Después del infierno de viaje hasta la Antártida, ya hemos completado las dos primeras etapas en este desierto de hielo. Una experiencia increíble y a la vez durísima por las condiciones a las que nos enfrentamos.
Creo que esta es y será la carrera más especial a la que me he enfrentado jamás. Las bajas temperaturas, el correr durante tanto tiempo sobre la nieve, rodeado de pingüinos y leones marinos no es algo a lo que uno esté muy acostumbrado…
Lo que hace diferente este desierto con el resto, es que sólo estamos en tierra para disputar las etapas. Dormimos, comemos y hacemos toda nuestra vida en el barco, que se va desplazando cada noche de un sitio a otro en busca del siguiente recorrido. Y digo en busca ya que no se sabe hasta el mismo día dónde será el recorrido, puesto que depende del tiempo, las condiciones del mar para llegar a tierra y las condiciones de la nieve para poder correr sobre ella. Por esto, cada mañana el biólogo del barco determina el recorrido al que debemos enfrentarnos. Una vez fijado el objetivo, nos trasladamos en zodiac hasta tierra firme y comenzamos a correr.

La indumentaria que llevo no difiere mucho de la que uso los días de mucho frío salvo por las características térmicas para aguantar las bajas temperaturas y las zapatillas con clavos para correr sobre nieve. En la primera etapa lucía un brillante sol, pero eso no significaba que tuviéramos que correr durante casi 8 horas con temperaturas muy por debajo de los 0ºC. Salí a correr con mis mallas, un pantalón corto por encima y en la parte superior una camiseta térmica, forro polar y chaleco. Sin olvidar los dos pares de guantes, gorro, gafas de sol y braga para proteger los puntos más fríos. Además siempre debemos llevar una mochila estanca con un montón de ropa seca de abrigo y según dejamos de correr nos abrigamos y vamos directamente a la zodiac que nos lleva inmediatamente al barco. La verdad es que el momento en el que más frío he pasado es en estos trayectos en la zodiac, que te dejan helado…

Sólo podemos estar en tierra para correr y sin abandonar en ningún momento el recorrido fijado. No sólo por las bajas temperaturas y nuestra propia seguridad, sino para preservar la Antártida y su fauna, que es la prioridad. Antes de empezar tuvimos que aprender un montón de normas que debemos cumplir en todo momento. Obviamente no podemos tirar nada, no podemos acercarnos a los animales, tocarlos o darles comida y siempre tenemos obligación de darles prioridad.


La verdad es que llevamos 2 etapas y a pesar de que está siendo durísimo, este entorno y sus paisajes tan espectaculares me mantienen más que motivado. La primera etapa fue en la isla Deception y la segunda en Wiencke Island. Espero que disfrutéis de las espectaculares fotos, yo mientras tanto, sigo corriendo, sin pensar para seguir manteniendo el primer puesto de las dos primeras etapas.

@chemitamartinez