El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Las claves de los raros casos de éxito en el control poblacional de la obesidad

Tal y como te comentaba el jueves pasado, el manejo de la obesidad se resume en una historia de fracaso en lo que a Salud Pública concierne: salvo contadas excepciones (y hoy te traigo una de ellas) nadie ha controlado, y mucho menos invertido, el avance de la obesidad.

En este sentido, la mayor parte de estudios que abordan esta peliaguda cuestión coinciden en mencionar una serie de factores indispensables para, aparentemente, poder ver la luz. Entre ellos lo más repetidos, y a su vez menos puestos en práctica son dos:

  • Las administraciones han de asumir el liderazgo, en serio, para poner coto a la cuestión de la obesidad.
  • El problema ha de ser abordado de forma multidisciplinar con estrategias encaminadas a la mejoras de todos los actores implicados en el problema.

Es decir, mientras no sean los gobiernos quienes tomen el toro por los cuernos no va a haber nada que hacer… en vez de hacer el paripé, como acostumbran; y mientras el problema no sea asumido con medidas que afecten a todos los sectores implicados (consumo, entorno familiar, entorno escolar, profesionales sanitarios, publicidad, etcétera) difícilmente se observarán avances en este sentido. En sentido inverso, de no hacerse así, el problema seguirá igual, y más probablemente, peor.

Finlandia

Pero una “pequeña” localidad de Finlandia puede servir de muestra para poner en evidencia como, además de lo que dicen los estudios, en la práctica, se le puede dar la vuelta a la tortilla. Pero eso sí, para que así suceda hay que asumir en todas sus consecuencias los factores antes mencionados: que las autoridades se lo tomen por una vez en serio y, además, haya un conjunto de medidas puestas en práctica que afectan a todo el mundo.

El ejemplo concreto

Se trata de la pequeña ciudad de Seinäjoki, que tiene una población cercana a los 60.000 habitantes. En ella, tal y como pone de relieve la OMS, hace 6 años una quinta parte de su población infantil con menos de cinco años contaba con exceso de peso. Sin embargo, fruto de una amplia campaña nacional se pusieron en marcha una serie de propuestas y, a día de hoy, la población de menos de cinco año en esa situación se ha reducido a la mitad, pasando del 20% en 2010 a cerca del 10% en la actualidad. Un paso reamente impresionante, máxime teniendo en cuenta que pocos colectivos han logrado este tipo de éxitos en el terreno de la obesidad.

¿Qué como lo han hecho? pues como te decía poniéndose manos a la obra de verdad y emprendiendo una acción mancomunada, todos a una, para darle la vuelta al problema: el propio gobierno finlandés a partir de su Ley para la ciudadanía por la salud, ha decidido que “la salud” sea un criterio clave a la hora de tomar cualquier decisión política y, por ejemplo:

  • Desde la planificación de urbanismo se han cambiado los patios de las escuelas para promover la realización de más actividad física.
  • En lo que respecta a la nutrición y también en las escuelas se han rediseñado los menús para ofrecer menos azúcar con los alimentos y para procurar menús más saludables.
  • Desde el departamento de sanidad se han planificado revisiones anuales gratuitas sobre el tema con formación específica para los profesionales de la salud, al tiempo que se han dirigido campañas de educación nutricional para los padres, de forma que ahora ellos están más concienciados y saben como afrontar mejor estas cuestiones.
  • Dentro de esa estrategia nacional, Finlandia está realizando recomendaciones concretas para reducir el acceso a alimentos especialmente dulces, altos en grasas y a las bebidas azucaradas en las máquinas expendedoras de los colegios, así como normas que regulen (y se cumplan) la publicidad de alimentos dirigidos a los niños.
  • Además, los dulces, chocolates, refrescos, helados, chucherías y productos alimenticios de semejante… ralea, han sido gravados con el impuesto de comercialización más alto posible.
  • En los colegios se imparten contenidos de nutrición, dietética, salud y cocina

Pero como te decía, aunque hoy sea la ciudad de Seinäjoki la que se pone como ejemplo, todo parte de una estrategia nacional. Así, el Instituto Nacional de Salud y Bienestar Social, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales y Salud de Finlandia, está ayudando a los municipios a que implementen las políticas nacionales. A su vez los municipios pueden realizar un seguimiento de su progreso con regularidad en los sitios web nacionales de vigilancia, además de compartir las mejores prácticas y asistir a cursos de formación para aplicar la legislación vigente incorporando la salud como una prioridad en todas sus políticas.

Lo que se hace en otros países (entre ellos España)

La incorporación en la dimensión más amplia posible del concepto de Salud Pública en todas las políticas de un gobierno, y que esta medida termine por implicar a todos los sectores, parece algo terriblemente complicado. Un asunto solo apto, parece, para países con una larga tradición en su implicación en cuestiones de Salud Pública, tal y como es el caso de los países nórdicos. Mientras que Finlandia es líder en este tipo de políticas, otros países carecen de la ¿capacidad, perspectiva, habilidad, arrestos…? para así hacerlo e integrar la Salud Pública como una prioridad en todos sus planes sectoriales.

Mientras esta perspectiva no cambie a ojos de nuestras autoridades, ya nos podemos untar las orejas con vino… ya que de poco o nada servirán aquellas medidas anecdóticas y puntuales que se propongan para mejorar la situación de la obesidad en la población española, salvo para, eso sí, maquillar una manifiesta inacción de la administración.

Al final… no hacer nada… o hacer cosas que no sirven para nada, desemboca en el mismo resultado.

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Nota: Mi agradecimiento para Adolfo Aracil Marco (@aaracil1) por hacerme llegar estos interesantes contenidos.

Imagen: Vlado vía freedigitalphotos.net

Tres cosas que estoy seguro mis hijas harán de mayores a la hora de comer

Gambas curry_ensalada

Bueno… seguro, lo que se dice seguro 100 % no lo estoy, ahora bien, sé que las probabilidades de que así lo hagan son bastante altas. No me entretengo, te las cuento y luego me explico:

1º Incorporarán de alguna forma una ración de alimentos vegetales en todas las comidas principales.

Tomarán fruta de postre.

No se “jartarán” de nada, incluso de aquello que más les gusta.

