El fabricante de lencería Corré anuncia que quemará 5 millones de libras en recuerdos punk

Captura de la web oficial de Punk London

Captura de la web oficial de Punk London

La Alcaldía de Londres —ocupada por el clon british de Trump, Boris Johnson— se ha maridado con la Lotería Británica —una unión de severa naturalidad: el gestor de la municipalidad y los juegos de azar— para organizar algo que llaman Punk London y que explican en una línea: «40 años de cultura subversiva». Las groserías cortas son las peores.

El evento, acudamos al término-cliché para definirlo, se convierte en circo cuando uno despliega la lista de actos que deben celebrarse a lo largo de todo 2016: desde talleres de tatuaje a charlas, exposiciones y películas. Por supuesto hay una tienda virtual que por ahora tiene los estantes vacíos —a no ser que el mensaje «coming soon» de la web sea un guiño al nihilismo punk— y ese aplique de supuesta interconectividad que no puede faltar en la vida moderna, un hashtag, .

«El punk fue siempre algo más que una camiseta o una canción con volumen alto: era una actitud irreprimible«, explican, conjugando en pasado los verbos de la oración, no vayamos a creer que la dinamita todavía tiene mecha.

Los fastos, en los que están implicados, dinero en mano —y mercadotecnia de armamento de repetición en la otra—, el British Film Institute, el British Fashion Council, el Museum of London y la British Library por parte pública y Live Nation y Universal Music por parte de las mafias privadas dedicadas a la explotación del entretenimiento y el lavado de cerebros. No han detallado de qué fondos públicos disponen y quién pone cuánto, pero la fundación de la lotería, que al menos no se esconde, ha soltado casi 150.000 euros para empezar.

Joseph Corré - Foto: Agent Provocateur

Joseph Corré – Foto: Agent Provocateur

Joseph Corré (1967) no eligió a sus padres: el manager de los Sex Pistols y aspirante a showman Malcolm McLaren (1946-2010) y la siempre showwoman Vivienne Westwood (1941), socia del anterior y costurera a tiempo parcial.

Corré sí ha elegido su papel en el mundo con una sinceridad apabullante: vende ropa interior. Es el dueño de la marca de lencería Agent Provocateur, una de esas empresas que degradan a la mujer para que crea que un conjunto mono de braga y sujetador es equivalente a tener espíritu.

Con el purismo que le llega por vía paternofilial como bandera —y pensando en la caja que logrará publicitando por vía indirecta la nueva colección de lencería—, Corré ha anunciado que quemará memorabilia punk valorada en cinco millones de libras esterlinas el 26 de noviembre, coincidiendo con el 40º aniversario de la edición del primer single de los Sex Pistols, Anarchy in tne UK.

¿Por qué quiere hacer una fogata el empresario Corré? Afirma que desea protestar contra Punk London por apropiarse del movimiento y llevar su ideario al mainstream:

Que la Reina de su bendición oficial a 2016 como Año del Punk es lo más terrorífico que he escuchado nunca (…) En vez de un movimiento para el cambio, el punk se ha convertido en una pieza de mierda de museo.

De acuerdo al 100%, Joseph: Punk London es otra ceremonia de fogocitación del poder para desbravar y convertir en retro un movimiento que hizó que algunos —prebostes, empresarios discográficos, músicos jurásicos y santones varios— se orinasen en los pantalones. Es una vergüenza que atilden de moda al punk y lo quieran convertir en trendy.

Habría que apuntarle al fabricante de ligueros que fue el grupo gestionado y explotado por su fallecido padre, los Sex Pistols, el primero en cometer el pecado de vender nostalgia cuando, como unos Who cualquiera, reapareció en 1996 en una gira muy adecuada para los bolsillos vacíos de Rotten y compañía —en honor de la caradura barrial de la banda es necesario apuntar que no ocultaron las intenciones: deseaban «lucrarse con suciedad« del pasado—.

Habría que añadir, yendo un poco más atrás y para hablar de historia —esa disciplina que se desvanece con tanta frecuencia—, que fue McLaren quien plagió el punk de lo que había visto en Nueva York un año antes, hace ahora 41: desde el nombre del movimiento (copiado de un fanzine que costaba 85 centavos), al estilo musical —entre el martilleo hidráulico de los Ramones y el lujo asqueroso de los New York Dolls, que dieron a McLaren con la puerta en las narices cuando les propuso llevarlos a Inglaterra y relanzarlos (los ingleses siempre han considerado que todo bautizo roquista debe ser celebrado con agua del Támesis)—. El ideario lo pilló McLaren, en un cóctel histórico muy rentable, de Bakunin, los situacionistas y el dadaísmo.

Querido, agente provocador, añade a la hoguera de la vanidad todo aquello que tus padres robaron para ti. No por tener una una cerilla en una mano y un bidón de gasolina en la otra dejas de ser el millonario que eres porque te tocó la lotería de nacer de un intercambio de genes entre dos caraduras.

Jose Ángel González

2 comentarios

  1. Dice ser lector

    «Querido, agente provocador, añade a la hoguera de la vanidad todo aquello que tus padres robaron para ti. No por tener una una cerilla en una mano y un bidón de gasolina en la otra dejas de ser el millonario que eres porque te tocó la lotería de nacer de un intercambio de genes entre dos caraduras.»

    Se puede decir mas alto pero no mas claro.

    21 marzo 2016 | 13:24

  2. Dice ser RayozZz

    quemar cosas punk es como quemar una parte de la historia, y sobretodo, la idea idea de lo anti-moda y el anti-negocio, que es lo que realmente se intentaba, aunque luego al final acabó en moda y en negocio pro aquéllo de las contradicciones…
    como ex punk que fui, llevando clavos oxidados y gillettes con toda una joyería de ferretería que yo llevaba en mi juventud fomentando una contracultura de gente rebelde, pero no lelgando a la violencia de los ingleses ni nada, me parece una burrada que hagan esto, yo no permitiría que esta movida tuviera lugar, y menos quemando cosas, me parece como si se hubiesen reencarnados los imbéciles que quemaron la bilbioteca de alejandría, o la «primavera china» o las quemas de libros que hacían los de la Santa Inquisición cristiana, o los destrozos a las esculturas en la ruta de la seda de Bamiyan por parte de extremistas islámicos (eran unos budas tallados en piedra, que serían equivalentes a quemar la momia de tutankamón: una burrada).

    Aunque no soy amigo de la censura ni de las prohibiciones, creo que deberían de prohibir esto totalmente, por favor ¿alquien con cordura puede prohibir esto? proque parece emntira, algunos occidentales se están volviendo igual o más tradicionales que los islámicos extremistas… estos son como los talibanes, sólo falta que les permitan prohibir la música…

    21 marzo 2016 | 16:42

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