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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

Maldiciones de la arquitectura cotidiana: la cocina-pasillo

Os lo voy a confesar. Cada vez que veo esas cocinas-pasillo en las que no cabe una mesa para comer, recito todo el santoral bien adornado con gruesos epítetos  Rememoro varias generaciones de redactores de planes urbanísticos, de promotores, de arquitectos y hasta de amas y amos de casa por engendrar o permitir esta aberración social.

Me explico. Pertenezco a esa generación que tenía prohibida la entrada al salón de la casa salvo en ocasiones especiales, en las que para entrar había que bajar descolgado del techo -en plan Tom Cruise en misión imposible- y permanecer arrobados, mirando la televisión en torno a un sofá inmaculado cubierto con una tela guardapolvo antiniños. La vida en aquel entonces, la realizábamos en la cocina o en un pequeño cuarto cercano a la misma.

Una cocina puede ser tendedero, comedor y granja de animales

Una buena cocina puede ser tendedero, comedor y granja de animales

Esta forma de vida, heredada de nuestros rurales ancestros tiene la lógica aplastante de la necesidad. Nuestros abuelos aprovechaban el calor de la cocina para conformar en torno a ella el hogar. Bancos de madera, escaños y largas mesas que albergaban el sustento de catervas de infantes -necesarios para cultivar el campo- servian para rematar una amplia estancia en la que se hacía casi el cien por cien de la vida diurna. Esta disposición  con las lógicas diferencias regionales, fue en nuestro país -eminentemente rural- una constante durante siglos, hasta que la revolución industrial -tardía en la piel de toro- trasladó el grueso de la población a las ciudades, y otras formas de hogar surgieron para degenerar en esa cueva alargada que hoy llamamos cocina y en la que no pueden circular dos personas en paralelo o girar paellera en mano, supone un ejercicio de inverosímil contorsionismo.

Yo os maldigo durante varias generaciones, inventores de la cocina-pasillo, y os condeno a hacer una fuente de torrijas al día, en semejante engendro arquitectónico.

Pero vamos al turrón. Ésta deformación del espacio, que sirve para no poder cocinar ni vivir todos juntos cómodamente, es culpable de que los habitantes de la casa se desperdiguen y estén cada uno a su propia pantalla o tablet, según gustos, y procede de la necesidad imperiosa que nos hemos generado de tener cuatro habitaciones en ochenta metros cuadrados. Cuatro habitaciones para familias de cuatro o cinco personas, una puerta que nos pueda separar a cada uno de los demás por encima de todo. La intimidad lo llaman. El desarrollo individual de la personalidad. El derecho a uno mismo.

Pamplinas.

Cuando un cliente me encarga la remodelación de su casa, lo primero que hago es imaginar la casa sin tabiques. Tirarlos todos mentalmente. Después y en función de las necesidades de la familia en cuestión, habrá que distribuir espacios, sí, pero ¿hay que hacer tabiques y puertas por todas partes? ¿de verdad necesitas más habitaciones que miembros tiene una familia? ¿de verdad la zona común tiene que estar dividida en cocina-salón-estar-comedor? ¿seguro que quieres perder un quince por ciento de tu pequeña casa en pasillos tubo y sacrificar un espacio donde convivir?

Ahí lo dejo.

En breve y cuando me recupere del sofocón, os caerá una buena reprimenda por esa otra patochada que os ronda la cabeza: la habitación de invitados.

Nota del arquitectador: Os va a caer la del pulpo.

 

13 comentarios

  1. Dice ser Fernando

    Nos han vendido un modelo de casa «familiar» que nos hace perder espacio por todos los lados. Para qué 3 dormitorios si vive una pareja solo?, no es mejor un salón más grande que es donde vas a hacer la vida?.

    Y sí, las horribles cocinas tubo son incómodas se miré por donde se miré. Algún intrépido decide incluso montar una micromesa plegable para comer como un piojo en costura mientras en su precioso salón se acumula el polvo.

    17 abril 2013 | 10:41

  2. Dice ser Fernando

    Por cierto, bonita estampa animal!.

    17 abril 2013 | 10:44

  3. Dice ser Rafael Campos

    Cocinas-pasillo o más bien «Viviendas-pasillo».
    Con pasillos para cocinar, para estar, para comer, para dormir … hasta pasillos para pasar.
    ¿Será para que no olvidemos que solo estamos de paso?

    17 abril 2013 | 10:45

  4. Dice ser vivian

    Afortunadamente, tengo una cocina en la que puedo poner una mesa, pero de poca gente (3 pers), que sino nos amontonamos.

    Me ha hecho mucha gracia lo del «salón para invitados» porque en casa de mis padres lo había. Ese santuario prohibido al cual escaparse cuando te buscaban para una reprimenda. Nunca se les ocurría buscarte ahí, sobre todo si la puerta estaba cerrada. Las veces que lo habitamos para visitas extraordinarias, dignas de embajadores, mi madre se ponía el vestido de los domingos y servía el café y las pastas temblando de que cayera una miga al suelo o peor, una gota de café!!!!

    Espero con impaciencia la reprimenda de la «habitación de invitados». Me declaro culpable. 😀

    17 abril 2013 | 11:53

  5. Dice ser Yomes

    Es curioso: yo vengo de una generación en la que la cocina es para cocinar y se come en un comedor que hace las veces de salón y sala de estar. Es una sala espaciosa y cómoda, donde pude uno ver las noticias mientras come y hacer la digestión en el sofá una vez ha terminado, sin tener que soportar los humos propios de la cocina.
    Será que soy más joven…

    17 abril 2013 | 12:28

  6. Dice ser Potipoti

    Las dos casas que he compartido con mi familia eran de cocina estrechísima. Era mi excusa perfecta para no ayudar en las faenas culinarias (las odiaba).

    17 abril 2013 | 12:49

  7. Dice ser nen

    Jaja, pues va a ser que llevas razón

    17 abril 2013 | 12:53

  8. Dice ser Interioristadora

    Y gracias a la desesperación que generan estos engendros, la gente nos llama a nosotros, los interioristas, para redistribuirlo todo y hacer que el espacio funcione. Estas cocinas… nos dan de comer, jeje.

    Ahora, también debo añadir que la gente que te llama porque se desespera con éstos miniespacios, cuando les enseñas el anteproyecto y ven que no hay 44 habitaciones bien divididas por unos señores tabiques, se ponen de nononoooo. Cuando los convences y se dejan hacer, te acaban llamando para agradecerte que les hayas cambiado la vida para mejor.

    17 abril 2013 | 13:09

  9. Dice ser Gema

    Yo tenía claro cuando me compré la casa, que la cocina tenía que ser grande, debo confesar que no comemos en ella, pero porque no queremos, que si que cabríamos, pero hacemos vida en el salón, pero en la cocina cabemos todos, a mi me encanta cocinar, sobre todo los domingos y cuando hay gente, que nos metemos todos «a echar una mano» y a tomar el vermut mientras se hace la comida.
    Anteriormente había estado de alquiler en una casa con cocina-pasillo, y era horrible, si abrías la puerta del horno ya no podías pasar, a parte de no tener ni un mueble ni un espacio donde meter nada, porque claro, con los electrodomesticos ya están llenas, ¿¿en esas cocinas donde se guardan los platos y las sartenes??? Porque yo las tenía en un mueble del salón.
    Y lo peor de todo, todavía peor que la cocina-pasillo, en el primer piso de alquiler que estuve, uno de esos fantásticos de 32 metros cuadrados, la cocina estaba en el pasillo, literalmente, no tenía forma de pasillo, era el pasillo en la casa solo había dos puertas, la de la entrada y la del baño, ahí no se podían tirar tabiques, pero también era imposible hacer cualquier guiso que diese olor.
    Y respecto a la habitación de invitados…. también culpable, además por partida doble o triple…. cuando lo escribas ya contaré cuantas cama tiene mi casa.

    17 abril 2013 | 13:55

  10. Dice ser Maria

    Si en mi casa se pudiera hacer yo uniría la cocina con el salon, como los americanos, porque hay veces que estoy trajinando en la cocina y el resto viendo la tele, que me siento como la criada. No me importa hacerlo, pero no ahí sola, por lo menos participar en la conversación mientras.

    17 abril 2013 | 14:57

  11. Dice ser Lola

    He pasado de una cocina amplia con una mesa para comer 4 personas a una cocinita en la que apenas cabemos mi marido y yo, pero a cambio he obtenido una buena terraza con vistas al mar. ¡No se puede tener todo!

    17 abril 2013 | 15:13

  12. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    Yo también odio esas cocinas que son como un submarino y no puedes poner una mesa para comer.

    17 abril 2013 | 15:56

  13. Dice ser ENCARNI

    ….qué guapetes esos bichos que aparecen 🙂 en esa cocina se respira vida..como tiene que ser !!

    18 abril 2013 | 10:04

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