes algo de neandertal. Coincidimos en la misión de humanizar al neandertal y superar el paleoracismo que lo había caricaturizado durante años. Entonces me habló de cómo los prejuicios habían influido en la representación artística de este homínido inteligente en el pasado – bestia encorvada sin expresión de humanidad-, y que, según sabemos hoy, no era tan distinto a nosotros. Sapiens es un animal vanidoso que tiende a considerar inferiores a sus hermanos.

Neandertales ©Mauricio Antón

Mauricio tiene una perspectiva envidiable sobre nuestra especie, sobre las especies hermanas que se extinguieron en sus migraciones impensables, y sobre nuestro planeta y el curso del tiempo geológico. “El registro fósil nos muestra que la biodiversidad es un continuo; a nosotros, en el presente, nos parecen inmutables, casi eternas, un humano es un humano, un león es un león, pero solo son los fotogramas de una película en el puente que nos une; nos falta la perspectiva temporal, porque la extinción de una especie es cortar ese cable, y si cortas ese cable ya no habrá más información, conocer el pasado nos llama a conservar la naturaleza de una manera muy expresiva”, dice.

Reproducción de El hombre de Flores (Homo floresiensis) ©Mauricio Antón.

Sin conocer el futuro, disfruto de la obra de Mauricio como si fuera una ventana imposible. Nunca me presentaré voluntario a un viaje en el tiempo; el Mioceno ya lo disfrutó -corriendo- mi simiesco ancestro.

En esta era del Antropoceno el resto de especies huyen del humano de sable; los continentes nos parecen fijos; el Mediterráneo se encamina a nueva crisis salina; nuevos cables tiemblan por conservar la información más preciada.

Acaso sentiremos el temor atávico de los que habitaron en cuevas frente a nuevo cambio climático. Acaso debiéramos comprender, como alega Mauricio, que nuestras especies no han sido diseñadas para ser eternas; que el celuloide de esta película es muy frágil; que un león puede dejar de ser un león; que muchos otros humanos se extinguieron en este largo camino al toparse dentro de un cuello de botella biológico y no debido a que fueran imbéciles como pensaron erróneamente nuestros abuelos; que hasta el poderoso dientes de sable fue un día barrido por la nada. Atender a la paradoja de que acaso el homínido más ignorante se haya autoproclamado un triunfal sapiens sapiens.

©Mauricio Antón

©Mauricio Antón

Puedes ver más trabajos en su blog.

Altamira en la prehistoria. ©Mauricio Antón

Altamira en la prehistoria. ©Mauricio Antón

Representación del Megantereon. ©Mauricio Antón

Representación del Megantereon. ©Mauricio Antón

Reproducción de la época del Chadroniano. ©Mauricio Antón

Reproducción de la época del Chadroniano. ©Mauricio Antón

Paracuellos en la prehistoria. ©Mauricio Antón

Paracuellos en la prehistoria. ©Mauricio Antón

©Mauricio Antón

©Mauricio Antón

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