¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Seis exalcaldes y una expresidenta caídos el 24-M, cabezas de lista del PP el 20-D

Las listas del Partido Popular a las elecciones generales del próximo 20 de diciembre (20-D) están provocando innumerables tensiones internas en el partido que preside de Mariano Rajoy.

En el Congreso de los Diputados saliente, el PP contaba con 186 escaños. Las encuestas le auguran ahora en torno a 130, o incluso menos. Entrar en las listas y en una posición libre de sobresaltos se ha convertido estos días en el principal afán personal de muchos de los diputados salientes, de algunas figuras emergentes que se ven a sí mismos como los que darán al partido una pátina de renovación… y de algunos que en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo perdieron sus posiciones de gobierno y no quieren ni pasarse cuatro años en la oposición autonómica o local ni dejar la política y cambiar de oficio (algunos, porque no tienen otro).

Al menos siete casos de estos últimos se conocieron oficialmente en la noche del viernes al sábado pasados, cuando se cerraron y anunciaron los cabezas de lista del PP en las 52 circunscripciones electorales. Seis alcaldes y una presidenta autonómica caídos tras las elecciones del pasado 24 de mayo (24-M) van a ser cabezas de lista en las generales ahora. Los ya exalcaldes son los de Sevilla (Juan Ignacio Zoido), Córdoba (José Antonio Nieto), Cádiz (Teófila Martínez), Palma de Mallorca (Mateu Isern), Ciudad Real (Rosa Romero) y Huesca (Ana Isabel Alós). Cada uno de ellos encabezará la lista en la provincia de cuya capital eran primer o primera edil. La ya expresidenta es la de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, que además es secretaria general del PP y ha decidido personalmente quién encabezaba muchas de las listas, incluida su posiciñon como número uno por Toledo.

Los que en el PP defienden este tipo de recolocaciones recuerdan que todos los citados lograron en mayo buenos resultado en las urnas y fueron desplazados del poder por alianzas entre terceros, y confían en que ahora movilizarán muchos votos en las generales. Los que en el PP se muestra contrarios a estas prácticas creen que quienes abandonan sus instituciones de origen porque han pasado del Gobierno a la oposición están, de alguna manera, traicionando a sus electores. Y hay quien apunta una crítica aún más acerada: ¿A quién conviene que haya mucho exalcalde ahora recolocado de diputado? A Cospedal, expresidenta ahora recolocada de diputada, una buena posición por si tras el 20-D se abre la sucesión de Rajoy.