Mi mujer y yo tenemos la suerte de poder tener a nuestras hijas en todas las comidas principales del día. Suerte digo, por la oportunidad que tenemos de poder transmitirles, sin decir nada especialmente, solo “haciendo”, una serie de conductas alimentarias que consideramos las más adecuadas y por tanto las mejores para ellas… y la suerte también de poder disfrutar de ellas, de su compañía. Desayunamos con ellas y también comemos y cenamos… en realidad, salvo el almuerzo o la merienda, que las hacen en el colegio a lo largo de la semana laboral, todas las ingestas del día las hacen en casa. E incluso esos almuerzos y meriendas, aunque se consumen fuera, se hacen con alimentos o productos elaborados en casa… o sea, bocadillos en la mayor parte de las ocasiones.

Así, al respecto de los tres ítems mencionados, ellas saben, hasta el punto de echarlos en falta en las raras ocasiones que se cambia alguna de estas rutinas, y así nos lo hacen saber: ¿hoy no hay ensalada, ni verdura o guarnición vegetal? preguntan con extrañeza. Al mismo tiempo, no se cuestionan qué hay de postre sino que preguntan directamente qué fruta se va a tomar de postre. Es decir, estas cuestiones las tienen absolutamente interiorizadas… y lo que es mejor, las asumen con agrado más que como una obligación.

Carolina Naranja (480x640)Cada una, no sé hasta que punto es lógico o no, tienen sus propios gustos y apetencias, y además de una forma bastante marcada (te lo conté en esta entrada hace un par años, y el paso del tiempo no ha hecho sino remarcar esas diferencias). Carolina, la pequeña (6), y por citar solo unos pocos ejemplos, prefiere las naranjas, el pescado, el apio y en general los sabores exóticos. Por su parte Adriana (10) le encantan las manzanas, la carne en su más amplia definición, el tomate y los platos y sabores más tradicionales. La primera, creo, come más con sus papilas gustativas, y la segunda con lo ojos.

El caso, es que estas pequeñas-grandes diferencias nos importan y nos afectan bastante poco en la rutina diaria. Se soluciona con una oferta relativamente variada que unas veces, está claro, satisface más a una y otras a otra. Unas veces, va por días o temporadas, cada una de ellas tiene más hambre o apetito… y otras menos. Comen la cantidad que les apetece, ni más ni menos; rebañan o no el plato, según les apetezca. Pero lo que desde luego sí que me llama la atención es lo ¿perfectamente? que regulan su pulsión por comer incluso en aquellas ocasiones que encima del plato tienen el más codiciado de los manjares. Digamos que en el caso de Adriana, la mayor, ese plato podría ser cordero al horno, y en el caso de Carolina merluza a la romana. Pues bien, sea lo que sea que a cada una de ellas más les prive (y te aseguro que es algo que cualquiera de las dos manifiesta de forma bastante elocuente), paran de comer cuando… ¿consideran que ya han comido suficiente… o cuando están llenas? Pongo entre interrogantes ambas posibilidades porque la primera se me antoja demasiado reflexiva para su edad; y la segunda porque viendo lo que comen, tampoco creo que sea porque están “hartas”. No sé, no he llegado a comprender bien porqué dejan de comer ante los platos que más les gustan.

Sea como fuere, si faltan unos trigueros, unos pimientos, una ensalada… o lo que sea vegetal, máxime si de primero no ha habido acelgas, brócoli, alcachofas… nos lo van a recordar. Como también sabemos que, en virtud de sus distintos gustos, cierta polémica está servida cuando llega el momento del postre… ahí deciden ellas, teniendo que ponerse de acuerdo qué fruta van a comer, siempre de entre las de temporada, eso fijo.

Hueso de la suerte

Te cuento todo esto porque a pesar que las vivencias personales tienen muy poco peso a la hora de recomendar patrones de conducta a la población general, estas, las mías, las nuestras coinciden al 100% con las conclusiones de algunos estudios que, en relación a educar en materia de alimentación a los hijos, concluyen que tiene mucho mayor peso el modelo que ofrecen los padres que todos aquellos esfuerzos que de palabra, con presiones, chantajes, negociaciones, amenazas, premios y castigos estos tratan de condicionar los patrones de alimentación de sus hijos. Por ejemplo:

Influencia de las actitudes parentales en el comportamiento alimentario de los hijos

El ejemplo positivo de los padres podría ser el mejor método para mejorar la alimentación de los niños, antes que aquellos intentos por “controlar” su dieta.

Influencia familiar sobre la conducta alimentaria y su relación con la obesidad infantil

Existen evidencias que indican que el patrón de conducta alimentaria familiar tiene un papel relevante en el comportamiento de alimentación del niño.

“Solo tres bocados más”: análisis observacional de la socialización parental durante la comida de los hijos

El deber de los padres consiste en proporcionar a sus hijos un catálogo de alimentos nutritivos; y son los niños, no los padres, los que deben decidir qué y cuánto de esos alimentos comer.

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Foto 1: Gambas con curry y ensalada en casa.

Foto2: Carolina disfrutando como una loca de sus naranjas.

Foto 3: Adriana y Carolina con el “hueso de la suerte” tras comer pollo asado.

 

Con médicos así la lactancia materna no necesita muchos enemigos más

Pulgares abajo

En poco tiempo he sido conocedor de un par de hechos francamente alarmantes al respecto de la percepción que algunos profesionales sanitarios tienen de la lactancia materna.

El más gordo de los dos y que ha generado un revuelo considerable en las redes sociales ha sido el anuncio de la próxima aparición de un libro titulado “Víctimas de la lactancia materna ¡Ni dogmatismos ni trincheras!» cuyo autor según parece es el médico pediatra José María González Cano. El caso es que el anuncio de su presentación, habida cuenta de lo que del libro se sabe por su contraportada, pone en entredicho las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Española de Pediatría (AEPED).

Esto es lo que se podía leer en una página que anunciaba el evento correspondiente a la presentación del libro y que está(ba) previsto precisamente para hoy, 5 de febrero:

La LM Prolongada está generando muchos ingresos en los Hospitales por desmedro. No es lo mismo dar pecho tres meses que darlo durante seis y no digamos nada si se prolonga por encima del año de vida. Por poder hacerse, puede hacerse. Pero ¿es bueno o malo para los niños? ¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una «víctima» del actual dogmatismo? Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados. En contra de las Recomendaciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida. A partir de ese momento llega la primera papilla de cereales y progresivamente de fruta, verduras etc. Si el destete es más tardío, casi siempre hay problemas con las papillas y eso conduce inevitablemente a carencias nutricionales y a convertir a esos niños en «victimas» del actual dogmatismo.

