140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

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Así ha cambiado nuestra mesa de trabajo desde los años 80 hasta hoy

La tecnología ha cambiado nuestra manera de relacionarnos y también de trabajar.

En el Harvard Innovation Lab han elaborado un vídeo que muestra la evolución de una mesa de oficina cualquiera desde los años 80 hasta hoy. Todo lo que había sobre el escritorio -y ocupaba su espacio-, desde una bola del mundo hasta una máquina de fax, pasando por una libreta se ha transformado, por ejemplo, en herramientas como Google Maps o un blog.

También vemos la incorporación progresiva de redes sociales como Facebook y Twitter, de YouTube, de Yelp, la transformación de la agenda de contactos en Linkedin, etc. Todo para quedarnos únicamente con un ordenador portátil y un smartphone, al margen de las gafas de sol, por las que no pasa el tiempo…

 

Sitios «pocos recomendables», como Internet

«Me parece que ha llegado el momento de regular las redes sociales porque no todo vale». Lo dice Pepe Martínez Olmos. Es diputado del PSOE por Granada en el Congreso. Y ha escrito en su blog un post indignado explicando que ayer asistió con horror a todo tipo de insultos y burradas en redes sociales después de conocerse el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Comprensible. Bien. ¿Bien?

Yo estuve ayer trabajando en esa noticia. Haciendo llamadas, siguiendo la última hora. Y, como siempre, siguiendo lo que se decía en redes sociales. Y sí, hubo gente que hizo comentarios desafortunados, gente que dió su pésame, gente que mostró su tristeza, que bromeó, que insultó, que se precipitó, etc. Gente, fue gente, personas concretas. Ellas son responsables de lo que dicen de forma pública, en Twitter, Facebook, en televisión o en la calle.

«Una regulación que incluya desde un observatorio, un código de conducta, hasta los motivos para actuar (¿?) y la manera de hacerlo desde los poderes públicos para castigar aquellas conductas que ya lo están cuando de otros medios se trata». Una calumnia o una injuria, el enaltecimiento del terrorismo, una amenaza de muerte y otras tantas cosas están contempladas ya en la ley. Están reguladas y son punibles. Me acuerdo de esto que escribí hace un par de años.

«Hay alguna red social» que se ha convertido en un lugar «muy poco recomendable». Lo dice Alfonso Alonso, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso. Insisto. Son personas las responsables de las conductas y las palabras propias. Si alguien considera que se ha cometido un delito o se ha lesionado un derecho puede y debe acudir a la justicia. Que denuncie. Sí, el anonimato es un escudo perfecto para algunos y un obstáculo a la hora de encontrar al supuesto autor, de eso no hay ninguna duda. En la calle también pasa.

Hay gente desagradable, soez, gilipollas. Imprudentes, resabidillos, gente sin pudor, con ganas de llamar la atención o que se creen siempre en posesión de la verdad. Gente con incontinencia verbal. Y hoy tienen más altavoces o, al menos, altavoces distintos. También hay gente que no sabe usar las redes sociales ni mantener una conversación. Pero también hay mucha gente que expresa sus expresiones libremente (¿Son el mal gusto o la falta de sensibilidad perseguibles? ¿Hasta dónde?). Cambie usted de canal. Hago autocrítica, en cualquier caso: ¿damos demasiada publicidad al que no la necesita?

Leo: «Hay que limpiar las redes de indeseables». Lo dice el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Dice que «al igual que es necesaria la seguridad en campos como la seguridad vial también lo es en Internet». La Policía ya está investigando algunos tuits supuestamente injuriosos escritos el lunes; si no me equivoco, «cuando la ofensa se dirija contra funcionario público, autoridad o agente de la misma sobre hechos concernientes al ejercicio de sus cargos», se puede investigar de oficio. Bien. El juez dirá.

Por cierto, que ahí sigue sus trabajos la subcomisión de Estudio sobre las Redes Sociales en el Congreso, un año después. Cito al abogado David Maeztu, que allí compareció: «La guerra es la guerra se declare por telegrama o por Twitter». Una cosa más: no se sabe quién disparó ni sus razones; no se sabe aún si son una o dos personas las involucradas, si estaba planeado o no, si es un tema pasional o no. No se sabe nada de nada. Pero todos opinaremos, en las redes y en la calle. Políticos incluidos.

 

* Foto de Gtres Online.

¿Afectan las redes sociales a nuestra salud?