PP y PSOE, y el difícil escaño número 100

En el PP, que ahora tiene 186 diputados de los 350 que en total forman el Congreso, hay quien sigue pensando que van a lograr en torno a 130 en las elecciones del 20 de diciembre. Y en el PSOE hay quien aspira a mantener los 110 actuales, o incluso a acercarse a los 120.
A la luz de las últimas encuestas y tendencias, no me salen las cuentas, ni para el PP ni para el PSOE. Creo que han hecho sus cálculos desde la historia reciente, de cuando ambos eran los grandes dominadores del voto y sólo les hacían sombra algunos partidos nacionalistas en algunos territorios, y no desde la realidad actual con más actores relevantes en juego en todas las circunscripciones y su correspondiente traslación a la ley D’Hondt.
El panorama ahora es muy diferente. Todo indica que el bipartidismo está o muerto o seriamente dañado, y que de las elecciones de diciembre saldrán o bien cuatro partidos grandes, no dos, o bien dos grandes con en torno al 25% de los votos cada uno de ellos y dos medianos con en torno al 15%. La traslación provincia a provincia de esos datos en votos corregirá en buena parte la distorsión actual, en la que muchísimos votos en muchísimas circunscripciones pequeñas y medianas no generaban escaños (bien lo saben UPyD o IU), y acercará mucho el porcentaje de votos y el porcentaje de escaños de cada formación.
Algunos datos para el análisis:
-Las elecciones generales españolas se disputan en 52 circunscripciones electorales (las 50 provincias más Ceuta y Melilla). Hay 2 circunscripciones muy grandes -que reparten muchos escaños-, 5 grandes, 18 medianas, 16 pequeñas y 11 muy pequeñas. Aquí ves el detalle.
-En 34 de las esas 52 circunscripciones electorales, los dos grandes partidos -PP y PSOE- se repartieron todos los escaños en juego en las elecciones de noviembre de 2011.
-En 18 circunscripciones, alguna lista más entró en el reparto de diputados. En dos circunscripciones (Barcelona y Valencia), cinco diferentes listas consiguieron escaños. En siete circunscripciones (Madrid, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Asturias, Navarra y Girona), cuatro listas se repartieron los escaños. En nueve circunscripciones (Sevilla, Las Palmas, Lleida, Málaga, Tarragona, Zaragoza, La Coruña, Pontevedra y Santa Cruz de Tenerife), tres fuerzas entraron en el reparto de escaños.
-Tanto PP como PSOE resultaron sobreprimados en 2011 en el reparto de escaños. El PP, con el 44,62% de los votos, se llevó el 53,1% de los escaños: 8,5 puntos porcentuales más. El PSOE, con el 28,7% de los votos, se hizo con el 31,4% de los escaños: casi 3 puntos porcentuales más.
-A IU y a UPyD les pasó lo contrario. IU, con el 6,92% de los votos, sólo logró el 3,14% de los escaños. UPyD, con el 4,69% de los votos, sólo tuvo el 1,4% de los escaños.
¿Qué tienen en común las 18 circunscripciones donde al menos tres fuerzas lograron escaño? Que o bien son muy grandes o bien concurren en ellas fuerzas nacionalistas con firmes apoyos. ¿Qué tienen en común las circunscripciones donde todo lo acaparó el bipartidismo? Que son pequeñas o medianas, sí… pero incluso en alguna pequeña el efecto acaparador de los dos grandes partidos no se produjo.
Veamos un caso muy revelador y que nos puede dar pistas de por dónde irá el 20-D la transformaciñon de votos en escaños. Álava. Circunscripción pequeña. Sólo reparte 4 escaños. Pero allí no sólo tenían apoyos en 2011 los dos grandes partidos estatales, PP y PSOE, sino también los dos nacionalistas vascos, Amaiur y PNV. El resultado en votos fue este: PP, 27,17%; PSE-EE (PSOE), 23,44%; Amaiur, 19,11%; PNV, 18,86%. Y en escaños… uno para cada uno de ellos. Las cuatro formaciones lograron un diputado por Álava, pese a que entre el partido más votado y el cuarto había casi 9 puntos porcentuales de diferencia.
En muchas provincias pequeñas y medianas -y sin nacionalistas-, hasta ahora bipartidistas -de las que reparten 4, 5, 6, 7 escaños…-, previsiblemente van a darse en diciembre resultados de dispersión de voto entre cuatro fuerzas parecidos a los de Álava hace cuatro años, con Ciudadanos y Podemos logrando parecidos apoyos a los que en 2011 lograron Amaiur y PNV en Álava.
Esa menor distancia en votos entre la primera y la cuarta fuerza, repetida en muchas circunscripciones, va a tener un efecto corrector en el reparto final de escaños: ninguna fuerza tendrá mucho mayor porcentaje en escaños que el que haya conseguido en votos. Dicho de otros manera: si las encuestas aciertan y PP y PSOE logran en torno al 25% de los votos cada uno de ellos, es improbable que lleguen al 30% de los escaños. Y el 30% de 350 escaños son 105…