Como se ve, más que cuestionar las recomendaciones de la OMS las contradice sin ambages, ya que tanto este organismo como la AEPD y por ejemplo también la Academia Americana de Pediatría recomiendan la lactancia materna en exclusividad durante los seis primeros meses de vida y, partir de ese momento, mantener la lactancia materna junto con la alimentación complementaria… hasta el año, los dos años, o hasta que el bebé y la madre lo quieran (depende de las fuentes consultadas).

Tal y como comentaba, el escándalo que ha generado la presentación de este libro ha sido mayúsculo, las redes sociales ardían (aun hay bastantes brasas) e incluso se ha planteado una recogida de firmas en la plataforma Change.org para solicitar: la corrección de los contenidos del libro según indicaciones de la OMS al respecto de la lactancia materna; y la supervisión del trabajo de José María González Cano como pediatra en la sanidad pública. Si quieres ver y firmar esta petición, lo puedes hacer en este enlace.

Si bien me parece que hay frases o contenidos del libro que van en contra de lo que se debería hacer como profesional sanitario y que por tanto difícilmente se pueden salvar, opino que lo correcto sería contar con todo el libro y dejarle explicarse a su autor por ver si opta por la conveniencia o no de rectificar en algún sentido. De entrada, parece que habida cuenta de la que se ha montado la presentación del libro se ha suspendido tal y como reflejan algunos medios de comunicación (aquí, aquí y aquí).

El colmo: la lactancia materna observada como una enfermedad

Y tal y como anunciaba al principio, esta no es la única cuestión rocambolesca al respecto de la lactancia materna. Cambiando de tercio, el otro día una seguidora de Twitter (@batnaigz), me hizo llegar esta foto en la que, en el marco del informe de un reconocimiento médico laboral, la anamesis recoge la situación de ser una madre que da el pecho dentro del epígrafe patologías comunes:

 Lactancia materna2

¿Error a la hora de redactar… hábito de poner estas cuestiones en ese curioso lugar? No lo sabemos o yo al menos no he llegado a enterarme si la afectada (la que indignada twitteó la foto de su informe colocando las letras en rojo sobre la misma) ha preguntado sobre las razones de esta situación o si le van a recomendar algún tratamiento para su curiosa “patología”.

Viendo a la lactancia materna ser tratada con este desdén…. cuando no menosprecio, que mal futuro le veo.

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Nota: Mi agradecimiento a @batnaigz, “madre reciente” (@madrereciente), @jmarinosa y @Pilar_Mtnez (ver en este enlace su post)

Imagen: stockimages vía freedigitalphotos.net

 

Trastornos del espectro autista y nutrición: el embarazo (capítulo 1)

Autismo

La semana pasada dedique un post en dar a conocer y desenmascarar una presunta terapia alternativa para el tratamiento de niños con autismo. Se me acusó de “no construir” y de solo pretender destruir. Puede ser cierto; en mi descargo diré que no veo nada de malo en destruir aquello que otros han creado con fines (queriendo o no) presuntamente fraudulentos… pero que en cualquiera de los casos supone una falsa esperanza… quien sabe si además peligrosa.

Bien, hoy estoy decidido a construir y trataré de arrojar algo de luz al respecto de dos cuestiones concretas que, no me extraña, siempre planean por encima de las cabezas de aquellos padres (ambos) con hijos afectados con algún trastorno del espectro autista (TEA): ¿habrá influido el estado nutricional de la madre, previo al embarazo y durante el mismo, en el desarrollo de un TEA en su descendencia? y, más allá de todo esto ¿qué se sabe de cierto al respecto de tratar con éxito los casos de TEA ya diagnosticados desde el punto de vista de la nutrición? Abordaré estas cuestiones en sendos post, uno para cada pregunta.

Introducción a las causas de los TEA

Antes de meterme en harina haré una necesaria consideración:

Sobre el origen de los distintos TEA (no hay un único autismo, como tampoco hay, por poner un ejemplo, una única “embarcación”) hay cosas que se tienen bastante bien asumidas: en primer lugar que en su génesis hay implicadas distintas variables, las genéticas (de ambos progenitores), las ambientales y las biológicas y; en segundo lugar, que no se tienen identificadas todas esas variables ya que se desconocen las causas últimas de un importante número de casos de TEA. Para empeorar esta realidad, lo más probable es que entre todos los factores conocidos y los que faltan por poner en evidencia exista además una cierta relación, pudiendo haber factores predisponentes y desencadenantes (que no son lo mismo). Es decir y por ejemplo, distintos grupos de niños con ciertos genes pueden ser afectados más fácilmente a raíz de su diferente exposición ambiental.

Hasta ahora lo que se tiene bastante claro es lo siguiente:

  • El consenso científico coincide en hacer descansar en los genes uno de los factores de riesgo que hacen que una persona sea más vulnerable a tener un TEA. Tal es así que los niños que tienen hermanos o uno de los padres con TEA, tienen un riesgo más alto de padecer algún tipo de estos trastornos.
  • Los TEA se presentan con mayor frecuencia en personas con ciertas afecciones. Alrededor del 10% de los niños con TEA tienen una alteración genética identificada, como el síndrome del cromosoma X frágil, la esclerosis tuberosa, el síndrome de Down y otras alteraciones cromosómicas.
  • Se han asociado de forma positiva el uso de determinados medicamentos durante el embarazo con un riesgo mayor de presentar TEA, por ejemplo, la talidomida y el ácido valproico.
  • Al mismo tiempo, también se tiene bastante certeza sobre algunos factores que NO son factores causales de los TEA, aunque se oiga hablar de ellos, entre ellos, uno de los principales, la antigua creencia de que los TEA son causados por una mala crianza o descuidos en su crecimiento por parte de los padres.

Para más información al respecto de lo que se sabe y no sobre las causas de los TEA, te sugiero que sigas este enlace y este otro.

Estado nutricional de la madre e incidencia de los TEA

Si has leído con atención las líneas anteriores el tema del estado nutricional de la madre durante el embarazo no es una cuestión que, en un sentido u otro, se tenga por contrastada a la hora de establecerla como uno de los factores relacionados con el desarrollo de los TEA.

