El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘hijos’

¿Quién dice que dar azúcar a un niño favorece que se «acelere»?

Niño dulcesSus padres, básicamente lo dicen sus padres, y conste que yo también lo he creído así durante cierto tiempo. Sin embargo, la ciencia no ha establecido hasta la fecha una relación de causalidad entre un relativamente alto consumo de azúcares en un momento puntual y un mayor aceleramiento o hiperactividad del niño o niña. Hablo en esencia de una hiperactividad aguda y pasajera y no del trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

Lo cierto es que me comprometí a hacer una entrada sobre este tema cuando el otro día mi vecino de blog, Alfred, en “Ya está el listo que todo lo sabe” publicó un post sobre esta cuestión: ¿De dónde surge el mito que indica que dar azúcar a los niños los vuelve hiperactivos? Con el que se generó una cierta polémica bien en el propio blog y más en las redes sociales.

Así pues, sin demasiados datos serios sobre la mesa que apoyen tanto una teoría como la otra (el azúcar sí acelera o no acelera) nos basamos demasiado en la “experiencia” de esos padres, en su realidad y no se puede por menos que reconocer que existe una creencia generalizada en que efectivamente sí que les acelera. Esa experiencia bien se podría explicar en base a lo que cuenta Alfred en su post y que se resume en el hecho de que al observar dos variables evolucionando proporcionalmente tendamos a relacionarlas de modo causal: Toma más azúcar; se acelera, luego el azúcar es la causa. Sin embargo, el aceleramiento, no tiene por qué estar causado por la ingesta de azúcar y ser las circunstancias las que propician ambos procesos no relacionados: Ambiente festivo, jolgorio; se consumen más chuches y al mismo tiempo hay más ajetreo, pero por el ambiente, no por el azúcar. En sus propias palabras:

Ya sea en un parque infantil, un cumpleaños o cualquier fiesta especial, es el hecho de estar jugando, correteando y trotando de un lado a otro sin parar con otros niños (amigos, compañeros, primos, hermanos…) lo que causa la sobreexcitación e hiperactividad del pequeño y no lo que ha estado comiendo

Y además, y aquí viene la madre del cordero, no hay ningún estudio que haya validado la creencia popular de que el tomar más dulces invita a su sobreexcitación. Más al contrario, este meta-análisis The effect of sugar on behavior or cognition in children. A meta-analysis (Efecto del consumo de azúcar en el comportamiento y en el rendimiento cognitivo en niños) abordó la cuestión de pleno y no halló relación alguna entre la variable “niño come azúcar” y la de “niño se acelera”. Sus conclusiones fueron claras:

Hasta la fecha, nuestro estudio de meta-análisis no ha encontrado relación entre el consumo de azúcar por parte de los niños y que este afecte tanto a su comportamiento como a su rendimiento cognitivo. La firme creencia de los padres puede ser debido a la expectativa y la asociación común en el tiempo de ambas situaciones. […]

Que viene a ser lo que nos explicaba el bueno de Alfred.

Siguiendo con los razonamientos que podrían explicar este comportamiento, es posible que en estas jornadas festivas, muchas de ellas con tintes maratonianos, a los niños les llegue un momento en el que agoten “sus pilas” y que al tomar más “combustible” revivan y más si se trata de “gasolina rápida” como lo es el azúcar. Posibilidad frecuente que se sumaría a la anterior aportada y que serviría para explicar en otras circunstancias el proceso mitificado.

Otra cosa, hiperactividades aparte, es el escaso beneficio que habitualmente pueden tener este tipo de productos en su salud habida cuenta de las innumerables ocasiones que se tienen para acceder a ellos y las cantidades en las que se suelen tomar.

————————————-

Imágenes: Sura Nualpradid vía freedigitalphotos.net

Es tiempo de solanáceas y por tanto temporada de pimientos

SolanaceasLa familia botánica Solanaceae aglutina una cantidad importante de especies que ofrecen un interés (y qué interés) alimentario. Aunque no te lo parezca, tanto tomates, como pimientos, patatas y berenjenas pertenecen a esta suculenta familia que en esta época del año nos ofrece sus mejores frutos. Y hablo de frutos porque en la mayor parte de las especies es precisamente este órgano el que termina en nuestro plato con la excepción hecha de la patata de la que nos comemos el tubérculo (no el fruto de la planta) es decir, el engrosamiento del tallo que se realiza por debajo de la superficie del suelo y que, resumiendo mucho, tiene la finalidad de almacenar nutrientes de reserva.

Sin hacer de menos, solo faltaría, las otras solanáceas me gustaría romper una docena de lanzas para hablar de los pimientos, en general de los verdes y más en concreto de las variedades más pequeñas que en esta época del año se nos presentan en su mejor momento y por los que, al menos en mi casa sentimos una especial debilidad. Me refiero a todos esos pimientos que acogidos de forma típica a una denominación de origen o a una indicación geográfica protegida (la mayor parte de ellas en Galicia salvo una en el País Vasco) nos ofrecen los típicos pimientos pequeñitos para consumirlos frescos, lo más habitual una vez fritos.

Aunque mucha gente los conoce y llama a todos por un igual, pimientos de Padrón, ya estén acogidos a una determinada Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegidas o a ninguna, es preciso aclarar que esta forma genérica de nombrarlos no es del todo correcta. En líneas generales por un lado están los pimientos de este tipo sin padre ni madre (sin DOP o IGP) que no es preciso hacerlos de menos (ni mucho menos); y por el otro están los que tienen un sello de calidad y que se comercializan solo en épocas concretas del año (como esta) y que creo merecen una especial atención. Me refiero en concreto a:

Pimientos de padrón

La mayor parte de ellos hacen destacar entre sus características su escasa cuando no nula pungencia o picor, fruto de una cuidada selección de aquellas variedades con el mencionado rasgo. De todas formas hay que mencionar que cuando más extremada es su recolección acercándose a su límite último, normalmente a finales del verano principio del otoño, más probable es encontrase con algún ejemplar “picoso”.