Es la pregunta que trata de responder esta infografía de Fix. Da algunos datos sobre adicción a las redes sociales, sobre el temor a perdernos cosas si no consultamos nuestros perfiles o sobre el contenido de lo que posteamos en la Red.


Source: Fix.com

 

Mentirosillos en redes sociales

¿Decimos siempre la verdad en las redes sociales? ¿O engordamos un poquito nuestras vidas de cara a la galería? Un estudio reciente de Barclaycard bespoke offers concluye que somos un poco mentirosillos, aunque su muestra se ciñe a Reino Unido.

Según la encuesta, unos seis millones de personas adorna regularmente sus comentarios en redes como Facebook y Twitter. Algunos de los motivos pasan por parecer que uno está contento, que se lo está pasando bien o, simplemente, deriva de tener una «vida aburrida» (eso lo dice el 29%).

No dejemos de mencionar, en cualquier caso, «la envidia», que aparece cuando leemos lo maravillosa que es la existencia de otros. El estudio en cuestión también dice que los hombres prefieren Twitter para contar trolas y que lo hacen, principalmente, para fardar, por ejemplo ante los compañeros de trabajo. Los que lo hacen son el 22%, frente a un 8% de mujeres.

El sector femenino, por contra, opta por Facebook cuando cuenta cosas poco veraces y lo hace, principalmente, por miedo a las críticas de conocidos (un 20% frente al 9% de hombres); también, dice la encuesta, son más proclives a manipular o retocar fotos con ciertas herramientas o aplicaciones como Instagram.

Decir que estamos en un sitio cuando ni hemos cruzado la puerta, colgar una foto con un famoso cuando ni hemos cruzado una palabra con él, pretender formar parte de ciertos círculos de influencia, contar que estamos en un local de moda como si fuera nuestra segunda casa, etc. Podrían ser algunos ejemplos.

Yo añadiría la ansiedad. Tener que alimentar constantemente nuestros perfiles en redes sociales para que nuestros seguidores no se olviden de nosotros o para que nuestra identidad en Internet no se vea dañada es costoso, por eso muchas veces escribimos cosas por el mero hecho de denotar presencia.

El estudio es anecdótico, claro, aunque es divertido pensar también en todas esas investigaciones que se realizan en función de lo que la gente escribe en las redes sociales. ¿Cómo saber si se trata de postureo -tenía que decir ya la palabra- o no? Me recuerda a la eterna polémica con las encuestas y su efectividad real.

Nuestra rutina social es variopinta y, por encima de todo, lo que transmita se corresponderá siempre con nuestra visión de la realidad, estemos hablando de compartir un simple enlace con una historia o de expresar una opinión. Me inclino por pensar que, por encima de pequeños deslices o sobreactuaciones, la credibilidad de los usuarios de redes sociales se mide individualmente.

La comunidad es lo suficientemente inteligente como para saber quién aparenta qué. Y eso, a la larga, puede repercutir de forma negativa en aquellos que llevan las burbujas sobre sus vidas, personales o profesionales, al extremo. La gente se da cuenta y, además, usa las redes para decirlo. La exigencia en la Red, pese a lo que pueda parecer, es alta.

 

Social Networking: Ninjacam

 

* Imagen: Social Networking: Ninjacam de DaveFayram.

Coca-Cola organiza una ‘carrera’ en las redes sociales hasta la Super Bowl

La marca Coca-Cola ha tirado la casa por la ventana y ha preparado algo muy especial para la Super Bowl. Propone a los usuarios redes sociales desde hoy mismo su propia competición virtual e interactiva -por una botella de la bebida, claro- con tres equipos participantes: los cowboys, las showgirls y los badlanders, cada uno con su hashtag a cuestas en el desierto.

De momento, ha soltado un vídeo-teaser titulado ‘Mirage’, que se puede ver en la página de Facebook de la compañía y también en un site especial.

Cuando los equipos, no sin pegarse un poco, llegan a la botella gigante, descubren que tiene una señal que les indica que aún deben recorrer más camino. Los usuarios votan entonces en la web por su favorito, pero también pueden sabotear a los otros dos provocando retrasos: les hacen pasar por un control de metales, trabajar en unas obras o comprar una pizza -la marca se ha aliado en esta ocasión con la empresa Domino y aparecen sus pizzeros-, entre otras cosas. Todo saltando de un vídeo de YouTube a otro.

