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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Viejos truños: Power Rangers Zeo Battle Racers

Llevo mucho tiempo pensando que los videojuegos malos, pese a no ser en su mayoría tan divertidos como las películas malas, merecen un huequecito en el blog, un apartado en el que deleitarnos con sus errores, con su cutrez y su mal gusto. El juego elegido para inaugurar la hermana fea de la sección «viejas joyas» es uno de los peores títulos que jamás jugué en Super Nintendo: Power Rangers Zeo Battle Racers.

Ya para empezar, la serie Power Rangers destilaba un cutrerío y un horterismo muy apropiado para hacer juegos mediocres. Que conste que yo la veía, disfrutaba con ella y aún hoy la recuerdo con cierto cariño. Todo tenía cierto encanto: los trajes de colorines, el cabezón de Zordon, Rita Repulsa y su «haz que mi monstruo crezca» y, sobre todo, los masillas (siempre me he preguntado qué pondrán las personas que los interpretaban en el CV).

Como era de esperar, los videojuegos basados en los Power Rangers no fueron gran cosa, aunque reconozco que algún beat’em up decentillo para Super Nintendo y Mega Drive sí tuvieron. Sin embargo, lo poco bueno que pudieron demostrar algunas de sus aventuras interactivas (Dios, perdonad, acabo de recordar que lanzaron una videoaventura de los Power Rangers para Mega CD), quedó sepultado por Battle Racers.

Este Power Rangers para SNES es con diferencia el peor clónico de Mario Kart jamás concebido, un aborto de carreras feo, de gráficos horribles, música macarrónica y control infame. Los circuitos son completamente planos (no hay ni un triste ladrillo contra el que chocarse), repetitivos hasta decir basta y con diseños en absoluto originales. La inspiración en el juego de carreras de Mario roza a menudo el plagio.

Algo que podían haber aprovechado mejor (aparte de absolutamente todo lo demás, quiero decir) son los poderes especiales de los corredores. Los seis Power Rangers y los dos villanos (tres si contamos a uno secreto) que protagonizan el juego como personajes seleccionables poseen las típicas características diferenciadoras: los hay más veloces, con mejor aceleración, equilibrados, con buen derrape… al menos supuestamente, pero no cuentan con habilidades propias ni con power ups repartidos por los circuitos. El único arma disponible son unos disparos láser que se quedan escasos a la hora de añadir variedad a las carreras.

Por supuesto, el juego usa el famoso modo 7, y lo hace de la peor forma posible. El efecto es desastroso, no da sensación de velocidad (diría incluso que da sensación de lentitud) y, unido al mal control de la mayoría de los vehículos, genera momentos de gran frustración. De hecho, Power Rangers Zeo Battle Racers tiene el dudoso honor de ser el único videojuego con el que me he mareado.

Suelo decir que muy malo tiene que ser un videojuego para que en multijugador no sea divertido. Pues bien, este Power Rangers no se salva ni jugándolo a dobles. Creo que en mi adolescencia nunca me arrepentí tanto de haber alquilado un videojuego como cuando alquilé este. ¡500 pesetas tiradas a la basura!