Sin embargo, precisamente por esta incertidumbre, no son pocos los estudios que se realizan para poner en valor este particular. De hecho, en la actualidad una buena parte de los estudios realizados no solo tienen en cuenta diversos aspectos de la situación nutricional de la madre sino que estos, además interaccionen con su genoma en un sentido u otro para favorecer un posible TEA en su descendencia. Así según algunos estudios, en el caso de madres genéticamente predispuestas, podría resultar interesante suplementar su dieta en el periodo previo a la concepción con multivitamínicos a fin de disminuir el riesgo de TEA. Otros estudios (enlace, enlace y enlace) centran los beneficios de esta posible intervención de prevención primaria en vitaminas concretas, muy habitualmente y en especial, el ácido fólico. Otra de las vitaminas posiblemente implicadas es la vitamina D; de esta forma otros estudios como este de aquí o este otro han especulado con el cómo un inadecuado estatus nutricional de vitamina D podría favorecer los casos de TEA.

Más allá de las vitaminas, otros estudios parecen encontrar una cierta relación en el perfil dietético de las grasas de la madre y el riesgo de TEA, así, en este caso, parece aportarse una cierta evidencia al respecto del papel de los ácidos grasos omega-6 y omega-3, de forma que el enriquecimiento dietético de los primeros estaría relacionado con una disminución del riesgo y, las bajas ingestas de los segundos con un incremento del mismo.

Si hay un denominador común en la práctica totalidad de estos estudios señalados, muchos de ellos revisiones de la literatura científica al respecto, es que no lo tienen claro. Así, en la mayor parte de las conclusiones la palabra que más destaca es “podría”podría ayudar, podría ser beneficioso, podría reducir (o aumentar) el riesgo, etcétera. Y es que precisamente por la naturaleza observacional de estos estudios o de los que se revisan, se hace especialmente complicado el sacar conclusiones claras y directas. Si a esto le sumamos que la mayor parte de los posibles factores nutricionales pueden estar relacionados con cuestiones genéticas… es comprensible que las conclusiones no sean más claras de lo que son. De esta forma, todos los estudios sin excepción acaban remitiendo a la necesidad de hacer más estudios en esa línea.

Conclusión

Parece que nos empeñamos en encontrar una relación inequívoca al respecto del estado nutricional de la madre y el desarrollo de TEA por parte de su descendencia; a pesar de ello este tema no está para nada claro aunque parece “que algo hay”. En cualquier caso, de lo que no cabe demasiada duda es que un adecuado estatus nutricional propiciado por una dieta también adecuada en lo que respecta a su composición en macro y micronutrientes, sin llegar a ser ni mucho menos una garantía para evitar los casos de TEA, sí que podría disminuir su incidencia (pero claro, probablemente en determinada población genéticamente predispuesta).

La única recomendación clara que he sacado es que conociendo los riesgos mínimos que tiene la suplementación con ácido fólico al tiempo que sus contrastados beneficios a la hora de disminuir el riesgo de diversos trastornos (no solo los TEA) invitaría a que todas las mujeres gestantes o con intención de serlo incluyeran esta clase de suplemento en su dieta. Algo que por otra parte ya forma parte de todos los protocolos y recomendaciones en este sentido

En el capítulo que viene veremos el posible efecto y papel de los nutrientes en el tratamiento de casos de TEA ya diagnosticados.

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Imagen: David Castillo Dominici vía freedigitalphotos.net

¿A qué sabe el brócoli?

BrócoliEl título del post de hoy, en realidad, lo he sacado de uno de los eslóganes del estudio Idefics (¿tienen los estudios científicos eslogan?) que se llevó a cabo entre 2006 y 2012 en el marco de la Unión Europea con el fin de evaluar y describir el estado de salud, los hábitos alimentarios y de estilo de vida de los niños europeos. Si estás interesado en el Estudio Idefics, puedes encontrar más información en este enlace… ya te adelanto que es bastante interesante

Pues bien, en uno de los trípticos del mencionado estudio se hacía llegar el mensaje de que los niños no comen muchas veces verdura y que amenudo argumentan su rechazo diciendo que “no les gusta”… aunque lo más probable es que no la hayan probado antes. Por tanto, sin tener a priori mayores argumentos para poder decir que no la comen por este motivo. Y para ello, para tomar como ejemplo una de esas verduras que lo niños no han probado, eligieron el brócoli –What does broccoli taste like?- ya que parece ser uno de esos productos frente al cual los más pequeños muestran el mayor de sus rechazos (será algunos niños, porque desde luego mis hijas se lo comen que da gusto).

Sea como fuere, el caso es que al hablar de brócoli hay que saber que estamos ante uno de esos alimentos de temporada típicamente invernal y que además, en España, disfrutamos del que producimos, es decir, en nuestro caso es también un producto de cercanía. Al menos cuando está en su momento, que es ahora. Te diré más, según datos facilitados desde la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia España es el mayor exportador de coles (brócoli, coliflor y coles) de la Unión Europea, con una cuota de exportación de casi el 50% del mercado intracomunitario, y un volumen total de 399.578 Tm en la campaña 2013-14.

Un poco de botánica y de nutrición

Hablando de brócoli nos referimos a la especie de la familia de las Brasicáceas o crucíferas que responde a la especie Brassica oleracea var. italica. En este caso, salvo la raíz prácticamente toda la planta es aprovechada, desde los tallos que forman esos típicos ramilletes de forma arbustiva que sostienen unas muy abundantes cabezas florales (lo más típico), hasta las hojas más pequeñas.

Conociéndome como ya me conoces seguro que sabes que soy especialmente propenso a promocionar el consumo de alimentos de origen vegetal. Esto es así porque en ellos destaca una importante cantidad de fibra, algunas vitaminas y no pocos minerales, y todo ello con un contenido energético francamente contenido por no decir casi ridículo (por lo pequeño, claro). Sin embargo, en este caso y tal y como sucede con una buena parte de las especies comestibles de esta familia botánica, además en el brócoli destacan una serie de propiedades nutricionales poco habituales en otras verduras u hortalizas. Me refiero por ejemplo a su excepcional aporte de sustancias de carácter antioxidante y su contenido en compuestos sulfurados. Son precisamente estos últimos los que de algún modo contribuyen al único defectillo que puede tener el uso doméstico de este producto en la cocina y en el más estricto sentido práctico, me refiero evidentemente al especial aroma que tiene su cocción (similar al que acontece con el resto de especies de crucíferas: coles de Bruselas, coliflor, berza, etcétera). De todas formas y para mí, incondicional seguidor del brócoli y todos sus botánicos familiares, esto no es más que peccata minuta.

Un mucho de cocina

Las posibilidades culinarias del brócoli son amplísimas y se presta a una importante combinación de ingredientes y presentaciones, ya sea como actor principal o secundario en una receta, o como participante en una sabrosa guarnición. A modo de muestra puedes echar un vistazo a las recetas que nos proponen desde la Asociación Más Brócoli, con preparaciones más o menos rápidas, para incorporar esta hortaliza en ensaladas, en purés o cremas, en platos más o menos sencillos o sofisticados, etcétera.

En cuanto a los niños y la relación con esta o cualquier otra verdura (o alimento) lo sigo teniendo igual de claro que cuando comentaba la jugada de las preferencias alimentarias de los niños en este post: Come con ellos en todas las ocasiones que puedas. Así, haz de tu comida un ejemplo de lo que ellos podrían comer. Que resulta que comen según lo que tú consideras que está bien… pues estupendo; que no lo hacen, pues también estupendo. No presiones, no premies y no castigues. La mejor guía sobre cuánto tiene comer un niño sano es… ese mismo niño. Su apetito ha de ser la guía. Tú preocúpate porque la oferta de alimentos sea más o menos saludable. Ten en cuenta que según diversos estudios y recomendaciones el presentar el mismo alimento a un niño en ocasiones sucesivas (sin agobiar) y con preparaciones diferentes incrementa en gran medida las posibilidades de que el niño lo termine por aceptar con disfrute, sabiendo que ése rango de exposición al consabido alimento es especialmente amplio: de 11 a… ¡90 veces! Así pues, en este sentido la paciente constancia ha de constituir la mejor de las estrategias, así como el convencimiento de las cosas bien hechas.

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Nota 1: Este jueves 4 de diciembre a las 18:00 un servidor participará en una #Twittervista (= entrevista en twitter en tiempo real) con este tema concreto del brócoli como centro de la misma, aunque cualquier otra cuestión nutricional, dietética y culinaria será también bien recibida.

Nota 2: En las redes sociales, la Asociación Más Brócoli anima en Facebook a que los usuarios compartan bajo el lema “Y tú, ¿cómo disfrutas del brócoli?” sus experiencias escritas o fotografiadas en relación a esta hortaliza y a etiquetar anécdotas saludables vinculadas a la hortaliza con el hashtag #ilovebrócoli en otras plataformas como Twitter e Instagram. El ganador de dicha promoción podrá compartir mantel con un acompañante en uno de los restaurantes que cuente con la distinción de la Estrella Michelin de su ámbito geográfico.

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Imagen: Toa55 vía freedigitalphotos.net

Cornflakes sin gluten de Nestlé: ¿apuesta por los celiacos o a rebufo de las tendencias?

IMG_1652La empresa Nestlé ha tomado la iniciativa para que un servidor cate y ofrezca su opinión al respecto de sus nuevos cereales sin glutenNestlé Cornflakes” comercializados en envase de 375 g. Y lo ha hecho aprovechando la campaña de lanzamiento de estos cereales en la que ha instado a varios blogueros a probarlos y pedir su opinión. En este sentido me siento halagado y agradecido ya que además de la consabida caja de cereales necesaria para poder catarlos la empresa ha remitido un atractivo set de desayuno personalizado para cereales consistente en un bol con la cuenta personal de un servidor en Twitter, una cucharilla ad hoc y un salvamantel.

Antes de empezar he de reconocer que no soy muy de cereales a la hora del desayuno (recuerda, soy un “desayunador ecléctico”) y mi familia tampoco lo es (tengo una mujer, preciosa, con la que comparto dos hijas de 6 y 10 años que han salido a la madre)… hasta el punto que he de reconocer que si bien en casa hay cereales de desayuno en la despensa, cada caja de este tipo de productos que adquirimos dura más de un año, y no es infrecuente que la solamos terminar con la fecha de consumo preferente más que agotada.

Dicho esto, no quita para que otras personas gusten de disfrutar de este tipo de desayunos con más asiduidad. No obstante, la particularidad de este producto concreto, “Nestlé Cornflakes sin gluten”, radica en la garantía que ofrece su consumo dentro del colectivo de personas aquejadas de celiaquía o de sensibilidad al gluten no celiaca… siendo la última de estas dos considerada una patología relativamente emergente y sobre la que no están las cosas aun demasiado claras.

Resulta curioso que unos copos maíz tengan que asegurar que son libres de gluten (al menos hasta los límites establecidos por la actual normativa, menos de 20 mg/kg de producto o partes por millón) ya que, sobre el papel, el maíz es uno de esos cereales que no contienen gluten en su grano. Sin embargo, parece ser que las distintas empresas que se encargan de elaborar productos elaborados con cereales de origen diverso no están en disposición de asegurar que en sus procesos no exista un cierto riesgo de contaminación cruzada. De esta forma, aunque de la elaboración de unos cereales de maíz, y solo de maíz, se trate, es más que posible que en la recogida de cereal y la posterior manufactura de otros productos cereales en las mismas instalaciones, se de origen a esa contaminación cruzada en la que cierta cantidad de gluten alcance a los productos que originalmente no tienen porqué contener gluten. Esta es la razón, entiendo, por al que otros cereales de desayuno a base de “copos de maíz” (cornflakes) no se etiquetan como “sin gluten”.

En el bol

En cuanto a la cata del producto en sí, ya he adelantado que quizá no sea la persona más indicada para pronunciarme ya que el catálogo de productos con los que lo puedo comparar no es especialmente amplio y en este sentido, además, dependo demasiado de la memoria. No obstante, me parecieron unos cereales especialmente consistentes en lo que respecta a su “desvanecimiento” en el momento de consumar el matrimonio con la consabida leche (en mi caso fría, of course). Es decir, me dio la sensación que no se venían abajo con demasiada rapidez, me refiero a que no se ponían especialmente “blandurris” (usando expresiones míticas de mi querida benjamina) en comparación con las ocasiones que he probado otros cereales de este estilo. Eso para mí es una ventaja, aunque ya sé que hay otras personas que prefieren el comportamiento contrario. Los «copos» en sí me parecieron especialmente pequeños en cuanto a su forma, a la par que bastante uniformes en tamaño. Sobre su sabor, me pareció el adecuado, dando una sensación de estar comiendo lo que se está comiendo, cosa que en lo que respecta a los cereales de desayuno no es tontería, ya que en pocas ocasiones, a mi juicio, se puede identificar con cierta seguridad qué es lo que se está comiendo cuando uno hace uso de esta clase de productos.

La cuestión nutricional

Sobre sus aportes nutricionales me parece que son muy similares a los que por lo general se puede esperar de esta gama de productos. Me refiero a la composición en macronutrientes y su contenido en vitaminas y minerales, habida cuenta que, tal y como sucede con otros cereales de desayuno, estos también se han enriquecido con diversos micronutrientes. Así pues, su idoneidad se pone de manifiesto al considerar las necesidades de un colectivo concreto, el de los celiacos y el de personas aquejadas de sensibilidad al gluten no celiaca. Como en la mayor parte de esta gama de productos, no se nos tiene que pasar por alto que si bien su primer ingrediente y por lo tanto el mayoritario es el maíz, 98,6% en este caso, el segundo y tercero son el azúcar y la dextrosa respectivamente.

La comercialización

Desde el punto de vista comercial es preciso destacar sin duda dos aspectos: por un lado su precio, 2,10 €/caja de 375g, lo que le pone muy en sintonía de otros productos de la competencia cerealística . Una cuestión importante cuando se sabe que la cesta de la compra de una persona celiaca suele ser unos 1.500 euros/año más cara que la de un no celiaco en base a la necesidad de garantizarse la compra de productos “sin gluten”, por lo general mucho más caros que los «básicos». Por el otro, el conocer que la Federación de Asociaciones de Celiacos Española (FACE) ha incluido este producto dentro de su muy útil y necesario listado oficial FACE. No en vano, en el desarrollo de estos “Nestlé Cornflakes sin gluten” ha participado la Asociación Europea de Sociedades de Celíacos (AOECS), asegurando de esta forma el cumplimiento de la normativa europea de la exención de gluten.

En resumen

Supongamos que… : A) eres celiaco o con sensibilidad al gluten no celiaca y; B) te gustan este tipo de productos… entonces, este tipo de cereales pueden ser una buena opción en tu cesta de la compra. Sin embargo, si no se cumplen cualquiera de estas dos premisas anteriores el producto en cuestión no te ofrecerá mayores ventajas que las que te puedan ofrecer otros productos de la competencia.

Es cierto que ya existen otros cereales de desayuno en el mercado “sin gluten” (normalmente más caros) y, al mismo tiempo, estoy convencido que la actual fobia antigluten cada vez más en alza “gracias” a algunos colectivos desustanciados (más allá de los mencionados anteriormente cuyo rechazo al gluten no responde a fobias buenrollistas, sino a una verdadera necesidad) y de la que daremos cuenta en este blog en ediciones sucesivas… dará pie como decía a una creciente comercialización de este tipo de productos por parte de otras empresas que tienen a los cereales como parte importante de su negocio.

Espero que si así sucede sirva para que el colectivo de celiacos se vea beneficiado, pero me temo que a su vez con esa proliferación se alienten esas otras absurdas tendencias. Con sinceridad, sin conocer más de lo que sé, me gustaría estar convencido de los fines últimos que han movido a Nestlé para lanzar este producto ahora.

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Imagen: @juan_revenga

Chipotle: porque otro estilo de Fast-food era necesario

Chipotle

El Fast-food tiene mala prensa… y en mi opinión es merecida; es más diría yo, poco de malo se dice para lo que se debería decir. Sin embargo, esta mala imagen es todo excelencia cuando se analizan fríamente sus datos, sobre el control de proveedores, los protocolos de seguridad alimentaria, su “compromiso” con la nutrición, etcétera. Pero la verdad sea dicha, todas estas presuntas excelencias se desmoronan en el momento que se visitan los locales de, al menos, las franquicias más populares.

Hace poco, con motivo del 6 cumpleaños de mi hija Carolina acabamos en un centro comercial entre semana a media tarde con el fin de disfrutar de la bolera. No había estado nunca y le hacía especial ilusión… y a mí, ya que el tema de los bolos me gusta. El caso es que no nos lo pensamos dos veces y, siendo entre semana nos decidimos rápido: la bolera estaría vacía… y así fue.

Habiendo acabado y siendo ya la hora de cenar, volvíamos hacia el coche cuando apareció una de esas flamantes cadenas de hamburguería… de las de siempre. Carolina, la niña gourmet pidió, y como negarse… acabamos “cenando” los cuatro allí. Al principio todo bien (en cuanto a las peques me refiero) pero en poco tiempo el idílico castillo que se habían imaginado a partir de los vagos recuerdos que tienen de la última vez que estuvieron se derrumbó como un enorme terrón de azúcar debajo del grifo del agua caliente. La mayor, Adriana de 10 años, en uno de sus preclaros análisis de la situación comentó que la imagen es lo que contaba en estos casosuna apariencia de un tinglado que te invita a comer comida “mala” (que no es precisamente sabrosa) que de otro modo no te comerías; es más concluyó, estas mismas patatas si no estuvieran puestas en este paquetito tan mono y así presentadas no me las comería, las de casa son mil veces mejor, aunque no estén tan “monas”.

Le doy la razón, esa puede ser una de las claves de su éxito, por que eso desde luego no se les puede negar, tienen éxito. Lo mejor de todo es que motu proprio y durante un buen tiempo se les han quitado a ambas las ganas de volver a uno de estos templos típicos del Fast-food.

Pero… ¿podría haber otro modelo de Fast-food que sin renunciar a parte de su esencia (la inmediatez en el servicio, el tema de las franquicias…) ofreciera una calidad superior y que esta fuera percibida por sus clientes? Parece que sí. Digo parece porque no he tenido ocasión de contrastarlo en persona… pero su web y lo mucho que de esta cadena se está hablando últimamente solo presagia cosas buenas. Al menos en su mayoría. Se trata de Chipotle, una cadena de fast-food de estilo mejicano (tacos, burritos, ensaladas de legumbres…) comprometida con la calidad en todas sus vertientes, desde el origen de las materias primas con producciones más sostenibles (quizá con exceso para mi gusto en el uso de los conceptos ecológico, orgánico y natural) a las cuestiones laborales, nutricionales y, por supuesto, al placer de comer lo que en verdad se ofrece en la publicidad (lo que me recuerda esta entrada y el soberbio fragmento de la peli “Un día de furia”).