Si los usuarios comparten en redes sociales la campaña de Coca-Cola, desbloquearán más vídeos alternativos de sabotajes a los equipos. De momento, los cowboys van en cabeza. Hay también un spot en televisión de unos 30 segundos y habrá interacciones con Twitter, Facebook, Instagram y Tumblr, según leo en AdAge y Business Insider. Algunos hasta podrán llevarse una bebida gratis.

El spot último del equipo ganador se verá tras la final de la Super Bowl, el 3 de febrero, aunque durante todo el partido se podrá jugar. ¿Qué os parece?

Enrique Meneses y el mundo

 

No escribiré a estas alturas nada que no se sepa de Enrique Meneses, que como sabréis falleció el domingo por la noche. Ya se ha dicho suficiente en las últimas horas, aunque sí me ha venido a la cabeza una pequeña reflexión. Porque el día en el que Enrique se fue a fotografiar el otro lado y a contar lo que allí ocurre, leí en Internet un artículo extenso sobre las redes sociales titulado Twitter o Facebook y publicado en un diario nacional (El País, vamos), firmado por John Carlin.

Llegué a él, por cierto, a través de Twitter, porque un colega lo mencionó; lo marqué como favorito en la app de mi móvil para leerlo con el café. Me urgía saber qué decía, por curiosidad y por interés profesional, así que lo devoré en la pequeña pantalla para después ojear con calma, y ya para otros temas, la edición impresa del rotativo. Lo cierto es que se me quedó cara de tonta porque, respetando la opinión del autor sobre la necesidad o no de tener perfil y sobre las satisfacciones y/o utilidades de estas redes, me pareció que, precisamente, se quedaba en esa parte superficial criticada, además de mezclar diferentes conceptos que, entrelazados, en vez de formar un todo desviaban la anteción hacia galaxias lejanas.

Claro, en las redes hay diversión y malas prácticas. Habrá quien se sienta solo o quien viva para los halagos, y muchos periodistas alimentamos nuestro ego con followers aduladores. Y hay deslenguados digitales -casi todos, porque nadie nos ve la cara-, y bulos y gente que se los cree. Tomemos como referencia un grupo de gente cualquiera cuyos miembros tengan algún tipo de relación, aunque sea indirecta: siempre hay alguien a quien le gusta exhibirse, un cotilla, uno que infla las verdades, otro que mete cizaña y un negado social. Los humanos son así ya en la vida real. Siempre hay un cuñado gilipollas, que diría aquella, y si no, se me retrotraigan ustedes a las cenas de hace un par de semanas (todo con perdón).

No hace falta tener un perfil en una red social si uno cree que no le va a servir para nada. Ahora bien, si existe una utilidad, sea emocional, laboral o altruista, adelante. A mí los realities no me aportan nada, no los veo y pago el peaje de no poder participar en decenas de conversaciones sobre ellos; lo mismo me pasa con el fútbol. Pero no me siento rarita por ello. No obstante, las redes sociales son una herramienta y no un contenido en sí (ni la Biblia, ni el BOE), por eso pienso que sí pueden ser útiles para cualquiera. Porque la base de las mismas es compartir y acceder de igual manera a una gran cantidad de cosas y de personas que pueden enriquecernos. Cada uno sabrá qué y para qué. Y también sabrá cómo interactúa (o no).

(Y en este punto es cuando recuerdo que hay muchos tipos de redes sociales).

Enrique estaba enfermo. Sentado en una silla de ruedas y con la botella de oxígeno al lado, estaba permanentemente conectado cuando estaba en su casa. Escribía en su blog, opinaba en Facebook, escrutaba Twitter, leía publicaciones de todo el mundo en la Red, recibía de repente una llamada de una persona de Estados Unidos que quería comprar una de sus fotos, que tiene colgadas en Flickr. Y diréis: vale, no salía de casa, esa era su conexión con el mundo. Os equivocáis. Su blog tiene diez años; «¡Bienvenido a Facebook», le escribía en su muro alguien a principios de 2008; y sí que salía de casa. No es que él accediera al mundo a través de su portátil, es que el mundo accedía a él, a lo que vivió, lo que atesoraba y percibía.

Hasta montó una tele en YouTube, Utopía.

