‘Woody’, el muñeco sin dedos que suspira por ser pianista

El maniquí articulado había sido siempre una simple herramienta del artista, hasta que en el siglo XX las vanguardias lo elevaron a obra de arte en sí mismo. El surrealismo le otorgó el estátus de personaje, Giorgio de Chirico lo escogió como símbolo, Man Ray lo fotografió como a un ser humano. Aunque inexpresivo, la frialdad del modelo se adentraba en el subconsciente del espectador, que tenía vía libre para decidir cómo quería interpretar la presencia del muñeco.

«Sus sueños son grandes… Pero están casi fuera del alcance de sus manos», así se podría traducir la frase con que los autores de Woody resumen la historia del protagonista del mismo nombre: un muñeco articulado de dibujo que desde pequeño desea, más que nada en el mundo, ser pianista.

Fotograma de 'Woody' - Foto: woodyshortfilm.com

Fotograma de ‘Woody’ – Foto: woodyshortfilm.com

Tendrá que enfrentarse al problema de no tener dedos, al final de los brazos tiene unas ‘manoplas’ de madera, de enveses curvados y palmas planas, las muñecas son la única articulación. Woody no tiene más remedio que trabajar en algo que no le gusta, utilizando sus primitivas manos para dirigir el aterrizaje de las avionetas en un modesto aeródromo. Durante su jornada laboral, sueña con grandes conciertos.

Sin diálogos, en blanco y negro y empleando una técnica de animación stop motion (animación foto a foto) que ha supuesto que el film tardara dos años en hacerse, los autores demuestran que sigue habiendo lugar para lo artesanal pese a la ferocidad de las técnicas digitales. El director, el australiano Stuard Bowen, subraya la «brillante condición táctil» del stop motion» y le parece el lenguaje ideal para contar la historia de un personaje que suspira por tener dedos.

«Las ambiciones de este film siempre fueron mayores que nuestro contexto, pero fue un gran reto intentar y lograr nuestra visión de la manera más creativa posible. Construimos los escenarios con papel, foam y cartón (…). Filmamos en blanco y negro porque la tinta a color era demasiado cara. Encontramos cientos de prendas de Barbie a través de Facebook para vestir a la multitud (…)», desvela en la página web de la película.

Fotograma de 'Woody' - Foto: woodyshortfilm.com

Fotograma de ‘Woody’ – Foto: woodyshortfilm.com

El cortomentraje, filmado en Sidney (Australia), ha paseado con éxito por 35 festivales de medio mundo a lo largo de 2013 y 2014, pero sólo hace unos días que se puede ver online. Ópera prima del director, que se deshace en elogios con el equipo que hizo posible la obra, hay pequeños puntos en común entre él y el muñeco. Finalizó los estudios de grado de piano y de Comunicación y audiovisual, pero pasó un tiempo editando vídeos de bodas hasta que sintió el miedo de quedarse atascado en ese trabajo.

Fue entonces cuando empezó a crear pequeños experimentos que colgó en Internet y le dieron la confianza necesaria para iniciar una carrera como cineasta por la que tendrá que seguir luchando. Entre el final de la historia y su vida, Bowen también encuentra similitudes. «La grandeza del viaje de Woody, que resuena en la creación del corto, es que mientras los sueños de Woody son perfectos… Son sólo sueños. Y mientras la realidad puede ser menos perfecta, es mucho mejor, porque es real».

Helena Celdrán

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