El factor edad: Rajoy 60, Sánchez 43, Iglesias 37, Rivera 36, Garzón 30

Un veterano ya cerca de la edad legal de jubilación y que lleva varias décadas en coche oficial y cuatro jóvenes que han pasado hace casi nada a la primera línea de la política y están vírgenes en gestión. En las elecciones del 20 de diciembre va a jugarse un partido entre experiencia y bisoñez o -visto de otra manera- entre un candidato que está ya un poco de vuelta de todo y otros cuatro que están llegando con mucha hambre de balón.
El 20-D, el día de las elecciones, Mariano Rajoy (PP) tendrá 60 años; Pedro Sánchez (PSOE), 43; Pablo Iglesias (Podemos), 37 (los cumple este sábado); Albert Rivera (Ciudadanos), 36 (los hace en un mes); y Alberto Garzón (IU), 30 (los hizo la semana pasada).
Son unas diferencias enormes en sus extremos: 17 años del mayor al segundo mayor; 30 años del mayor al más joven. Salvo en los primeros años de la transición, nunca en las elecciones generales de la democracia ha habido tanta brecha de edad entre los principales líderes.
En las elecciones de 2011, celebradas el 20 de noviembre, Rajoy tenía 56 años; Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), 60; Cayo Lara (IU), 59; y Rosa Díez (UPyD), también 59. Sólo 4 años de diferencia entre los extremos. Ganó Rajoy.
En las de 2008, el 9 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) tenía 47; Rajoy, 52; y Gaspar Llamazares (IU), 50. Solo 5 entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2004, celebradas el 14 de marzo, Zapatero tenía 43; Rajoy, 48; y Llamazares, 46. También 5 años entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2000, el 12 de marzo, José María Aznar (PP) tenía 47; Joaquín Almunia (PSOE), 51; y Francisco Frutos (IU), 60. Una ligera excepción, por Frutos: 13 años de diferencia entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1996, el 3 de marzo, Aznar tenía 43; Felipe González (PSOE), 53; y Julio Anguita (IU), 54. 11 entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1993, celebradas el 6 de junio, González tenía 51 años; Aznar, 40; Anguita, 51. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1989, el 29 de octubre, González tenía 47; Aznar 36; Anguita, 47. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1986, celebradas el 22 de junio, González tenía 44 años; Manuel Fraga (AP, luego PP), 63; y Adolfo Suárez (CDS), 53 años. 19 entre los extremos, por Fraga. Ganó González.
En las de 1982, 28 de octubre, González tenía 40 años; Fraga, 59; Landelino Lavilla (UCD), 48; y Santiago Carrillo (PCE), 67. Otra excepción: 27 entre los extremos, por el efecto Carrillo, nacido en 1915. Ganó González.
En las de 1979, el 1 de marzo, Suárez tenía 46 años; González, 36; Carrillo, 64; y Fraga, 56 años. 28 de distancia entre los extremos. Ganó Suárez.
En las de 1977, celebradas el 15 de junio, Suárez tenía 44 años; González, 35; Carrillo, 62; y Fraga, 54 años. Entre los extremos, 27 años. Ganó Suárez.

Algunas conclusiones estadísticas:
-Tras 11 elecciones generales de la democracia, en 9 ocasiones ganó un candidato quadragenario o cuarentón (Suárez en 1977 y 1979; González en 1982, 1986 y 1989; Aznar en 1996 y 2000; Zapatero en 2004 y 2008) y en 2 un quincuagenario o cincuentón: González en 1993 y Rajoy en 2011.
-Nunca ha ganado un treintañero. Nunca tampoco un sesentón.
-El más joven al ganar, González en 1982. Tenía 40 años, 7 meses y 26 días de edad.
-El más mayor al ganar, Rajoy en 2011. Tenía 56 años, 7 meses y 24 días.

PD. La semana pasada, preguntada sobre sus posibilidades de relevar a Mariano Rajoy como cabeza de lista del PP en las elecciones del 20-D, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo : «Lo que sea sonará».
El 20-D, Sáenz de Santamaría tendrá 44 años.

Las listas electorales tensan a PP y a PSOE

Pasadas las catalanas, los dos grandes partidos, PP y PSOE, se meten de lleno en la precampaña de las generales con la elaboración de las listas al Congreso. Hay codazos, pisotones, puñaladas. En el PSOE, sobre todo en Madrid, algunos veteranos de vuelo solo regional están inquietos porque Pedro Sánchez ha llenado la candidatura de Madrid de nombres de otras procedencias: la catalana Meritxell Batet; que irá de número 2; la ex comandante del ejército Zaida Cantera, de 6; el vasco Eduardo Madina, de 7. Los veteranos saben que ir por detrás del 9 no garantiza el escaño…
En el PP, que hoy tiene 186 diputados y al que las encuestas auguran unos 130, hay dos batalla. Una, por colocarse en posición que asegure el escaño, se libra en casi todas las circunscripciones. La otra es más relevante: colocarse en buena posición por si Rajoy cae tras el 20-D y se abre la sucesión. ¿Quién será el número 2 por Madrid? ¿La secretaria general, María Dolores de Cospedal? ¿La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría? ¿El rampante Jorge Moragas?
Los tres son muy citados en las quinielas sucesorias junto a dos presidentes autonómicos: la madrileña Cristina Cifuentes y el gallego Alberto Núñez Feijóo. Problema: no se puede ser presidente autonómico y diputado, y quien quiera aspirar a suceder a Rajoy tiene que asegurarse antes su escaño en el Congreso (en el PP aún recuerdan el fiasco Hernández Mancha).
Cifuentes, recién llegada al poder, no va a dejarlo para ir en la lista al Congreso. ¿Y Feijóo, presidente gallego desde 2009? Hay algún dirigente del PP que pensaba que sí, que Feijóo iba a renunciar a la presidencia gallega para ser candidato al Congreso, quizás por su Orense natal… Pero hete aquí que Feijóo remodeló ayer por sorpresa su Gobierno…
¿Le habrá ordenado Rajoy que no se mueva para no dar pábulo a los que creen que la guerra de su sucesión ya está desatada?