Su vasta red de amigos y conocidos, repartidos por todo el mundo, era anterior, aunque pudo ampliarla hasta límites inimaginables. Pero no era nada tonto, sabía distinguir perfectamente y discriminar lo que no le servía, lo falso y lo insulso, también en las redes sociales. Era periodista, al fin y al cabo, diréis, tenía entrenamiento. Sí, es cierto, pero creo que es un buen ejemplo de adaptación y sobre todo de compresión. En el bar que pueden llegar a ser las redes sociales no todos están borrachos ni han ido a dejarse ver, ni todos engañan al camarero o te roban en un descuido; siempre hay con quién tomarse una cerveza. O mejor: a veces tampoco falta hablar demasiado, con observar un rato podemos llegar a entender.

Los ojos de Enrique te entendían enseguida. Tenía 83 años.

Enrique Meneses, por Jorge París.

Enrique Meneses, por Jorge París.

Propósitos (por si acaso) 2013: 1 día, 1 red

Me diréis que no se cumplen y que normalmente tienen más de idealistas que de realistas, pero no voy a hablaros de propósitos a largo plazo, sino de algo que podéis (debéis) hacer un día de estos, aprovechando las vacaciones (si es que las tenéis) o al menos un festivo suelto. Al igual que ordenamos los armarios o las librerías de casa, poner orden en las redes sociales viene bien de vez en cuando. Y me refiero a un Facebook, un blog, un Tumblr, un Menéame o un Linkedin, a las más comunes.

Imagen de Magnus D

Ahora que empieza un nuevo año, podemos hacer un repaso a toda nuestra existencia digital. Para los que no tengáis mucha -seguro que más de la que creéis-, a lo mejor en un día lo tenéis solventado. Para los demás, recomiendo empezar por aquello que usamos más. Y aquí permitidme que os cite el correo electrónico, que no es estrictamente una red social, pero que sin duda es lo que más se utiliza: vaciad bandejas, mandan correos pendientes y dejadlo todo a cero.

En cuanto a las redes, y dados los cambios que últimamente han hecho muchas de ellas, creo que algo inteligente es repasar las configuraciones de nuestros perfiles, la privacidad, quién puede ver lo que publicamos y quién no, etc. Una por una. Y, por supuesto, hacer limpia de ‘amigos’, seguidos y demás. Ya, suena un poco cruel, pero es que es muy sencillo engrosar una lista que en un momento dado puede llegar a monstruo. Aquí, la ‘táctica de los jueves’ que os comenté en su día es muy útil.

El consejo es eliminar todo aquello (o a todo aquel) que ha dejado de aportarnos algo. A continuación, algo que no solemos cambiar: la foto del avatar. Podemos buscar una más actualizada o que represente un poco mejor lo que queremos ahora. Yo intento poner la misma en todos mis perfiles (también el nick), aunque esto no lo cumplo a rajatabla con algunas cuentas privadas; sí lo hago con el nick, siempre es el mismo, al menos desde que tengo conciencia digital.

Actualizar ‘bios’ o curriculum puede ser el siguiente paso, si es que tenéis algo que actualizar. Hablo de Linkedin, pero también de los textos breves que ponéis en los perfiles de Facebook o Twitter, por ejemplo. Eso que os define en una palabra o dos, o bien, ese blog que tenéis (¡ponedlo!). También podéis, de forma adicional, tener un about.me o similar. Un lugar en el que, de un plumazo, la gente pueda ver lo que sois en Internet y las redes sociales; los que tenéis web propia podéis mostrarlo ahí.

Hablando de blogs. Si tenéis alguno medio abandonado, cerradlo o retomadlo. Lo mismo con Tumblrs y demás (es mi caso, yo voy a tener que ponerme las pilas bastante). Poned al día vuestros tablones de Pinterest, los álbumes de Flickr y Facebook, etc. Y repasad todas esas cuentas o registros que hicísteis en webs, medios de comunicación, redes sociales que al final no tuvieron éxito u otras que usáis poco. Sopesad si queréis seguir con ellas.

El conjunto debería ser asequible y manejable, aunque esto no suele cumplirse casi nunca.

Por último, siempre es práctico fijarse en los perfiles de amigos y conocidos para saber en qué redes sociales se mueven o cuáles acaban de descubrir. Fijáos en gente que tenga una presencia en Internet solvente, constante y actualizada y a lo mejor podéis sacar ideas para la vuestra. Probad redes nuevas (sin ansiedad, ¿eh?) y, sobre todo, alternativas: de fotografía, profesionales, anónimas, de colaboración y cultura libre, temáticas, sobre hobbies, de storytelling, de vídeo

No os volváis locos, podéis proceder así tanto para organizar como para explorar: un día, una red. Así no se os hará pesado.

