Si me perdí en el desierto del Sahara y me volví a perder en el Gobi, parece que no había más remedio que perderme también en Atacama… Ayer comenzaba la tercera etapa de esta aventura: 41 kilómetros corriendo en dunas de arena y sal, tras los casi 90 que ya llevábamos acumulados.
La sensación sigue siendo que este desierto es tremendo. Nos levantábamos con un espléndido día soleado, lo que nos hacía esperar volver a temperaturas en torno a los 40ºC, tras pasar la noche embutidos en diferentes capas de ropa térmica y abrigos, metidos en nuestros sacos hasta las orejas y tapados con mantas térmicas para afrontar las temperaturas de 0ºC que tenemos por la noche en el interior de nuestras tiendas…
La etapa fue como era de esperar durísima, al igual que las anteriores. Se va notando el cansancio, los dolores y agujetas… ¡pero la verdad es que me encuentro francamente bien! La experiencia que me han dado los dos desiertos anteriores está siendo fundamental, sobre todo a la hora de controlar las comidas, los tiempos y ritmos o el peso de la mochila.
Prácticamente toda la etapa fue durísima ya que tuvimos que correr en un terreno muy irregular sobre arena y sal, lo que se hace pesadísimo al hundirnos en cada zancada. Pero lo peor fueron los últimos 7 kilómetros de la etapa. Aquí el recorrido lo van marcando unas banderas rosas que suelen ser bastante visibles, pero no sé por qué en la última parte no resultaban tan evidentes. Me di cuenta cuando estaba terminando la etapa que empezaba a tener dificultad para localizar las banderas. Durante un momento me volvió a invadir esa sensación de angustia que ya sentí en el Sahara y en el Gobi. Me paré y me dije a mí mismo: ¡otra vez no!… ¡¡¡No voy a perderme!!!
Así que como la experiencia es un grado, decidí pararme y observar, antes de seguir corriendo. Pasado un rato, localicé la bandera tras de mí y llegué a la conclusión de que lo mejor era parar en cada una hasta que visualizara la siguiente. De esta forma, a pesar de perder más de 40 minutos al tener que detenerme en cada bandera, conseguí finalizar la etapa en primer lugar, en poco más de 4 horas y media.
Hoy comienza la cuarta etapa en la que tendremos que recorrer 44,2 kilómetros a través del Salar de Atacama. Espero contaros en el próximo post que sigo manteniendo el liderato ¡al menos voy a darlo todo para que así sea!
Vamos Chemita!!!!!!!!!
No voy a decir que esto es pan comido, ni que ya lo tienes chupaoooo. Porque las carreras no se acaban hasta que cruzas la línea de meta, así que continua sin pensar y no dejes de correr. Nosotros desde aquí te mandamos toda nuestra #fuerzayenergia para que continúes sumando kms, experiencias y sobre todo victorias.
Vamos Chemita!!!!!
08 octubre 2014 | 14:58
A p. tope que este desierto no sabe todavía quién es Chemita Martínez.
Dijiste en km 42 que tenías la mano lesionada debido a una caída y que tomabas todas las precauciones del mundo para no doblarte un tobillo,…tú sigue utilizando tu instinto que es garantía de éxito.Tu experiencia te llevará al triunfo final.
¿No tienes anécdotas graciosas este año?Lo que más me impresionó de lo que contaste fue el escaso » combustible» que le echas al cuerpo.Cuando llegues a casa tu familia te va a confundir con una radiografía: solo piel y huesos.
Ya queda menos y si nada se tuerce te traerás otro triunfo para la saca que representa el esfuerzo y el talento de un luchador soberbio.
Sé que a primeros de noviembre comenzará el último desierto en la Antártida.Nada que ver con el calor extremo de Atacama.
Decía el » ilustre» atleta Joseba Larrañaga (Jajajaj) que te fueras a entrenar a Mercamadrid. Seguro que te las ingenias para preparar ese cuerpo escaso de kilos .Ya nos contarás.
Ten precaución y disfruta de esta aventura extraordinaria.
Te queremos.
¡Fuerza y salud!
08 octubre 2014 | 16:02