Y si no que se lo digan a mi hija Carolina de 5 años que una de sus descolocadoras expresiones cuando el otro día nos recreábamos con unos genuinos pimientos de Herbón y sentenció en voz alta:

Yo ya he probado la ira del pimiento… ¿y vosotros?” mientras acto seguido y tras un vaso de agua y un chusco de pan para refrescarse el gaznate, se aplicaba a coger uno más.

Extraña expresión en una niña de 5 años que, sinceramente, no sé de dónde habrá sacado y que pone de relieve su asombrosa imaginación para establecer típicas asociaciones, amén de su buen gusto en la mesa.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

————————————————

Imágenes: Juan Revenga @juan_revenga

Semana mundial de la lactancia materna 2014 y amamantar en “cualquier sitio”

semana mundial de la lactacia materna 2014

Fiel a su cita, tras 21 ediciones anteriores y promovido inicialmente por OMS y UNICEF, estos primeros días de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna (#SMLM2014) bajo el lema: “En el siglo XXI, amamanta donde sea, cuando sea!”. Esta edición, se explica desde el portal de la OMS, se establece con el fin de normalizar, en cualesquiera que sean las circunstancias que acontezcan, la práctica de la lactancia materna:

[…] para recordar a la población general que es preciso derribar los obstáculos más importantes que impiden a las mujeres decidir por sí mismas si quieren amamantar y durante cuánto tiempo. Entre estos obstáculos se cuentan la influencia de las prácticas culturales, la escasa orientación y el magro apoyo que ofrecen los hospitales y los servicios de salud, las prácticas inapropiadas de comercialización que utilizan los fabricantes y distribuidores de las preparaciones para lactantes y otros sucedáneos de la leche materna, y la ausencia de protección de la maternidad y de programas que abogan por la lactancia materna en el lugar de trabajo

Una práctica cultural perjudicial [que] está ligada a las presiones, tanto explícitas como implícitas, que imponen que no se debe amamantar en público. Muchas mujeres no se sienten cómodas para amamantar en público debido al ostracismo social que surge con demasiada frecuencia cuando lo hacen. Para superar este obstáculo, las madres deben sentir el apoyo social necesario para sentirse cómodas al amamantar a su bebé cuando éste lo desee, dondequiera que esté. Sea que esté en su hogar o en público, debe sentirse cómoda para amamantarlo cualquiera sea el sitio o el momento en que el bebé tenga hambre o necesite consuelo. Amamantar de esta manera transmite un mensaje claro y convincente a su familia, la comunidad y la sociedad de que la lactancia materna es natural, y ayuda a reestablecer en algunos entornos, y a incorporar en otros, la lactancia materna como un comportamiento normativo de la mujer moderna.

 

Comerías tú aquí

Poniendo en alza esta circunstancia, la dificultad que encuentran no pocas madres para dar el pecho a sus hijos en lugares públicos, por la que la siguiente campaña ha salido a la luz. Fruto de la iniciativa de dos estudiantes de diseño gráfico, Johnathan Wenske y Kris Haro de la University of North Texas, y ante lo “mal visto” que está en determinados ambientes el amamantar a un niño en público. Situación que suele “solucionarse” con las madres dando el pecho en los servicios del establecimiento más cercano para no “ofender” a nadie. Para ello han creado esta impactante obra con el lema “¿Comerías tú aquí?” en las que se ve a tres mujeres sentadas en el inodoro de sendos servicios públicos dando el pecho. En el texto de los posters se puede leer:

¿Comerías tú aquí? No hay leyes que protejan a las madres lactantes frente al acoso y el rechazo de amamantar en público, viéndose con frecuencia obligadas a realizar esta práctica en espacios aislados e incluso en los servicios públicos. Póngase en contacto con la administración pública y las autoridades sanitarias para expresar su apoyo a las madres que amamantan, porque un bebé nunca debería ser alimentado en dónde “la naturaleza llama” [hay que reconocer que el juego de palabras final no está nada mal pensado]

Cada una de las tres fotografías se acompaña con un elocuente título o lema: “Buen provecho”; “Mesa para dos” y “Cena íntima”.

Desde luego y en este sentido nos queda mucho camino, hacia delante, por recorrer.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

———————————-

Imégenes: OMS y Photo by Johnathan Wenske and Kris Haro

Perder peso en pareja y por los hijos, un maravilloso ejemplo del que tomar nota

Adelgazar en parejaLo veo a menudo en mi consulta. Muchas veces vienen en pareja, a veces solo él y otras solo ella; son jóvenes y aun no tienen hijos (la mayor parte de las veces). Acuden a recibir asesoramiento para perder peso, para mejorar su forma de alimentarse… en general para renovar sus hábitos de vida y escoger aquellos más beneficiosos. Y lo hacen, y esta es la madre del cordero, con una motivación que destaca sobre otras posibles: el ser un buen ejemplo para los hijos que planifican tener. He de decir que son los casos en los que la tasa de éxito (lograr cambiar esos hábitos) suele ser más alta. Mejoran ellos y son buen ejemplo (miel sobre hojuelas)

Hoy te traigo un ejemplo de estos, es un poco extremo, todo hay que decirlo, porque también extrema era su situación: él se llama Robert y pesaba cerca de 150kg, y ella Jessica y rondaba los 130. Tenían unos pésimos hábitos de vida, tanto en lo que respecta a la alimentación como a la actividad física… hasta que decidieron hacer borrón y cuenta nueva… y vaya si lo hicieron, gracias en parte a sus hijos.

Cambiaron radicalmente su forma de comer, dejaron a un lado las largas sesiones de sofá y empezaron a practicar deporte con asiduidad, además, los ratos de ocio en familia empezaron a ser un ocio activo, con excursiones, senderismo, etcétera.

