Sexo oral y culos femeninos en el filme peor valorado de la sección oficial de Cannes

Cápsulas de cine

¿Es lícito o ético en la época del #MeToo recrearse exclusivamente en los cuerpos femeninos: su piel, sus contoneos, sus pechos y, sobre todo, en sus culos? O por el contrario, ¿hay que respetar la mirada de su autor si es eso lo que desea o le agrada mostrar, en nombre del concepto siempre utópico, siembre discutido, de la libertad creativa?

El debate, y polémica, la ha desatado el director franco-tunecino Abdellatif Kechiche en la croissette, el mismo que con La vida de Adèle ganó la Palma de Oro hace seis años, con la segunda parte de la trilogía Mektoub, My Love: Intermezzo (la primera, Canto Uno, aún no se ha estrenado en nuestros cines, aunque se proyectó en el Festival de cine europeo de Sevilla).

Mektoub, My Love: Intermezzo

( Ophélie Bau en ‘Mektoub, My Love: Intermezzo’ ©Quat’sous films )

La organización de Cannes sabe que al igual que la necesidad de la presencia de estrellas para atraer la atención mediática y la promoción no hay nada como un escándalo, uno de los buenos. Además, Mektoub, My Love: Intermezzo formaba parte de la sección oficial.

Para los que no la hemos visto, los cronistas y prensa especializada destacada en Cannes han constatado la «desfachatez», «el vacío» y «falta de respeto» de un cineasta demasiado complaciente a la hora de exhibir el cuerpo femenino. El de jóvenes y bellas, no como las de Touch Me Not (No me toques) de la rumana Adina Pintilie, que se estrena en España este 7 de junio, y ganadora también con controversia del Oso de Oro en Berlín. La película de Pintilie se centra en el sexo pero con personajes más maduros.

Abdellatif Kechiche no tiene reparos en retratar desnudos frontales femeninos, al contrario, le encanta pero no tiene la misma deferencia con ellos. Los más atentos han podido contabilizar hasta casi 180 primeros planos de traseros, los de las muchachas. A las chicas se les puede ver en la playa en bikini o con la cámara recorriendo cada centímetro de su piel; o en la discoteca con twerkings (perreos), magreos, sudores o hablando, cómo no, de culos.

O en la escena culminante, la de un cunnilingus nada simulado de 12 minutos, el mismo tiempo que requiere su protagonista (la actriz Ophélie Bau, ya presente en Canto Uno) para alcanzar el orgasmo.

Y todo en una historia hedonista de jóvenes que solo piensan en divertirse y sin que sus diálogos, según se acentúa en las reseñas, nunca trasciendan hacia cuestiones más intelectuales o productivas. Mektoub, My Love: Intermezzo tiene además el inconveniente de que dura ¡tres horas y media! repartidas en poco más de treinta minutos para las secuencias en la playa; y el resto, casi tres horas, en el interior de la discoteca. Mucho tiempo, según parece, para… no contar nada.

Mektoub, My Love: Intermezzo

( ©Quat’sous films )

En Cannes, no todo iban a ser reseñas negativas, también ha tenido sus defensores, pero el panel de la crítica la ha situado en el último lugar de los 21 largometrajes incluidos y es la única suspendida, con un 4,77 sobre 10, en la media de las puntuaciones (unas 140).

Por sus escenas explícitas y larguísimo metraje, la propuesta de Abdellatif Kechiche no la va a ver prácticamente nadie en cines. Su posible público (que se vislumbra no será poco) la espera en casa, en streaming, y al menos tendrá el valor de hacernos debatir, de nuevo, sobre la necesidad de provocar o saltarse las normas, sobre si un autor debe imponerse límites a la obra que quiere hacer, la conveniencia de ser equitativo a la hora de mostrar cuerpos desnudos masculinos y femeninos o la mujer tratada como objeto.

También, una vez más, sobre por qué el sexo es aún capaz de generar más polémicas que la violencia en pantalla o películas que incluso pueden decantar nuestras simpatías hacia los psicópatas, criminales y asesinos en serie, o de todo tipo, en lugar de personajes en el fondo más humanos como los que seguramente encontraremos en Mektoub.

Y si las cosas se ponen demasiado feas, Kechiche siempre podrá alegar que su Intermezzo tiene lugar unas décadas atrás, cuando eran otros tiempos: en el año 1994 (en la población francesa de Sète a orillas del mediterráneo).

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4 comentarios

  1. Dice ser Demostenes

    Ser equitativo mostrando culos? Pero este tio que se mete???

    Lo mas llamativo de un articulo lamentable, que parece salido de la censura franquista: Se ve una teta, se ven culos … muy mal!!!

    27 mayo 2019 | 08:33

  2. Dice ser garrulolisergico

    Me has convencido: quiero ver esa película.

    27 mayo 2019 | 08:41

  3. Dice ser abc123456

    la izquierda española quiere prohibir la prostitucion, el erotismo y todo lo que huela a sexo amparandose en un absurdo feminismo, como sigamos asi los izquierdistas y feministas van a conseguir que las peliculas de paco martinez soria con franco sean prohibidas por ser demasiado liberales y pornograficas.
    si tanto les preocupa que en una pelicula haya muchos culos femeninos pues que una directora haga una pelicula recreandose en culos masculinos y problema resuelto.
    hay que recordar a todos estos criticos de cine que las peliculas se hacen para gustar a la gente y que vayan al cine o las compren y no para adoctrinar a la poblacion en los prejuicios izquierdistas y feministas que por lo visto quieren que nos convirtamos en un pais islamico donde resulta dificil adivinar el culo de una mujer que va vestida como un saco de patatas.

    27 mayo 2019 | 17:09

  4. Dice ser Sociólogo Astral

    Culos, tetas y sexo, lo que me ha recetado el médico.

    27 mayo 2019 | 19:31

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