El gurú electoral de Rajoy se teme una caída «de forma brutal» del PP

«La crisis se ha llevado por delante a un partido de Gobierno de forma brutal y se puede llevar a otro», dijo ayer lunes en un curso de verano en la Universidad Menéndez Pelayo, en Santander, el principal asesor electoral de José María Aznar y de Mariano Rajoy durante muchos años, Pedro Arriola. Según los que lo escucharon en Santander, Arriola se refería al partido de Zapatero, el PSOE, que cayó con estrépito en noviembre del 2011, y al partido del actual Gobierno de Rajoy, el PP, que se somete al veredicto de las urnas en diciembre próximo.

El mismo diario que ahora lo cuenta, El País, contó hace menos de un mes, sin llevarlo a los titulares, que Arriola se jubilaba como gurú electoral de Rajoy este septiembre, sin esperar a las generales de final de año. «¡Qué extraño!», me comentaba al hilo de aquella noticia otro asesor electoral, más joven y menos gurú. «Nadie se jubila en vísperas de su principal cita de trabajo en cuatro años». Ahora dice El País, también en la letra pequeña, que la jubilación será en diciembre.

Si es ahora, ¿Arriola se jubila o lo prejubila su empleador, Mariano Rajoy Brey, a petición de su desde julio jefe de la inminente campaña electoral, Jorge Moragas? Si se va, ¿es porque no quiere empañar su trayectoria de bastantes éxitos con un colofón de rotundo fracaso, con esa «forma brutal» de caer el partido del Gobierno de su asesorado Rajoy que él mismo pronosticó ayer? Si lo quitan, ¿porque le ha dicho a Rajoy que le espera en las urnas de diciembre una «forma brutal» de salir de Moncloa, y el monclovita quiere librarse del mal augurio eliminando al agorero?

Si Arriola se jubila en diciembre, tras las generales, ¿porque le han ordenado en Moncloa que se quede hasta el final, sea este el hundimiento del barco o sea su llegada a puerto, aunque fuera desarbolado?

«Lo mejor sería no abrir el pico», dijo también Arriola ayer en Santander. ¿Por qué lo habrá abierto? ¿Maniobra electoral?

Así aspiran aún Podemos y Ciudadanos a romper el bipartidismo

Las encuestas más recientes confirman lo de la volatilidad del voto. Muchos ciudadanos están cambiando de apuesta sobre la marcha y con cierta frecuencia. Hace apenas seis meses, las encuestas dibujaban para las elecciones generales un mapa de cuatro grandes partidos con entre el 15% y el 25% de los votos cada uno de ellos. Ahora la mayoría de los sondeos dicen que no, que habrá una Primera División con dos formaciones claramente por encima del 25%, PP y PSOE, y una Segunda División con Podemos y Ciudadanos moviéndose entre el 10% y como mucho el 15% de los sufragios.
En los tres meses y medio que faltan para la cita electoral -si se confirma que los comicios serán el domingo 13 de diciembre-, ¿seguirá cambiando la intención de voto de muchos ciudadanos, continuará viva la volatilidad? ¿Y en qué dirección? ¿Se reforzará más el bipartidismo o volveremos a apuntar al tetrapartidismo? Pablo Iglesias y Albert Rivera, los líderes de las dos fuerzas emergentes, confían en lo segundo y han puesto sus respectivas maquinarias y estrategias electorales, la de Podemos y la de Ciudadanos, a trabajar en ello en este arranque de temporada.
En su ignoto retiro vacacional, y probablemente alarmado sobre todo por el Barómetro del CIS que se conoció el 5 de agosto y que le daba a Podemos un 12,6% en voto directo y un 15,7% en voto estimado frente a los 19,3% y 23,9% que le adjudicaba el Barómetro de enero, Iglesias ha decidido dar un giro a su política de pactos. Ayer, en una comparecencia pública, descartaba pactos postelectorales con el PSOE y se abría a pactos preelectorales con toda la constelación de izquierdas. Tendía puentes hacia formaciones surgidas en distintos territorios en las elecciones municipales de mayo pasado y que ahora propugnan la unidad popular de izquierdas para las generales e incluso coqueteaba con IU y su líder, a los que antes del verano desdeñaba con una cierta prepotencia. «Me encantaría contar con gente como Alberto Garzón», decía ayer el líder de Podemos.
Rivera, por su parte, ha decidido hacer esfuerzos selectivos: además de las siete grandes circunscripciones donde tiene relativamente asegurado su éxito en escaños -Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante, Málaga, Murcia…- concentrará la precampaña y la campaña de Ciudadanos en algunas provincias de Castilla y León y de Castilla-La Mancha donde la formación estuvo muy por encima de su media estatal en las recientes elecciones municipales y autonómicas.
Como os comenté aquí hace pocas semanas, nuestro sistema electoral le da una prima en escaños a los grandes partidos estatales, sobre todo en las elecciones generales, y les pone muy difícil a las terceras y cuartas formaciones conseguir escaños en las provincias medianas y pequeñas. Tanto la estrategia de Podemos de intentar aún sumar a IU y de abrirse a más pactos en comunidades o provincias con formaciones locales como la de Rivera de concentrarse sólo en algunas plazas donde pueda rentabilizar los votos intentan paliar esa dificultad de salida. En muchas circunscripciones, a Podemos y a Ciudadanos sólo les sirve ser medianos si no quedan muy alejados del PP de Mariano Rajoy y del PSOE de Pedro Sánchez en porcentaje de votos.