¿Sabes lo mejor? Que son felices, que se encuentran mucho mejor consigo mismos en especial por ser ahora un mejor modelo para sus cuatro hijos… y además porque en estos apenas dos años desde que empezaron a implementar los cambios él ha perdido 72 kilos y ella 54… que se dice pronto.

Ojalá muchas personas tomen nota de su ejemplo y vean en su caso un espejo en el que reflejarse y con el que motivarse.

———————————–

Las claves de la Dieta Mediterránea (hagan juego señores)

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente acaba de hacer pública una información enmarcada en la estrategia “Mediterraneamos” cuyo principal objetivo es la promoción de la Dieta Mediterránea entre niños y jóvenes. Su fin, en general, de dar a conocer sus efectos beneficiosos dentro de una dieta equilibrada y como una estrategia de salud que nos es particularmente cercana (al menos geográficamente hablando).

Para ello en la edición de este año ha generado una serie de materiales dirigidos a colectivos de educación primaria y secundaria, y que puedes consultar en este enlace. Como verás se trata de mucha información presentada de forma diversa bien a los niños más pequeños o bien a aquellos más mayores.

Como casi siempre en estos casos el grueso de la información se termina aglutinando en un decálogo. Bien es sabido que no soy muy de decálogos, no entiendo muy bien esta costumbre de tener que resumir por sistema tantas y tantas cosas en grupos de 10 consejos o recomendaciones (supongo que será parte de nuestra tradición cristiana).

El caso es que entre tanta información, al final, con el decálogo, todo aparenta que la información tiende a priorizarse de una forma y no de otra, entendiendo como más importantes unos consejos que otros. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, el decálogo dirigido a los chavales de primaria (y supongo a sus cuidadores) es este (haz click para poder acceder a la imagen):

 Claves dieta mediterránea

En líneas generales estoy bastante de acuerdo con esta información pero desde mi modesto punto de vista hay cosas que hubiera hecho de forma diferente. Por ejemplo: ordenar los consejos empezando por aquellos a mi juicio más importantes; además de hubiese puesto juntos (o directamente unando) aquellos que están intrínsecamente relacionados… y así hubiera dejado para al final los más prescindibles. O incluso habría alguno del que yo hubiera prescindido del todo y que por tanto no lo hubiera incluido… a cambio quizá de otros que sí hubiera puesto. Así pues, si de mí dependiera la elección, sin numerar, hubiera sido la siguiente:

  • Mantener un patrón alto de actividad física en el día a día. En mi opinión, eso de “realizar actividad física todos los días” suena a condena diaria, a dedicarle un tiempo per se a esa actividad física. En su lugar creo que merece más la pena incentivar el que el día a día (desplazamientos, juegos, ratos de ocio, tareas “obligadas”…) se realicen con la incorporación de actividad física. Sin hacer de menos, claro, a la práctica deportiva.
  • Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia (frutas, verduras, legumbres y frutos secos). En este sentido, la fruta fresca debería ser el postre en la mayor parte de los casos (aquí se aúnan el consejo 2 y el 8, no le veo el sentido a separarlos salvo para llegar al consabido decálogo)
  • Es conveniente hacer uso de los alimentos frescos de temporada. Este consejo (y su explicación) está en relación con el anterior, el uno ayuda al otro y viceversa, y por eso los situaría juntos.
  • Los alimentos procedentes de cereales: pan, pasta, arroz en sus versiones integrales, es conveniente que estén presentes en tu alimentación cotidiana. Eso de que estén presentes “en todas las comidas principales” y señalar al pan aparte del resto me parece un poco desproporcionado.
  • Entre los alimentos de origen animal, preferir el pescado tanto blanco como azul, las carnes magras y los huevos. No entiendo la llamada a la moderación en el caso de los huevos en base a lo que hoy ya se sabe sobre este alimento y que traté en este post.
  • La bebida por excelencia ha de ser el agua.

Y como ves me salen 6 consejos. Para mí mejor que 10. Como verás he prescindido del consejo de tomar todos los días, porque sí, una determinada cantidad de lácteos. De hecho me gustaría que alguien me dijera en qué parte de la “tradición mediterránea original” está esa matraca con los lácteos. En realidad, mediterráneo a un lado, las actuales tendencias (basadas en la evidencia) no invitan a incluir los lácteos como un alimento “indispensable” en la dieta diaria y menos cuando, tal y como suele suceder, estos se acompañan de otros ingredientes con una alta proporción de azúcares, bien porque el usuario se los añade directamente, bien por que ya vienen añadidos, bien porque se les incorpora el consabido cacao en polvo que también los incluye.

Y luego está el tema del aceite de oliva. Tampoco lo he incluido (ahora es cuando me llueven las tortas). Entiendo que el constructo “dieta mediterránea” difícilmente se puede comprender sin la incorporación de esta grasa… y me parece bien. Pero eso no quiere decir que no se pueda seguir un patrón de alimentación saludable sin él y, aunque menos tradicionales hay otras fuentes de grasa vegetal tan saludables como el aceite de oliva. Otra cosa es el sabor, ahí ya y a título personal, he de morir al palo y decir qua mí el aceite de oliva virgen extra no me lo quita nadie. Te sugiero que eches un vistazo a este post en el que se cita un ultraresumen de las principales claves de la “Dieta mediterránea” de manos de Ancel Keys, su principal ideólogo.

