Todos los viernes desde enero publico en este blog un capítulo de Mastín, una novela juvenil apta para adultos con la protección animal como fondo.
CAPÍTULO 43
Estar de resaca nunca es agradable, pero desde luego es preferible sufrirla tirado en la playa y disfrutando de un sol que calentaba sin quemar, antes que en cualquier otro sitio. Podría haberse quedado dormido sin mucho esfuerzo sobre la toalla, oyendo las voces contra el mar y con el móvil bajo la mano. Aún no había contestado a su mensaje, aún no sabía si lo haría o qué diría, simplemente el hecho de haberlo recibido le bastaba. Al menos de momento. Otra cuestión era la de Marina, no había ido aquel día a la playa y se sentía extrañamente culpable, aunque tenía claro que no había obrado mal, sino todo lo contrario. Se supone que había sido un jodido caballero.
Los altavoces diseminados por la playa anunciaron con su soniquete conocido un niño perdido y recogido en la caseta de salvamento, dieron información sobre el color de las banderas, la temperatura del agua, la pleamar, la bajamar y la hora, sacándole de su línea de pensamiento. No debía quedarse dormido, no tenía mucho más tiempo para estar en la arena. Aquella tarde iban a subir al monte de visita familiar. A Logan le gustaría estar un rato en el verde, en el prao como decían sus primos con su acento cantarín que un poco ya se le había pegado. El viejo perro ya no estaba para carreras, pero seguía disfrutando de los olores y la hierba. ¿De los olores y la hierba? Contuvo una carcajada interna hasta convertirla en una media sonrisa contra la toalla. Estaba desvariando.
– ¡Ah! ¡¿Qué haces?! ¡Está helada!– gritó incorporándose, ya completamente despierto tras recibir un buen chorro de agua fría en la espalda desnuda y caliente.
Su prima se limitó a reír apretando de nuevo su melena para intentar mojar ahora la arena a sus pies. Martín la observó mientras retiraba hacia atrás el pelo.
– Está estupenda. Anda, ven a bañarte a ver si te espabilas un poco –
Al levantarse el agua se había deslizado por su columna vertebral, dentro de su bañador. Contuvo las ganas de cogerla y rebozarla en la arena hasta dejarla como una croqueta.