Es difícil de conocer algunos de los restaurantes de esta franquicia salvo que vivas en Estados Unidos ya que aun no se ha internacionalizado. No obstante su web da para entretenerse un rato y contrastar como, de verdad, sus productos tienen una pinta inmejorable… y sin perder esa esencia de Fast-food. Por eso, ahora más que antes habrá que empezar a distinguir el Fast-food del Trash-food (Comida rápida frente a comida basura) porque no tienen por qué ser términos inseparables.

Actualización 14/10/2014: El otro día los compañeros de La Gulateca trajeron a colación esta franquicia con la noticia de la edición de un vídeo (y su videojuego) de esta cadena de restaurantes en la que su protagonista, The Scarecrow, se esfuerza por llevar comida real a los ciudadanos en un mundo donde lo falso natural está a la orden del día… lo puedes consultar en este enlace.

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Imagen: proshob vía Wikimedia Common

Cuando el bebé decide lo que come (o casi): Baby led weaning

Bebé mazana

El destete o el momento en el que el bebé deja de tomar solo leche, ya sea materna o de fórmula, y pasa a introducir otros alimentos (el comienzo de la alimentación complementaria) es una circunstancia que normalmente preocupa bastante a los padres en especial si estos son “noveles”. Y no es de extrañar ya que suele haber una cierta disparidad de opiniones a cerca de cuándo hacerlo y la forma de llevarlo a cabo. Sobre el momento preciso, el cuándo, publiqué un post hace ya un tiempo: El dilema del destete, que puedes consultar siguiendo el enlace.

En cuanto a la forma, más allá de rígidas directrices marcadas al etilo de la más marcial de las minutas militares, hay una corriente que cada vez está cobrando más aceptación entre las instituciones y sociedades sanitarias y que consiste en, de alguna forma, dejar que sea el bebé el que decida cuándo dejar de comer solo de la leche de su madre para pasar a incluir, además, otros alimentos. Esta corriente a la que me refiero, que no es nueva para nada se denomina en inglés Baby led weaning o destete dirigido por el bebé, en el que como he dicho, es el propio bebé el que decide el cuándo.

Reconozco las cotidianas y pragmáticas situaciones que pueden condicionar el poder hacerlo: horarios laborales de la madre, otras obligaciones, etcétera, pero eso no quita para que si existe la posibilidad se lleve a la práctica. En realidad el Baby led weaning no deja ser una continuación lógica de un camino que empezó con la lactancia a demanda: el niño come cuando tiene hambre y no come cuando no la tiene y por tanto, no se le imponen rígidos horarios o cantidades, algo que se observa con demasiada frecuencia.

De esta forma, con la lactancia a demanda y con la introducción de la alimentación complementaria dirigida por el bebé este regula mucho mejor su apetito haciendo caso a sus naturales señales de hambre y saciedad, algo bastante lógico desde mi punto de vista.

De forma típica el Baby led weaning suele comenzar cuando las más habituales recomendaciones aconsejan que dure la lactancia materna en exclusividad, es decir, sobre los seis meses de edad del bebé. Tal y como indica la Academia Americana de Pediatría:

Cuando un bebé es capaz de mantenerse sentado solo y se lleva habitualmente distintos objetos o las manos hacia la boca, se le pueden aportar pequeñas piezas de comida (del tamaño aproximado de un dedo) para que experimente y juegue con ellos.

Llegado ese momento se pueden poner a su alcance pequeñas piezas de alimentos especialmente indicados para esta situación. Al principio, lo más habitual es que solo lo chupen o intenten succionar la “esencia” del alimento. Con el tiempo aprenderán a morderlo (con o sin dientes) y a triturarlo antes de su deglución.

Para evitar el riesgo de atragantamiento conviene aportar alimentos suaves, fáciles de tragar y de cortar en trozos pequeños con sus encías. Algunos ejemplos típicos podrían ser pequeños trozos de verduras ligeramente cocinadas (al vapor, salteadas…) como calabacín, zanahoria, judías verdes, ramilletes de brócoli, calabaza, etcétera; frutas frescas adecuadamente peladas y lavadas como plátano, manzana, pera, melón, sandía, uva… prestando especial atención a la ausencia de pepitas; pequeños daditos o tiras de carnes o pescados cocinados; colines de pan, taquitos de queso, pasta cocinada, etcétera.

Los alimentos menos aconsejados al principio serían todos aquellos que pueden ser causa de atragantamiento, aspiración o asfixia en especial aquellos que se fragmenten o contienen pedacitos pequeños duros, como los frutos secos, las pepitas de algunas frutas, o incluso algunas frutas y verduras más compactas (zanahoria y manzana crudas por ejemplo). De igual forma es conveniente evitar al principio aquellos alimentos que se pueden “pegar” con facilidad al paladar.

Por lo general se ha constatado una mayor aceptación del Baby led weaning en aquellos bebés alimentados con leche materna ya que este alimento (la leche materna) experimenta ciertos cambios en su sabor en virtud de la dieta de la madre). De esta forma, se sospecha que estos bebés aceptan inicialmente un mayor abanico de sabores y están más predispuestos a los nuevos sabores que aquellos bebés alimentados con fórmula artificial cuyo sabor es siempre homogéneo. No obstante, esto no significa que los bebés alimentados con fórmula no estén preparados para seguir esta práctica.

Los posibles beneficios de seguir esta estrategia se han apuntado en este estudio Baby knows best? The impact of weaning style on food preferences and body mass index in early childhood in a case-controlled sample (¿Sabe el bebé lo que es major para él? Las diferentes formas de llevar a cabo el destete condicionan las preferencias alimentarias y el IMC en la infancia temprana en una mustra de casos y controles) en el que se sugiere que aquellos bebés que siguen el Baby led weaning tienen menos valores de Índice de Masa Corporal y realizan elecciones alimentarias más saludables. Sin embargo, y aunque hay muchos estudios que llegan a similares conclusiones¸ algunos otros, sin hacer de menos el actual cuerpo de la evidencia acerca de los beneficios del Baby led weaning apelan a la necesidad de realizar ensayos controlados y aleatorizados para poder llegar a realizar recomendaciones con una mayor solidez.

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Imagen: Serge Bertasius Photography vía freedigitalphotos.net

Los niños con sobrepeso y sus padres identifican mal su verdadera situación

Taparse los ojosTan solo una cuarta parte de los niños y adolescentes que tienen sobrepeso, así como solo una quinta de los padres de esos niños y adolescentes son capaces de valorar adecuadamente el peso de sus hijos. Dicho al revés, cerca del 75% de los implicados con sobrepeso y el 80% de sus respectivos padres son incapaces de percibir su verdadera situación ponderal cuando se padece sobrepeso. Unas cifras que se suavizan, aunque no lo deseable, en el caso de niños con obesidad.