En resumen, tal y como mencioné en este otro post, el problema de nuestro NO seguimiento del patrón dietético mediterráneo está más en los elementos dietéticos y de estilo de vida que incorporamos habitualmente y que no le son propios (productos procesados, platos preparados, comidas independientes, sedentarismo elevado a la enésima potencia, etcétera) que en lo que nos falta por incorporar. De esta forma yo hubiera añadido un apartado en este folleto que pusiera de especial relieve a los más pequeños qué NO es la dieta mediterránea y cómo, por tanto, nos alejamos de sus salutíferas propiedades (pero claro, al final de hacerlo así “se mancillarían” algunos productores de alimentos y no creo que el MAGRAMA esté por esa labor)

Lo que más me ha gustado, eso sí, son las cuatro líneas que se dedican al final para aclarar que

“Dieta mediterránea” no es solo una forma de comer: La Dieta Mediterránea en realidad es una forma de vivir.

Si te ha gustado esta entrada te invito a que consultes:

——————————————-

Nota: Quiero agradecer una vez más a Guillermo parís (@waltzing_piglet) el hacerme partícipe de este tipo de informaciones.

Publicidad comparativa de alimentos como estrategia de venta

Siendo políticamente correcto he de decir que no me gusta demasiado cuando un fabricante utiliza la estrategia de la comparación para promocionar las ventas de su producto; siempre me ha parecido una especie de ¿a quién quieres más a papá o a mamá?. No digamos ya cuando además la comparación en cuestión está hecha sin ajustarse a la razón o dicho llanamente, de forma torticera. No sé si a ti te pasa igual que a mí, así que te explico mis razones.

Para empezar la práctica comparativa en el terreno alimentario y de los valores nutricionales está regulada en la legislación europea, en concreto en el Reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos que en su artículo 9 deja bien claro:

Sin perjuicio de lo establecido en la Directiva 84/450/CEE, solamente podrán compararse alimentos de la misma categoría, tomando en consideración una serie de alimentos de dicha categoría. Deberá mencionarse la diferencia en la cantidad de un nutriente o el valor energético, y la comparación deberá hacer referencia a la misma cantidad de alimento.

Además, este mismo Reglamento advierte:

Los tribunales y las autoridades nacionales tendrán que ejercer su propia facultad de juicio, teniendo en cuenta la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, para determinar la reacción típica del consumidor medio en un caso determinado [se entiende que en el caso de esa publicidad comparativa]

Con esta perspectiva hoy os traigo dos ejemplos especialmente presentes en nuestro medio y de sendos fabricantes de productos alimenticios.

El caso de Nestlé y su Chocapic

En la caja de los cereales Chocapic se hace una comparación de algunos de los valores nutricionales de una ración de estos cereales (30g) y 125 ml de leche semidesnatada con «otras cosas» que se comen: una rebanada de pan blanco con jamón y queso; una tostada de pan integral con mantequilla y mermelada; un croissant; y una muy buena rebanada de pan blanco con crema de cacao.

Chocapic

A mi entender esta comparación no es procedente y las razones son dos: por un lado porque no son alimentos de la misma categoría. Entiendo que si hay que comparar una determinada variedad de cereales habrá que hacerlo en base a la legislación con otros cereales de la misma o de otra marca (y con la misma cantidad de leche) y no con otros productos por mucho que por su posible uso en el marco del desayuno puedan sustituir el consumo de esos cereales (¿y si alguien desayuna huevos revueltos, por qué no están ahí?). Y además, porque al escoger alimentos que no son legalmente comparables es imposible hacer referencia a la misma cantidad de alimento.

En cualquier caso, en este ejemplo y en mi opinión, los aportes mostrados de los otros alimentos se ajustan bastante bien a la lógica. Es decir, los valores de las kcal, azúcares, grasas y cereales integrales de los “otros alimentos” son lógicos al menos para alguien mínimamente entrenado (no sé si tanto ante el denominado “consumidor medio”)

Ahora bien, como decía anteriormente hoy traigo dos ejemplos, y el siguiente es de los que no hay por dónde cogerlo y, es más, me parece una fea muy fea afrenta al consumidor medio que puede, con toda facilidad entender lo que no es. Atentos a la jugada.

El caso de Panrico y su Bollycao

Dentro de la web promocional del Bollycao hay un apartado en el que se compara algunos de los valores nutricionales del producto con dos bocadillos, uno de jamón y otro de queso. Los datos ofrecidos por el fabricante los puedes consultar en la tabla a continuación y los puedes contrastar en el este enlace.

Datos fabricanteBollycao 2

Antes de entrar de lleno en la materia comparativa de los valores nutricionales de los bocadillos (que tiene tela) merece la pena contrastar las contradicciones del propio fabricante en base a la información sobre el producto de la web y la del propio envase. Como puedes observar en la imagen del envase, se ofrece la información nutricional por 100 gramos de producto. Nos dice que 100 gramos de producto aportan 3,8 gramos de grasas saturadas… luego a tenor de esta información, 60 gramos que es lo que pesa una unidad, deberían aportar 2,28 gramos. Y sin embargo, en la web, el fabricante dice que 60 gramos de bollo aportan 1,7 gramos de saturadas… ¿En qué quedamos, 2,28 ó 1,7? Se trata de una diferencia de nada más y nada menos que del 34%. ¿Casualidad? No lo creo porque el tema de los bocatas es el acabose.

Como habrás visto en los datos de la tabla de arriba (la roja), al fabricante de bollos no se le ha ocurrido mejor cosa que comparar algunos (¿porqué no todos?) de los aportes del bollo en cuestión con sendos bocadillos. Es decir, en mi opinión los mismos “errores” que los del Chocapic. A ver, repitamos juntos: cereales con cereales, hamburguesas con hamburguesas y bollería con bollería… no con otras cosas (y en la misma cantidad). Pero espera, que además en este caso la cosa se pone verdaderamente interesante.