Pedro Sánchez-Albert Rivera, la clarividente apuesta de El País

Son legendarios el tino y la clarividencia de El País en sus apuestas ante un proceso electoral. El año 2000 batió todos sus récords:
Marzo. Elecciones generales. José María Aznar versus Joaquín Almunia. Apostó por Almunia. Ganó Aznar.
Julio. Elecciones Real Madrid. Florentino Pérez versus Lorenzo Sanz. Apostó por Lorenzo. Ganó Florentino.
Julio. Elecciones Barça. Joan Gaspart versus Lluís Bassat. Apostó por Bassat. Ganó Gaspart.
Julio. Congreso del PSOE. José Bono versus José Luis Rodríguez Zapatero. Apostó por Bono. Ganó Zapatero.
Noviembre. Elecciones en Estados Unidos. George Bush frente a Al Gore. Apostó por Gore. Ganó Bush…
Desde entonces hasta aquí, tantos y tantos aciertos más.
Ahora parece que apuesta sin disimulos por PSOE más Ciudadanos para las próximas elecciones generales y el Gobierno subsiguiente.
Cuidaos, Pedro Sanchez y Albert Rivera.

¿Gobierno polipartito a la vista?

Con las encuestas más recientes en la mano, y con la complejidad de hacer hoy cálculos de escaños cuando estamos pasando de un sistema bipartidista a un tetrapartidista asimétrico (dos partidos grandes más dos medianos; o tres grandes y uno mediano, no está claro aún), los cuatro aspirantes a la Moncloa -Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera- probablemente ya han llegado a la conclusión que la suma de dos no da mayoría en el Congreso de los Diputados. Parece difícil que PP más Ciudadanos o PSOE más Podemos o PSOE más Ciudadanos sumen 176 escaños. Sólo un muy improbable PP más PSOE podría alcanzarlo.
¿Qué hacer? ¿Empezar a pensar en una tercera pata de Gobierno y hacerle guiños cuanto antes? ¿Será por eso por lo que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, decía ayer en Barcelona que, si tiene la oportunidad de gobernar, pedirá a los «nacionalistas moderados» que se incorporen a la «gobernabilidad y gobernanza» de España? Si a lo de «nacionalistas» añadió Sánchez lo de «moderados», ¿será que piensa que PSOE más Podemos o Ciudadanos (uno de los dos) más nacionalistas moderados como PNV, Unió, Coalición Canaria, etc. sí sumarán 176? ¿Hipótesis de Gobierno polipartito a la vista?

El nuevo mapa político dificulta los cálculos electorales

A cuatro meses de las elecciones generales (o cinco meses, pues últimamente se especula con que serán o el 13 o el 20 de diciembre), comienzan a menudear las encuestas de muestra creo que insuficiente, pues se basan en unas 1.000 entrevistas, y de conclusión me temo que excesiva, ya que se atreven a pronosticar los escaños que obtendrá cada formación.
Como se sabe, nuestro Congreso lo componen 350 diputados que se eligen en 50 más 2 circunscripciones electorales: las 50 provincias más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. ¿Cuántas de aquellas 1.000 entrevistas creéis que se hacen en las provincias con poca población? ¿Doce o quince en cada una de ellas? ¿Es fiable el resultado de porcentaje de votos para cada partido con una muestra tan pequeña? ¿Y el resultado en escaños?
Imaginaos una provincia donde se eligen tres diputados (en las elecciones generales de 2011, había ocho provincias así en España) y un resultado muy ajustado entre la lista A y la B. ¿Unas doce o quince entrevistas son fiables para determinar que A gana en votos a B y eso quiere decir que en escaños la lista A logra 2 y la lista B solo 1? ¿Y si es exactamente al revés, 1 a 2?
Todos los institutos demoscópicos tienen ya larga experiencia en cocinar con atino las encuestas en esas pequeñas circunscripciones, pero de repente el guiso ha cambiado en origen. Hasta ahora, los dos principales partidos (PP y PSOE) sumaban más del 70% de los votos a nivel estatal (llegaron hasta el 83%), pero en las últimas elecciones ya no es así (en las europeas de mayo de 2014, sumaron el 49,06%; y en las municipales de hace dos meses, el 52,07%) y han aflorados dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, a los que encuestas recientes dan en torno al 15% de los votos al primero y sobre el 10%-12% al segundo.
¿Quién se atreve, con ese nuevo escenario, a repartir escaños de manera fiable en provincias pequeñas como las que decíamos antes o en provincias medianas en las que las entrevistas no han llegado ni siquiera a la treintena? ¿Qué diferencia de puntos porcentuales de votos ha de haber entre la segunda y la tercera lista para que esta última entre en el reparto de escaños? ¿Y entre la tercera y la cuarta? ¿Y qué ocurrirá si durante la campaña Podemos se acerca al 20% de los votos, y Ciudadanos al 15%? ¿Y si IU logra armar candidaturas bajo el paraguas de Ahora en Común y resta fuerza a Podemos? ¿Cómo funcionará ahora el voto útil en las circunscripciones pequeñas y medianas? Todo son dudas y más dudas.
El Congreso que se eligió en 2011 surgía así:
-De 2 circunscripciones muy grandes (Madrid, con 36 escaños, y Barcelona, con 31).
-De 5 grandes (Valencia, 16; Alicante y Sevilla, 12; y Málaga y Murcia, 10).
-De 18 medianas (Cádiz, Vizcaya, La Coruña, Baleares, Las Palmas y Asturias, con 8 escaños; Santa Cruz de Tenerife, Zaragoza, Pontevedra y Granada, con 7; y Tarragona, Córdoba, Girona, Guipúzcoa, Toledo, Almería, Badajoz y Jaén, con 6).
-De 16 pequeñas (Navarra, Castellón, Cantabria, Valladolid, Ciudad Real, Huelva y León, con 5; y Lérida, Cáceres, Albacete, Burgos, Salamanca, Lugo, Orense, La Rioja y Álava, con 4).
-Y de 11 muy pequeñas (Guadalajara, Huesca, Cuenca, Zamora, Ávila, Palencia, Segovia y Teruel, con 3; Soria, con 2; y Ceuta y Melilla, con 1).
Con esa distribución tan desigual de escaños, lo probable es que los dos partidos más votados (presumiblemente, PP y PSOE; salvo en las provincias con formaciones nacionalistas fuertes) acaparen casi todos los escaños de las circunscripciones pequeñas y muy pequeñas y de una gran parte de las medianas, y que sólo en las grandes y muy grandes circunscripciones logren representación la tercera marca en competición (Podemos, según las encuestas recientes), la cuarta (Ciudadanos), la quinta (IU), quizás la sexta (UPyD).
Una conclusión: los dos partidos más votados lograrán mayor porcentaje de escaños que porcentaje de votos. Y viceversa: los partidos secundarios tendrán menor o mucho menor porcentaje de escaños que porcentaje de votos, ya que todos sus sufragios recogidos en las circunscripciones pequeñas y muchos de los que logren en las medianas no generarán escaños.
Y otra conclusión: el sistema electoral (las 50 más 2 circunscripciones y la asignación de escaños por la Ley D’Hondt) puede darle al bipartidismo una nueva oportunidad de supervivencia.