En el anterior post, hablábamos de la desesperanza que se puede encontrar detrás de la vida aparentemente feliz de cualquier persona. Estas mujeres, que han conseguido un cierto status en la vida, que son guapas, tienen un marido e hijos y viven en maravillosas casas residenciales ubicadas en un barrio de ensueño, tienen problemas que esconden al resto del mundo. E, incluso a veces, a sus mejores amigas. Por eso Marc Cherry, el creador de la serie, dice que Mujeres Desesperadas es “una exploración de la infelicidad de las mujeres después de conseguir lo que quieren”.
Sin embargo, este acercamiento a la infelicidad femenina siempre tiene un punto de comedia que alivia los momentos de tensión dramática para que la historia no caiga en un sentimentalismo facilón y lacrimoso. Cuenta Teri Hatcher (Susan Mayer), en la entrevista que le hicieron en el programa Inside the Actor’s Studio, que Cherry les dio una directriz general: “Todo tiene que ser cómico”. “Marc –continúa Hatcher- procede de la comedia. Así que, aunque sea la escena dramática más triste, le gusta que haya algo divertido. Recuerdo lo que una vez me dijo Annette Bening, que las cosas más divertidas surgen en las lugares más serios, desesperados y sombríos”.
Por cierto, también cuenta una anécdota muy graciosa: cómo la cadena, durante la primera temporada, se gastó miles de dólares en ¡borrarle los pezones digitalmente! Esa ironía, ese sentido del humor inteligente y fino, al igual que sucede en Modern Family, juega con los dobles sentidos entre lo que dice la voz en off y lo que el espectador ve en las imágenes. Este doble juego se desliza en cada capítulo ya desde el arranque, con la melosa y dulce voz de Mary Alice la suicida, la narradora omnisciente, recordándonos las distintas situaciones en las que se encuentran los personajes de una manera sutil y habilidosa.
Inside the Actor’s Studio: Teri Hatcher
Enfrentadas a sus peores pesadillas
En Mujeres Desesperadas encontramos distintos estereotipos de mujeres que se enfrentan a sus miedos y contradicciones, mostrando su faceta más humana. Puedo imaginarme a los guionistas en su sala de trabajo diciendo en voz alta: «¿De qué manera podemos hacer que estas mujeres se desquicien por completo? ¡Las enfrentaremos a sus mayores miedos!
Atención, SPOILERS
Por ejemplo, Lynette Scavo, la casada con una vida familiar envidiable, tiene que hacer frente al desgaste de un matrimonio que ha perdido la pasión. Bree Van de Kamp, una republicana enloquecida por guardar las apariencias, tiene que lidiar con un hijo homosexual y un problema de alcoholismo. Susan Meyer, una divorciada con una hija adolescente y una vida confortable, tiene que enfrentarse a graves problemas económicos y a la crianza de un niño pequeño. Y Gabrielle Solís, una exmodelo superficial y egoísta, tiene que aprender a vivir sin tantos lujos y a hacer frente a un pasado oscuro de abusos sexuales.
Mujeres Desesperadas se despiden de nosotros tras habernos ofrecido grandes momentos de entretenimiento, muchas sonrisas cómplices y alguna que otra lagrimilla de emoción. Así que digamos gracias y hasta siempre a esta comedia dramática que tantos buenos ratos nos ha deparado. Será muy difícil encontrar algo similar.
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Lo siento. Me gustan y odio las series en las que el mundo exterior no aparece. No existe el mundo social y político circundante. Supongo que eso es la evasión que propone la pequeña pantalla pero es también la diferencia entre una gran serie y una de menor entidad. Aunque ¡quién soporta malos rollos despues de comer!Silvia
17 mayo 2012 | 04:54
Desde luego, estoy de acuerdo contigo!! Pero, como tú bien dices, necesitamos series más ligeritas, que no todo tiene que ser The Wire. No podemos comparar estos productos ni tampoco queremos. Yo necesito series entretenidas que, como dice mi querido hermano, «lo den todo y no exijan nada». Pues eso es para mí Mujeres desesperadas. Gracias por tu comentario!!
17 mayo 2012 | 10:51