* Imagen de Magnus D.

Redes sociales al Congreso: ¿por qué?

Buena pregunta. Muchos se la hicieron hace unos días al filtrarse que el Grupo Popular había propuesto la creación de una subcomisión sobre redes sociales en el Congreso, pero «en el seno de la comisión de Interior». ¿Interior? Otra buena pregunta.

Al leer el documento de la petición, que podéis ver más abajo y que subió a scribd @cesarcalderon, me quedó claro que el origen estaba en una Proposición no de Ley aprobada en marzo en el Congreso, por unanimidad, que instaba al Gobierno a reforzar, entre otras cosas, «la prevención del acoso por Internet» en el caso de los menores y también las unidades policiales que investigan delitos relacionados con ese acoso.

De acuerdo. Pero, aunque la «prevención» parece el objetivo fundamental de la iniciativa, en el texto se hace mención también a los usuarios adultos de redes sociales, al whatsapp, al sexting y a la propiedad intelectual. En concreto, se habla de «determinar las medidas necesarias para la protección de los derechos de propiedad intelectual en el entorno de las redes sociales y para la comisión de conductas respetuosas con estos derechos por parte de los usuarios de las citadas redes». Eso ya no me quedó tan claro.

Así que me puse en contacto con el responsable de la petición, Conrado Escobar, diputado del PP en el Congreso por La Rioja y portavoz en la comisión de Interior. Y le pregunté.

Foto de Sara G...

Lo primero que me dijo es que aún no se habían sentado a debatir, que «el objeto originario y principal» de la subcomisión son los menores y que, en este sentido, el grupo de trabajo no se ceñirá solo al plano de Interior, aunque dependa de ello, sino también a otras cuestiones importantes como “los puntos de vista educativo y familiar”.

La palabra que más me repitió, en efecto, fue «prevención». Pero también insistió en su concepto positivo de las redes sociales: «Son una magnífica herramienta de comunicación». Es más, me explicó que durante su etapa de consejero de política local en La Rioja visitó muchos centros de secundaria y habló con muchos padres cuya primera reacción, dirigida a proteger a sus hijos, tenía que ver con prohibir. Eso, me dijo, «es una barbaridad, porque las redes van a seguir funcionando y, queramos o no, no se pueden poner puertas al campo».

Quieren fomentar también la autoprotección para evitar situaciones de riesgo y hacer entender a los menores que, «conviviendo con este fenómeno», la primera recomendación a poner en práctica es que tienen que comportarse en Internet «como en la vida real». Estas cautelas, insistió, les ayudarán a aprovechar al máximo las posibilidades de las redes. ¿Y qué hay de la mención a los adultos? Pues que la subcomisión pretende abarcar «cualquier situación de riesgo que se pueda originar en redes sociales para cualquier tipo de público».

Vale, ¿pero no se acaba de aprobar en Consejo de Ministros un anteproyecto de reforma del Código Penal sobre esto?, le pregunté, mencionando el caso de la concejal Hormigos y el hecho de que ahora se castigarán el «acecho y el hostigamiento» o la divulgación de imágenes íntimas. ¿No se pisan las dos cosas? Lo que salga de la subcomisión, me respondió, será algo «complementario» o «colaborativo» respecto a la norma.

El efecto del Código Penal, añadió, es «disuasorio y también punitivo, pero por la esencia de nuestro estado de derecho solamente tiene que entrar en funcionamiento una norma penal cuando se han agotado otras posibilidades». Dentro de ellas estaría la subcomisión.

Muy bien, pero la subcomisión es para el estudio de las redes sociales y en la propuesta se habla del whatsapp. ¿No deberían delimitar primero qué es una red social? «Muy atinada observación, casi científica». Lo harán, me dijo, al principio de todo, «ajustarán al máximo cuál es el contenido de una red social para, a partir de ahí, diseñar el ámbito de trabajo parlamentario». Aunque en mente tienen, principalmente, a Twitter, Facebook y Tuenti. Esta última, me recalcó, se está prestado de forma «muy entusiasta» a colaborar (recordad su trabajo con la Policía). Con otras redes «de alcance universal» podría ser más complicado establecer acuerdos y «pautas comunes». Aunque hay buena disposición, según Escobar.