A poco que sepas de nutrición los valores nutricionales que ofrece el fabricante (los de la tabla roja) te tienen que estar irritando los ojos… ¡no pueden ser! ¿Un bocata de 109 gramos de jamón y otro de queso con esa disparatada cantidad de calorías… con semejante cantidad de grasas saturadas? No hijo no. Así pues…

Con la mosca detrás de la oreja hace un par de semanas llamé al servicio de Atención al Consumidor de Panrico para hacerles dos preguntas: La primera con qué cantidad de ingredientes (cuánto pan, jamón y queso en cada caso, ¡no lo pone!) habían ideado esos bocadillos y; la segunda, qué tablas de composición de alimentos habían utilizado para terminar ofreciendo esos valores sobre su composición nutricional. Pues la respuesta no pudo ser más sorprendente y, a la vez menos convincente. Copio-pego parte de su respuesta por correo electrónico:

En el cálculo  a partir de los datos de las tablas se ha considerado como bocadillo de jamón un panecillo de 50 g , una cucharada sopera de aceite de oliva (9g) y 50 de gramos de jamón curado ración bocadillo según las tablas  y en el caso del bocadillo de queso lo mismo pero los 50 g de queso manchego semicurado ración individual según las tablas. En total cada bocadillo pesa de 109 g.

¿Aceite de oliva… 9 gramos por bocata? caramba, me parece fenomenal pero ese dato no se aporta en su bendita comparación. En ella pone: bocadillo de jamón y bocadillo de queso. Punto. Sugiero que si lo que se pretende es inflar los valores de kcal, grasas y grasas saturadas en sendos bocadillos les incorporen (y tampoco citen), además del aceite de oliva, un puñado de cacahuetes y una buena lasca de tocino entreverado. Pero espera, espera que aun hay más, no te pierdas el remate de la jugada.

Dejando a un lado que para un bocadillo confeccionado con 50 gramos de pan ponerle bien 50g de jamón, bien 50g de queso (y 9g de aceite también) es una soberana exageración (puedes hacer la prueba)… he de decir bien alto, bien claro y bien indignado… que no: que con esas cantidades no salen ni de coña los valores que los señores de Panrico atribuyen a esos bocatas en concreto en lo que se refiere a calorías y grasas saturadas. Y eso que he utilizado para los cálculos las mismas Tablas de composición de alimentos que ellos me transmitieron utilizar, es decir, estas tablas. Ni de coña.

Veamos. Un bocadillo de 50 gramos de pan, «preñado» con 50 de jamón (cálculos realizados con jamón “con grasa”) y 9 de aceite de oliva (con 9 gramos, para que chorree bien) o sus 50g respectivos de queso (el manchego semi curado tal y como me indicaron que fue el que utilizaron) aportan el valor nutricional estrictamente calculado de:

Bocatas bien calculados

Ya que estamos en la ignominia comparadora, me he propuesto mostrar a los lectores cuáles son los datos reales y la diferencia del manido Bollycao cuando se le ponen en frente de “bocadillos normales de jamón y de queso con 50 gramos de pan y con un poco de aceite de oliva” Esto es lo que sale (tabla en verde) cuando de verdad se comparan los valores nutricionales de 50 gramos de pan, 30g de jamón, 30g de queso y 4g de aceite.

 Bocatas reales

Lo que, como se puede comprobar hace cambiar bastante el cuento del trasunto comparativo… Y ya sí (casi) por último ¿por qué no ponen otros nutrientes, como por ejemplo, los azúcares, el calcio, la fibra y lo comparan con los bocadillos? ¿acaso con esos nutrientes no había forma de retorcer los datos o de “equivocarse” tanto como para resultar creíbles?

Resumiendo: Señores de la industria alimentaria con más ganas para promocionar y vender su producto que talento (y querido lector): a la hora de hacer una comparativa hay que hacerla bien y eso implica, al menos tres características

  • Ceñirse a la legislación y comparar mismas cantidades de alimentos de la misma categoría: lentejas con lentejas; chorizo con chorizo; yogures con yogures; etcétera.
  • No tomar por idiota al consumidor medio, o al menos, no tomar por idiota al consumidor experimentado que llegado el caso le podrá abrir los ojos al consumidor medio.
  • Tener un poco de vergüenza torera y no tratar, en especial en lo referente al segundo caso de hoy, de hacernos merendar con ruedas de molino, planteando la opción de “bollería industrial” como una mejor opción frente a otras a todas luces mejores. Y mucho menos “equivocarse” exagerando los datos de aquello que, al menos Panrico, ha tomado como «competencia” alimenticia.

A modo de propina

En el Bollycao en cuestión, recientemente, se puede encontrar en su envase una contundente declaración nutricional: “Contiene el 50% de la Cantidad Diaria Recomendada de hierro”. Sé qué os estaréis preguntando… ¿El Bollycao es ahora fuente dietética de hierro? Pues eso parece, habrá que estudiar a ver si lo ponemos en este aspecto por delante de una ración de hígado encebollado, de media docena de ostras o de un plato de lentejas… Ya ves, lo más típico del mundo: bollería industrial para hacer acopio de hierro (menuda iron-ía) y, ya de paso, intuyo, anestesiar las conciencias de aquellas mamás y papás preocupados por si harán bien poniendo este tipo de productos día tras día en las manos de sus hijos (recordemos que no hay alusión alguna en el envase ni en la publi con respecto a la frecuencia recomendada, así que debe de ser que “cuanto más mejor”)

Pero la cosa va más allá: si en el envase figura la declaración… en la web se hacen las alegaciones (que son para verlas). Dando por buena la declaración nutricional al respecto de que este bollo contenga el 50% de la CDR de hierro, la legislación permite hacer una serie de alegaciones (pero no otras). En la siguiente tabla puedes contrastar qué se puede decir y qué es lo que dice el fabricante. En mi opinión, salvo contadas excepciones (que por los pelos se podrían asemejar a las alegaciones autorizadas) las que presenta el fabricante en su web me parece que hacen gala de un exceso de imaginación. Juzga tú mismo.

Alegaciones hierro

 

—————————————-

Actualización: A fecha de 27 de junio, en la página web de #Bollycao, ya no figura la camparativa del bollo con los respectivos bocadillos. Las razones pertenecen solo a quienes las llevan a cabo… que cada uno piense lo que quiera.

