Con ‘Moonlight’ y Casey Affleck, los Oscar se saltaron sus tópicos

En primer plano

Moonlight 2016

( ‘Moonlight’ ©Diamond Films )

Horas después de haber visto la ceremonia de entrega de los Oscar, aún me estoy recuperando de ese error al anunciar como ganadora a mejor película La La Land, cuando en realidad era Moonlight. Una de las pifias que pasará a la historia de los Oscar y también un error humano y perfectamente perdonable por el que la empresa PwC (PricewaterhouseCoopers), que lleva 83 años encargándose de gestionar los sobres con los premiados, ya ha pedido disculpas por entregarle la tarjeta premiada equivocada a Faye Dunaway y Warren Beatty. Sin embargo, el hecho más significativo es que el musical de Damien Chazelle no fuera finalmente el más votado por los académicos.

Era la favorita con ese récord de 14 nominaciones (junto con Titanic y Eva al desnudo) y parecía que iba a arrasar. Acabó llevándose seis, y algunos de los más importantes, el de mejor dirección o el de mejor actriz para Emma Stone. También se sabía que la única que podía arrebatarle el Oscar más preciado de la noche era Moonlight. La La Land había acaparado casi todos los premios, desde los Bafta al de los sindicatos de productores o el récord de premios logrado en los Globos de Oro. La auténtica decepción, la de quitarle el caramelo de la boca en el último momento, no fue motivada por ese fallo en los sobres sino por el veredicto final de los académicos.

Es una norma no escrita que los Oscar suelen inclinarse, sobre todo en los últimos años, por películas que tengan una cierta carga social, comprometida o concienciadora. Por ejemplo, la otro por otro lado estupenda Spotlight de temática periodística desbancó a un entretenimiento puro y duro, la no menos excelente Mad Max: Furia en la carreterra (solo 2 estatuillas, entre ellas la de mejor película, Spotlight y nada menos que 6 Mad Max 4); o 12 años de esclavitud se impuso a Gravity en la edición de 2014 (3 Oscar para la primera y 7 para la tensa odisea espacial de Alfonso Cuarón). La película más premiada no tiene ya por qué coincidir siempre con ser la que reciba la estatuilla más esperada de la gala.

Oscars 2017

( De arriba a abajo: ‘La La Land’ ©Universal / ‘Moonlight’ ©Diamond Films / ‘Manchester frente al mar’ ©Universal )

Moonlight reunía requisitos y muy probablemente (que tampoco debe restar méritos a la sensible película de Barry Jenkins) la campaña del pasado año bajo el hashtag #OscarSoWhite a favor de las nominaciones y premios a intérpretes, autores y técnicos afroamericanos haya influido decisivamente en el resultado final (de la misma manera, que la política anti-inmigración de Trump seguramente hizo ganar a la iraní El viajante por encima de la alemana Toni Erdmann).

Era inclinarse hacia una película que puede verse como una historia «profunda» de amor homosexual (en la línea de Brokeback Mountain) o más allá, como una historia universal que trata de manera tan poética como dura temas sobre la superación o la lucha por hacerse un lugar en el mundo pese a las adversidades. La La Land también ofrece dos lecturas, la de un musical frívolo y superficial simplemente para pasárselo bien o como una carta de amor al cine, y a la música, que nos ha ha hecho y hace disfrutar de la magia, y la trascendencia, del cine. Y ambas son de aquellas películas pequeñas, de presupuesto muy por debajo de las medias hollywoodienses, que a los académicos les encanta descubrir y apoyar.

Pero Moonlight también es la clase de propuesta que triunfaría más fácilmente en su recorrido por festivales (Cannes, Venecia, Berlín o tantos otros), de la misma manera que, por ejemplo, en Cannes no se espera que una película como, pongamos por caso, Titanic o Los vengadores de Marvel, gane la Palma de Oro. Y es en este aspecto de cine de autor, minoritario e irreductiblemente cinéfilo, donde los Oscar se han saltado el primero de sus tópicos. Moonlight no es una película pensada para el gran público, para gustar a la mayoría de los potenciales espectadores de las películas ganadoras de los Oscar.

El segundo gran tópico se pulverizó con el Oscar al mejor actor protagonista a Casey Affleck por Manchester frente al mar (y seguramente la película que yo hubiera votado como la mejor del año). No es que fuera ninguna sorpresa. Casey estaba posicionado también como claro favorito; pero está esa leyenda, y que casi siempre se cumple, de que los Oscar premian más fácilmente interpretaciones dramáticas y evidentes, con personajes históricos o basados en la autosuperación (por problemas físicos o psíquicos). Emocionalmente destrozado, por un trágico hecho acontecido en su vida, la interpretación de Casey Affleck es precisamente un ejemplo, y extraordinario, de lo que no acostumbran a premiar los Oscar: una interpretación sobria, natural y sutil, sin estridencias ni salidas fuera de tono. Una magistral lección de dolor contenido. No actúa, siente su personaje.

Ganó Moonlight como mejor película, La La Land se quedó con un sabor agridulce, pero al fin y al cabo acabó llevándose su merecida media docena de Oscars, y Manchester frente al mar tuvo reconocimientos importantes. Pero entre las que también lograron alguna estatuilla o las que se fueron de vacío, no se olviden de otras excelentes películas que estaban nominadas. Ahí están Comanchería (el título más ignorado por público y medios de las nueve nominadas este año como mejor película), el largometraje de animación La vida de Calabacín, Toni Erdmann, Hasta el último hombre (sus escenas bélicas son impresionantes) y tantas otras que vale la pena ver o recuperar, sin dejar de lado los cortometrajes o documentales, algunos de ellos excepcionales, como el corto nominado Timecode de Juanjo Giménez.

 

2 comentarios

  1. Dice ser Héctor Tilla

    Negro, gay y drogata … eso no es un tópico ‘saltarín’ … eso es un Oscar cantado a capella o con orquesta de 300 músicos de bandurria amplificadas.

    No me jodas, que con Moonlight se saltaron los tópicos dice. Moonlight es el paradigma del típico tópico.

    27 febrero 2017 | 15:22

  2. Dice ser Juan

    Que tiempos cuando ganaba un peliculón, y quedaba segunda y tercera otra grande.

    27 febrero 2017 | 15:35

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