Esta fue una de las conclusiones más relevantes de un estudio de seguimiento recientemente publicado por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades Estadounidense recientemente publicado.

Pero no fueron las únicas. Otras de las conclusiones importantes y que ponen de relieve la relevancia de estar objetivamente al tanto del peso de cada uno como del de nuestros hijos radica en saber que la adopción de medidas para controlar ese exceso de peso es casi cuatro veces más probable cuando se hace una estimación acertada que cuando se está equivocado. Es decir, tanto hijos como padres se ponen manos a la obra para tratar de atajar esa situación cuando la evaluación del peso es acertada. Es algo lógico por otra parte que el aporte de soluciones sea más elevado cuando se tiene constancia de la existencia de un problema y no antes.

Al final, con una muestra de cerca de 2.600 participantes se obtuvieron los siguientes resultados en cuanto a la autopercepción del peso y la percibida por los padres según los sujetos en cuestión tuvieran un peso adecuado, tuvieran sobrepeso y obesidad.

Malinterpretación del peso de los hijos

Habrá quien piense que estos resultados no son extrapolables a España, y no seré yo quien le saque de su error ni tampoco el que le diga que está en lo cierto ya que no hay estudios similares realizados en España (o yo no los conozco). Sin embargo, este error en la valoración ponderal de los hijos cuando estos presentan un exceso de peso se ha contrastado en otros estudios cuando los participantes son de otras nacionalidades, por ejemplo, este de aquí en Alemania, o este otro en Finlandia… y no se me ocurren las razones por las que en España este tema fuera distinto. Más al contrario, y siendo como somos uno de los países europeos líderes en obesidad infanto-juvenil, todo apunta a que los resultados irán por el mismo camino. En lo personal desconozco las razones últimas de esta mala interpretación del peso propio por parte de lo chavales o por parte de los padres, pero entre la “estrategia de la avestruz”, la pereza ante las consecuencias de realizarla de forma adecuada y la vergüenza de verse reflejado uno mismo en la misma situación pueden ser parte de las claves lógicas que expliquen esta situación.

Con esta realidad en el horizonte es preciso darse cuenta que de poco o nada sirven todos aquellos esfuerzos encaminados a reducir la obesidad infantil si los propios implicados no se reconocen a sí mismos como portadores del problema. Y es que tal y como menciona Julio Basulto en este post ad hoc, hay muchos padres, y en especial muchas madres, que consideran normal… e incluso deseable que sus hijos estén “fornidos” o “rellenitos”.

El primer paso para aportar una solución es reconocer tener un problema… y así, en este terreno vamos muy mal.

Valorar de forma adecuada el peso de los hijos facilita tomar las medidas oportunas.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen: Personal and Parental Weight Misperception and Self-Reported Attempted Weight Loss in US Children and Adolescents, National Health and Nutrition Examination Survey, 2007–2008 and 2009–2010 vía CDC y sippakorn vía freedigitalphotos.net

¿Cuánto darías por poder rebobinar el futuro dietético de tus hijos?

Niño cocinaPresta atención: imagina que tienes una especie de máquina del tiempo que te permite apreciar de forma vívida la cadena de acontecimientos que, desde el pasado a nuestros días, terminan en un desenlace fatídico… tu hijo, vuestro hijo, fallece antes que vosotros. Y tú, vosotros, sois parte implicada en ese final. ¿La usarías para evitar ése final? Yo sí. No te preocupes demasiado, a falta de retrospectivas máquinas del tiempo es probable que un álbum de fotos sea suficiente, no hace falta recurrir a que alguien termine por inventar máquinas prodigiosas ni bolas de adivino.

Pues bien, hoy te traigo una realidad teatralizada, una ficción, con la que, a fuerza de repetirse de verdad, dudo mucho que alguien no sea capaz de sacar sus propias (y únicas) conclusiones. Su creador es Strog4Life, una plataforma nacida con el fin de proporcionar el bienestar y propiciar el cambio social para revertir la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas en el estado norteamericano de Georgia.

Los escasos dos minutos de duración del vídeo consisten en un violento flashback que se inicia cuando un varón de 32 años, 1,75m y 136 kilos aterriza inconsciente en una sala de urgencias médicas víctima de un ataque al corazón. A partir de ahí, de forma fotográfica se relata de modo retrospectivo la cadena de acontecimientos vitales que le han llevado a John (el protagonista y sujeto pasivo de la acción) hasta esa fatídica situación y funesto lugar. ¿Te lo resumo? Venga va.

Se trata de un elocuente vídeo de minuto y pico y refleja la forma en la que la vida de su protagonista ha estado caracterizada por el despropósito dietético (y atlético): mucha comida (de la chunga) y poco ejercicio. Mucho ocio tecnológico y poca comida (de la de verdad)… y todo ello desde sus años del taca-taca en los que se ve a una madre, preocupadísima, por darle lo mejor a su hijo… en este caso, patatas fritas de hamburguesería para que se calme (es lo único que lo consigue, afirma)… y así ambos tan felices.

El desenlace, como en la mayor parte de las retrospectivas cinematográficas, es abrupto. ¿Pero sabes qué? Terriblemente frecuente habida cuenta de los muy extendidos e inadecuados hábitos de vida de la población de nuestro entorno. Te dejo con el video que, por si el enlace en youtube fracasa, puedes visualizarlo aquí a partir de su fuente original.

A modo de guiño (agrio), no puedo dejar escapar la oportunidad de demostrar una especie de autocomplacencia al contrastar que esta estrategia argumental, hoy plasmada en el video de Strong4Life, es similar a la mía cuando en 2005 escribí este relato fantástico acerca de la obesidad infantil y sus consecuencias y que publiqué en este blog hace un par de años: Cuento de miedo grasiento (Fatty and scary tale), capítulo 1 y capítulo 2.

Por último una reflexión, si no eres capaz de hacerlo por ti, al menos hazlo por lo que más quieres en este mundo, sé que su mera presencia puede suponer un importante motor imprescindible para el cambio tal y como he contrastado muchas veces en primera persona y así lo puse de manifiesto en esta entrada.

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Imagen:  marin vía freedigitalphotos.net