Nota: quiero agrdecer la contribución de Laura Redondo, una buena seguidora tuitera

Mis hijas no toman “menús infantiles” y comen la mar de bien

Niño comiendo (2)Si te has prodigado por comuniones, bodas y bautizos últimamente te habrás dado cuenta de una realidad que no por sacarla a colación ahora es especialmente novedosa. Al contrario, es una práctica que se realiza desde hace bastantes y años y que para mi desasosiego va en alza. Se trata de los menús infantiles. ¿Acaso los niños comen mejor con un menú habitualmente de mucha menor calidad que el que incorporan los adultos y, además alejados de su presencia? Yo creo que no.

Este tema tiene en mi opinión dos vertientes. Por un lado, la que se refiere a que puedan comer por su cuenta sin la ayuda de una persona mayor, me refiero por ejemplo a la normal dificultad que le supone a un niño de 5 años el enfrentarse a un jarrete de cordero entero, un pescado con sus espinas, unos percebes, etcétera. Y por el otro lado está la cuestión de si un niño es capaz de apreciar la especial calidad de determinadas preparaciones culinarias y por lo tanto, al no merecer la pena ofrecérselas, proponerle un menú más… (no sé que decir) ¿palatable, facilón, sencillo, monotemático, aburrido…?

Empezando por esta última parte, un servidor es de la misma opinión que mi vecina cuando en su día dejó bien claro que los niños pueden ser pequeños pero no son tontos y eso incluye la hora de comer. No sé muy bien qué nos hace suponer que las croquetas de boletus edulis de los canapés para los adultos no van a ser del agrado de los más pequeños y que estos prefieran unas empanadillas congeladas… o que nuestro jamón 5J’s sea solo para nosotros y ellos tengan un chorizo vulgar donde los haya… o que las carabineros sean solo para los mayores y las anillas de calamar (congeladas de nuevo) sean para los niños. Etcétera. Dejando el tema económico a un lado, el problema no es de aquellos que ofrecen el servicio, sino de los padres que o bien lo “compran” o, lo más habitual, lo demandan. Evidentemente, si educas a un niño para que tenga paladar de corcho y que coma solo cuatro cosas, será difícil sacarle de ahí. En el caso de mis hijas, por lo general hacen tanto aprecio por “lo bueno” como el que más.

IMG_0080 (480x640)

La otra cuestión, la de que hay cosas para las que ellos no tienen la habilidad, es evidente. Y tanto más tardarán en adquirirla en tanto en cuanto nos los sentemos a nuestro lado y les mostremos como se hacen las cosas. Cierto es que el principio de seguridad ha de prevalecer y ante cuestiones como las espinas, cáscaras y demás hay que estar muy seguro de lo que se les deja o no hacer a su rollo. Carolina por ejemplo, de 5 años, ya no tiene ningún problema en enfrentarse a un bol de bígaros con su alfiler en ristre… y tanto ella como su hermana Adriana, de 9, se sacan de la boca con toda la naturalidad del mundo, las escasas espinas que se nos han escapado a sus padres al limpiarle la ración de cogote de merluza… lo ven hacer y lo hacen, lo ven comer y lo comen, lo ven apreciar y lo parecían.

Sin embargo, el habitual entorno no facilita las cosas. El otro día, por ejemplo, en una comunión, adultos y pequeños (al loro, que consideraban “pequeños” a dos chavalotes de 15 años) estaban claramente divididos. Se trataba más bien de una segregación que se ponía manifiesto con un molón cartel que rezaba kids corner (la esquina de los chavales) y que tenía a los más pequeños (y no tanto) literalmente arrinconados. Y como te puedes imaginar con unas diferencias en el menú que rozaba la afrenta… algo así como ciudadanos de 1ª y de 2ª.

Voy con otro acontecido. Estando de viaje con la familia hace pocos días, paramos en un restaurante para comer, algo rápido y sin demasiadas pretensiones (menú 12 euros). Los primeros platos que nos ofreció la camarera fueron: espagueti carbonara; paella de pescado; calabacines al horno rellenos con bacalao y; ensalada. Los segundos: chuleta de cerdo con patatas; jarrete al horno con verduras; dorada al horno con pisto y pollo al ajillo. Y al finalizar, mientras nos lo estábamos pensando la camarera dice: también tenemos si quieren un menú infantil adaptado al gusto de las pequeñas…. flipante. El único problema fue poner a la crías de acuerdo entre ellas para pedir un único menú “normal” para las dos. Evidentemente, con esa oferta “para adultos” no hubo mayor problema en que comieran cualquier cosa de las que nos ofertaban. Ni tan siquiera le dimos a la camarera la ocasión de que nos explicara el menú infantil.

Así pues, tanto si aun estás a tiempo como si ya tienes hijos con cierta edad, trata de normalizar lo máximo posible el momento de la comida y las características de lo que todos coméis, bien en casa, bien por ahí.

Y todo ello siempre que se pueda y que dependa de ti, tampoco se trata de montar el numerito cuando en una celebración que organizan otros las cosas están dispuestas de otra forma.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

——————————————-

Imagen: Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Beber zumo de fruta no equivale a comer la fruta

¿Te parece que la mermelada equivale a una ración de fruta? Ea, pues con los zumos tampoco. Y eso que para la elaboración de los dos productos –mermelada y zumo- interviene de forma indefectible la fruta… que te quede claro. Y aunque al zumo no se le añada nada más y sea exclusivamente el producto licuado de la fruta… el zumo de fruta ni es fruta, ni su consumo sustituye el de la fruta.

Para la mermelada seguro que no hace falta que te lo explique, seguro que lo entiendes. Vamos con el zumo y con un ejemplo: el paradigmático zumo de naranja.

Veamos las diferencias nutricionales y de efecto sobre la ingesta de un vaso de zumo de naranja natural frente al de una naranja tal cual. Ten en cuenta que para un vaso de zumo se suelen emplear, por término medio, 3 naranjas más o menos. Pues veamos.

Naranja vs zumo

En resumen: el zumo aporta más calorías, menos fibra, menos saciedad y la posibilidad de tomar “más de la cuenta” es mucho mayor… entre otras cuestiones (y todo ello suponiendo que además no se le añada azúcar)

Es por estas razones y quizá otras más que creo que te interesará conocer algunas opiniones especializadas con respecto a este tema. Por ejemplo:

  • La Organización Mundial de la Salud (2003) afirma que existe un alto nivel de evidencia acerca del papel protector de la fruta para prevenir la obesidad, hecho que queda reflejado en recientes investigaciones al respecto. Sin embargo, la OMS afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de fruta y la obesidad.
  • La Asociación Americana del Corazón de nuevo propone como verosímil que la saciedad es menor ante un zumo de fruta que ante una fruta entera y por ello desaconseja el consumo de los zumos de fruta, insistiendo en la importancia de consumir fruta en su estado original, y considerando que las calorías consumidas de forma líquida podrían afectar negativamente a los intentos de conseguir y mantener un peso saludable.
  • La Academia Americana de Pediatría recomienda aumentar la ingesta de frutas para prevenir el sobrepeso y la obesidad en los niños, siempre y cuando no sea en la forma de zumos de fruta
  • El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría afirma que los zumos de fruta no son equivalentes nutricionalmente a las frutas naturales, al carecer de fibra y no estimular la masticación.

Así pues, ¿aún crees que si no tomas fruta, o no la toma tu hijo, esta situación se arregla con un zumito (o dos, o tres, etc.)? La fuente de bebida y de hidratación para ti y para vuestro hijo ha de ser el agua, y la fruta… para comer.

Consume fruta. Fruta de verdad.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

———————————-

Imágenes: tiverylucky y satit_srihin vía freedigitalphotos.net

Fuente consultada: ¿Se puede considerar el zumo de frutas como una ración de fruta? del Grupo de Revisión y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas.

Aprobado el Informe de Iniciativa sobre El Patrimonio Gastronómico Europeo

Niños comerEstamos de enhorabuena. No sé si te acordarás de este post: “¿Será por fin la alimentación saludable una asignatura en los planes de estudio?”; en el daba cuenta de un informe que a iniciativa española iba a ser presentado ante el Parlamento Europeo para su aprobación. El informe tiene diversos aspectos muy destacables pero su mayor originalidad y valor para mí radicaba en la petición de incluir en los planes de estudio de los Veintiocho una asignatura sobre hábitos alimentarios saludables.

Pues bien, el pasado 12 de marzo se aprobó el citado Informe de Iniciativa sobre El Patrimonio Gastronómico Europeo: Aspectos Culturales y Educativos. Con 530 votos a favor, 74 en contra y 14 abstenciones. Así pues, la iniciativa española prosperó y hay que agradecer a sus artífices el compromiso para estas cuestiones. Además del eurodiputado D. Santiago Fisas Ayxelà, que fue el ponente encargado de presentarla, es necesario mencionar como impulsores de esta idea a D. Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía y de D. Gregorio Varela, presidente de la Fundación Española de Nutrición.

Ahora sí, si quieres puedes consultar el texto aprobado íntegro de esta iniciativa en este enlace.

A pesar de que el tema gastronómico es un tema muy presente en el informe y conste que no me parece mal, me gustaría destacar algunos aspectos y que por favor, por favor no se les olvide a quienes tengan que ponerlo en práctica. Me refiero a las cuestiones educativas. Pasando por encima de los muy loables “considerandos” me voy a centrar en las solicitudes y en aquellos aspectos que se destacan por su especial importancia.

Así, en este terreno la primera solicitud dice textualmente (página 7):

Solicita a los Estados Miembros la inclusión en los planes educativos y de estudios, desde la primera infancia, de conocimientos y experiencias sensoriales sobre alimentación, salud nutricional y hábitos alimenticios, incluidos aspectos históricos, territoriales y culturales, pero también basados en la experiencia, lo que contribuiría a mejorar el estado de salud y bienestar de la población, la calidad de los alimentos y el respeto por el medio ambiente; celebra los programas de educación gastronómica que se llevan a cabo en las escuelas de algunos Estados miembros, en especial en colaboración con grandes chefs; resalta la importancia de conjugar la educación en una alimentación sana con la lucha contra los estereotipos que pueden provocar trastornos alimentarios y psicológicos importantes, como la anorexia o la bulimia.

Y continúa,

[…]Reitera la necesidad de que en los colegios se eduque en materia de nutrición y se enseñe una alimentación adecuada, saludable y placentera.

Sin embargo, en este marco, no me parece prioritario ni adecuado en el seno de lo que se entiende por “educación escolar” la siguiente demanda (página 8):

Considera que conviene ofrecer programas de educación y sensibilización sobre las consecuencias derivadas del consumo inapropiado de bebidas alcohólicas [bien] y de fomento de unas correctas pautas de consumo inteligente mediante el conocimiento de las características especiales de los vinos, sus indicaciones geográficas, variedades de uva, procesos de producción y significado de las menciones tradicionales

Con sinceridad, no me parece ni el marco apropiado ni que sea esta, como he dicho, una prioridad… ¿enseñar “de vinos” en el colegio? No, para mí, no. Como ya he comentado tantas veces, aunque se ponga el matiz y explicación por delante que se ponga, me parece que ya hemos recomendado el consumo de vino (y de cerveza) por encima de nuestras necesidades, y me refiero a lo que atañe a la salud.

Ya por acabar, aunque el texto contiene muchas otras demandas interesantes (vino aparte) y que te invito a que revises, me gustaría hacer un llamamiento para la efectiva puesta en práctica de esta petición.

Solicita a los Estados miembros que aseguren una correcta formación de los profesores, en colaboración con los nutricionistas y los médicos, para que puedan enseñar correctamente «ciencias de la alimentación» en escuelas y universidades; […]

Es decir, espero, deseo y confío que esta vez el colectivo de dietistas-nutricionistas sea tenido en cuenta como uno de los profesionales de referencia más preparados para llevar a la práctica estas cuestiones y que no, como ha venido siendo habitual, vuelvan a ser ninguneados y desplazados por otros colectivos con una formación curricular más discreta en estas cuestiones dietético-nutricionales. Recordemos que son profesionales sanitarios con todas las de la ley (en concreto la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias 44/2003) la cual en el artículo 7 apartado “g” reconoce que los dietistas-nutricionistas son:

Los titulados universitarios en Nutrición Humana y Dietética y que desarrollan actividades orientadas a la alimentación de la persona o de grupos de personas, adecuadas a las necesidades fisiológicas y, en su caso, patológicas de las mismas, y de acuerdo con los principios de prevención y salud pública.

—————————————–

Imagen: stockimages vía freedigitalphotos.net

Madres dietéticamente ineptas (por ser suave) y víctimas de la publi

Ineptas, incapaces, inútiles… e incluso negativas, perniciosas, dañinas. Me refiero a ese tipo de madres que el otro día ponía de relieve una comentarista (“Una”) en esta entrada a colación de la educación nutricional que transmitimos a nuestros hijos a propósito del Día Nacional de la Nutrición 2014. Te lo copio-pego para que veas la simpleza y juzgues por ti mismo/a

Hace un par de semanas una amiguita de mi hija (7 años) me decía, mientras se estaba comiendo una manzana para merendar, “es que mi madre me ha puesto a dieta porque tenemos una comunión”.

Ayer se metió entre pecho y espalda para merendar un bocata y un croasan.

A mi entender, con el bocata, era suficiente. Pero lo que más me impactó es… ¿cómo puede decirle su madre que la pone a dieta para que quepa en la ropa porque tenían una comunión y nada más pasar, otra vez a comer guarradas?

Es de locos y de poco sentido común…

Mi madre me ha puesto a dieta porque tenemos una comunión”… Ya ves con 7 años. ¿Pero qué clase de madre es esa? ¿Qué valores le está transmitiendo a la niña en cuestión… es más, incluso a las amigas de su hija…? Por favor, un poquito de respeto… de seriedad… de responsabilidad… de sentido común, tal y como decía “Una”.

Luego no me extraña que pase lo que pasa, y conste que no hace falta ser madre para debutar con estas estupideces, probablemente esa niña, antes de ser madre y si la estupidez generacional no ha calado en ella (Dios no lo quiera) se ponga a hacer de las suyas por su cuenta… a dar ejemplo. Y además contará con todo el tonto-arsenal que aquellas empresas con pocos escrúpulos pongan a su disposición para invitarle, empujarle y animarle a seguir haciendo estupideces dietéticas. Empresas que se publicitan en medios acríticos con estas circunstancias.

Quieres ejemplos. Allá van dos (solo dos, por no aburrir más que nada)

Bikini PompadourAquí tienes la gloriosa publicidad de temporada (bikini) que se ha marcado Pompadour.

Un coctel de infusiones sin pies ni cabeza en cuanto a sus pretenciosas e inútiles alegaciones: eliminar toxinas –ya ves– eliminar líquidos y mantener la línea. ¿Esto que no hace lo que dice que hace no debería ser catalogado de fraude? Desde mi punto de vista contraviene, tanto la legislación correspondiente al alimento como la de publicidad. Pero bueno, nada nuevo bajo el sol o que no conozcamos. La cosa en este caso tiene algo más de miga (y aprovecho para relacionarlo con el tema que nos ocupa) La foto de la izquierda está tomada de la publi que este fin de semana pasado podíamos encontrar entre las páginas de un suplemento, pero no cualquiera, es “Mujer hoy”, un suplemento que se define como “Revista especializada en el público femenino”… Menuda especialización. En lo que se refiere a su publicidad podría mostrar un poco más de delicadeza en vez de apretar los imaginarios, anacrónicos y sexistas golletes de la discriminación sexual en base a los estereotipos de la imagen femenina y demás. Y no, no es una excepción, no hace mucho pudimos ver esta otra publicidad en el mismo suplemento, esta vez a cargo de Lipograsil -ya ves, otra vez- En esta ocasión, además, con un tinte sexista muy feo.

Dieta lipograsil

No sé, me parece que una revista verdaderamente preocupada de las mujeres debería criticar estas cuestiones, su contenido y como son tratadas, antes que dar pábulo a: 1) Productos milagro y; 2) el machismo más retrógrado (disfrazado de feminismo) en relación a hacer, aun más si cabe, a las mujeres esclavas de su imagen (y con chorradas).

Con la forma de permitir este tipo de publicidades, con lo presentes que están y con la presión que hacen, no me extraña que cuando llegue el momento esas niñas de 7 años, ya creciditas, reaccionen como estas mujeres en este otro anuncio, esta vez a cargo de Bimanan… ignominioso.

Pero soy yo que tengo la mente muy sucia o a juzgar por lo que se ve en este anuncio estas mujeres… ¿están o no como… muy bien? ¿Acaso necesitan adelgazar? ¿No sería más recomendable que hicieran lo contrario? En fin.

Señores de las empresas en cuestión, señores publicitarios, señores de los medios (prensa, tv, etc.) y madres dietéticamente ineptas… algún día alguien, quien corresponda, les llamará al orden. Espero que sea temprano. Lo que están haciendo por la salud (física y mental) de la población, femenina en este caso, no tiene nombre. Yo os repudio.

Firmado: el padre de dos niñas de 5 y 9 años.

————————————