Foto de StockMonkeys.com

Otra duda que me corroía. Sobre la «prevención de delitos» en redes sociales. Le recordé al diputado el caso del Lord británico al que miles de tuiteros señalaron como pederasta tras un reportaje de la BBC. Algunos ven en ello un delito, aunque hay dudas. «No es un caso único», me dijo, «habrá más». Sin meterse a analizarlo, volvió a la concienciación: «El primer filtro lo tenemos que poner nosotros mismos», me contestó, aludiendo a un uso prudente de Internet sin dejarnos llevar por «la inmediatez». Además, insistió varias veces en que «todo deja rastro» en la Red y que, en el caso de los menores, casi siempre por una cuestión de desconocimiento, medir las repercusiones de un mensaje equivocado es complicado.

Venga, el tema espinoso: la propiedad intelectual. Ya sabe que anda por ahí un borrador de la ley, que el tema es amplio, que tendrían que delimitarlo, que podríamos estar hablando de copiar y pegar un capítulo entero de un libro en Facebook o de, simplemente, enlazar a un artículo de prensa… Sí, le comenté todo eso, con la coletilla de «el enlace es la base de Internet». Es un asunto «controvertido», respondió; «sí, el enlace es la base de Internet», añadió. Después me confirmó que para este apartado, y sin que la propiedad intelectual sea, en ningún caso, la prioridad de la subcomisión, llamarán a «expertos» que arrojen luz al margen de los miembros de carácter parlamentario. Bueno, para esto y para todo lo demás.

¿Quiénes? «Voces autorizadas», en el terreno de la protección del menor y también «gente cercana al Ministerio de Industria o del mundo de la Cultura para aportar visiones» sobre la propiedad intelectual. ¿Y gente del sector, de Internet? «Sí, sí, claro, claro». Quieren que el abanico sea «lo más variado y representativo» posible y que lo que salga de ahí sea «útil». Poco más sobre esto y el papel que tendrá añadido respecto a la citada reforma de la ley. Solo diré que todo esto me retrotrae inevitablemente a cierta época y a otras comisiones y subcomisiones.

¿Tiempos? La subcomisión arrancaría en enero o febrero y trabajará durante cuatro o cinco meses. Sus conclusiones tendrán que ser aprobadas por el pleno del Congreso.

*Fotos de Sara G y Stockmonkeys.com.

PP Solicitud creacón Subcomisión Estudio Redes Sociales

Una crítica irónica a las redes sociales

Hacer este vídeo costó cinco días. Se realizó durante el festival de arte urbano Galore, en Dinamarca, y es una crítica a las redes sociales y cómo consumen a las personas.

El artista, Above, dice que la gente le mira «como si fuera de otro planeta» cuando dice que no tiene cuenta o perfil en ninguna red social y denuncia la banalidad de estas herramientas y la esclavitud a la que nos tienen sometidos.

Irónicamente, apunta, esta pieza visual se compartirá hasta el infinito en Internet (y para ello se ha creado):

#socialmedia from ABOVE on Vimeo.

Internet en Oriente Medio y Norte de África

Solemos estar muy pendientes de los datos, las estadísticas y la utilización de Internet y las redes sociales en todo el mundo. Casi siempre, nos llegan números relativos a Estados Unidos, Latinoamérica, Europa o de forma global, pero hay regiones a las que deberíamos prestar algo más de atención. Me refiero a Oriente Medio y Norte de África o, como se suele denominar, MENA.

La zona incluye una veintena de países, entre los que se encuentran algunos que tuvieron un papel crucial y decisivo -dentro y fuera de la Red- en la denominada Primavera árabe, como por ejemplo Egipto. Pero también están ahí Arabia Saudí, Bahrein, Siria, Marruecos, Sudán o Jordania, entre otros. He encontrado una infografía que no está nada mal sobre el uso de Internet en 2011 en estos lugares, elaborada con datos de Discover Digital Arabia.

Ofrece números interesantes: a diario, en toda la región, se efectúan 100 millones de búsquedas en Google (el 54% en árabe y el 34% en inglés), hay 36.000 nuevos usuarios nuevos en Facebook, se reproducen 100 millones de videos de YouTube y, al mismo tiempo, se sube cada minuto a la Red (a YouTube) una hora de vídeo.

En su web, Discover Digital Arabia ofrece algunos datos más, como que alrededor del 65% de los usuarios de Internet en la región se concentran en Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos; o qué es lo más buscado en la Red en algunos de estos países. Os dejo también un vídeo que completa la información y habla sobre el uso creciente de los teléfonos móviles.

La infografía ha sido publicada en Arabnet: